Por:Martha Clemencia González;
especial desde España para bersoa.com >
"Ya no sé en qué fecha estamos. En casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos son una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, unos primores, ilustrados con imágenes de los Santos que colgábamos al lado del tocador. Ya no hay nada de eso. Todas las cosas antiguas han ido desapareciendo. Y yo también me fuí borrando sin que nadie lo notara".
"La otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha desaparecido. Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos, no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atenta lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, segura de que lo que voy a decirles no se le ha ocurrido a ninguno y de que les van a servir mucho mis consejos. Pero no me oyen, ni me miran, no me responden".
"El otro día me alegré mucho ante la posibilidad de un paseo familiar. Estuve lista muy temprano. Me paré en el zaguán a esperarlos a todos. Cuando arrancaron y el auto desapareció envuelto en el bullicio, comprendí que yo no estaba invitada, tal vez porque no cabía o porque mis pasos lentos impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí clarito cómo mi corazón se encogía y la barbilla me temblaba como cuando uno se aguanta las ganas de llorar".
"Yo los bendigo a todos y los perdono, porque ¿qué culpa tienen los pobres de que yo me haya vuelto invisible?".
Los cuatro párrafos anteriores, correponden a fragmentos de un hermoso mensaje reenviado a mi correo electrónico y cuyo autor desconozco. No puedo negar que la lectura completa de este texto en el silencio del hogar únicamente roto por una melodía bastante dulce y suave como parte del mensaje, logrò conmoverme profundamente y por unos minutos me hizo reflexionar sobre la vida y lo que para muchos representa el hecho de hacerse mayores..el hecho de ser los más viejos de la casa.
En España y según cifras del Instituto Nacional de Estadística, INE, 1 millón 359 mil personas mayores de 65 años de edad, viven solos durante todo el año.
Muchos viven en esta condición de soledad por decisión propia, pero otros no tienen opción diferente. Es por ello que el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), ha impulsado el programa "Cerca de Tí", dirigido especialmente a personas mayores de 80 años que vivan solas o con su pareja de edad similar.
El IMSERSO, es un organismo dependiente del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y contará con la colaboración de la Cruz Roja española y de Cáritas para el desarrollo del plan "Cerca de Tí", cuyo objetivo fundamental no es solamente acompañar a estas personas por parte de voluntarios, sino ir más allá para ayudarlas a adquirir ó recuperar hábitos de relación con otras personas y hacer que se sientan motivadas para salir de casa y romper su aislamiento.
"Cerca a Tí", también es la forma de prevenir que surjan otras circunstancias como la inactividad, la mala nutrición y la depresión como consecuencia de la soledad, según han explicado voceros del IMSERSO en España; un país en el que el 17 por ciento de la población es mayor de 65 años y en donde además se calcula que dentro de dos décadas, uno de cada cuatro ciudadanos será anciano.
Con estas cifras, es obvio que la solicitud de plazas para residencias de mayores hayan aumentado considerablemente. Sin embargo, cabe anotar que en promedio, vivir en una residencia concertada o pública puede costar 1.000 euros que no logra cubrir un jubilado cuyos ingresos alcanzan los 820 euros mensuales. Ya nos podemos imaginar las dificultades que tienen muchos para acceder a dicho servicio. Y mejor no hablar de los costos en una residencia privada, donde al mes, se pueden llegar a pagar entre 3 mil y 4 mil euros. Paradójicamente y de manera contraria a lo que podría imaginarse con estos valores, según estudios realizados por la revista "Consumer Eroski", las residencias concertadas o públicas resultan mejor acondicionadas y capacitadas para atender a los mayores; ya que las privadas obtienen "suspensos" por factores importantes como: baños sin timbres de emergencias en dos de cada cinco instituciones. Además, el 20 por ciento de ellas no tienen servicios de fisioterapia y rehabilitación y el 35 por ciento sólo cuentan con un médico de cabecera como único especialista.
A pesar de los esfuerzos que puedan hacer los gobiernos y organizaciones no gubernamentales en diferentes partes del mundo por proveer a los ciudadanos de mecanismos para enfrentar diversas circunstancias de la vida, en este caso, la vejez y en especial, la soledad de la gente mayor; es innegable que los primeros que deben tener la obligación de velar por sus ancianos, son los propios familiares. Y no deberían valer excusas, motivos o pretextos como "la dura carga física y emocional" que indudablemente esto implica, porque aunque suene a tópico y a obviedad, cuando ellos eran jóvenes con toda seguridad no dudaron en dejarse la piel en el cuidado y atención de sus hijos y en muchos casos de sus nietos.
La actitud, antes que el compromiso de todos los seres humanos, debería implicar acciones como la de aprovechar el ahora..el hoy, para escuchar a nuestros abuelos..al viejito de la casa del lado que se asoma de vez en cuando a la puerta en espera de cruzar un simple saludo para recordar que aún existe..al anciano que se sienta solo en el parque...brindar una sonrisa amable a esa mujercita que va sola por la calle agachada y apoyada en su bastón...reir con ellos..hacer que el momento dorado de sus vidas sea pleno y feliz...al fin y al cabo eso es lo que queremos para nosotros mismos. En definitiva, regalar "una rosa" ahora y no esperar para llevarla a una tumba. Ir a página de España >
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