sábado, 6 de mayo de 2023

¿Tendrá Colombia futuro?

Mario González Vargas
La proximidad de las elecciones de octubre desencadenó la sucesión de hechos políticos que aún no han sido analizados en las dimensiones que corresponden, a pesar de sus consecuencias sobre el escenario del próximo certamen electoral. El tímido cuestionamiento de los partidos, distintos al Pacto histórico, a las diferentes reformas que se propone el gobierno, desató la ira del “mesías” del palacio de Nariño, que prefirió hacer trizas la coalición de gobierno y conformar un gabinete de estricta obediencia ideológica que garantice el veloz transito al modelo económico, social y cultural del progresismo socialista.

Constreñido a acudir al Congreso para la aprobación de las reformas y del plan de desarrollo, apostando a que apetitos inconfesables determinarán la desobediencia de cualquiera disciplina, procura ese entreguismo que se empieza a notar en los ánimos de rebelión en las distintas bancadas, suscitado por el abierto menudeo con cada congresista para garantizar la veloz aprobación de su agenda legislativa.

El momentáneo traspié sufrido con la reforma a la salud y las fundadas observaciones a los textos de las reformas pensional y laboral, serán prontamente superados con la aprobación de la mayoría de las facultades extraordinarias contempladas en el proyecto de Plan de Desarrollo, que amenazan los cimientos de la institucionalidad democrática. Se esmeró el gobierno de introducir en este plan normas que revivirán las cuestionadas en los proyectos de reforma, además de asegurar las estrategias y los instrumentos para su aprobación.

No son de poca monta algunos de los artículos del plan de desarrollo. Se insiste en la eliminación del aseguramiento por las EPS para culminar la estatización del sistema de salud y garantizar las debacles que ella suscitará. El art 8º revive las conclusiones de la “comisión de la verdad” para cada entidad del estado concernida, como si ellas no fueran solo la verdad de un sector minoritario e ideologizado de la sociedad colombiana, e imposición de una versión sesgada de nuestra historia. No extraña entonces que se proponga desplazar a la Fuerza Pública de sus funciones constitucionales para atribuírselas en los territorios a las guardias indígenas, campesinas y cimarronas, “como mecanismos autónomos de convivencia, protección y cuidado”, cuyas complicidades con las disidencias de las FARC se evidenciaron en el secuestro y muerte de policías en la toma de instalaciones petroleras en San Vicente del Caguán y en la manifestación pública en el Yarí de “Ivan Mordisco”. Ello explica su presencia amenazante en las escalinatas del Congreso, armados de machetes, mientras se apruebe el plan de desarrollo, con la complacencia manifiesta de congresistas del pacto histórico. Si a ello se suma autorizar la expropiación “express”, y la entrega de la contratación sin controles a las entidades llamadas “de economía popular”, se estaría favoreciendo un escenario electoral amenazante y con financiación ilegal, conveniente para un gobierno en pérdida de respaldo popular.

La expulsión del conservatismo, el liberalismo y la U de la coalición de gobierno suscitó cierto alivio, que se ha ido disipando en el trámite de las reformas y del plan de desarrollo. De su conducta dependen su existencia, pero también el futuro de Colombia.

jueves, 4 de mayo de 2023

Los judas que apoyan reajuste de la gasolina

Por: Bernardo Socha costa
Luego de conocer diferentes conceptos sobre el reajuste de los precios de la gasolina, nos faculta para no cansarnos de decir que el peor de los errores de este gobierno fue haberle puesto un excesivo incremento mensual al precio de ese producto.

Y a juicio de cualquier colombiano, nadie ignora que el famoso Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles esté en emergencia, primero por la improvisación del gobierno que antecedió al actual, y segundo por la pandemia del que todos conocemos, pero eso no era justificación valedera para pretender de un tajo dar solución el problema, a costa de todos los colombianos. Y digo de todos, no porque en general tengamos vehículo, pero sí, todos estamos siendo VÍCTIMAS del encarecimiento de la canasta familiar. Los altos costos, unas veces con razón y otras veces por el apetito desmedido y desaforado de algunos sectores que aprovechan cualquier pretexto para abusar reajustando los precios  de los artículos para ellos llenar los bolsillos; y por cuenta de quién. Pues de un gobierno que se dejó manipular de los más poderosos para fijar reajustes excesivos a la gasolina, pretendiendo sanear de un todo el citado FONDO. Con esta absurda y sumisa actitud del gobierno, no se está sino facilitando que el próximo mandato, reciba el Fondo en bandeja de plata, para que vuelva a congraciarse diciendo quizás, que él si acaba los reajustes a la gasolina que había impuesto Petro.

Eso es lo que va a ganar el actual gobierno. Primero echándose encima al pueblo y con razón por los desmedidos incrementos mensuales de la gasolina, y segundo dejar un Fondo hasta con SUPERAVIT, para que el sucesor vuelva y lo endeude estabilizando los precios del combustible automotor.

Y talvez nadie se habría inmutado, si los reajustes se hubieran hecho de una forma gradual que no lesionara los escasos presupuestos, especialmente de los que tienen un vehículo para trabajar, o poder desarrollar sus labores diarias. Si hubiera sido un reajuste gradual, el Fondo sin duda se iría reponiendo de una forma más lenta, pero segura ante la opinión de los colombianos, no importa que esos bajos reajustes tuvieran que seguirse haciendo en el entrante mandato, hasta llegar a un punto de equilibrio.

Craso error, repetimos, pretender buscar ese equilibrio del Fondo de Estabilización de Combustibles, sumándole el acumulado de la vigencia anterior, más lo correspondiente a este gobierno. Dónde está la planeación que ayude a las clases menos pudientes.

Sin duda que quienes están felices, dentro de este gobierno (los judas) de haber impuesto esos reajustes a los combustibles, saben que es un arma de doble filo, con el cual desgastan la gestión Petro, y se mal entonan quienes le están haciendo la guerra y están poniendo a los colombianos bajo su yugo esclavizante de forma indirecta, para que estos enemigos puedan volver a resurgir en próximas elecciones, gracias a la amnesia retrógrada de muchos ciudadanos que van a las urnas felices de una palmadita en el hombro de sus verdugos que se burlan a sus espaldas.

bersoa@hotmail.com

sábado, 29 de abril de 2023

Transitar las vías sin retorno

Mario González Vargas
No sorprende el reajuste ministerial que llevó a cabo el presidente Petro. Todos estábamos advertidos, desde la campaña electoral, de que el radicalismo ideológico del mandatario tarde o temprano lo empujaría a la conformación de un gabinete exclusivo, con la sola representación del más conspicuo sector de la coalición de izquierda. Las reformas a la salud, pensional y laboral aterrizaron su trasnochada visión del papel del Estado, de la estructura de la sociedad, de la organización de la economía y del aparato productivo, pero no debilitaron la cortesana actitud de los partidos adictos a los beneficios burocráticos y contractuales, que solo se han estimado tolerables mientras permitan el asentamiento de los nuevos dueños del poder.

Lo que no anticiparon los bisoños gobernantes fueron sus propias falencias, improvisaciones y desgreño en el manejo de lo público que se tradujo en un veloz deterioro de la favorabilidad popular, como lo demuestran las encuestas de opinión, que agrieta la confianza ciudadana y forzó la conversión del nuevo gabinete en trinchera defensiva contra sus propios errores. Se abre así la puerta para un populismo rampante que ya se había inaugurado con el espectáculo del balcón en la Plaza de Armas del Palacio de Nariño y que se escenificará nuevamente el 1 de mayo, a manera de amenaza para el disenso, para estimular nuevamente el retorno al canje de votos por prebendas, apetecido por no pocos de los huérfanos de poder.

El cambio implica sacrificios dirán los nuevos gobernantes, y aceptarlos engrandece a los heraldos de nuevos tiempos, aunque ellos se asemejen más a experiencias ya vividas y sufridas, cuyo recuerdo se desvanece en la pobre memoria colectiva de los pueblos condenados a su repetición. El gobierno de “emergencia” que se instala, no escatimará esfuerzos por atraer a sus redes a cuanto congresista de los partidos pueda seducir, sustrayéndolos de la tutela de sus jefes confinados al retiro obligado, como ya se observa en el partido liberal con la carta protesta de 18 representantes dirigida al expresidente Gaviria y elaborada en el Palacio de Nariño.

Pero la consolidación del nuevo poder no se satisface únicamente con la jubilación anticipada de jefaturas partidistas. Procura también la cooptación de las instituciones y del control del poder armado del Estado. Para ello se crean nuevas Cortes, se dispone de nuevas vacantes en la Rama Judicial, entre ellas la Fiscalía, y precisa el control absoluto de las organizaciones encargadas de la seguridad y defensa. La paz total aseguraría una guardia pretoriana para la necesaria transición al nuevo régimen y un nuevo diseño de la institucionalidad que calificarán como más incluyente.

Es la fórmula que el Pacto Histórico quiere incorporar al Sistema Interamericano modificando su Carta Constitutiva, la Carta Democrática y todos los instrumentos de los Derechos Humanos, de tal forma que puedan albergar al régimen cubano, garantizar el regreso de Nicaragua y la representación del régimen autocrático del sátrapa de Maduro. Implicaría borrar la democracia como elemento fundamental de la existencia de la OEA y los derechos humanos como valores y principios intrínsecos al régimen democrático. Con la amenaza de “estallidos sociales”, Petro cierra la puerta a la convergencia y el entendimiento. Inútiles serán las dilaciones. No entenderlo, sería transitar por vía sin retorno.

miércoles, 26 de abril de 2023

Congresistas que se liberan de ataduras para beneficiar al pueblo

Por: Bernardo Socha costa
A todos nos han enseñado acerca del libre albedrio, porque es uno de los dones del ser humano y en tal sentido, nadie puede ser molestado ni violentado, por cumplir este principio que viene de siglos atrás.

Es que tomar decisiones es difícil, pero es una responsabilidad de cada persona, con capacidad de decidir. Y si somos libres, por qué no podemos ejercer esa libertad en beneficio de otros, que es la capacidad de usar correctamente el libre albedrío y elegir el bien.

Parece que, a algunos o muchos, considerados personajes de la política y algunos otros más, se les ha olvidado este principio y quieren someter a los demás a sus caprichos, violando hasta mandatos legales, amparados en viejos textos que están mandados a recoger, y renovarlos para que haya movimientos donde sus militantes tengan esa libertad de personas responsables y respetadas por sus superiores.

Eso parece que viene ocurriendo en el liberalismo y posiblemente en otros movimientos donde se quiere tratar a su militantes peor que unos sumisos escueleros, porque priman más los intereses particulares que los colectivos.

Y, ya era hora que los congresistas se dieran esa categoría, de verdaderos dirigentes y no de mandaderos de un jefe que ya no necesita de los servicios de salud donde van los pobres, porque él por fortuna tiene un gran privilegio de ganarse más de $30 millones de pesos mensuales, mientras la mayoría de colombianos no tiene esas gabelas y tiene que esperar que, donde se hacen las leyes se apruebe algo en su favor.

El expresidente Gaviria y otros no menos importantes, se han opuesto a que los colombianos tengan mejores oportunidades de bienestar en materia de salud y quiere obligar a sus congresistas -dice los jefes- para que se entorpezcan los proyectos, en este caso el de la reforma a la salud. Nadie de los llamados dirigentes que tienen intereses en las EPS, quieren que se reforme el sistema, porque al parecer, -según su postura- se daña lo que seguramente produce dividendos en su favor y de algunos privilegiados seguidores.

Según los textos de ética, el libre albedrío está muy unido a la responsabilidad moral. Y entonces, sin duda que quienes atropellan el libre albedrio de los congresistas, está rayando con muchos principios.
La carta que el señor expresidente Gaviria le envió a los congresistas liberales, amenazándolos y dándoles un trato indigno, si apoyaban la reforma a la salud, fue lo que despertó la reacción que fue noticia en todos los medios de comunicación. Este es un ejemplo (publicación del diario el tiempo).
Leer aquí la noticias 

El pueblo colombiano sin duda, está hoy feliz con los congresistas que se revelaron contra su jefe y decidieron hacer lo que les dice el libre albedrio que es hacer el BIEN para los millones de personas que necesitan de la salud.

Bienvenida esa libertad de acción de esos congresistas que se están liberando de unas ataduras que los mantenía hincados y maniatados para decidir en bien y favor del pueblo.

bersoa@hotmail.com

sábado, 22 de abril de 2023

Paz total vs seguridad nacional

Mario González Vargas
La Paz Total del gobierno Petro es el resultado de una irreal simplificación del inmenso problema de seguridad que atormenta al país. Por desidia del gobierno de entonces, el acuerdo con las Farc no se complementó con una política de control de los territorios que albergaron a las Farc, a pesar de la información de inteligencia que develaba la estrecha participación de todas las fuerzas insurgentes en las actividades ilícitas del narcotráfico y la minería ilegal. Ayer como hoy, se han desestimado las amenazas que supone ese explosivo combustible de la violencia en el país y sus efectos sobre el empoderamiento de todas las organizaciones criminales.

Con la paz total se persiste en ignorar que el incentivo criminal es ajeno a la naturaleza de la paz. De nada sirven las recompensas que se pretenden otorgar a los envejecidos capos con el proyecto de ley de sometimiento, porque los réditos deslumbran a líderes más jóvenes y más ávidos de riquezas, que se disputarán rutas, mercados y las rentas resultantes. Ello explica la profusión de las organizaciones criminales y la extensión de su control territorial sobre las comunidades allí asentadas, que hoy se ejerce sin oposición, pero con violenta determinación. El comisionado Rueda estima en más de 20.000 los efectivos de las principales organizaciones en armas: el Clan del Golfo, el Estado Mayor Central de “Iván Mordisco”, la Nueva Marquetalia y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, sin contabilizar estructuras como los Caparros, los Chotas, los Costeños y los Espartanos y un largo etc.

La mención del Comisionado Rueda de las obras que adelantan las organizaciones criminales en los territorios bajo su control, sugiere la intención de otorgarles un carácter que legitime su poder de facto y se sume a una nueva concepción de la seguridad nacional. Lo acontecido en San Vicente del Caguán y su caracterización como “cerco humanitario” por el ministro Prada, fue la primera expresión de una concepción que encontró posterior ejemplo en el acompañamiento de la guardia campesina en la manifestación presidida por “Mordisco en los Llanos del Yarí que revela la instrumentalización de esas estructuras por quienes aspiran adherirse a la paz total. No está lejana la promoción de esas guardias campesinas y estructuras similares como mecanismos de protección territorial, a título de contribución al fortalecimiento de la autonomía y autodeterminación de los pueblos, arrebato que en Chile determinó el entierro en referendo del proyecto de nueva constitución.

Una política de seguridad no puede fundarse en el espejismo de que los actores de la violencia tienen carácter político. ¿Qué sabe el Eln de democracia si sus referentes son la Cuba de los Castros y la Venezuela de Maduro? ¿Se puede acaso homologar como democracia el régimen que aplican las organizaciones criminales en territorios en los que actúan para protección de sus actividades ilícitas, y dispensan justicia condenando o perdonando al arbitrio de sus necesidades e intereses? Allí solo impera la ley del terror. Colombia requiere una política de seguridad nacional que no encontrará en la etérea “seguridad humana”, ni en la incapacidad de los responsables de formularla.

domingo, 16 de abril de 2023

El pulso entre estatización y democracia

Mario González Vargas
La ponencia de la reforma a la salud debe verse como el primer eslabón del gobierno para retrotraernos al modelo de estatización que colapsó estruendosamente en el mundo en 1989, y que hoy la izquierda pretende resucitar sin importarle los estragos que esos mismos esfuerzos han provocado allí donde se han intentado. Para lograrlo, la ministra de salud y su coequipero del interior no han ahorrado falacias y ardides, porque bien saben que el éxito de su labor desencadenaría irreversiblemente la aprobación de las reformas pensional, laboral, de justicia y electoral con las que culminarían la captura de la institucionalidad por la suprema voluntad del Estado que tendría en el presidente su único y seguramente vitalicio profeta.

Presentar el texto del proyecto como resultado de la incorporación en un 99% de las preocupaciones de los partidos, asociaciones de las EPS y de los usuarios, (solo el 20%) no pasa de ser artimaña engañosa que debe enardecer a quienes se tima sin enfado y consideración. La reforma no se ocupa de la sostenibilidad financiera del sistema, pero sí elimina el aseguramiento que hasta hoy ha permitido una cobertura superior al 90% y condenaría al afiliado a asumir un riesgo financiero imposible de atender. Concentra en el Estado la formulación de la política, su regulación, las tarifas del sistema, la contratación, la prestación de los servicios, en el absurdo escenario en el que el mismo Estado se audita, se paga y se vigila a sí mismo, que por razones de sanidad mental no puede presentarse como una reforma concertada, técnica y conceptualmente apropiada. En vez de atender al mejoramiento del sistema de salud, que sin duda se requiere, solo se estaría abonando un terreno fértil para la inoperancia y la corrupción que ya hemos sufrido en el pasado.

Al Congreso y a los partidos les corresponde la enorme responsabilidad de preservar la salud y vida de los colombianos. Exigírsela a los miembros del Pacto Histórico puede constituirse en ingenua esperanza, pues todos son profetas de tiempos pasados; pero ineludible si es exigírsela a los partidos conservador, liberal y de la U que no pueden anteponer los apetitos personales de sus congresistas al bienestar de sus conciudadanos. Legitimo temor le asiste a la ciudadanía sobre el comportamiento de los congresistas de esas colectividades que optaron por declararse partidos de gobierno, muy a pesar de que el presidente Petro jamás ocultó su agenda, sus programas y su credo ideológico a lo largo de la campaña electoral. Los reparos recientemente expresados por sus bancadas no alcanzan a disipar las incertidumbres que suscitan algunos de sus miembros y la soterrada actividad de los ministros Prada y Corcho, con habilidades y poderes de convicción distintos, pero no ineficaces, con los que ya rondan a cada uno de los atribulados congresistas. El desenlace de este pulso determinará el inmediato futuro del país, de sus instituciones y de los escenarios de la contienda política. Más deseable resultaría que Petro se acomode a la democracia a que nos priven de derechos y libertades.

jueves, 13 de abril de 2023

La credibilidad del congreso de la república empeora

La nueva etapa política es cambiar a todos los congresistas amos y señores de la corrupción

Por: Bernardo Socha Acosta
Los medios de comunicación, aparte de informarnos del diario vivir, (muchas veces trágico) nos proporcionan luces para comprender por qué el país está en las condiciones nefastas en las que se encuentra y nos muestran aún los peores abismos por los que tendremos que pasar si no hay un oportuno giro de la política que se maneja desde los más altos escenarios del estado.

Y es preocupante, por decir lo menos. La cruda violencia que estamos padeciendo, es apenas un preámbulo de lo peor que está por venir, si la política TRADICIONAL sigue pretendiendo manejar al país a su arbitrio. O si no, porque vemos cada día más grupos rebeldes y hasta, masivamente jóvenes sumándose a ellos.

Lo que conocemos como guerrillas que protestan contra el estado, se fortalecen a medida que el poder se pretende concentrar en lo que conocemos como la rama legislativa, o el Congreso de la república, donde la hegemonía de los partidos tradicionales y sus apéndices pretenden imponer su voluntad y desaprobar iniciativas que buscan el bien común. Ya los congresistas -pagados por el pueblo- no parece trabajar por los colombianos, sino para sus intereses. Cada vez que habla por los medios un jefe político para fijar sus consignas, producen repugnancia. Demuestran que no han podido superar las derrotas en las urnas y entonces se desquitan con los 50 millones de habitantes, cargando así más tensión en el inconformismo social, que finalizará con más protestas populares como ya lo estamos viendo, en las cuales se mina aun más el resentimiento popular.

Y no es que a nuestro parecer los congresistas de la oposición tengan que aprobar todo lo que les presenten, porque entonces para qué sería esa rama del poder y dónde estaría el sentido de la existencia del congreso de la república, pero, es que en estos momentos tanto SENADORES como Representantes a la Cámara de los grupos dominantes, están en una actitud desafiante, no al gobierno, es a los colombianos, en la que sobre ellos nada se podrá hacer, tratando de arrodillar al gobierno, y lo que están es obligando al pueblo a reaccionar.

Y, a propósito, no puedo dejar pasar una perla de un periodista nacional que le preguntó con tendencia politiquera a un Senador, de los que le sigue instrucciones al señor Gaviaria. Dijo el periodista: “¿van a darle otra OPORTUNIDAD AL GOBIERNO con el proyecto de la salud?”… Qué estaría pensando el periodista… dentro de su actitud tendenciosa. Es que, si la reforma a la salud u otros proyectos se hunden, no es el gobierno el que pierde, el que pierde es el pueblo colombiano; el gobierno termina su mandato y el presidente puede irse del país y dejarle a quienes quieren devorarlo, que lo destruyan y que esclavicen al pueblo (si se deja).

Pero es que las noticias nos muestran en cada emisión, que unos cuantos grupos políticos, parece pretender irrespetar a Colombia con su arrogancia y deseos de hacer lo que a ellos les plazca, porque insisten en legislar, no para el bienestar nacional, sino en pro de sus avaros intereses.

Si los fervientes deceos de algo más de 11 millones de compatriotas por lograr cambios sustanciales en la política colombiana, son vulnerados por las clases dominantes de los partidos, que siempre han promovido la violencia en el país, las cosas empeorarán. 

Es posible que estos padres de la patria, estén aplastando la GALLINITA de los huevos de oro… Claro que ellos ya no pierden nada. Pierden los colombianos, porque ellos ya lo tienen todo con lo que han usufructuado del país. Es que devengar salarios superiores a 34 millones de pesos mensuales ($34'417.000, es decir 34 salarios mínimos,) no es cualquier limosna. Y a eso hay que sumarle otras prerrogativas que salen igualmente de los impuestos de los colombianos. Por esos se oponen a los proyectos de ley que buscan un mínimo de equidad social.

El congreso de la república pierde aun más credibilidad, a medida que los políticos de las viejas mañas imponen su ley de capricho.

En este sentido, no parece que haya mucho por hacer, para liberarnos de esa clase política dominante y lo que nos toca por el momento es, prepararnos para darnos el sentido pésame, por la muerte de los viejos deseos frustrados de tantos compatriotas, e iniciar una nueva etapa nacional, cambiando definitivamente a esos congresistas amos y señores de la corrupción. bersoa@hotmail.com

martes, 4 de abril de 2023

Súplica por el silencio

El exalcalde de Bucaramanga, Carlos Ibáñez Muñoz publicó en su cuenta de Facebook un artículo que interpreta el pensamiento del 99% de la población, relacionado con el silencio que se necesita para descansar en las noches. Lo leí detenidamente y encontré el ruido que producen las ambulancias y las patrullas de la policía. Solo quedó faltando los enloquecedores escapes de las motocicletas que les quitan el exosto.

El artículo lo tituló, Súplica por el silencio, y a continuación podemos leerlo como reflexión…

SÚPLICA POR EL SILENCIO

Por: Carlos Ibáñez Muñoz
La bruma de la montaña me visita en la madrugada, entra por la terraza y se aposenta en el sillón blanco que por acción del sol envejece su piel de cuero. Cuando transitó por el corredor, aún oscuro, con la pingarria que acompaña el despertar de una noche cargada de zozobras, en busca del café humeante y aromático de la mañana , el ruido ensordecedor de una ambulancia y de una patrulla de la policía me saca del marasmo. Mi imaginación prende motores y pienso en la fatalidad. Que habrá pasado? Pues me es difícil saberlo, mi pensamiento sólo se guía por la sirena estruendosa que alarma los sentidos.

Así se inicia el día sembrando en mi mente la intriga y la preocupación. Con mi taza de café humeante me voy al encuentro de mi sillón y con mi viejo transistor sintonizo las noticias que no son buenas. Muertes de los jóvenes soldados en una guarnición militar, riñas, sicariatos, fléteos, atracos , feminicidios etc. Ahí recibe otro golpe mi ánimo, sigo decayendo ante la narrativa de la barbarie y optó por cambiar de dial para tratar de salir del embudo de la violencia. Pensé lograrlo pero no fue así, el medio reportaba los escándalos de la administración pública, los desfalcos, la compra de aviones, las obras inconclusas, los contratos amañados. Mi ánimo ya raspa el piso del apartamento y mi mente se sobrecarga de angustia y ansiedad. Vuelvo y cambio de dial a ver si mejoro y me topo con la tormenta política, cada cual atrincherado cargado de argumentos frente a las reformas y despotricando del gobierno y este de los opositores y los medios inmiscuidos en la reyerta.

Ahí no aguante más, apague el radio y me dirigí a la biblioteca a engullirme un libro de bellezas naturales, mares, montañas y aves de colores para aliviar la sobrecarga emocional.

En esas estaba ya menos ansioso y pensé; voy a buscar el silencio, será que lo venden, donde lo puedo encontrar si en la noche el ruido me despierta, lo encontraré con la meditación, o lo busco en mi interior. Lo necesito, mi mente se recalentó y mi vida se atormentó, ya el cielo no es azul, los luceros y la luna se escondieron, la noche es más oscura, las aves no pasan por mi ventana, los perros ya no ladran sino aúllan, las golondrinas que picoteaban los muros no volvieron, aparecieron haciendo rondas por mis matas los murciélagos.

Se que el silencio apagará el fuego de la incertidumbre y me aliviará. Me encierro en la habitación, me aíslo y me desconecto. Solo le doy cabida a la meditación y a mi conciencia. Por fin encontré el silencio sin tener que ir al más allá. Abril 2 del 2023.

sábado, 1 de abril de 2023

El elenismo, trampa semántica

Mario González Vargas
La masacre perpetrada por el Eln en contra de jóvenes e indefensos integrantes del ejército, revela la naturaleza de una organización armada que hace décadas hizo tránsito de su carácter subversivo a su actual condición de insaciable agente de la criminalidad. Realidad que desdeñó el comisionado de paz cuando formuló las exigencias básicas para hacer parte de la paz total: “cero asesinatos, cero torturas y cero desapariciones forzadas”; y que se desestimó cuando torpemente el gobierno quiso incorporarlos a un cese al fuego decretado unilateralmente, que provocó el inmediato rechazo de la cúpula criminal.

La incapacidad del gobierno de diseñar una política estratégica de seguridad se ha traducido en carta blanca para que las organizaciones armadas acrecienten su poder territorial y con ello la multiplicación de las afectaciones humanitarias a las poblaciones indefensas por el acuartelamiento forzado de la Fuerza Pública. No hay cese al fuego con el Eln, ni protocolos y mecanismos de verificación que regulen los ceses vigentes con las disidencias de las Farc y los defensores de la Sierra Nevada, y el aplicable al Clan de Golfo se hundió en la vorágine de violencia desatada por esos criminales.

Descuidado ha sido el gobierno en desestimar las advertencias que se han derivado de lo acontecido en el Caguán con el secuestro de 78 policías y la muerte de uno de ellos, de los desmanes en el paro minero del Bajo Cauca y de las cinco acciones armadas perpetradas en el Catatumbo por el Eln, días antes de la masacre, la que ojalá no permanezca impune. El país, atónito, se interroga legítimamente sobre las tímidas reacciones del gobierno. En el Caguán convirtió los delitos en cerco humanitario, en el Bajo Cauca permanece absorto y silencioso ante los desmanes, amenazas y bloqueos que no pueden contener las autoridades locales, y en el Catatumbo, Otty Patiño se limitó a calificar de “lamentable” un crimen de guerra y a exculpar a los violentos insinuando que no todos los frentes acatan las decisiones de la mesa de negociación.

La particularidad del esquema de negociación quizás resulte del hecho de que el gobierno piense que en relación al Eln son ellos apenas dos variantes muy cercanas de una ecuación política e ideológica que los hace partes de la consecución de un mismo proyecto, que necesitan consolidar perfeccionando las identidades y elaborando estructuras políticas, sociales y económicas comunes que apunten a la irrupción de una “nueva sociedad”. Ello explicaría el haber consignado en el temario de la negociación la exigencia de que el gobierno debe cumplir su parte para que el Eln haga dejación de las armas. “Los acuerdos deben trascender la voluntad explícita del presente gobierno y constituirse en mandatos de Estado”, lo que exige una nueva Constitución. Su método será el de la “Convención Nacional” que ha impulsado el Eln por décadas y su objetivo, “la participación de la sociedad en la definición y ejecución de las transformaciones para la paz”. Negociación sin temas vedados que piensan ambientar con el espejismo de un acuerdo nacional. El “elenismo” como trampa semántica.

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