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martes, 1 de enero de 2013

A propósito de soberanía

     El derecho Internacional
                                 Por: Pedro Gerardo Tabares C 
Los hechos recientes nos permiten hacer un análisis de la extensión del derecho internacional como normatividad, frente a las naciones. Desde el derecho romano se elaboró la teoría del uti posidetis juri y en el tiempo se ha considerado como la estructura fundamental para elaborar otras teorías que se relaciona con el respeto de la soberanía.
 No es necesario hacer exámenes teóricos para entender que al igual que esa concepción subsiste en las regulaciones del derecho interno, se determina que quien posee,. tiene el respeto de quienes se encuentran en las cercanías y de ahí que para demostrar la soberanía las naciones en sus constituciones determinan los límites. La deducción sobre si Nicaragua y Colombia  tengan en cada una de sus constituciones las delimitaciones constituye un principio que debe  respetarse. pero ahora, porque la primera acuda a la Corte Internacional, deban modificar sus cartas, porque esta  lo determina,  no es comprensible que un organismo entregue indistintamente  a cualquier país delimitación que no se haya  entregado  a composición, al igual que el poder legislativo acepte que por una decisión supranacional sin respeto a la tradición y protocolos, se cambie el derecho  internacional y se den decisiones que se alejan de los postulados hasta ahora respetados por otras naciones que no intervinieron.  Ampliación

lunes, 26 de noviembre de 2012

“Ni con el pétalo de una flor”


Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)*
Para celebrar este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. Es Es ser repetitivos con el verso cursi del galante: “Ni con el pétalo de una flor”. ¿Pero quién no la ha violentado a la mujer? Todos los hombres, hemos atentado contra ellas de palabra y acción, o si no, que hablen los animales y permanezcamos en las jaulas de los bárbaros.

El Secretario General para celebrar esta fecha, Ban Ki-moon. Escribió: “Millones de mujeres y niñas de todo el mundo son agredidas, golpeadas, violadas, mutiladas o incluso asesinadas en lo que constituyen atroces violaciones de sus derechos humanos. Desde el campo de batalla a sus hogares, en la calle, en la escuela, en su lugar de trabajo o en su comunidad, hasta un 70% de mujeres han experimentado violencia física o sexual en algún momento de su vida. Hasta una cuarta parte de todas las mujeres embarazadas se han visto afectadas”.
Todos los días desde que encendemos la radio, la televisión o leemos el periódico, la noticia es que una mujer ha sido abusada sexualmente, maltratada o asesinada. Es una infinidad de delitos, que con mucha frecuencia  los responsables quedan impunes. La mujer o la niña guardan silencio, un manto de miedo y de vergüenza, no las deja hablar y cuando cuentan ha sido demasiado tarde, por ese violentar convertido en un trauma.
Las consecuencias de la violencia en la mujer, se vuelven en un problema con el género y la equidad, que en últimas termina en su salud. Este hecho influye en todos los aspectos de su vida, empezando por sus hijos… si existen muy pequeños, a medida que la desigualdad crece en la sociedad, se perpetúa y son las que más sufren esa violencia doméstica, asociada con la pobreza a través de la reducción de oportunidades que puede tener la mujer de trabajar fuera de casa, de su movilidad y acceso a la información y la escolarización de sus hijos.
Además del impacto directo de la violencia en la mujer y en su vida, los estudios de psicología y sociología, indican que la violencia doméstica contra la mujer también tiene consecuencia como lo dije antes, para sus hijos, tanto si son testigos, como si son víctimas de ella. Estas consecuencias se traducen en problemas de conducta, y a menudo reproductores de la misma violencia.
Pero no solo los gritos, el maltrato físico o psicológico que causa su compañero u otro hombre, que abusa de ella en cualquier lugar con palabras soeces, si no enfermedades que con el tiempo aparecen en las infecciones de trasmisión sexual, problemas ginecológicos, hipertensión, depresión, trastornos por ansiedad, cefaleas, enfermedades psicosomáticas y conductas alimentarias.
Con ello quiere prender unas alarmas, en que no solo la violencia que se causa a la mujer, es el impacto que dispara las estadísticas. Existe la violencia silenciosa que me deja impávido, como es la salud mental, el stress, la relación sexual forzada que provoca embarazos no deseados, y como lo mencioné antes las infecciones de trasmisión sexual o papilomas que llegan al cáncer en la mujer, causado por el hombre.
¿Y qué podemos decir del feminicidio? Donde cada día crece el número de mujeres muertas por la mano del hombre en nuestra región y Colombia. El gran problema del machismo invadido por los celos. Como si la mujer fuera propiedad del hombre.
El horror no ha desaparecido, desde que en 1981 se efectúo el primer encuentro feminista Latinoamericano, en defensa de la mujer, la mayoría de países ya han sido tenidos en cuenta en la defensa de sus derechos de equidad y género, gracias al activismo y las denuncias por violentar sus derechos humanos. Pero hace falta mucho, porque existe un hueco muy grande en el Derecho Internacional en materia de derechos de la mujeres y sobre todo en la trata de la mujer y la explotación sexual. E igualmente con el aborto, que en Colombia tiene una legislación de los hombres contra la mujer, batallas que no han tenido luces muy claras vulnerando el derecho a la concepción.
*Poeta y Escritor

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Aún nos duele el 11S, pero también la guerra

Por Horacio Serpa Uribe
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El 11 de septiembre de 2001 el terrorismo se apoderó del mundo. Aún duelen las imágenes dantescas de las Torres Gemelas de Nueva York ardiendo, luego de ser estrellados contra ellas dos gigantescos aviones civiles. Aún lamentamos tantas vidas perdidas, tanto horror.
Desde ese día el mundo no ha vuelto a ser el mismo. El orden internacional sufrió un brusco cambio. Los organismos internacionales parecieron estorbar a quienes tenían sed de venganza exprés. El mundo árabe se volvió sospechoso. Hablar de paz una afrenta. Creer en la solución negociada de los conflictos una estupidez. La paz mundial se vio amenazada por los halcones del Pentágono, liderados por el presidente Bush, que salieron en busca del enemigo extranjero e invadieron Irak y Afganistán, que ha sido el peor error en muchos años, con sus altos costos en vidas humanas, perdida de riqueza, poder y estabilidad global.
Los resultados de esa cruzada no han sido los esperados. Estados Unidos es hoy una superpotencia amenazada, en crisis económica e inestabilidad política. Ha pagado caro su apuesta por la guerra. El enorme déficit fiscal de la otrora superpotencia,  solo se explica por haberse embarcado en dos guerras perdidas, que se han chupado el presupuesto del desarrollo y le han costado la vida a miles de soldados americanos.
El 11 de septiembre representa un punto de quiebre en la lucha contra el terrorismo. La histeria vengativa que generó atravesó el globo y entronizo a una derecha extremista, envalentonada y guerrerista, que convirtió en enemigo a todo aquel que no comulgara con su credo, ni con su cruzada.
En Colombia fuimos víctimas de ese virus. Durante los últimos años vivimos bajo la política del exterminio del adversario. Palabras como diálogo, negociación, disenso, paz, fueron proscritas en un propósito que convirtió la derrota militar del adversario y el aplastamiento de la oposición en un objetivo vital de supervivencia.
El presupuesto militar se duplicó, se asedió a  la oposición, se chuzó desde el DAS a los defensores de derechos humanos; se estigmatizaron las ONG y se persiguió a la prensa independiente; se negoció con los paramilitares, pero se atacó a los promotores del acuerdo humanitario. Nunca hubo espacio para hablar de reconciliación.
Colombia fue el aliado carnal de Bush y adversario del vecindario. Se ataco en Ecuador, se amenazó a Venezuela. La lucha contra el terrorismo casi mas vista del mundo.
Diez años después de esos terribles hechos el mundo es igual de inseguro y no se ha derrotado al terrorismo. Aunque Bin Laden está muerto y han caído los jefes de las Farc, hablar de lucha contra el terrorismo como eje de la política internacional suena caduco. Hoy todos hablan de prosperidad, progreso, entendimiento, diálogo, integración, lucha contra la pobreza y la exclusión, y medio ambiente.
El 11 de septiembre arde en la memoria. Pero siguen sin resolverse las preguntas centrales de la humanidad: ¿cómo derrotamos el hambre? ¿Cómo alcanzamos la paz global?

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