sábado, 28 de noviembre de 2020

Cuatro años perdidos


 Mario González Vargas

Cuatro años después de la firma del Acuerdo de Paz el país se interroga sobre la negociación, sus resultados y sus consecuencias en la vida nacional. La integración del equipo negociador y la benevolencia dispensada a la fuerza insurgente desde el inicio de los contactos mostró una predisposición inocultable a la concesión. No de otra manera puede interpretarse la renuncia del gobierno al principio de que la situación militar en el terreno determina la relación de fuerzas en la negociación, lo que se tradujo en la suspensión de la presión militar sobre la agresiva contraparte. No extrañó entonces, que la delegación del gobierno se fuera ajustando con actores políticos afines ideológicamente al asesor de la insurgencia, hoy secretario general del partido comunista español.

El acuerdo respondió a los propósitos, finalidades e intereses de las FARC-EP, y fue presentado y divulgado por los medios y la mayoría de los sectores políticos como “el mejor posible” y garante de una paz duradera. La prepotencia y vanidad desbordadas indujeron al expresidente Santos a convocar un plebiscito ciudadano, que tuvo la sensatez de rechazar el adefesio, a lo que el mandatario respondió violentando la voluntad popular, con la complicidad del Congreso y la anuencia de la Corte Constitucional. Condenaron al acuerdo a la ilegitimidad de la que hasta hoy no ha logrado redimirse.

Ninguno de sus objetivos se ha cumplido. La paz prometida se vio desmentida por una violencia que recrudeció con el acuerdo y se ha convertido en nuevo conflicto con el ELN, Clan del Golfo, Disidencias farianas, Nueva Marquetalia y toda la gama de actores del narcotráfico, auxiliados desde Venezuela. La polarización se impuso a la mentida reconciliación y afecta a todos los estamentos de la sociedad. La verdad y la justicia, en manos de una jurisdicción y una comisión integradas con inocultable sesgo ideológico, no han producido ni sentencias, ni verdades, a pesar de sus costosos presupuestos y abultadas nóminas. Solamente actuaciones que las demeritan y deslegitiman. La reparación es un mito puesto que las Farc solo han entregado el 0.7% de sus bienes registrados. Lo único verificable es el incumplimiento del partido Farc, el que, además de sus bienes, no ha entregado verdad, ni las rutas del narcotráfico, ni la identidad de los integrantes de los Carteles que fueron sus socios, y al parecer esconde hechos no aclarados, como los de sus cuentas bancarias en Turquía o los sugeridos en la carta de alias “Romaña”.

Colombia padece las consecuencias de una paz fallida. El narcotráfico, acrecentado por los incentivos perversos que se prodigaron durante la negociación de la Habana, sigue siendo la principal amenaza a la vida de los colombianos y a la seguridad nacional. No deja de ser paradójico que los incondicionales del acuerdo de paz sean los furiosos adversarios de combatir y erradicar el cultivo de la coca, y que sea la justicia, demeritada en su misión, la que los cobije. Buscar consensos para superar el problema debe ser el resultado de las próximas elecciones.   

domingo, 22 de noviembre de 2020

En búsqueda del centro

 

Mario González Vargas

La pandemia y sus devastadores efectos en todos los órdenes de la vida nacional entraña cambios sustanciales en el escenario, posicionamiento y determinaciones de las fuerzas políticas. Anticipadamente, empiezan a insinuarse tanto en lo ideológico como en lo táctico, como se desprende del fomento de la polarización por Petro, o de la ansiosa búsqueda del centro por otros, sin lograr aún descifrar sus coordenadas ni sus contenidos. Vivimos tiempos de incertidumbres, que exigen nuevos liderazgos, creatividad e ingentes esfuerzos para habilitar el fortalecimiento institucional del régimen democrático, sometido a las incógnitas que acompañan el desenlace de la crisis que vivimos.

El progresismo de hoy es el nuevo ropaje de un marxismo actualizado con el que se invisibiliza la añeja dictadura del proletariado con unas supuestas causas sociales de aparente naturaleza igualitaria, todas signadas de ideología, pero que le permite trocar su vocación violenta por imágenes de academismo, tolerancia y pluralismo con las que adornan el pensamiento político correcto, nuevo ariete en la conquista de opinión y de poder. Convierten la ecología en ecologismo, la feminidad en ideología de género, los derechos fundamentales de la persona en militancia sistémica de contrapoder, el laicismo en ateísmo, todos ellos instrumentos para el tránsito de una cultura de libertades y libre empresa a otra de estatismo ilustrado, adoctrinamiento cultural y libertades restringidas. Es esa una postura que necesita y estimula la polarización porque su afán principal es la sustitución de valores de la sociedad que se pretende derrumbar por los parámetros ocultos y militantes de la que se procura imponer. 

El Centro (así con mayúscula) tiene hoy mucho de inasible e indefinido. No debe entenderse simplemente como equidistante de los extremos polarizantes, ni como compromiso etéreo ante amenazas provenientes de diestra y siniestra, porque tendría más de utopía que de realidad. La historia enseña que las situaciones extremas como las que enfrentamos por la pandemia y ante el cambio de época que se avizora, exigen la adopción y concreción de visiones, pensamientos y metas que, por sus contenidos, convoquen el esfuerzo colectivo y cuenten para su conducción con liderazgos firmes e inspiradores. Nada de ello se alcanza sin una construcción y definición de los objetivos y de las ideas que permitan el acompañamiento de las mayorías para realizarlos, que no pueden surgir sino de la comprensión de lo que somos, de lo que ansiamos y de la capacidad de unirnos para lograrlo. Democracia sin esguinces, libertades políticas, sociales, religiosas, de pensamiento y opinión, de emprendimiento y a la propiedad, en el marco de la solidaridad social que promueva la equidad, son principios y valores que aún no hemos perfeccionado y que son consustanciales a un Estado democrático que no hemos terminado de construir. Esos serían los valores de una causa política que podríamos denominar el Centro en nuestro sistema y que está al alcance de nuestras posibilidades. Restaría por saber quiénes apuestan a su realización. El conservatismo, como superación de su pasado reciente, este sábado debería ser el primero en tomar partido.    

domingo, 8 de noviembre de 2020

Un debate pospuesto pero ineludible


Mario González Vargas

No sorprendió la decisión de la plenaria de la Cámara de Representantes de archivar el proyecto de acto legislativo para una reforma política. Si bien es cierto que se trata de un tema de especial interés para el país, no fueron pocos los inconvenientes que se observaron en el articulado del proyecto, en el trámite del debate, así como en la pertinencia del mismo, que terminaron por hundir la iniciativa.

Una reforma de esa envergadura para tener éxito necesita, además de una coyuntura favorable, unos acuerdos políticos previos que cuenten por lo menos con el interés del gobierno, para que su articulado refleje los consensos que convoquen las mayorías requeridas. Resulta evidente que esos presupuestos no se dieron y que se prefirió intentar su aprobación a las volandas, en un ambiente sembrado de incertidumbres que escapó a la atención de sus noveles y acuciosos promotores. Los estragos económicos, sociales y de salubridad ocasionados por la pandemia, acaparan la atención y preocupación del gobierno, de los sectores políticos empresariales y laborales y de los ciudadanos, que exigen comprometer todos los esfuerzos en la reactivación de la economía y del empleo, antes que distraer su labor en reformas que, por necesarias, serán más urgentes y encontrarán mayor interés y respaldo cuando se conquiste una nueva normalidad. Todo ello se reflejó en la soledad que acompañó, no solamente al ponente de la iniciativa, sino también a los jóvenes y entusiastas acompañantes, que se vieron huerfanos de apoyo de sus partidos y del respaldo de los ministros concernidos, atareados en contener la vorágine de amenazas que se ciernen sobre los colombianos por obra de una pandemia imprevisible y hasta hoy incontenible.

Además, los temas de la reforma no eran de poca monta. La sustitución del voto preferente por listas cerradas y paritarias organizadas a modo de “cremallera”, que demanda la democratización interna de los partidos y sus mecanismos; la corresponsabilidad de los partidos por los avales; y el aumento de curules para representación en el Senado de departamentos que carecen de ella hoy, entre otros temas, son contenidos controvertidos que careen de acuerdos y que apuntan a ser mejor debatidos en los tiempos que nos esperan una vez superada la pandemia. El regreso a las listas cerradas acompañado de mecanismos de democratización, aunque aconsejable, es resistido por no pocos congresistas; el aumento de curules no tiene apoyo ciudadano; y las listas cremalleras y con paridad de género no se hallan en ningún ordenamiento constitucional de régimen democrático y podría implicar insólito quebrantamiento al derecho a elegir y ser elegido, al que son ajenos limitaciones por razón de género, o condición humana, y releva más del supuesto “pensamiento político correcto” con el que el “progresismo” intenta suplantar el sistema democrático de occidente.

Estos temas, junto a los del régimen económico y social, serán primordiales en el debate político del 2022 para fortalecer el régimen de libertades, asediado por la supuesta “corrección” del pensamiento de la izquierda que se pretende imponernos.  

domingo, 1 de noviembre de 2020

Lo que se juega el 3 de noviembre

 

Mario González Vargas

Sorprende la mirada al pasado de los comentaristas sobre la elección presidencial en los Estados Unidos, cuando es hoy evidente que los equilibrios de poder se están modificando para dar paso a un nuevo orden mundial. Centrar el debate en el manejo de la Covid-19, enigmática para todos los gobiernos del orbe, o sobre la creencia de que supuestas simpatías por uno u otro de los candidatos puede afectar relaciones bilaterales, es ignorar que la proclamada armonía para un mundo de posguerra fría constituyó una utopía condenada a muerte prematura.

Los conflictos actuales dibujan un escenario que muestra que las distinciones entre las civilizaciones son ante todo culturales. El nuevo orden mundial estaría determinado por el ascenso del sentimiento imperial de China, del resurgimiento del poder islámico y del cuestionamiento de los valores de Occidente en el seno de los Estados Unidos y de otras naciones occidentales. Basta repasar el proceso de disolución de la antigua Yugoslavia, o el conflicto al interior de la Unión Europea por la inmigración islámica, o el activismo intimidante de Irán y Turquía en el oriente medio y el mediterráneo oriental, u observar la pretensión hegemónica de China sobre el sudeste asiático y el denominado Mar de China, y con prestar atención a los cuestionamientos de la izquierda estadunidense a su propio régimen, para entender la naturaleza de los conflictos y sus efectos sobre la conformación de un nuevo orden mundial.

Las civilizaciones suelen perecer por sus propias contradicciones. En las elecciones de los Estados Unidos lo que se juega es la vigencia de la civilización occidental sometida al implacable ataque de la izquierda radical del partido demócrata. Las grandes religiones han sido siempre los fundamentos de las grandes civilizaciones. Mientras el islamismo renace, se consolida la religión ortodoxa y China impone su credo marxista-leninista a manera de religión, en Occidente se intenta convertir el laicismo en ateísmo, se destruyen iglesias y templos y se vandalizan los símbolos del cristianismo. Ninguna otra civilización distinta a Occidente ha construido una ideología política relevante como la democracia y su tradición de derechos y libertades individuales, traducidos en la representación política, la propiedad privada y la libre empresa como herramientas del desarrollo social y económico.

No hay que desestimar lo que ocurre al interior del partido demócrata. La izquierda crece en representación hasta el punto de que la Representante Ocasio-Cortes desafía a Nancy Pelosi por la presidencia de la Cámara de Representantes, al tiempo que cuenta con candidata a la vicepresidencia. El tándem de un presidente octogenario y de una izquierdista activista reforzará que, ante retos similares, EU pase de la contención de ayer al apaciguamiento en el tratamiento de los conflictos internacionales, con lo que lograría el empoderamiento de Cuba, la continuidad de Maduro y Ortega, el fortalecimiento de la izquierda radical en Colombia, Chile Perú y Brasil, y la sustitución de la democracia por el colectivismo represivo y estatista. Es lo que está en juego    

viernes, 30 de octubre de 2020

¿Hay amenaza de nuevo confinamiento en Santander?


Por: Bernardo Socha Acosta.

A una posible nueva declaratorio de cuarentena obligatoria, podría verse abocado el departamento de Santander, si es que no cambian las cifras, tras la velocidad que ha retomado el contagio de coronavirus en los últimos días.

A partir de, comienzos de este mes de octubre que estamos terminando, en el departamento el contagio solo se encontraba en 40 municipios y hoy 30 de octubre el virus ya llegó nuevamente a 50 municipios de Santander. 

Si acudimos a las estadísticas, cuando en Santander había, 19.674 casos de la enfermedad, de los cuales 10.210 personas se hallaban recuperadas, la pandemia se encontraba en 40 municipios y, hoy, casi dos meses después, nuevamente el contagio se extendió a 50 municipios. Hace un mes la cifra de contagios era de  31.278, de los cuales 4.335 estaban activos. Hoy finalizando octubre, aun cuando el aumento de casos activos es lento con 4.377, la velocidad  ha venido creciendo aceleradamente en la última semana, si tenemos en cuenta que hace  7 días  el número de casos activos era de 3.893. Es decir en la última semana  los contagios activos han subido, de 3.893, a 4.377, (484) más.

Pero esas cifras, aparentemente parecen insignificante a juicio del común, pero si examinamos que el crecimiento del contagio de los últimos días  ha duplicado el número de pacientes recuperados, eso despierta la preocupación. En los últimos 7 días el crecimiento de contagios ha sido el doble del número de pacientes recuperados, indicativos que están demostrando que si no hay una variable que duplique el número de recuperados, o que se presenten cada 24 horas menos contagiados, las autoridades tendrán que contra todas las prevenciones, volver a decretar medidas fuertes, porque está visto que hay personas que, demuestran la necesidad de tenerles un vigilante, para que cumplan con sus obligaciones, y en este caso, que cumplan con los protocolos de bioseguridad establecidos para prevenir la diseminación masiva del contagio.  Esas personas –da pena decirlo- pero no merecen vivir en sociedad, porque soslayan cualquier norma de convivencia de salud.

A través de los medios de comunicación ya  nos hemos informado que en otros países, entre ellos de Europa, las autoridades se vieron obligadas a decretar los confinamientos, para evitar contagios masivos, debido a los rebrotes que se han presentado y todo porque las personas atenidas que se reabrieron las fuentes de trabajo,  no usaron las más mínimos medidas de protección y como el virus no ha muerto, rápidamente se extiende a otras personas.

En ese sentido, de nada sirve que las autoridades repitan y repitan que es necesario usar las normas de bioseguridad, si muchas personas desafiando su propia salud, la de la familia y la de los demás, en medio de su ignorancia y terquedad, van por donde quiera sin tapabocas, no guardando las distancias y creo que ni se lavan las manos. Para esas personas tercas, es necesario aplicarles con toda la fuerza de las normas, sanciones para que al fin aprenden.

Si bien las cifras en Colombia, de 1’053.122 contagios confirmados a la fecha, se han recuperado  950 mil 348 pacientes, no quedan sino 69.423 casos activos, y todos los días las cifras de casos activos bajan,  en nuestro departamento de Santander en cambio, está ocurriendo lo contrario, las cifras de contagios activos aumentan, como aumentan en promedio 400 contagios cada 24 horas y no es lo mismo con las recuperaciones de pacientes.

Ese precedente es el que tendrán que evaluar las autoridades, si sigue la velocidad de los contagios, por encima de las recuperaciones.

bersoahoy@outlook.com

domingo, 25 de octubre de 2020

Un escenario político globalizado

 Mario González Vargas

La globalización y la presencia invasiva de las redes sociales han modificado sustancialmente los escenarios de la política, las estrategias de los sectores en contienda y las técnicas de comunicación con las masas. Las características del debate político han cambiado y con ellas se han entronizado nuevos lenguajes y temas que han ganado audiencia en atemorizadas ciudadanías desbordadas por amenazas que parecen superar sus energías para controlarlas. La izquierda ha sido especialmente ágil en comprender las exigencias de este nuevo escenario y, ante la parsimonia de sus contendores, con el ejercicio de un activismo maniqueo, ha logrado manipular tópicos que hoy inquietan por igual a la mayoría de los ciudadanos de la Tierra y, crear así, para cada uno de ellos, el espejismo de que el sistema capitalista-propiedad privada y libre empresa-es el único responsable de los males que nos aquejan. Con ese procedimiento de mago circense, no solo intentan relegar al olvido su dogma estatizante y la naturaleza totalitaria de su credo ideológico, sino que les permite incursionar en predios vedados en tiempos de la dictadura del proletariado. Pero no lo hacen sembrando esperanza, sino despertando miedos y sentimientos colectivos de culpabilidad que, según ellos, solo pueden conjurarse por expiación de los pueblos.

Y lo han hecho, además, al amparo del mas inusitado desinterés de los sectores afectos a la institucionalidad democrática, que parecen no haber reparado en el proceso que se surte ante sus ojos. Semejan más unos desinteresados espectadores que colectividades responsables de su misión de comprender los retos y aportar soluciones a los problemas que se suscitan en toda sociedad. En todos los temas, el activismo de izquierda persigue convencer que no es político, aunque su oculta finalidad sea el derrumbe del régimen que se impuso a la dictadura del proletariado. En los tiempos que corren, el mundo se halla conectado en tiempo real, lo que ha favorecido al socialismo, organizado internacionalmente aún antes de la revolución bolchevique, mientras que los partidos de centro y de derecha tienen dificultades para abandonar sus cascarones nacionales y locales, insuficientes ante las realidades de la globalización. Todo ello ha permitido la apropiación por la izquierda de temas que le habían sido incompatibles, y que hoy intenta hacerlos suyos, Derechos Humanos, Democracia y Ambientales, cuyos caracteres de protección y conservación son inherentes al régimen democrático de propiedad privada y libre empresa. El socialismo pretende cultivar el resentimiento o, cuando menos, la indiferencia por el sistema de libertades para culminar su tarea. Estimula el odio entre sectores de las sociedades y polariza la política para que nadie quepa entre los extremos. Por ello, propicia el olvido de la memoria histórica de los pueblos y se esfuerza por demeritar sus tradiciones para debilitar sus identidades e incitar a la violencia para tramitar diferencias debidamente alimentadas.

Ese también es el escenario en Colombia. El gobierno debe entenderlo y la ciudadanía comprenderlo. Se requiere autoridad en la legalidad, porque de ellas dependen las libertades, la paz y nuestro futuro.

jueves, 22 de octubre de 2020

Qué ejemplo de sabiduría le dejó a Colombia la Minga indígena

 


Por: Bernardo Socha Acosta

Los integrantes de la Minga indígena del Cauca que acabaron de realizar una marcha hasta Bogotá pidiéndole al gobierno atención a sus necesidades, les dieron una gran lección a los colombianos.

El comportamiento, el orden, la solidaridad, la higiene, el respeto, la limpieza y, no se qué otro adjetivo sumarles, nos dejó perplejos y con satisfacción de colombianos, ante el mundo.   

La Minga indígena le enseñó a niños, bachilleres, universitarios, trabajadores y empleados, cómo se realiza una manifestación de rechazo contra un sistema  y cómo con el ejemplo y acciones cívicas se piden las cosas.  Fue una demostración de la mayor cultura, que hoy quizás el presidente de la república está avergonzado de no haber dialogado con ellos en la plaza de Bolívar  de Bogotá, hasta donde ellos llegaron con esa ilusión e interés de ser atendidos. Pero regresaron desilusionados, porque fueron  de nuevo ignorados por el jefe del estado.

Hacía largos años que no se realizaba una nutrida marcha y manifestación pública con el orden, donde los vándalos devastadores de la tranquilidad social no tuvieron cabida, porque donde se hubieran infiltrado para cometer desafueros, habrían sido cogidos y castigados conforme el régimen de esas comunidades… que al parecer nos llevan millones de kilómetros en civismo y respeto por los demás.

Foto: Tomada de TicoVisión

Los resultados del orden de esta presentación indígena contrasta con las manifestaciones que organizan otros sectores donde se convierten, triste y lamentablemente  en escenarios donde los malhechores pareciera que tuvieran el amparo para atracar, destruir almacenes, saquearlos, atacar a la fuerza pública, quemar bienes y servicio y una interminable lista de infernales acciones delictivas que causan la peor zozobra a la gente de bien.   Pero lo lamentable es que en esas tenebrosas y sombrías manifestaciones salen perdiendo todos y nadie gana… O sí. Ganan los delincuentes, porque  ahora con los mal llamados PROTOCOLOS, la autoridad tiene que pedirle permiso a los violentos y a los vándalos para actuar, sopena de estar violando los derechos humanos, y así el país sigue día por día convirtiéndose y hundiéndose en un infierno de confusiones, porque los malvados ven con satisfacción y halago que su campo de acción cada vez más se amplia, pareciera que con la complicidad de algunos pocos de quienes tienen de una u otra manera injerencia en el manejo del estado, en instituciones que dependen de alguna de las ramas del poder público.

Pero, en resumen, la Minga indígena le dejó muchas enseñanzas a los colombianos, especialmente al gobierno y a quienes a menudo organizan marchas, para que no sigamos siendo cómplices de la maldad, el crimen, el vandalismo y el hurto.

sábado, 17 de octubre de 2020

Ojo con la TRAMPA del Referendo; se arrepentirá por siempre


Por: Bernardo Socha Acosta

Colombia no está muy lejos de convertirse en la Venezuela de hoy y quizás peor, gracias a la maldita politiquería que quiere imponer un régimen que tienda al totalitarismo, acabando con las Cortes judiciales, que son hoy en nuestro país la única garantía que nos alumbra, porque si hablamos de los entes de control, hoy están en manos del régimen ejecutivo y por lo tanto no hay ninguna garantía para frenar uno de los cánceres que está acabando con la riqueza nacional como es la corrupción.

Y si la propuesta hecha con arrogancia por un expresidente de la república, de acabar con las Cortes de justicia luego de someter a consideración del pueblo un Referendo, al parecer como retaliación porque vienen cumpliendo con sus controles y procesos que afectan seguramente el orgullo de los poderosos, se proponen a recoger firmas para lograr dar el golpe a las instituciones que forman el conjunto del poder público constitucional.

Si ese propósito  lo logran quienes lideran el MACABRO intento, la rama ejecutiva va a hacer y deshacer, sin que haya ente que lo controle, o que imponga orden al estado y el único afectado será el pueblo,  al que solo UTILIZAN los políticos en tiempos electorales y cuando hay que buscar más plata para, a través de impuestos seguir alimentando, por un lado la FRONDA  burocrática (empleos) y por otra para alimentar a los corruptos que se apoderan del dinero que pagan los ciudadanos como tributos.

Si el pueblo colombiano al que van a requerir para que firme, para dar vía libre al Referendo,  cae en la TRAMPA, tiene sus días contados para que nuestras juventudes lamentable y tristemente las veamos desfilando por las carreteras nacionales y extranjeras buscando un país que les permita llegar y tener un aliciente para vivir.

Es triste y azaroso decirlo, pero quienes tengan buena memoria, así comenzó la historia que tiene hoy sumido en la peor desgracia al país vecino, y no es para sembrar miedo, sino para advertirlos, porque, lastimosamente  para allá vamos los colombianos queramos o no,  si caemos en las mentiras y las fantásticas maravilla que nos pintan, de un país mágico, y corremos en manada a firmar y respaldar eso REFERENDO malintencionado y perverso. Si eso hacemos, nos  vamos a arrepentir y a  estar muy mal, pero,  pobres de nuestros hijos y nietos.

Con esos espejismos que nos propone ese expresidente, tendremos asegurado un régimen de Totalitarismo donde la libertad estará seriamente restringida y el Estado ejercerá todo el poder desde la rama ejecutiva. Es decir, será el presidente (o quien haga las veces a la sombra) el que determine todo el manejo del país, como ya se pretende hacer, y se protesta cuando se ejerce justicia en contra de los poderosos.

Si esa franja de colombianos que se encuentra alucinado por esas apócrifas propuestas (el Referendo) y no quiere ser la responsable de la suerte ignominiosa del país, pues que no lo haga porque seguro está firmando su propia SENTENCIA y se arrepentirá para esta y la otra vida.

bersoa@hotmail.com

La Tiranía de las Minorías

 


Mario González Vargas

En las dos últimas décadas hemos asistido a la entronización del llamado pensamiento político correcto que se viene difundiendo en las sociedades democráticas, propagado por la izquierda radical que ha encontrado en ello una reconversión de su credo que le ha permitido ocultar los lastres que suponía el comunismo del siglo XX. Elaborado en las aulas de universidades estadunidenses, recibió entusiasta aceptación en los sectores de izquierda ansiosos de reducir al olvido sus culpas y las tragedias vividas en las autodenominadas republicas democráticas de Europa del este y sus símiles asiáticas y africanas. Al amparo de las naturales garantías que la democracia dispone para minorías, lograron falazmente atribuir a su condición la naturaleza de víctimas de relaciones de dominación e imputarlas al sistema democrático y capitalista. Así nació lo que hoy conocemos como progresismo. Convirtieron a los sectores sociales feministas, LGTBI e indigenistas en víctimas de supuestas dominaciones del varón, de los heterosexuales y de identidades raciales, sustituyendo así la bandera de la fallida lucha de clases.

En este contexto se inscriben hoy los derrumbamientos de estatuas, las palabras que se borran, la sintaxis que se manipula y la desconsideración del pensamiento del otro, en fin, todo lo que corresponda a esa nueva realidad de la dominación de lo minoritario. De la protección saltamos a la tiranía que solo engendra totalitarismo y sujeción. Se vuelve al estado totalitario, pero se proclaman nuevas razones.

La Minga dejó de ser una práctica para lograr beneficios comunes y hoy corresponde a esos nuevos escenarios de confrontación. Trocó su naturaleza colaborativa por un ímpetu político que se expresa en términos de dominación. Así lo explican sus líderes al reconocer sus fines políticos en desmedro de su naturaleza reivindicativa. Olvidados quedaron sus logros en materia de tierras, de autonomía para el manejo del territorio y de inversiones sin control ni auditorías, porque hoy se suman a la tarea de desestabilización del gobierno anunciada por Petro la misma noche de su derrota. Hacen parte de comunidades que integran cerca de 1.800.000 personas que habitan sus resguardos, y a los que se les reconoce la aplicación de sus leyes en virtud de los instrumentos internacionales suscritos por el Estado colombiano. Como ciudadanos gozan del derecho a constituirse en movimiento político y a ejercer la oposición en alianza con otros partidos y organizaciones, como lo pretenden el 21 de este mes en Bogotá, pero deben ser conscientes del respeto a las reglas de la democracia en el ejercicio de su posicionamiento político. No caben los ultimátum, ni las imposiciones al presidente y al gobierno, y por el contrario deben tramitar su acción política de conformidad con las leyes que la rigen.

El gobierno está dispuesto a escucharlos y al diálogo social, como es su deber y talante democrático, pero no a someter al presidente a la algarabía de multitudes. Negarse a tramitar sus diferencias por el dialogo solo develaría un interés de confrontación y dominio al que ningún gobierno democrático debe someterse.  

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