Por: Bernardo Socha Acosta
Cuando parece que todo se acaba, y no hay nada que hacer, surgen las
oportunidades que ofrece la vida cuando se mira con fe y esperanza. Son momentos
en los que hay confusión, pero, que con la ayuda de la ciencia médica y la
buena voluntad de muchas personas, de las que, a Dios gracias está uno rodeado,
llegan las nuevas oportunidades.
Ese parece ser el caso, que
estará en la siguiente narración que quizás sea una reflexión hasta didáctica
para otras personas que les parece que todo está perdido por quebrantos de
salud.
No es de mi agrado hablar en
primera persona y menos en singular, pero hoy tengo que hacerlo porque soy el protagonista
de la siguiente historia: Estoy cumpliendo este 7 de enero, un año de haberme
sentido frustrado de la vida, pero al mismo tiempo con mucha esperanza de poder
salir delante de una intervención quirúrgica.
El siete de enero del año que
acaba de pasar, 2020, fui sometido a una operación en la que quedé
discapacitado, en aras de salvar la vida.
Los médicos que me estaban
tratando los quebrantos de salud, me sugirieron someterme a una operación en la
que quedaría en silla de ruedas, o, si no autorizaba la operación, corría el riesgo de no tener éxito en el
tratamiento y seguir con los mismos traumas malignos que me afectaban. Accedí a
la intervención quirúrgica y efectivamente, como estaba previsto, quedé
discapacitado en silla de ruedas. Hasta aquí la vida confunde a cualquiera y no
provoca seguir el camino de nuestro destino.
Pero con el apoyo de los
profesionales de la medicina y de la familia, comencé a salir adelante con una
evolución prodigiosa, progreso que hoy 12 meses después me permite movilizarme
solo apoyado parcialmente con un bastón, (a pesar de no haber recibido todas
las herramientas del caso, por retrasos de la pandemia) hecho que para cualquiera es una evolución
suficiente para darle gracias a la vida y a ese ser Supremo que todo lo puede.
Y aquí hago un paréntesis,
para expresar mi permanente gratitud,
en forma simultánea, a la ciencia médica a través del Seguro (Nueva EPS y su operador de salud La Foscal)
y a la familia de quienes recibí el mejor e inimaginable apoyo, nunca contemplado,
gracias a lo cual hoy escribo estas línea lleno de regocijo y de esperanza
que muchas veces por fuerte que pretenda
ser, dejo brotar momentos de desesperanza pero al mismo tiempo regresa la alegría
y satisfacción, y considero que ninguna cosa material será suficiente para
recompensar la invaluable ayuda familiar. Claro, del Seguro social, es una
retribución al aporte que por más de 38 años he sufragado, pero esto es un
ejemplo de lo invaluable que representa un seguro de salud.
Dicen los filósofos que, ‘’la
gratitud es la Clave que convierte los problemas en bendiciones y lo inesperado
en regalos’’. Pues así parece ser y sea este el momento oportuno, de primero
agradecer a Dios por tantas bondades representadas en la familia, entre ellas
mi señora, Luzma. que se convirtió en la sombra y el ángel protector a todo
momento, así como los hijos, Erika Lissette y Edwwing B, la nieta Mariana, la nuera
Mayra y el yerno Henry Alex; mis hermanas Matilde, Carmen, Cristina y Jaime, no sin olvidar a mis
sobrinos, Beatriz, Liliana, Gabriel y
Pedro, entre otros y a los primos Luis Hernando Alvarez, su señora; Arsenio, Isidro y Gabriel Acosta y sus señoras,
y muchos otros más de la familia. Pero
también a tanto amigos que han estado durante el año pendientes de mi evolución,
como, Gonzalo Afanador, Abelardo Navarro, Alfredo Vesga, Clarita Peña, Mery Prada, Paula Janneth Jaimes, Libia Pinto, Jairo Cala, Héctor Hernández, Luis Alirio Medina, Alcides
Antonio Jáuregui, Abel Cadena, Fabio Torres, Alvaro Grass, Hernando Arciniegas, Fernando Cotes, Jaime Iván Restrepo, Rodolfo
Santamaría y Mario Suárez, entre muchos otros amigos a quienes presento
disculpas por no acordarme en el momento de hacer la nota.
Y finalmente sería injusto no
reconocer públicamente a un grupo de médicos que hizo posible mi transición,
desde la operación, hasta mi recuperación durante el año 2020. Aquí está la muestra en Video
El médico especialista Jorge
Eduardo Páez García, fue quien puso en evolución mi nueva etapa de vida con la
cirugía que muy puntual a las 7 de la mañana de ese 7 de enero en la Foscal, me practicó la operación en
compañía de un selecto equipo de apoyo, entre ellos el médico anestesiólogo y
sus auxiliares. Ese día comencé una
nueva fase que contó con la atención tanto de medicina especializada como de
atención complementaria en la que han intervenido numerosas personas. Y ya a finales del año pasado debido a la
pandemia que había atrasado todo el cronograma de atención, pudo retomar la
intervención, el médico Efraín Román,
quien tenía a su cargo todo el trámite de
terapias y controles hasta la formulación de la prótesis que en estos momentos
ya está en proceso de fabricación. Esa
es a grandes rasgos la cronología de un inesperado y traumático cambio que cualquier
persona puede tener en su vida, pero que hoy con todo el adelanto, ya no
extraño nada y la salud, puede decirse está al 100 x %.
bersoa@hotmail.com
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