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jueves, 18 de noviembre de 2010

SANCIONADA LA GREYSTAR POR MAL MANEJO AMBIENTAL

Por:  Claudio Beltrán

 Sitio del proyecto Angostura. Foto: Archivo
El oro azul, como llaman el agua, es lo mas valioso que existe sobre la tierra. Ya estamos viviendo la profetizada guerra del agua; esta es una de sus batallas. Refresquemos la memoria:

El proyecto minero de Angostura de la Greystar que opera desde hace años, destruye el agua y la biodiversidad, y ahora, pretende mover y tratar 1.075 millones de toneladas de roca para lo cual utilizaría 7.000 toneladas del explosivo ANFO al mes y 1.200 toneladas de cianuro sódico mensuales(veneno y deforestacion irrecuperable). La ley indica que por encima de los 3 mil metros sobre el nivel del mar es zona de páramo y no pude haber explotación y el proyecto Angostura de la Greystar tiene buena parte de su ubicación allí.

Sin embargo, los expertos de la firma sostienen que ésta no ha sido declarada como tal. Santurbán esta contemplado como una zona de protección de páramo, subpáramo y bosque alto andino, lo cual lo cataloga como un área de altísima fragilidad ambiental y por ende de gran importancia ecosistémica, como zona de recarga hídrica y refugio de fauna silvestre. No importa si un papel dice que es zona de páramo o no: nos va a afectar porque estructuras como el embalse Bucaramanga están a solo 30 o 35 kilómetros en línea recta del sitio de explotación.

Se pondría en grave riesgo la calidad y cantidad del líquido vital de cuerpos de agua abastecedores del río Suratá, al utilizar la técnica de lixiviación con cianuro. El cianuro para minería fue prohibido en Alemania en 2002 y el Parlamento Europeo acaba de prohibirlo para todos sus demás países en mayo de 2010.

Los caudales solicitados para las diferentes etapas del proyecto, superaran el 50 por ciento del caudal medio disponible en los diferentes cuerpos de agua. Esta multinacional minera se apropiará de las lagunas de alta montaña, que son las nacientes de los ríos que alimentan nuestro acueducto metropolitano.

Todo esto destruirá el páramo de Santurbán, donde extraerá 11.5 millones de onzas de oro y 61 millones de onzas de plata durante 15 años de explotación estas minas en los municipios de California, Vetas, Suratá, Matanza y Tona.

"La contaminación de Greystar en las cuencas hídricas será de cero por ciento”, señalaba el gerente ambiental de la compañía, Leonardo Di Mare. Pero la multinacional", dizque cuidadosa del medio ambiente", acaba de ser multada por la CMDB por los siguientes cargos, entre otros:

-Los sistemasde tratamiento de los drenajesde los túneles y los lixiviados de las escombreras no han cumplido con lo dispuesto en el artículo 72 del decreto1594 de 1984 norma de vertimientos para descargas a una fuente hídrica.

-No existe de archivo con los documentos ambientales, ni una bitácora para la inteventoria y el seguimiento ambiental.
-No han culminado los sistemas septicos en la mayoría de los sitios que cuentan y necesitan del sistema.
-En la escombrera La Perezoza , se realizó la desviación del cauce de la quebrada del mismo nombre y no se tiene conocimiento del otorgamiento del permiso de la CDMB para la intervención realizada.

Me pregunto donde está el coraje santandereano, si quedó solo para protestar por nimiedades, para insultar al chofer que parqueó mal su carro,o para quejarse por tonterias, como alegar porque cambiaron el horario de la novela que mas nos gusta. Antaño nos lavantabámos como un solo hombre, "siempre libres en nuestras montañas", y nos le atravesabamos al energúmeno de turno. Hoy, cuando nuestro futuro y el de nuestros descendientes está amenazado gravemente por la codicia de extranjeros avasalladores, nos quedamos mirando a ver que pasa. Sacudámonos la modorra y salgamos a protestar a las calles, apoyemos a los dirigentes y ambientalistas que luchan por detener un exabrupto como es este proyecto minero.

Si así trata la Greystar nuestra tierra en la fase de exploración, ¿como lo hará en la de explotación?

lunes, 8 de noviembre de 2010

CALIFORNIA Y LA GREYSTAR

Bucaramanga, Noviembre de 2010
Sergio Eduardo Toledo
abogado
Años de desidia oficial sobre California han rendido sus frutos; “Los habitantes ante el descontento, ven como tabla de salvación la explotación minera de la Greystar ”

Lo triste de todo, es que el daño ambiental, ecológico y paisajístico que se avecina no tendrá impacto en la región sino muchos años después de iniciada la explotación.

No es un buen negocio para el pueblo, solo pagaran 4% de regalías, (menos que una cerveza que paga el 16 % de IVA) el oro y la plata serán procesados en Canadá, el hueco generado por la mina no será tapado, las escombreras no serán reutilizables por años, se alterara el microclima de la región, el daño es irreversible y la tierra quedara contaminada con cianuro, produciendo lluvia acida.

Es un proyecto descomunal, al cual se le ha minimizado por parte de los Canadienses quienes piensan obtener una ganancia de siete mil quinientos millones de dólares; llama la atención que el capital de la citada empresa en Colombia es de solo 40 mil dólares unos 80 millones de pesos.

Una sola de las piscinas o pozos de lixiviado, donde van a mezclar el agua con cianuro, mide 108 hectáreas , el doble del tamaño del embalse del acueducto, ubicado tierras abajo.

No hay el 100% de certeza de no contaminación de las aguas, como lo afirma la citada empresa con animo omnipotente.

No se ha dicho que en Europa a partir del 2011 esta prohibido el uso del cianuro, la minería a cielo abierto es agresiva y destruye la naturaleza.

¡Mea culpa señores Gobernantes! por la desidia con los habitantes de California y Vetas a quienes se les deben dar opciones de trabajo y progreso menos agresivas que esta “hecatombe ecológica”

Sergio Eduardo Toledo
c.c. 91.264.321 de Bucaramanga

domingo, 8 de noviembre de 2009

La anexión de Colombia a Estados Unidos


Noviembre 06, 2009 -Colaboración reenviada por Jorge Castellanos Pulido

Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos”, firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.

El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.

En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.

El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952; el relacionado con “una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos”, suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento. Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.

Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.

Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.

Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.

Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.

La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado; la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.

La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.

Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.

En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.
El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?

Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.

No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia!

El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.

Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.

¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.

Fidel Castro Ruz
Noviembre 06 de 2009
10 y 39 a.m.

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