miércoles, 11 de enero de 2023

¿La Paz Total, una Ópera Bufa?

Mario González Vargas
Los seis meses de gobierno del presidente Petro han sido pródigos en improvisaciones continuas y diletantismo funcional, que han puesto de presente su crónica incompetencia en la función de gobernar que muchos creyeron superada después de las lecciones que dejaron las peripecias del desastre de su gestión en el Distrito Capital. Vana ilusión, como lo demuestran sus tres recientes iniciativas que hoy atemorizan a los colombianos.

La legalización de los cultivos de coca y su transformación en base de cocaína implicará poderoso incentivo para que familias enteras multipliquen su producción en territorios que padecen el control armado de las organizaciones criminales, que fortalecerán su condición de autoridad de facto ante la incapacidad del estado de oponerse y evitarlo. El sainete de la compra de los aviones de combate demuestra una vez más la incompetencia del gobernante y de su ministro de Defensa que nunca se percataron del acaecimiento de la vigencia del Conpes que garantizaba los recursos para la cuantiosa pero necesaria contratación. Pero quizás la más evidente ineptitud es la que acompaña la anhelada política de la paz total, que pretende alcanzar por medio de ceses al fuego sin convenirlos, decretados en estados de gracia iluminados, sin protocolos que los rijan, en arranques de emoción que deben ser siempre ajenos en esta particular negociación. Ello explica el silencio del alto mando militar notificado por los medios de comunicación, el inmediato desmentido del Eln que nada ha acordado con el gobierno, ni acordará, si también cobija a la Segunda Marquetalia, al clan del Golfo y a los paras de la Sierra Nevada; que sorprendió hasta Otty Patiño jefe negociador del gobierno con el Eln que tuvo que aclarar: "No nos hemos querido meter en el tema del cese del fuego porque, así sea bilateral o unilateral, tiene que ser verificable”, ya que “En una guerra irregular, y en medio de este mar de violencia que vive Colombia, donde hay múltiples actores, hacer una verificación de un cese del fuego es muy difícil". Ha sido tal el despropósito que ni los otros delincuentes, beneficiarios a título gratuito, han logrado hablar, paralizados por el tamaño de la sorpresa, como que el cese al fuego solo inhabilitaría a la Fuerza Pública para enfrentar a las organizaciones criminales, pero no impediría que entre estas continúen las masacres por la exclusividad de las rentas del narcotráfico. Parálisis de la Fuerza Pública, pero carta abierta para que carteles mejicanos se inserten en las organizaciones colombianas beneficiarias del cese al fuego y redoblen así la violencia en vastos territorios del país. Es tan evidente el sentimiento de indefensión del Estado que Timochenko ofrece su experticia en ausencia de verdad, justicia, reparación y no repetición para aconsejar al gobierno.

Petro confunde la intención del cese al fuego con el acuerdo sobre él. Por ello toda aclaración sobre el mensaje del presidente resulta inocua. Ni siquiera los malabares verbales de Iván Cepeda o los artificios sofísticos del ministro Prada logran desvanecer la sensación de que nos aplican, a falta de paz, una representación de Ópera Bufa.

domingo, 1 de enero de 2023

La falsa cultura que atenta contra los colombianos

Por: Bernardo Socha Acosta
Finalizó uno de los meses del año más alegres y bulliciosos (diciembre) que marcan los tiempos de la historia buenos o malos, pero, es necesario decir algo que las personas sensatas y privilegiadas con la civilización del momento van a respaldar y a hallar la razón.

Cuando eso que algunos interpretan como tradición y cultura, pero que no son más que embelecos erróneos y peligrosos comiencen a poner más víctimas mortales, talvez, las autoridades despierten y comiencen a actuar, tarde como siempre, pero ojalá nuestro país algún día tuviera esa oportunidad civilizada y no continuara en la era del más atrasado periodo de los cavernícolas.

Se trata de rechazar y condenar de fondo algo que está causando mucho daño a toda la sociedad, la fauna y en general el medio ambiente, en diferentes formas, y tiene que ver con los estruendosos y aturdidores ruidos que causan la POLVORA y no menos reprobable y abominable escándalo que producen las MOTOS arregladas con infernales escapes.

El exceso de ruido es quizás un fenómeno por el que hay que luchar, porque es otra odiosa, malsana y peligrosa contaminación sonora que afecta a varios órganos de los seres vivos.

La pólvora, que si bien fuera un producto creativo y recreativo ya con artículos modernos para alegrar la vista de las personas, pues sería digno de respaldar y admirar, pero lo que se está utilizando no es más que pilones de artefactos explosivos que al estallar causan zozobra y afectan el sistema nervioso, no solo a las personas, sino de todas las especies, muchas de las cuales mueren por el horror de esos artefactos explosivos que solo se utilizan en las diabólicas guerras.

Pero, no solo los animales mueres por esta degenerada costumbre llamada IGNORANTEMENTE cultura, muchos ancianos y niños han estado a punto de fallecer cuando, de una manera absurda y sorpresiva detonan a media noche uno de esos elementos que causan escozor, alarma e ira, pero no contentos con esta DESGRACIA de la pólvora, aparece circulando un desadaptado fanfarrón encima de una MOTO produciendo el más infernal ruido, como complemento demoniaco a la ensordecedora detonación de la pólvora.

Los ruidos por encima de determinados decibelios están claramente prohibidos porque causan un sinnúmero de enfermedades en la población, ya sea en humanos o en animales.

La locura. Sí; la locura, es una de las gravísimas enfermedades nerviosas, que se están germinando y generando con esos estremecedores ruidos y nada tiene de raro que el resultado de la incapacidad de las autoridades de ponerle control a eso, sean las acciones de hecho que la locura produce.

Las acciones de hecho no están lejos de ocasionar víctimas mortales y cuando menos pensemos vamos a tener sorpresas, como fruto de esta demencial e incontrolada carrera de la contaminación sonora, entre ellas los EXPLOSIVOS con pólvora, y como complemento las destartaladas motocicletas y otros automotores, acondicionadas para causar ELEVADOS ruidos. Y qué dicen las autoridades frente a esto. No dicen nada porque se burlan de las normas vigentes que aprobaron en el congreso para tener un país mejor, pero que son inocuas por incapacidad de quien las deben ejecutar. Les queda grande hacerlas cumplir, y se muestran inactivas como las autoridades de tránsito y la policía, para las motos en concreto, como si le tuvieran miedo a los actores de estos atropellos delictivos.

Y es que los estados de locura de muchas personas, ya se demuestra con la excesiva intolerancia, la sorpresiva agresividad, los altos niveles de depresión, irritabilidad, ansiedad, la respuesta inesperada a cualquier situación cotidiana, y muchos otros estados de ánimo que presentan muchas personas. Y todo porque no hay autoridad para estos casos concretos.

bersoa@hotmail.com

La estrategia del avestruz en un mundo sombrío

Mario González Vargas
El periodo de relativa paz que se vivió después de la Guerra Fría ha llegado a su fin. No es que no se hubiesen padecido conflictos en el orbe, sino que ellos fueron vistos y convenidos como de baja intensidad, es decir no susceptibles de efectos suficientes para trastornar los equilibrios existentes. Pero, en un mundo globalizado ningún país escapa a las consecuencias de los conflictos que se suscitan allende de sus fronteras, más cuando irrumpen en un escenario de reajuste del convenido statu quo moribundo.

La agresión de Putin en Ucrania hizo trizas una convivencia que al parecer a nadie convenía, y abrió una caja de Pandora que marcará la política orbital por las décadas a venir. Asoman conflictos cuyos alcances apuntan a encontradas relaciones de poder entre las potencias prevalecientes y las emergentes, que desajustan los pactos y acuerdos preexistentes que empiezan a desmoronarse sin terapia que la detenga.

En los Balcanes reviven las pretensiones adormecidas por décadas, semejantes a las que originaron la primera guerra mundial del siglo XX, y en las que se oponen raíces culturales no extintas en tiempos de frágiles y atormentados arreglos, como los de Serbia y Kosovo. En el sureste asiático irrumpen nuevamente las tensiones entre las dos Coreas, una de ellas con armamento nuclear, que obliga al Japón a un rearme que llevará a cabo sin atender obligaciones impuestas en el pasado, hoy desuetas ante la amenaza que confronta, y que se verá agravada por la pretensión China sobre Taiwán, cuyos efectos se extenderán hasta Australia y Nueva Zelanda.

Y, por último, la política de Turquía, nueva potencia militar en el seno de la OTAN, de alterar los equilibrios existentes en el Mediterráneo oriental que apuntan a Grecia y a Chipre, así como la de revivir el Imperio Otomán en el mundo islámico, parecen desarrollarse en medio de la contrita pasividad de una Europa callada, incapaz de oponerse, ni siquiera al segundo genocidio de Armenia que se halla en curso y con alcances traumáticos sobre el componente musulmán de Rusia. Alemania ha iniciado su política de rearme, sin atención a constreñimientos impuestos en el pasado, porque percibe amenazas que intenta disuadir.

El hemisferio americano no escapará a las nuevas realidades. China, Rusia Irán y Turquía han tomado pie en el continente, comercial y militarmente, con especial énfasis en Venezuela y Nicaragua, con dotación de armamento, asesoría cibernética y en inteligencia, entrenamiento de tropas y maniobras militares conjuntas, en las que pronto veremos surcar naves de guerra por el Caribe y pesqueras en nuestros puertos del Pacifico, en el entendido del favorecimiento de los nuevos gobiernos de izquierda. La presencia militar de potencias extra continentales es inédita en las Américas que solo había conocido el testaferrato del castrismo.

Mientras ello ocurre la democracia se halla en vilo de fenecer, como aconteció en el Perú con el golpe fallido de Castillo, o como se evidencia en Bolivia, en el que Arce decide encarcelar a sus oponentes por el solo hecho de disentir. Petro ha convalidado ambos estropicios, mientras languidecen los medios, los gremios y los políticos en el ejercicio de la estrategia del avestruz. Un mundo sombrío asoma.

martes, 27 de diciembre de 2022

Precios del SOAT motiva diversas reacciones

Por: Bernardo Socha Acosta
A mediados de este mes de diciembre 2022, hubo un gran revuelo en Colombia por los exagerados precios fijados por el gobierno y las compañías aseguradoras, a las pólizas, tanto la obligatoria como las voluntarias, precios que no se compadecen con la situación económica que vive la mayoría de quienes las necesitan.

Hoy de los cerca de 50 millones de habitantes de este país, más de 17 millones tienen un vehículo, incluyendo las motocicletas y no es que tener un vehículo sea una afición o un lujo. No, el vehículo es en la mayoría que lo posee, un elemento de trabajo, porque así lo ha dispuesto la evolución y la revolución industrial que, a propósito, tiene al mundo al borde de la catástrofe, por la falta de planeación, tema que será para analizar en otro momento.

Por ahora ocupémonos de los precios de las pólizas de seguros. El tema no es como para sentarse a pensar o a llorar; es hora de ir actuando para organizar una Asociación de defensa de los usuarios de pólizas, porque es que, como en nuestro país y en otros donde mandan son los dueños del dinero y quienes se agremian para fijarle al pueblo trabajador sus pautas, capprichos o disposiciones orientadas a no dejar perder el poder capitalista, pues el pueblo también tiene que responder con actos legales en su defensa, buscando los medios y las herramientas, como el derecho de Asociación para defender lo suyo e impedir que otros con más poder hagan lo que quieran para imponer sus avaros caprichos.

Es bueno preguntarse. De ¿dónde salen los motivos reales, o factores concretos para fijarle precios tan exorbitantes o escandalosos a los seguros de vehículos?

Si bien es cierto que hay una crisis económica en Colombia y en el mundo, también es necesario que, una mínima parte de esa crisis sea asumida por quienes manejan el dinero y no pretendan recargárselo todo al usuario como son los compradores de pólizas. Con esos precios queda demostrado que las Aseguradoras no quieren que les disminuya en nada sus JUGOSAS utilidades del negocio que anualmente les representa una GRAN FORTUNA.

Y hablando de estos poderosos ingresos por los seguros, dónde ha pensado ese gremio, de ofrecer un mínimo incentivo a los consumidores de pólizas que, pasan los años y no tienen un siniestro; solo se dedican a llevarle plata a esas agencias aseguradoras para enriquecerles las cuentas bancarias. Entonces, tengan un poquito de estrategia o inteligencia, para por lo menos crearle una mínima ilusión a los dueños de vehículo por evitar accidentes y tener que hacer uso de los seguros.

Pero por desgracia, como esa franja del negocio (aseguradoras) quiere hacer lo que les plazca con los dueños de vehículos encareciéndole cada año su valor, pues hay que también responder por las vías legales y si los dueños de vehículos se unen, coronan una batalla.

Habrá que pensar a través de una ley, si es que el congreso de la república quiere ayudar a los afectados de este flagelo, en concertar los precios de las pólizas, porque hasta el momento los valores los fijan, el poder del estado y el poder del dinero privado. Los usuarios tienen que agachar la cabeza y hacer lo que el poder estatal y el poder del capital digan y listo. El consumidor no tiene ninguna opción.

Si se logra crear el gremio de consumidores de pólizas, una de las tares sería comenzar por hacer que se institucionalice la estratificación de usuarios de esos seguros, principalmente del SOAT.

Así como hay estratificación para el pago de servicios públicos y otras actividades, también debe haberlo, principalmente para el SOAT que es un seguro obligatorio. Porque es que en este nivel de servicio también hay quienes tienen capacidad para dos o más automotores particulares por lujo, o por gastar un poco el poder económico que tienen. No así quienes poseen un modesto automotor para sus labores de conseguir el pan de cada día. Estos últimos debieran de pagar menos y los poderosos pagar más, como pareciera la política actual. Vamos a comprobarlo. O se logra dialogando, o habrá que también hacer una resistencia.

Vamos a dejar así estas consideraciones, pero hay que actuar, antes que nos convierten en borregos de silla y de carga y hasta nos aplique la ESPUELA para hacernos correr a comprar pólizas al precio que ellos se les antoje.

bersoa@hotmail.com

lunes, 26 de diciembre de 2022

Una política de seguridad para la Paz

Mario González Vargas
La ilusión del cambio se ha venido enredando en una maraña de improvisaciones del gobierno, constantes, populistas y dirigidas a estimular la creatividad de las huestes de activistas que conforman mayoritariamente las nóminas de los altos cargos del estado. La última de ellas es sin lugar a dudas la de que “los campesinos pueden seguir sembrando coca mientras prueben cultivos sustitutos… hasta probar que el cultivo sustituto funciona, porque si funciona ya no hay necesidad de lo otro”. Parece la versión actualizada de los incentivos prodigados en la negociación con las Farc, que significó el crecimiento exponencial de los cultivos de coca, con todas sus perversas consecuencias sobre la seguridad ciudadana y nacional.

En un escenario que supuestamente ambiciona la conquista de una paz total, no debe soslayarse el influjo de la cocaína en el deterioro continuo de la inseguridad que afecta la preservación de la vida a lo largo y ancho de la nación y que se vale de la constante pérdida del control territorial por parte del estado. Las masacres ocurridas desde el 7 agosto siguen su curso ascendente y representan el 45% de las ocurridas en lo transcurrido del año, que se han escenificado en departamentos que ocupan el 57% del territorio nacional.

La paz total, sea con el Eln o con las organizaciones del multicrimen, como ahora se les apellida, no puede ignorar que los enfrentamientos entre ellos se deben a la cocaína y constituyen la causa principal de la espiral de muerte y dolor que estremece al país. El cambio en la lucha contra el narcotráfico debe ser prioritario, y percatarse que todo crecimiento de la cocaína en los departamentos fronterizos con Venezuela gozará seguramente de la aquiescencia de sus gobernantes enjuiciados por las autoridades pertinentes de los Estados Unidos.

La formulación de una política de seguridad, más allá de las enunciaciones teóricas y gaseosas de la llamada seguridad humana de la ONU, constituye prerrequisito urgente para potenciar la defensa de la vida en Colombia. Las primeras decisiones del gobierno no apuntan en esa dirección, como que tampoco asoman aún en los temas con el Eln, a pesar de que, entre agosto y noviembre de este año, la UIA registró que uno de cada tres enfrentamientos armados entre organizaciones al margen de la ley tuvo la participación directa del Eln. Para nadie es un misterio que el Eln, el Clan del Golfo y las dos disidencias de la Farc, se disputan a sangre y fuego el control de territorios para imponer sus condiciones en el mercado de la base de coca.

El gobierno no puede pretender que con la inercia que le impuso a las Fuerzas militares, con la decapitación de sus mandos, la reducción de su presupuesto y la consiguiente afectación de sus decisiones estratégicas, puedan ellas responder a las urgencias que confrontan, porque todas redundan en desmedro de la capacidad en la planeación operacional. La advertencia de los EEUU era previsible. Razón tienen los que piensan que una política apropiada de seguridad libraría al gobierno de toda sospecha.

sábado, 17 de diciembre de 2022

El engaño de los especuladores para aumentar precios


Por: Bernardo Socha Acosta
Si las autoridades de control no hacen nada, como es habitual, los consumidores estaremos expuestos a un grave sometimiento de abuso de algunos especuladores que se amparan en el comercio para cometer abusos y atropellos que bien podrían calificarse como atracos.

Con el oportunista y absurdo cuento de la inflación, el valor del dólar, los palos de ciego que da el Banco de la República al reajustar las tasas de interés y el incremento del salario mínimo, algunos avivatos especuladores y aprovechados comerciantes e intermediarios, se están valiendo de la ocasión para ponerle precios escandalosos a su acomodo a los productos de la canasta familiar, sin que se vislumbre una acción contundente de las autoridades.

Hace algunos días un vocero de los que hacen pan decía que, si el dólar seguía el alza, no habría remedio que subirle los precios a ese producto de la canasta familiar y que los panes que hoy tienen un costo de 200 pesos, tendrían que quedar a 500, porque los costos de la harina de trigo no permitían menos. Si eso fuera así, ese alimento estaría subiendo en más del doble del precio hoy. Y así sucesivamente con otros artículos que están en manos de esos traficantes del hambre.

Está demostrado que hay fuerzas oscuras que desde la sombra del frustrado poder político han creado directa o indirecta, falsos fantasmas que están aprovechando la ocasión para crear su propia teoría del costo de vida, con el fin de enfrentar al consumidor con el gobierno.

Un comerciante sensato y verdadero representante de un gremio honesto y servidor de la comunidad, nos decía que, si el gobierno y los entes de control no sentaban su autoridad y fijaban medidas estrictas, el próximo año 2023 sería la época de los vulgares intermediarios y especuladores que muchos para crear ambientes malsanos de reacción política están cometiendo atropellos para buscar el descontento de los consumidores.

Es hora de que los entes de vigilancia y control desplieguen su capacidad para fijar directrices porque los acaparadores e intermediarios están ávidos de conseguir lo que ellos quieren a costa del pueblo colombiano más necesitado.

Pero también se requiere de freno para los intermediarios de los alimentos de la canasta familiar provenientes del primer sector (el campo) donde los inescrupulosos compradores ofrecen irrisorios precios al campesino, para ellos revenderlos a dos o tres veces su valor, y así crear el falso fantasma de la carestía.

El gobierno tendrá que reforzar las medidas de control y vigilancia para que los precios de los principales productos de la canasta familiar no sufran los atropellos que le quieren imponer algunos de los inescrupulosos comerciantes que quieren aprovechar la ocasión para su enriquecimiento a costa de las necesidades de la población.

bersoa@hotmail.com

¿El advenimiento de una autocracia sin precedente?

Mario González Vargas
Desde la posesión del presidente Petro la promesa de cambio se ha visto menguada por la incompetencia de la mayoría de sus ministros, el recrudecimiento de masacres y la continua pérdida de control territorial por el estado, bien menguado que se hallaba desde la firma del acuerdo de paz con las Farc. Quizás ello explique que el presidente se haya concentrado en la ejecución de una estrategia más poderosa, que le permita debilitar las instituciones y actores del régimen vigente y sustituirlos por los pilares que ambiciona para el advenimiento de un nuevo régimen redentor, que ponga fin a las distorsiones e inequidades de una sociedad capitalista, caracterizada como oprobiosa y decadente.

Inició su periplo con la cooptación del Congreso, obtenido con el uso indiscriminado de todos los favorecimientos que determinaron el declive de ese poder esencial de la democracia, para contar con su obsecuencia, que tanto había combatido en Cámara y Senado. Prosiguió, casi simultáneamente, con la decapitación de los mandos de la Fuerza Pública que desarticuló a las fuerzas militares y de policía y las sometió al progresivo fenecimiento de su espíritu y de sus doctrinas de seguridad nacional y convivencia ciudadana, favoreciendo el temeroso acogimiento a las nuevas concepciones impregnadas de una mal disimulada venganza por las derrotas infligidas en pasado reciente.

Se entrometió en el sector privado, con ademán autocrático, para remover directivas e incorporando en esas responsabilidades a personas que compartan sus designios o se sometan a obedecerlos, en ejercicio de esa creencia arbitraria y desueta pero acendrada en la izquierda, de que el sector privado apunta siempre a la consolidación de un capitalismo culpable de la pobreza y exclusión de las masas olvidadas. Camacol, la Federación Nacional de Cafeteros y el Consejo Gremial se convirtieron en sus primeras presas, a las que seguramente adicionará otras, si no se le hace entender (¿vana esperanza?) la importancia de los gremios en la consecución de economías y sociedades prosperas incluyentes y democráticas.

El último eslabón de esa estrategia de subyugación pretende violentar la separación de poderes y afectar la independencia y autonomía de la Rama Judicial del Poder Público, que no pueden ser intervenidas por otro poder, ni sus decisiones interferidas o desacatadas cuando se han expedido con apego a los mandatos y procedimientos de ley. Designar a los jóvenes de la llamada primera línea voceros o gestores de paz, imputados y condenados por delitos de extrema gravedad, para decretar su libertad fundado en el supuesto de que pertenecen a organizaciones sociales humanitarias, constituye abierta usurpación de competencias de la Justicia y una violación inaceptable de la independencia y autonomía de la Rama Judicial y, por lo tanto de la Convención Americana de Derechos Humanos, como lo han expresado los altos dignatarios de las Cortes, la Procuradora, el Fiscal y hasta congresistas del partido liberal y otros conmilitones tan asiduos en aprobar toda decisión presidencial. Habrá francachela para los delincuentes redimidos.

Ninguno recuerda a las víctimas desamparadas en su dolor, ni se percata de que usurpar competencia para liberar, autoriza también al usurpador para encarcelar.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Ganar la batalla contra las utopías

Mario González Vargas
Vivimos un mundo convulsionado que ha puesto a prueba los valores e instituciones que prosperaron con posterioridad a las guerras mundiales del siglo pasado. La pandemia mortífera, el desbarajuste de lo político y lo social, cuyos logros permitieron décadas de paz, de crecimiento económico, de avances e invenciones tecnológicas, abrieron la puerta a otras reivindicaciones y paradigmas que apuntan a la “deconstrucción creativa” de lo existente y a la formulación de códigos ajenos a lo vivido y construido en el pasado. Primera experiencia en la historia de las civilizaciones en la que se pretende prescindir del pasado y dar curso al complejo adánico de un nuevo nacimiento de la humanidad que hoy se expresa a través del “wokismo” y de la cultura de la cancelación. Su contenido político se condensa en la engañosa expresión de progresismo, que acoge a todas las tendencias de la izquierda de antaño, reconvertidas en profecías de una era que condena al olvido el pasado que, por el solo hecho de serlo, resulta ignominioso.

En América latina florece esa nueva ola que ha logrado instalarse en la casi totalidad de sus naciones y que pugna por encontrar terreno fértil en los estados de la Unión Europea y en el seno del gobierno de los EEUU. Lo acontecido esta semana en el Perú devela la súbita reacción popular contra la creencia emergente, que erosiona el dogma de infalibilidad que supuestamente la protege. Ciertamente, se dio en la versión incompetente de la nueva fe, pero ya había acontecido en Chile con la negativa a la nueva constitución que convirtió a su inexperto gobierno en mero notario de la voluntad popular, y se avizora con fuerza en Bolivia en repudio al régimen que parece tornarse en criminal como último recurso para la preservación de su autocracia en construcción, y así emular con los regímenes de Venezuela y Nicaragua. Del gobierno de Brasil se espera que no recaiga en el régimen cleptocrático que ya experimentó en el segundo mandato del reelegido expresidente Lula. Argentina, desgraciadamente se hunde en la versión más desastrosa que combina ineptitud y populismo con corrupción crónica.

Colombia es hoy el reciente escenario de la nueva fe en su versión redentora. En el gobierno comparten responsabilidades el presidente populista, con arraigo en un izquierdismo trasnochado, con su vicepresidenta, autentica representante de la cultura de la cancelación. Dos vías disimiles para objetivos que se suponen compartidos, de cuya gravitación dependerá su unidad. La paz total es su objetivo y la cruzada ambiental su legado. Ambos propósitos exigen sacrificios como reincorporar a la sociedad, vía perdón y olvido, a toda gama de delincuentes y sus haberes, incluidos los del narcotráfico, y paradójicamente auspiciar el decrecimiento que nos regrese al ambicionado mundo bucólico. Lo único que parece ignorar nuestro aprendiz de mesías es que toda utopía termina en fracaso.

La alternativa consiste en comprender los cambios y en entender que construir es un proceso de inclusión de nuevas y fecundas realidades humanas. La batalla es cultural y no se puede perder.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Los colombianos reclamamos mejor atención en salud

Por: Bernardo Socha Acosta
Un pésimo precedente está sentando un grupo de congresistas que, por intentar hacerle un mal al gobierno, le están negando a los colombianos el mejoramiento de la atención en la salud.

Pretender negar, o ignorar,  que los colombianos necesitamos mejorar los procesos de prestación de los servicios de salud, es cerrar los ojos a la realidad  y convertirse en sordos del clamor de tantos pacientes que hoy sufren las deficiencias de un sistema ya anacrónico.

Y, también entendemos las obvias razones que tienen esos dirigentes que se oponen a mejorar la salud, porque no quieren desagradar a su jefe o patrón, pero están defendiendo una ley que si bien transformó la salud en su época, hoy es una norma que  con cerca de 30 años, resulta obsoleta e inaplicable, y solo afecta gravemente a los que necesitamos de la atención salud. Se trata de la ley 100 de 1.993 que ya está desactualizada, rancia y mandada a recoger. La ley 100 de salud,  frente a los procesos de crecimiento poblacional, avances tecnológicos y avances en la medicina, es urgente reformar como lo ha planteado el actual gobierno.   Por qué oponerse a mejorar las cosas que ya están ocasionando tropiezos en la prestación del servicio. Esas actitudes negativas podrían interpretarse no solo como retrogradas, sino como una actitud de defensa de lo malo, y presuntamente la defensa  de un negocio que podría estar beneficiando a unos pocos. O, por qué esa férrea oposición… ¿por simple y equivocada interpretación de respeto a quienes formularon esa ley?  Pues eso debiera representarle a esos congresistas, o mal llamados padres de la patria, el rechazo popular para próximas contiendas políticas e impedirles que vuelvan al congreso.  Quien se oponga a las propuestas que buscan mejorar los servicios a la población, no debe estar en un escenario donde se formulan las leyes, y menos estar devengando una jugosa mesada, o sueldo que paga el pueblo y para, qué.  ¿Para mantener a unos representantes y senadores que a medio descuido meten la zancadilla para burlarse de sus electores? Bastante osados los ciudadanos que los eligen.

Es innegable desde cualquier punto de vista que la salud para los colombianos hoy resulta un calvario. 

Un solo ejemplo de tantos, puede ilustrarnos de la necesidad de una mejor atención. Ese ejemplo es cuando un paciente debe acudir hasta 4 o 5 veces a la EPS para conseguir un insumo o medicina, ya sea porque se lo negaron,  o por error de sus funcionarios que no están capacitados para tramitar los documentos que manejan internamente y entonces el pagano es el paciente.

Esta denuncia es real y la podríamos sustentar en cualquier momento y ante quien la necesite para conocer la realidad del calvario que tienen  que padecen centenares de pacientes.

Y esta posición de algunos congresistas, obedece al cansancio que muchos de ellos, herederos de grandes fortunas y otros cansados de hacer lo mismo, quieren ufanarse del equivocado poder que ostentan, con dominación popular.   

Esa despectiva actitud contra la población colombiana más necesitada, la están demostrando algunos congresistas y sus cortesanos, porque no son capaces de disimular la ira y la envidia, cuando otros triunfan contra sus intereses mezquinos con los que han  ejercido su dominación política.

Entendamos que hoy la salud debe ser un servicio moderno y oportuno, porque para eso sufragamos las cuotas mensuales.   

bersoa@hotmail.com

La deconstrucción bajo el signo de la mendicidad

Mario González Vargas
En cuatro meses el gobierno del Pacto Histórico ha puesto en marcha un inaudito proceso de deconstrucción de la institucionalidad, fiel a los mandamientos ideológicos que lo nutren y a los proféticos anuncios del candidato a lo largo de su campaña, que por sus dimensiones catastróficas fueron desestimados por la incrédula opinión pública.

La reforma tributaria fue tan solo un abre bocas ante el decrecimiento propuesto por la ministra de Minas y Energía, que hoy se pretende sustentar con la entrega de la seguridad energética de Colombia en manos del sátrapa Maduro y de sus compinches, y con la anunciada reforma de la salud por la ministra del ramo, cuyos resultados no serán otros que los de arrebatarle esa condición indispensable de vida a los colombianos. La ineptitud de la primera trajo consigo la devaluación del peso, la suspensión de la inversión y el inicio de un proceso preventivo de fuga de capitales. El arrebato de la segunda, hoy amenaza al sistema con la escasez de medicamentos. Por esos desatinos la ministra Vélez enfrenta una moción de censura, mientras que la Ministra Corcho procede con inusitada prisa al derrumbe del sistema que nos permitió sortear exitosamente las más cruenta amenaza a la salud que hemos vivido como nación.

La ministra de salud, ideologizada al extremo, califica al sistema como el espanta- pájaros de neoliberal, tildándolo de perverso, que la impulsan a su desmantelamiento fundada en los apocalípticos mensajes del presidente, y que hoy se traducen en propuestas asiduamente formuladas en trinos fríamente calculados para incitar al caos y generar pánico. Esboza la sustitución de lo existente por sistemas de reconocido fracaso, como el de Chaves y Maduro, y anuncia el desfinanciamiento del sistema y la desaparición de las Eps aduciendo que “no es que las queramos eliminar, sino que ella mismas se han eliminado”. Con improvisada soberbia procede a una hecatombe laboral en el ministerio con la insubsistencia de más de 200 funcionarios y contratistas, que representa una pérdida sustancial y sin precedentes de su capital institucional. Con igual celeridad e irresponsabilidad, se propone hacer lo mismo en el Instituto Nacional de Salud, al que mucho le debe el país en “los avances de la capacidad de diagnóstico y en la vigilancia epidemiológica con las que ha contribuido a la extensión de más de 30 años en la expectativa de vida de los colombianos en el último siglo”.

Su estrategia consiste en crear crisis y anarquía, que autoricen la deconstrucción de lo existente y la elaboración de una propuesta alternativa alimentada por la politización del sistema en manos exclusivas del sector público, escenario prohibido en un sistema pluralista ajeno al sectarismo político, así como la divagación ideológica que todo lo daña y trastorna, como nos lo enseña nuestra propia y convulsionada historia. La ministra Corcho, segundada por el superintendente Ulahy Beltrán, siembran pánico, convencidos de que abonan terreno fértil para una reforma, aún incógnita, pero que, una vez presentada, será de todos modos aprobada por unos partidos que hoy padecen del síndrome de la mendicidad.

jueves, 1 de diciembre de 2022

Motociclistas que afectan la convivencia y el medio ambiente

Por: Bernardo Socha Acosta
Un colectivo de padres de familia con menores de siete años y varias personas de la tercera edad, algunas de ellas postradas en sus lechos de enfermos enviaron una comunicación a este medio de virtual, pidiendo que hagamos algo contra los protagonistas del INFIERNO de las motos ruidosas que están causando entre los niños las peores enfermedades nerviosas y empeorando las condiciones de personas de avanzada edad, sin que haya una autoridad que haga cumplir normas al respecto vigentes.

Los firmantes de la comunicación cuyos nombres nos abstenemos de revelar por motivos obvios de seguridad, anunciaron darle poder a un abogado para que interponga una ACCIÓN popular pidiendo por una parte que se le impongan sanciones a la autoridad que le corresponde hacer cumplir las normas sobre protección ambiental en relación con la contaminación sonora.

La Acción Popular está fundamentada -dijeron- en la facultad que tiene esa norma de proteger los derechos e intereses constitucionales en cuanto se relacionan con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la salubridad pública, la moral administrativa, el ambiente, etc.

Publimotos
Agregaron que, si bien la perturbación por ruido tiene relación estrecha con el derecho ambiental, el grado en que esa perturbación se produce y la omisión de autoridad pública, esperan no solo que se le aplique severas sanciones a los motociclistas INFRACTORES a través de retener de la policía y de tránsito, sino a la autoridad que le corresponde hacer cumplir disposiciones legales.

En el oficio enviado a esta redacción sostienen que los altos decibeles que generan las motos acondicionadas para tal fin, (hacer ruidos) están enloqueciendo a las comunidades y creando una perturbación nerviosa en los niños que tienen que padecer este flagelo. El ruido es tanto que al paso de esas contadas motos, activa las alarmas de vehículos, apartamentos y oficinas.

Desde ya los querellantes alertaron a la Superintendencia del Medio Ambiente como organismo encargado de fiscalizar la emisión de cualquier ruido que se considere molesto según la ley 28611 de 205 para que haga los requerimientos, acatando que toda persona tiene el derecho irrenunciable a vivir en un ambiente saludable, equilibrado y adecuado para el pleno desarrollo de la vida.

Precisaron que adoptaron hacer uso de la ACCIÓN popular porque se trata de una demanda colectiva, primero porque no hay AUTORIDAD que responda y en segundo lugar porque esta es una acción que se interpone cuando una autoridad pública o un particular pone en riesgo los derechos o intereses de un colectivo o grupo de personas como esta ocurriendo con unos pocos MOTOCICLISTAS que están incomodando y atentando contra la salud de los habitantes.

Los firmantes del oficio enviado a esta redacción sostienen que los motociclistas ruidosos afectan la convivencia y el medio ambiente en todo el país y el resultado de esta Acción popular que anuncian, deberá ser un punto de partida para recobrar la tranquilidad ciudadana que se han encargado de atropellar unas cuantas personas irresponsables y farolonas.

bersoa@hotmail.com

sábado, 26 de noviembre de 2022

Incertidumbres de la paz con el Eln

Mario González Vargas
La invitación del presidente a José Félix Lafaurie y la inmediata aceptación del presidente de Fedegán no deben sorprender, porque son muestra de realismo político frente al reto de que el país no resiste una nueva espiral de violencia en medio de los espacios que asoman en el horizonte de las relaciones hemisféricas. Todos deben integrarse a las realidades emergentes. El Eln, porque si bien hoy vive su hora de mayor poder militar y político, su sostenibilidad resulta precaria, no solamente por la amenaza de perder control territorial sobre las economías ilícitas, sino también por las nuevas dinámicas relacionadas con el gobierno de Maduro que no deben ser desdeñadas por una organización binacional con intereses políticos y económicos ligados al régimen chavista. El gobierno, porque Petro puede encontrar un papel de facilitador en una nueva relación de EEUU con Venezuela, que alimentaría sus aspiraciones de liderazgo continental. Y la oposición en Colombia, porque no puede ausentarse de la consecución de la paz en el nuevo escenario en construcción. Nadie entendería que mientras Maduro y su oposición inician diálogos, en Colombia nos mantuviéramos ajenos a nuestros propios intereses.

Los acuerdos que se alcancen deben convertirse en política de estado, es decir caracterizarse por ser fruto de un amplio consenso nacional. El primer paso es sin duda la incorporación de José Félix Lafaurie a las negociaciones con el Eln. Es quizás la persona que mejor conoce el sector rural, sus vicisitudes, carencias y fortalezas, cabeza de un gremio victimizado por la violencia insurgente y la narrativa de quienes en su momento la justificaron, que mal que bien representa a media Colombia, demócrata que cuenta con carácter y claridad política, ideológica y conceptual para buscar consensos y rechazar imposiciones. El gobierno de Petro no puede repetir el error de Santos de negarse a la consecución de convenios, que acrecentó la violencia que hoy justifica reanudar la búsqueda de acuerdos para una paz sostenible.

El presidente debe entender que negociar acuerdo de paz es un ejercicio entre la institucionalidad que él representa y las fuerzas que la cuestionan. Su invitación a Lafaurie debe complementarse con la consecución de un sentimiento de confianza entre la diversidad de personas, experiencias políticas y de gobierno que pueden aportar a la consolidación de un equipo negociador que represente a la mayoría de los sectores de la nación. Liderar exige facilitar la convivencia y procurar la convergencia en posiciones que ausculten la voluntad ciudadana. Es la primera paz que debe lograr. Abundan las incertidumbres que se ciernen sobre el ejercicio de paz que se inicia. El Eln que se sienta en la mesa de negociación es a la vez proclive a los comportamientos de antaño que encarnan los integrantes de su delegación, y a sus intereses actuales, de Policía en Venezuela frente a la oposición y a las organizaciones del arco minero. Ello implica contingencias no siempre compatibles, que exigirán conductas disimiles a la hora de las decisiones. Esa es una encrucijada que no puede resolverse en contra de los intereses de Colombia.

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