Por Gerardo Delgado Silva
No hay dignidad más grande que la que
ostentan quienes administran justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley.
Por ello, la Constitución exige a quienes
confían el poder de administrar justicia, que cumplan los sobresalientes
requisitos de su cargo.
Pero la preservación de la dignidad de los
jueces depende de los propios jueces. A
los jueces les está vedado deslucir la toga, en privado y en público. El juez debe tener una pasión profunda por
colocar la Administración de Justicia en el decoroso nivel que le corresponde,
para que haya confianza en sus mandatos y seguridad en sus decisiones.
Llevar un noble mensaje portador de
excelsos ideales, sin conspirar contra la institución al olvidarse de los
reales destinos ejerciendo ese “sagrado
y terrible ministerio” que llamara Carnelutti.
Lo relatado por Daniel Coronel, tan
connotado periodista, en la revista Semana, acerca del comportamiento del
Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Fernando Castro Caballero,
“antiguo abogado de Víctor Carranza”, jefe paramilitar al parecer involucrado
en la tenebrosa masacre de Mapiripan es una capitulación de sus deberes, de los
grandes principios morales, que la Corte Suprema, fervorosamente ha sido
guardián insomne, intrépida defensora del derecho en todos los aspectos de
nuestra vida Repúblicana. Difícil
entender semejante acontecer, en la Corte Suprema, que ha gozado de merecido
prestigio nacional e internacional y que ha sido, repito, máximo guardián.
No había habido en la historia de Colombia
fenómeno igual, o siquiera parecido al denunciado por el valeroso Daniel
Coronel. Pero cuando los pueblos caen en
los abismos de desfase ético como acontece ahora en Colombia, es fácil explicar
la burla de nuestros estatutos jurídicos, sin que haya clara conciencia de que cuanto se comete con prescindencia de
elementales nociones éticas, no sólo se contraría el imperio de la ley, si no
que se socavan los fundamentos mismos de la República. Pero, ¿Cómo puede admitirse que autoridades
de tan severas funciones puedan atender adecuadamente su misión, cuando ellas
mismas incurren en descaradas alteraciones de todo aquello que regula el
ejercicio del poder?. ¿No son los jueces y magistrados las autoridades
erigidas, precisamente, para defender y sostener el orden jurídico?.
Los jueces fueron de antiguo los mas
sobresalientes conductores de la comunidad y a ellos ha vueltos siempre la
mirada la sociedad, cada vez que se desquician las reglas de convivencia.
Lo que acaba de suceder en la corte, al
parecer, con pruebas concretas, según el artículo de Daniel Coronel, va más
allá de la simple desfachatez personal del magistrado, para comprometer a
la institución que de verdad siempre ha
querido soberanamente hacer patria.
¿Cómo puede aceptarse, que el Señor
Magistrado, habiendo sido apoderado de Carranza, sea ahora el ponente en el
proceso de Casación en el aterrador genocidio de Mapiripan, donde mostró
también su vileza el señor Carranza?.
En puridad de verdad, cuando se llega a la
cúpula de las altas posiciones del Estado nadie puede ser ligero, ni ingrávido,
en el sentido moral del vocablo.
Los gobiernos quieren revolucionar,
transformar la justicia en algunos de sus aspectos, sin mirar el origen,
desarrollo y consecuencias de sus principales problemas, creyendo de modo
equivocado que los males que la afectan radican mucho mas en el espíritu y
letra de las normas que regulan su funcionamiento, que en la formación, calidad
profesional y condiciones éticas de quienes la administran en los diferentes
niveles de su conformación general.
Y así la crisis sigue creciendo,
ensanchándose, derrumbando la escasa fe que aún queda en la administración de
justicia.
Ante situación tal de magistrado, solo
queda pedirle que cumpliendo con las leyes de procedimiento, que regulan la
legalidad de los juicios imponiendo garantías de imparcialidad, manifieste el
impedimento para intervenir en el examen del proceso de casación por la masacre
de Mapiripan, dado el carácter que tuvo de apoderado de Víctor Carranza al
tenor el artículo de Semana. El Señor
Carranza prohijó esa siniestra política paramilitar de crímenes de lesa
humanidad, contra mucha gente campesina, acusándola de ser “auxiliadores” de la
guerrilla, con justificaciones de su comportamiento como abanderados políticos
de la extrema derecha.
Paradójicamente conocida hoy, bajo el
ropaje de “Centro Democrático”. Un movimiento para simular el agazapado
fascismo del señor Uribe y otros, entre ellos el señor José Obdulio Gaviria
allegado y primo del señor Pablo Escobar Gaviria, el más grande capo del
narcoterrorismo.
Cualquier colombiano lo sabe: La
turbulencia y vejámenes del anterior gobierno, contra la Corte Suprema de
Justicia, por su labor de sanidad espiritual al ponerle un valladar
infranqueable a la marcha ominosa de los delincuentes parapolíticos. Lo que importa es cuanto representa y
significa la justicia en la vida social de la nación, al ordenar el sistema
jurídico para hacer posibles la convivencia y la paz.
De sus decisiones depende el desarrollo del
Estado de Derecho, la esencia misma de la democracia.
Tan desalmada fue la masacre de Mapiripan,
que la justicia penal militar condeno al General Jaime Alberto Uscátegui, por
su deplorable omisión – a pesar de estar advertido de la presencia de los
criminales – y no impedir la tragedia.
Por ello, Organizaciones de Derechos
Humanos han señalado con preocupación una suerte de división tácita de tareas:
los militares haciendo la parte “limpia” y los “paras” la sucia en una misma
guerra en la que ambos serían aliados de hecho contra un enemigo común.
Desde el Tribunal Internacional de
Nuremberg, crímenes como los de Mapiripan fueron señalados como crímenes contra
la humanidad y la paz, que no podían quedar impunes, sin importar donde y por
quienes se hubieran cometido. El Señor
Magistrado no puede olvidar que es depositario de un solemne mandato de luchar
por el imperio de la ley y la dignidad de la justicia. Por tanto, no puede desdeñarla. Por favor, como ciudadano le ruego se declare
impedido para bien de Colombia.
Articulo
para www.bersoahoy.com
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