-----------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO
PERO ENTONCES QUIÉN ES
Desde unos días atrás ha empezado a hervir el caldero político, si no es que venía hirviendo desde hace meses por la relativa cercanía de las elecciones de octubre del año entrante, pero sobre todo por escoger con precisión matemática, cuáles han de ser los respectivos candidatos.
Para la gobernación de Santander, la cosa no está fácil porque ya hay varios aspirantes liberales, aunque no todos con el mismo respaldo político de los pesos pesados que son los que en últimas manejan la votación. Para graficar con mayor precisión lo que he venido pensando acerca del tema y de su complejidad, cae como pedrada en ojo de tuerto el contenido de una ventana de la columna dominical de hace ocho días de Rafael Serrano Prada, director de EL FRENTE, la cual transcribo textualmente para mayor pulcritud. “Cuando se discutía al interior de la bancada liberal, de los cuatro senadores y de los tres representantes a la Cámara, el tema de la escogencia del candidato liberal a la gobernación de Santander, el parlamentario Jaime Durán Barrera le dijo al gobernador Horacio Serpa que si insistía en la candidatura de Fernando Cote Peña, terminaría apoyando la candidatura del coronel Aguilar. Fue entonces cuando el gobernador Serpa demandó mayor respeto por su autoridad política y mayor prudencia en ese tipo de declaraciones. En la ciudad de San Gil, donde el senador Jaime Durán es persona de gran influencia política, no hubo sorpresas”. A mí esto me huele a la vaca que hablaba inglés, porque según reza un viejo refrán, al que le dicen algo y no contesta nada, es porque quiere otra rebanada. Mejor dicho, “el que calla otorga”.
Y entre otras, a cuenta de qué viene tanta preocupación del doctor Horacio si un gran amigo suyo y además cofundador del FILA, Héctor Moreno Galvis, que por lógica no metafísica sino política debiera ser el heredero de la gobernación, también está trepado en su caballito de acero y como si eso fuera pescado, ha tenido muchos años de entrenamiento político y con excelentes directores técnicos. Ahí la partida de ajedrez se complica en toda su magnitud porque al doctor Horacio le toca hacer enroque, corto o largo pero lo toca enrocarse, y si no le dan un tremendo jaque.
Pero ahí no finiquita la cosa. Entonces, el alcalde Fernando Vargas que se vio todas las peleas de Mike Tyson y que aprendió perfectamente cómo se maneja el jab de izquierda y el oppercut de derecha y finalmente cómo se conecta el recto a la mandíbula del contrincante, saca su carta secreta cual mago Lorgia dentro de la manga del saco, y envía un potente gancho al hígado con Néstor Castro Neira quien también sabe, muy desde atrás, que la constancia vence lo que la dicha no alcanza, y para más seguridad, que con mañita y con salivita un elefante conquistó a una hormiguita.
Y lo más bacano del video de fabricación netamente santandereana, es que mientras todo esto ocurre a ojos vista de los confundidos espectadores, un coronel garciamarquiano del que muchos aseguran y juran y muerden la tierra donde están de pie, que ya no tiene quién le escriba, al igual que en el relato de García Márquez, en últimas y haciéndose el pingo come callado y se muere de la risa careando sus gallos de pelea para llevárselos al palenque el día indicado. Como ustedes pueden leer mis carísimos lectores, y que de eso quede prueba fehaciente, yo en ningún momento he dicho que a la fija va a ganar fulano de tal o mengano de subtotal. Porque yo sí soy de Barbosa pero no soy parasicólogo ni mucho menos metafísico ya que allá los hay por toneladas. No, señores, y todavía no me matriculen en ningún grupo. Lo que pasa es que estoy llegando a la conclusión de que, cuando uno menos lo cree, “en la pelea de los burros… salta la liebre”. O por lo menos esa es la idea, dice el Chapulín Colorado.
