Cuando se anunció la
construcción del Sistema de Integrado de Transporte Masivo (SITM) del Área
Metropolitana de Bucaramanga, el Gobierno Nacional estaba seguro de que
resolvería los problemas de movilidad en la ciudad, al pasar del bus
tradicional a una flota moderna, amigable con el medio ambiente, capaz de
transportar un mayor número de pasajeros y en condiciones de mayor eficiencia,
seguridad y comodidad.
Desafortunadamente, no todas
las expectativas han sido satisfechas. Algunos detractores del sistema—que,
lamentablemente, crecen todos los días—argumentan que el mismo fue mal diseñado
y peor ejecutado y que la solución es acabar con Metrolínea. ¿Pero, es esa,
realmente, la salida?
Pensar en desmontar un aparato
en el cual fue invertida una suma billonaria, que implicó el establecimiento de
troncales especiales, estaciones, portales y otros servicios, no es la mejor
opción. Quizá así lo parezca a los nostálgicos del transporte urbano, o a
quienes defienden intereses especiales asociados al viejo sistema, pero lo
atinado es seguir adelante de la única forma posible, a través del mejoramiento
del SITM, una REINGENIERÍA. ¿Por qué en otros lugares del mundo—e inclusive de
la misma Colombia—este medio de transporte es exitoso y en Bucaramanga y su
área metropolitana no?
Un proceso de mejoramiento va
a exigir, además de nuevas inversiones en la ejecución de obras que quedaron
inconclusas, como el Portal de Papi Quiero Piña, en Floridablanca, y la
extensión del servicio al Norte y al municipio de Girón, una sostenida acción
educativa sobre el uso del recurso y la adopción de medidas para evitar los
colados y el combate al acoso y la inseguridad: Se decía que el sistema iba a
ser inmune a estos problemas.
Pero quizás la más audaz de
las propuestas sea la intermodalidad para que el Sistema realmente llegue a
todos los rincones de la ciudad y se ofrezca un buen servicio. En éste, como en
otros aspectos, tales como la reestructuración financiera del Sistema, que no
le cargue al pasaje costos inflados de comercialización e infraestructura como
hoy sucede, será necesario trabajar con mucha intensidad en los próximos años.
Para quienes creemos que la
proliferación de automóviles no resuelve las dificultades de movilidad en una
ciudad que aumenta en población, y que conviene recurrir a medios de transporte
alternativos, como la bicicleta—para lo cual es necesario construir una nueva
cultura —el mejoramiento del SITM no es una opción, sino una obligación:
Nuestro compromiso en la alcaldía será avanzar hacia un nivel de calidad superior,
mediante la aplicación de los ajustes que exige la ciudad moderna e incluyente.
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