miércoles, 5 de enero de 2011

¡Libérenlos ya a todos¡

Miércoles, 5 de enero de 2011

-----------------------------Por Horacio Serpa Uribe
El año 2011 comienza con la buena noticia de la próxima liberación unilateral de cinco compatriotas secuestrados por las Farc desde hace varios años. Se espera que antes de quince días, gracias a la autorización del Presidente Santos y la mediación de Piedad Córdoba, estarán con los suyos tres uniformados y dos concejales que hoy figuran en la triste lista de colombianos en poder la guerrilla.

Se trata del Mayor de la Policía Guillermo Solórzano, secuestrado en 2007; el cabo del Ejército Salín Sanmiguel, plagiado en 2008; y el infante de Marina, Henry López Martínez, a quien le arrebataron la libertad en 2010. También de los concejales Marcos Vaquero, presidente del Concejo de San José del Guaviare, y Armando Acuña, de Garzón (Huila), plagiados en 2009.

Es grato que en sus primeros seis meses de gestión el Presidente Santos haya puesto de nuevo al país a pensar en la libertad de los secuestrados. Tema que parecía haber caído en el olvido de la opinión pública después de las exitosas operaciones militares que permitieron el rescate de los tres contratistas americanos, Ingrid Betancur, destacados dirigentes políticos, el General Mendieta y una larga lista de militares y policías.

Fue una buena noticia el hecho de que el Presidente Santos haya autorizado a Piedad Córdoba para que continúe su histórica labor mediadora para la liberación de los plagiados en poder de las Farc. Para los familiares de los soldados, policías y dirigentes políticos que aún continúan pudriéndose en la selva, ella es una líder insustituible en la labor humanitaria por su liberación, sanos y salvos.
Piedad está desarrollando esa labor con altruismo, prudencia y patriotismo, sin desbordar el mandato del Jefe del Estado, escuchando el clamor de los familiares, sin provocar la ira de quienes le reclaman su tenaz cruzada por la solución negociada del conflicto armado y la acusan injustamente de ser aliada de la guerrilla.

Después de sufrir los más duros golpes militares en su larga historia guerrillera, como la muerte del Mono Jojoy, Raúl Reyes, Fabián Ramírez, Iván Ríos, y muchos dirigente más, y la deserción y captura de miles de sus militantes, las Farc tiene nuevamente la oportunidad de demostrarle al país y al mundo que aún mantienen un norte ideológico y que son capaces de dar un salto cualitativo y sincero hacia la reconciliación.

Liberar ya, de manera unilateral, a todos los secuestrados sería el mejor mensaje a un país hastiado de la guerra, que necesita concentrarse en la reconstrucción después del invierno, pero también en la recuperación de tantos años de guerra.

Si las Farc dan un paso de ese tamaño crearían las condiciones para un nuevo procedimiento de paz, sin obstáculos ni prevenciones, que conduzca, esta vez sí, a un pacto político que implique profundos cambios para la inclusión y la convivencia pacífica. Un pacto liderado por el Presidente Santos que signifique el fin de la guerra y el encuentro pleno de Colombia con la modernidad.

martes, 4 de enero de 2011

REMPLAZO DE DEFENSORES

Por: Pedro Gerardo Tabares C

Desde la vigencia de la ley 906 y aquella que la reformó, por el cambio trascendental que tuvo el procedimiento penal se encuentran serias dificultades que han devenido en aras de la búsqueda para la agilización de procesos a crear mecanismos que tienen apoyo en práctica y no tanto en la ley, lo cual es entendible desde el punto de vista que con la oralidad todo cambia y es necesario adecuar las labores a la realidad que se va presentando, sin embargo, se observa que el Ministerio Público ha entrado en acción en forma destacada para hacer de situaciones que se dejan a la deriva porque parecen poca importancia, importantes planteamientos.

 Dentro de éstas hemos podido observar cómo se ha hecho la sugerencia de que se ponga en práctica la ley para que se acabe el prurito que existió en los códigos de procedimiento que tuvieron origen en 1936 os cuales fueron reformados frente a la nulidad y las tercerías estos mecanismos se hacían dueños del proceso y lo hacían demorar indefinidamente, para satisfacer intereses que solamente podían orientar los abogados. Hasta ahora se puede observar acaso con estupor, como delitos tan graves y de lesa humanidad, como los llamados falsos positivos quedan allá en un lugar indescriptible del derecho porque la aplicación de los términos se vuelve inexorable así no se cumplan en los más disímiles casos que tramita la justicia Colombiana, para no cumplirla.

La solicitud de exigencia por parte del Ministerio Público encabeza de una de sus representantes, toma inusitada vigencia, pues, al señalar que no se está cumpliendo con una de las exigencias de rigor, cual es que la administración de justicia sea expedita por la rapidez en el tiempo, se está demostrando que existe la norma dentro de las últimas leyes que rigen el procedimiento penal en que se tuvo en cuenta el defensor de confianza, apoderado en otras épocas o defensor, pero de todas maneras quien por orden constitucional debe recibir el encargo de la defensa técnica para que no quede como la persona insustituible, porque no lo es, y que se le permita recurrir a diversos mecanismos para producir demoras en el adelanto del proceso, porque aquí se debe aplicar el principio que quien tiene una investidura, con ella no queda supeditado su trabajo a la persona que lo desempeñé, sino por el contrario que se le exija al suplente cumplir sus funciones. Es decir, que haya persona que pueda remplazarlo porque así lo consagra la ley, y no se le dé a está amplitud perniciosa que se da para que un defensor señale simplemente que tiene un resfriado o que no está en condiciones de acudir al estrado, y por ello perder toda la preparación que se ha hecho para celebrar una audiencia y consideradar que el trabajo no vale, pues tanto funcionarios, como quienes deben comparecer, según sus asignaciones y salarios pierden el tiempo que tiene el valor equivalente a las horas que por no desarrollarse la audiencia, pueden sumar millones de pesos, que en este solo sentido causa perjuicio.

Pues la pérdida de una mañana de un funcionario tiene un valor considerable y no menos relevante es el de lo que significa en términos laborales el equivalente del tiempo perdido para cada uno de quienes deben asistir bajo conminación a la diligencia que se ha señalado previamente por el funcionario competente.

Es una situación de justicia, que si un defensor no comparece exista el suplente que va a remplazarlo para que tenga validez la creación legal de este, pues de lo contrario es inoficioso que se haya legislado en este sentido.

domingo, 2 de enero de 2011

El nuevo año y el salario mínimo en Colombia

--------------------------------------Por: Bernardo Socha Acosta

Un saludo de Año Nuevo para todos los colombianos y en general los internautas que nos siguen. Deseamos que sea un año productivo para todos, tanto en Colombia como en el mundo.

Lo primero que tenemos que decir en honor, respaldo y respeto para esos millones de colombianos que sobreviven de un salario mínimo, es que Colombia no puede estar mejor ni peor, porque mientras haya esa abismal desigualdad, no habrá paz.

A cualquier ciudadano con 4 dedos de frente le repugna que se diga que un aumento del 3.4% busca la reducción de la pobreza y la generación de trabajo formal.

Qué tiene que ver la reducción de la pobreza con ese irrisorio incremento salarial, frente a los aumentos desmedidos de los costos por ejemplo del servicio de transporte colectivo. O, Cualquier otro de los que ya sabemos que son autorizados por el Estado. Ahí esta la tremenda desigualdad social en Colombia. Mientras a los empresarios para otorgarles un incremento en los servicios que prestan se basan en un estudio de costos, a los consumidores y trabajadores colombianos, qué estudio de costos de la canasta familiar se les hace para reajustar el salario mínimo. Esa es la diferencia.

En la justificación del nuevo salario mínimo se argumentó que ese incremento favorece la creación de 2,4 millones de empleos y la formalización de 500 mil puestos más de trabajo, acorde con las metas establecidas por el Gobierno. Esa es una de las mentiras que se le dice a los colombianos que nadie puede refutar.

O, sino miremos la historia de hace 8 años cuando el presidente anterior (Álvaro Uribe) le quitó horas nocturnas a los trabajadores con el cacareado argumento de facilitar la creación de fuentes de trabajo. Los empresarios se llenaron los bolsillos a costa del hambre y el trabajo de sus empleados y no hubo tal incremento de empleos. Antes por el contrario los empresarios siguieron reduciendo la cobertura de trabajo.

Nadie puede negar, que esas marcadas desigualdades sociales son las responsables de los innumerables conflictos que viene Colombia. El hambre y la carencia de tantas oportunidades de vida digna para millones de colombianos de los estratos uno, dos y parte del 3, se reflejan en todo lo que vemos a diario, de lo más negativo que tiene Colombia.

Eso que dicen los funcionarios del gobierno, de que ese incremento salarial es para facilitar la creación de empleos, no constituye sino una ofensa y una burla a la dignidad de tantos millones de colombianos que devengan en salario mínimo.

El sumo pontífice, Benedicto XVI, en su mensaje de Año Nuevo dijo que la humanidad no puede resignarse a las fuerzas negativas del egoísmo, porque eso trae violencia y pone en riesgo la estabilidad de los pueblos. Pero, lamentablemente esas palabras se las lleva el viento y las injusticias siguen campantes.

Bueno y para terminar esos apuntes solo nos resta desear que los traumatismos que ha traído la naturaleza con las intensas lluvias de finales del año pasado, logren superarse.

Las vías de comunicación están volviendo a su curso normal en Colombia, aunque con las limitaciones que las acciones de la ola invernal dejaron pendientes.

Santander si bien no fue tan afectado por inundaciones, con excepción de San Rafael y otras zonas de la parte del Magdalena Medio, si fue azotado con la afectación de las vías. Hubo un momento en que quedamos aislados por tierra del resto del país. Mucha gracias por su atención y les reiteramos el Feliz Año, a pesar de todo... 

miércoles, 29 de diciembre de 2010

En 2011: reconstrucción, transparencia y paz

Miércoles, 29 de diciembre de 2010

-----------------------------Por: Horacio Serpa

2010 termina como uno de los años más movidos de las últimas décadas. Son tantos los acontecimientos que es imposible enumerarlos todos en una sola página. Basta decir que en la lista de cosas positivas esta la liberación de varios secuestrados en poder de la guerrilla, la muerte en combate de los más sanguinarios jefes militares de las Farc, la enérgica defensa de la Constitución realizada por la Corte Constitucional, la elección del Presidente Santos, el renacimiento del Partido Liberal, el restablecimiento de las relaciones con los países vecinos, el destape de las chuzadas, el castigo a los parapolíticos, la grandeza de la Corte Suprema de Justicia, la elección de la nueva Fiscal General y la aprobación de una nueva ley de víctimas.

Nuestra democracia termina fortalecida y se consolida como una de las más maduras y sólidas del continente. Aquí nunca habrá espacio para aventuras populistas ni mandatos eternos. Aquí la tiranía no tiene cabida. La Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia defendieron la institucionalidad y salvaron la democracia.

A pesar de esos logros, al mismo tiempo, se vivieron los más oscuros capítulos que una democracia puede vivir: las chuzadas del Das, las acciones ilegales contra políticos, líderes de la oposición, periodistas y magistrados de las Altas Cortes son una vergüenza nacional. A pesar de que ya se conoce gran parte de los hechos, aún el país espera que se castiguen a los verdaderos culpables, no a las señoras de los tintos de la Corte Suprema de Justicia, ni a los escoltas de bajo rango del Das.

El caso de las chuzadas es mil veces más grave que el Watergate, que significó la renuncia del Presidente Nixón en Estados Unidos. Las averiguaciones ya llegaron a los entonces asesores y el secretario General de la Casa de Nariño. Los falsos positivos nos avergüenzan como sociedad y como Estado. El país pide que no haya impunidad

2011 será un año lleno de noticias. En el campo judicial se esperan fallos decisivos en el caso de las chuzadas, AIS, Fondelibertad, la Dirección Nacional de Estupefacientes, Incoder, las contrataciones corrompidas, y tantos otros escándalos de corrupción que han revelado la conspiración de altos funcionarios y empresarios para saquear el erario, entregar el Estado a los paramilitares y lastimar la democracia. En campo político habrá elecciones y tendremos que elegir a los mejores. Habrá un nuevo mapa político.
2011 tiene que ser el año de la lucha contra la corrupción, la reconstrucción de Colombia y la búsqueda de la paz.

A esa labor tenemos que entregarnos todos. Por mi parte, seguiré luchando porque Santander siga contribuyendo al mejoramiento de Colombia, con pulcritud y criterio social y para que entre todos reconstruyamos las vías, los pueblos y la infraestructura arrasada por el invierno. Ese es mi propósito como Gobernador y ciudadano. Feliz año nuevo para todos.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Las ironías de un columnista

Citicos Tomás y Jerónimo
--------------------------------Por Daniel Samper Ospina
Tomado de la Revista SEMANA.COM

OPINIÓN Crearé en Facebook el grupo 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga.

Sábado 25 Diciembre 2010Me gusta la Navidad, pese a que es muy desgastante. Este 24, por ejemplo, era de noche y yo seguía repartiendo las últimas anchetas: una para Lucho con botellas de sabajón; una para 'el Sodomita' Rivera, con productos de belleza y bonos de depilación. A José Galat no le regalé nada, pero lo invité para la cena del 31, en la cual mis hijas y yo lo quemaremos, como ya es tradición cada año, y tal y como él lo hacía con Galileo, por allá en su juventud.

Ya tengo puesta la mesa para la cena de Año Nuevo: una empanada en bandeja de plata con su respectiva botella despicada por si cae el hijo de Javier Ayala; un plato vacío (con comida escondida debajo de la mesa) por si viene Róbinson Devia. Compré una torta para que se la repartan entre Iván y Samuel. Espero la presencia de Lecompte, con el brazo del tatuaje de Íngrid amputado, y la del presidente Santos, con el pequeño Edward parado en el hombro, como si fuera un loro. Instalé un acuario gigante por si aparece el Registrador. Le dije a Laura Acuña que mi familia la acogía en su seno. Corrijo: con su seno. Y le advertí al celador del edificio que se escondiera, por si pasa Rodrigo Lara.

En diciembre siempre hago una obra de caridad.

Hace un año, si lo recuerdan, adopté a un gamín: el autoproclamado gamín Álvaro Uribe Vélez. No me fue bien, lo reconozco. Era grosero, metía gente por el garaje, amenazaba a las visitas con darles en la cara. Habituado a su vida callejera, no se cubría con cobijas sino que se tapaba con periódicos, casi siempre con El Colombiano. Sin embargo, lo eduqué con cariño. Le enseñé a escribir; le abrí una cuenta en Twitter para que practicara. Al comienzo se saltaba las vocales, todas menos la U. Después mandaba mensajes día y noche sobre un tal periodista mafioso, a tal punto que intervine: no permitiré que nadie ataque a José Obdulio, mi maestro. Al final huyó de la casa en un rapto de locura. Todavía lo busco. Mide 1,60. Anda en alpargatas, lleva un poncho y carga una gallina. Si se lo encuentra, no trate de agarrarlo: puede ser agresivo. Mejor llame al manicomio más cercano.

Pese a la mala experiencia, sigo con la idea de hacer una obra de caridad. Y más después de haber visto la Teletón, que fue un desastre: ¿no es una infamia hacer una colecta para los damnificados del invierno e invitar a tocar a Palo de Agua? Con tanta gente hambrienta, ¿cómo ponen de presentador a Jorge Alfredo, cuya papada crece más que la inflación venezolana? Aunque, claro, hay que advertir que la televisión engorda. Vale la pena decirle a Jorge Alfredo que no coma más televisores.

Pensé en recoger ropa para Petro; en adoptar una mascota abandonada, como 'el Pincher' Arias. Pensé en ayudar a Pachito, que este año llenó la ciudad con unas vallas gigantes en las que salía con cara de niño perdido, todo muerto del susto. Pachito busca su hogar, pensé. Voy a ayudarlo: voy a contratarle un fonoaudiólogo para que pronuncie los fonemas sin escupir; a pagarle un peluquero que no sea tan facilista de cortarle el pelo poniéndole una totuma encima para recortar los sobrantes. Voy a volverlo adulto.

Pero no me sentía pleno. Me gusta ayudar, pero no de cualquier manera. Este año, por ejemplo, publiqué un libro para construir la Escuela para Lagartos Armandito Benedetti. Roy Barreras intrigó para que la obra llevara su nombre, pero habría sido injusto: Armandito ha hecho una gran labor. La decana será Lucero Cortés. Las inscripciones están abiertas.

Cavilé hasta último momento y finalmente di con la obra que quiero hacer de Navidad: una Teletón para recoger fondos para Tomás y Jerónimo Uribe. Pobres. Últimamente los han perseguido mucho. No sé si oyeron a Tomás en La W: era conmovedor. Contaba que su papá los ponía a limpiar pesebreras a los cinco años, tal y como lo hacía el ex presidente Turbay con Junior en las de Usaquén; y decía, humilde, que ahora se la pasa estudiando en el exterior 14 horas al día. Citico: o sea que duerme apenas diez. Pobre.

Pobres hermanos Uribe. En este país de parásitos los asedian por nimiedades, los acusan de plagio en las universidades, sus declaraciones de renta despiertan sospechas, les preguntan por sus reuniones en Panamá con los Nule. ¿No se dan cuenta, acaso, de que son solo dos muchachos tan francos como la zona donde -de pura casualidad- tienen sus lotes? Para quien no lo sepa, ambos han hecho su humilde capital reciclando basura, sobre todo en los medios, como quedó claro esta semana.

Bien: me harté. No permitiré que sufran más. Lo primero que voy a hacer es colgarle a cada uno una escarapela con su respectivo nombre para poderlos distinguir. En mi Teletón el presentador no será Jorge Alfredo, sino Pachito. El capitán Lagos y otros detectives del DAS contestarán el call center. Fernando Londoño manejará financieramente los recaudos. Crearé el grupo en Facebook 'Alegremos a Tomás y Jerónimo' y meteré preso a quien no lo siga. Y con lo que recoja, construiré en Stanford un pueblito paisa y les consignaré viáticos para que, si viajan a Panamá, se compren una pizza en el hotel y no terminen -de pura casualidad- en almuerzos con contratistas estatales.

Apoye esta obra social. Ayude a dos niños desprotegidos. Marque ya el número uno. Y feliz año.

sábado, 25 de diciembre de 2010

“LA MALDICIÓN CHINA”

Por: Pedro Gerardo Tabares C

Los Santandereanos especialmente, estamos signados por creer o no creer en la existencia del ilusionismo, la magia negra y otras menciones exotéricas que entran dentro otro de los comunes refranes “que no hay brujas, pero que las hay las hay” y por eso debemos referirnos a la “maldición china”.

Conocido que La Organización Mundial de Comercio, bajo condiciones recibió a la China entre sus miembros y por ello como señala Alberto Sellaro, Presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Argentina, la OMC “debería empezar a mirar a los países en desarrollo. Las ventajas las llevan siempre los más fuertes”.

Nos referimos a la Industria del Calzado, sin entrar a señalar como lo hace el Artículo del Espectador que los zapatos chinos son los enemigos de la región que se reunieron en Bogotá, en la Feria Internacional del Cuero, representantes del sector del calzado de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Venezuela y Perú.

Coincidieron en que los zapatos chinos son los grandes enemigos del sector. Los impulsores del contrabando. Y lo más grave, aseguraron, que las medidas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) no protegen a los países de América Latina de este flagelo.

Pero nosotros debemos decir que el Departamento de Santander en Colombia, se vio afectado gravemente con la llegada de productos chinos, que sin entrar a debatir calidad, por el valor deja en deficiencia a nuestros trabajadores del calzado, que ni aún con incentivos oficiales pueden competir con el mercado que llega del extranjero, no siempre mediante importaciones con los requisitos legales, porque pareciera ser que algunas veces los mismos que entran ilegalmente las mercancías después las recuperan en remates.

Sinembargo eso no se debe al acaso sino a los trabajadores de la fábrica DINGFU en la ciudad de Houjie, que se levantaron en 2008 y que se tradujo en el milagro económico chino con miras a consumidores orientales.

Allá pueden producir en tales condiciones porque las jornadas son de 24 horas, tienen niños trabajadores y sueldos y su ambición es producir para Occidente con precios ínfimos.

Se afirma en el artículo –muy documentado- que según la DIAN, en 2004 ingresaron a Colombia 51 millones de pares de zapatos ilegales —la mayoría chinos—, 20 millones de ellos ingresaron a 20 centavos de dólar el par. El representante de Brasil, Heitor Klein —director de la Cámara de Calzado de ese país—, denunció que entre 2008 y 2009 recibieron 50 millones de pares de zapatos a precios por debajo de un dólar el par. Y así, las cifras se replican en casi toda la región.

Será que la OMC tiene en cuenta a Latinoamérica, incluyendo al Departamento de Santander en Colombia para controlar las importaciones de calzado de China, Vietnam y Malasia, enemigos acérrimos del sector, de nuestra economía?

viernes, 24 de diciembre de 2010

TRAFUGARIO

..................................................Por: JOSE OSCAR FAJARDO

SENSIBILIDAD Y PRAGMATISMO

Hoy ya hemos celebrado la navidad. Es muy probable que para la mayoría de colombianos haya sido una noche de mucha felicidad porque es a lo mínimo que aspiramos todos los animales dotados de racionalidad. Pero, no debiera recordarlo porque duele tanto, para otro sector de colombianos la noche tuvo que ser de horror porque la navidad no sólo se hizo para festejar el natalicio del niño dios ha muchos años según las creencias católicas, sino para hurgar lo más profundo de nuestro inconsciente y así exasperar todas las penas que nos han acribillado en los últimos tiempos. Claro que eso lo sabemos sólo los que tenemos una herida reciente en el alma. Cierto sí es que no podemos esperar que toda Colombia, sobre todo la que está feliz, rompa sus vestiduras y se dedique al llanto. Eso sería ilógico y hasta ridículo el sólo pensarlo. Lo que sí se debe esperar y dar es una enorme solidaridad que es exactamente en lo que la mayoría de las veces fallamos los colombianos.

Colombia en estos momentos aciagos está atravesando una situación que según parece, es la peor que ha tenido en su historia y la verdad es que parece que no ha habido otra como esta. Pero repito, no por eso tenemos todos que sentarnos a llorar sobre la leche derramada. Hago dichas consideraciones porque, sin querer, escuhé una entrevista que le hicieron a un alcalde y en la que, con sus respuestas desparramadas, estuve totalmente de acuerdo. ¿Usted va a hacer sus ferias y fiestas común y corriente, a pesar de la tragedia que está viviendo el país? le dijo el periodista. Claro hombre, le respondió el alcalde; si es que en mi pueblo no hay tragedias. Allá sí ha llovido pero el clima está demasiado bien. De allá lo que yo le puedo decir es que la gente está entusiasmada y espera impaciente que empiecen las fiestas porque es que nosotros vivimos de eso. En mi pueblo se mueve todo el comercio, la venta de servicios, la hotelería, el transporte intermunicipal y urbano y hasta “el camello de las chinas bacanas” porque es que ellas también viven de eso y además le repito que nosotros no tenemos tragedias, hermano. Pero es que en varias partes del país se están viviendo tragedias, le disparó de nuevo el periodista.

Y yo y mi pueblo que culpa tenemos de eso. ¿Acaso fue que yo ordené que lloviera como para un campeonato mundial, que se desbordaran los ríos, que se ahogaran los animales y la gente? Pero es que hay muchos muertos de por medio, le repitió el periodista. Pues que cada cual llore sus muertos, le respondió jocosamente el alcalde, e ipsofacto lo ametralló con una frase sentenciosa: “o es que usted es de esos que llora por cualquier muerto; porque, si no deje el periodismo que ya le tengo trabajo de plañidera”. Para la muestra un botón.

El miércoles en la noche se puso a la vista del público en el parque San Pío de la ciudad capital un precioso volumen simétrico, como se debe decir, representado en el cuerpo de una mujer, o una “gorda” de Fernando Botero como dice el común de las gentes. Lo sui generis del hecho es que ese gustico de tener una escultura de tan refinado calibre mundial, no se lo dan sino los Campos Elíseos, de París, La Gran Avenida, de Nueva York, El Paseo de Recoletos, en Madrid, La Plaza del Comercio, de Lisboa, y La Plaza de la Señoría, en Florencia, entre otras.

De esto se puede colegir que Bucaramanga ha dado un paso enorme, aunque usted no lo crea, hacia el renombre mundial, porque esas esculturas de un icono universal del Arte como es Fernando Botero, el artista de origen latinoamericano más prestigioso del mundo en este momento, no están expuestas en la plaza de mercado de Guavatá, ni de Matemora ni de Somondoco. Además, es supremamente saludable recordar que sólo el Arte y las Ciencias dan la dimensión real de la grandeza de los hombres.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

A reconstruir el país

Miércoles, 22 de diciembre de 2010

--------------------------------------Por Horacio Serpa 

La lluvia se ha llevado la esperanza de bienestar de más de dos millones de colombianos anegados en la incertidumbre. Solo dolor y desasosiego hay en el corazón de quienes lo han perdido todo por culpa de la naturaleza, que ha sido implacable, pero también de la corrupción, de la improvisación, de la pobreza y de la indiferencia.

Esa monumental cifra de damnificados resume la catástrofe nacional. Una tragedia que nos ha cambiado el presente y el futuro. Pueblos que ya no existen, otros que van a desaparecer, aquellos que deben refundarse. El patrimonio colectivo está hecho trizas. Las carreteras destrozadas por la lluvia, los campos enterrados, los pueblos bajo tierra, la memoria cultural al borde del olvido.

La agenda nacional ha cambiado drásticamente. El Presidente Santos fue elegido para gobernar el país y tendrá que reconstruirlo. Casi que palmo a palmo en muchos departamentos. Es la oportunidad de pensar en grande y sembrar una nueva cultura política y administrativa, de manejo del medio ambiente, de protección de los recursos, de respeto a la gente, de prevención de desastres.

El Plan de Desarrollo Nacional tiene que ser repensado, porque ahora lo prioritario es la reconstrucción: de la malla vial, acueductos, hospitales, escuelas, distritos de riego, industrias agropecuarias. La generación de empleos y subsidios para revivir el campo y las pequeñas empresas.

El país entero tiene que volcarse hacia la reconstrucción, que debe ser un propósito nacional. Todos debemos jugar un papel allí. Los gobernadores y alcaldes no podemos ser inferiores al reto que nos plantean los nuevos tiempos. Tenemos que hacer un balance de la desgracia, encontrar los lugares vulnerables, reubicar a los damnificados y asegurarnos de que el bienestar permita que resurja la vida en todas partes.

Pero es al gobierno nacional al que le toca la parte más importante del proceso. Rediseñando la agenda política, redistribuyendo los recursos del Estado, generando nuevas fuentes de financiación y atrayendo la cooperación internacional. Estoy seguro que el Congreso de la República legislará para salvar a las regiones de la crisis humanitaria que hoy las habita. Y que los empresarios y la comunidad internacional sabrán socorrer a Colombia.

El presidente Santos es un hombre de retos. Un empresario y un estadista. Y ha asumido esta crisis con responsabilidad y sensibilidad social. Sé que su mayor preocupación ahora es llevarle bienestar a cada uno de los damnificados, dotando a las autoridades locales y departamentales de nuevas herramientas para adelantar la tarea de la reconstrucción.

En Santander no dormimos. Listos “en paz o emergencia”, como dice la Defensa Civil, con las botas puestas para salir en ayuda de las víctimas de la lluvia, que se suman a las víctimas de la violencia fratricida. Nuestra agenda regional también se ha trastocado. Barrancabermeja y Bucaramanga están aisladas. Nuestras montañas se están desmoronando. Los ríos se llevan nuestro esfuerzo. Pero seguimos haciendo país, demostrando que somos una raza siempre luchando para ganarnos el derecho a vivir tranquilos en nuestra tierra. Así llueve, truene o relampaguee.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Sancocho de ácido, carbón y mercurio...

Foto: smpmanizales.blogspot.com
Por: JUAN GOSSAÍN / CARTAGENA DE INDIAS
Fuente:  El Tiempo-06 de Diciembre del 2010/
Reenviado por Gilberto Álvarez Rodríguez

El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera... (Walt Whitman, Hojas de hierba).

Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México.

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta, al norte de Colombia, desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero, grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias, abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y san Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.

El terrible mal de Minata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.

En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.
Epílogo
Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.
-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.
Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.
-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.
-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

JUAN GOSSAÍN

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