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sábado, 18 de abril de 2015

Gran Barbosa Internacional

               Trafugario
                Por: José Óscar Fajardo
En esta semana que está terminando hoy domingo, también culmina la primera prueba de ciclomontañismo de rango internacional en la ciudad más hermosa que tiene el sur de Santander. Desde el viernes anterior como al medio día, empezaron a llegar participantes no sólo de todos los sectores del país sino de varios países del antiguo continente. Ya en las horas de la noche, un tanto lluviosa, Barbosa estaba repleta de gentes de Cundinamarca, Boyacá, Meta, Casanare, Huila, Valle, y cinco departamentos más, y de las principales ciudades del país. Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta, Tunja y Manizales entre otras. Como en el poema, El sueño de las escalinatas, también vino gente de España, Francia, Italia y Canadá, para completar un total de 523 participantes en un rango de edades de los 17 y los 65 años. Los deportistas recorrieron de entrada el sábado, algo así como 100 kilómetros entre los municipios de Puente Nacional, Bolívar, Guavatá, Jesús María y Sucre, para luego regresar al punto de partida en Barbosa. Tanta gente tan de diversas culturas me causó mucha impresión. Pero más impresión me causó una bicicleta para tal disciplina deportiva que, más que un aparato de ciclomontañismo es un cohete con llantas dada la tecnología con la fue concebida y de hecho fabricada. Pesa 9.7 kilos y vale 23 millones 200 mil pesos moneda legal y corriente. Indudablemente ha sido un evento de una inusitada transferencia cultural que tiene que dejar enormes cosas positivas.

Pero qué hablar de los beneficios económicos para todos los negocios de la ciudad. Hoteles copados hasta sus azoteas. Restaurantes que no daban abasto. Tiendas, cafeterías, bares, fruterías, almacenes y hasta los vendedores callejeros hicieron su agosto. Incluso un conocido mendigo recogió como 30 mil pesos. Todo este inventario aparentemente cursi, lo hago porque veo el valor que tiene sociológicamente el evento anterior. A ver si de pronto eso le ayuda a cambiar la mentalidad y la verborrea politiquera, no a los gobernantes porque esos ya no cambian, sino a los candidatos a las próximas elecciones. Para que Barbosa cambie cuanto antes esa imagen de gran guarapería de la comarca. Sé muy bien que la industria del turismo hay que acelerarla y protegerla a toda costa porque esa es la  gran base de la economía del municipio. Este tipo de eventos como el que se acaba de realizar, son los que deben impulsarse dado que, como las vitaminas y las proteínas, ellos le dan un oxígeno reconstructivo a la población. Porque Barbosa tiene graves problemas socioculturales de ciudad grande como es el turismo prepagológico, drogadictológico y guaraperológico. Eso sin contar la raterofilia.  Si bien es cierto que esas son prácticas socio-económicas casi que imposibles de extinguir, también lo es que son muy factibles de controlar. Sólo basta aplicar el principio del equilibrio enunciado en la frase célebre del entonces presidente Turbay que con prolija filosofía reza así: “Hay que reducir la corrupción a sus justas proporciones”. Y consten respetados políticos que lo dijo Turbay. Hay enfermedades socioculturales que no se curan nunca y yo lo entiendo perfectamente. Pero, reitero, aplicando certeramente el “Principio Turbay”, es muy probable que se puedan controlar. Sólo se necesitan gobernantes idóneos, intelectuales y profesionales y que no pertenezcan a la alpargatocracia del barberazo o el machetazo. Que hayan leído muchos libros en su vida y que no sean bachilleres por radio. Para terminar, tengo que hacerle llegar una felicitación especial a los organizadores de este hito histórico, una empresa privada de una notable familia barboseña que, cosa bastante rara, no quiso que yo la nombrara en mi columna. No obstante se merecen, junto con sus empleados y colaboradores, todos los laureles y Barbosa tendrá que agradecerlo.     

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