miércoles, 13 de agosto de 2008

LA GUERRA, UN FANTASMA VIVO

Fuente: El nuevo Siglo



Por Horacio Serpa

Acabado el Comunismo y finalizada la Guerra Fría, el mundo creyó encontrar el momento para decretar el fin de la guerra como método de resolución de conflictos. Pero desde entonces, los bombarderos no han dejado de dejar caer en diferentes partes del mundo los misiles que acallan pueblos, someten voluntades, corren fronteras e imponen ideologías.

Las guerras de Irak y Afganistán son las más cruentas, ambas amparadas bajo la lucha global contra el terrorismo. El saldo de esas fatales intervenciones militares de una superpotencia como Estados Unidos contra un enemigo del tercer mundo petrolero como Irak o exportador de Talibanes como Afganistan, ha sido catastrófico. La superpotencia y sus aliados no han podido imponer la democracia en los desiertos inflamados de petróleo y guerrilleros leales a sus creencias religiosas y políticas.

Estados Unidos busca salir de esa guerra antes de que sea tarde. Pero el número de muertos crece. La destrucción de esos países no cesa. En Estados Unidos cada día más lápidas se esculpen con los nombres de los caídos. El dolor se riega como pólvora en el pueblo. Los candidatos presidenciales prometen devolver a los muchachos. Los votantes esperan el cambio de gobierno.

El recuerdo de Vietnam arde en los áridos desiertos iraquíes y afganos. Los ejércitos de la llamada democracia caen ante la invencibilidad de sus enemigos. Goliat derrotado por David. Pero la lección no se aprende. En todas partes del planeta la guerra se asoma como el antibiótico para atacar todos los males. Solo que en lugar de sanar, mata. Destruye.

Georgia, otrora integrante de la desaparecida URSS, atacó Osetia del Sur, que es prosoviética. Los rusos atacaron con tal ferocidad que la paz de esa parte del mundo estará en entredicho por largo tiempo. Los rusos apoyan las provincias separatistas de Abjazia y Osetía del Sur. Georgia clama por la solidaridad militar de Estados Unidos y la Comunidad Europea. Rusia se venga del reconocimiento mundial a la independencia de Kosovo. El mapa mundial se mueve. El oso soviético no permitirá que la OTAN se le meta al rancho.

La guerra se enseñorea en el planeta. La resolución pacífica de los conflictos parece una metáfora sin dolientes. China prende la pólvora de los juegos olímpicos, pero los tibetanos hacen sonar los disparos exigiendo su libertad.

En América las cosas no son diferentes. Se equivocó el maestro Arciniegas en su libro "Entre la Libertad y el miedo", cuando dijo que aquí nunca habría mas guerras. Los militaristas se creen triunfalistas y se arman para librar hipotéticas batallas con sus hermanos.

En Bolivia suenan sables y se conspira para escindir ese empobrecido y caótico país. Perú recibe insultos de Bolivia y le habla duro a Chile. Los guerreros están listos para disparar en Colombia y Venezuela. Ecuador no acepta excusas de Colombia. Huele a plomo mientras los deportistas buscan el oro. La guerra es un fantasma vivo. Matar es un deporte extremo pleno de fanáticos.

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