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miércoles, 30 de enero de 2013

La cultura del culebrero…

 Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)
Acogiéndome a la Declaración de Chapultepec de la SIP y firmada por los mandatarios regionales, de tener una amplia compresión pública acerca de la libertad de prensa para una democracia sostenible y el bienestar social, me acogeré a los 10 principios de la declaración para esta columna. 
¿Cómo defender el espacio público recuperado para el peatón? A través de la cultura ciudadana, y no de espectáculos circenses, disfrazados de una cultura del culebrero. El Alcalde Luis Francisco Bohórquez Pedraza, ganó mucho, pero lo puede perder, porque todas improvisaciones y laboratorios que se impongan en la Calle peatonal del comercio, puede convertirse en otro dolor de cabeza. 
La cultura de masas nos es fácil de manejar, ahora que se acabó el mercado persa y se comienza a imponer la cultura persa. Si analizamos el concepto de cultura como una categoría para quienes amamos la sociología, teoría de interacciones comunicativas en grupos de trabajo culturalmente diversos, es denotar las memebresías de los grupos, definidas por las identidades étnicas-raciales y de género; porque en sí, el término cultura, se etiqueta como el conjunto de valores y actitudes y creencias concurrentes, compartidas por las personas, el cual determina los estándares de conducta y que forman parte de investigaciones de la Cultura Ciudadana. 
Si miramos la administración Antanas Mockus, él fue uno de quienes montó este laboratorio social, con fundamentos conceptuales, en ley, moral y cultura. Elementos que debe tener un investigador, donde la cultura provee a las personas no solamente normas básicas de conducta, sino también un sentido de identidad y continuidad que es pasada de generación a otra y/o grupos raciales. 
Y no como lo está haciendo el Ingeniero, gestor cultural Francisco Centeno Osma, quien ha vivido inmerso entre la politiquería, la cultura-espectáculo y contratos, donde muy poco le ha aportado al colectivo general de la sociedad. Prueba de ellos han sido sus quemadas para llegar al Concejo de la Ciudad. 
No necesito colocar el espejo retrovisor…  por sus acciones se reconocerá el trabajo, una prueba es el Instituto Municipal de Cultura, hijo de la Biblioteca Pública Municipal Gabriel Turbay, que durante muchos años, gracias a su creador Rodolfo González García marcó el hito cultural de Bucaramanga y hoy se piensa reivindicar (la cultura) con los espectáculos circenses, cosa que no es así. 
Sacar 500 “artistas” al paseo del Comercio, es llenar nuevamente de “mercaderes del espectáculo”, para que lleguen nuevamente los vendedores ambulantes con sus vituallas para los espectadores que se apuestan a la observancia del espectáculo, e inclusive la delincuencia que como buenos camaleones saben camuflarse para desarrollar su arte del cosquilleo. 
Para los espectáculos, hay escenarios: Teatros, parques, medias tortas. No calles para interrumpir el libre tránsito de las personas que quieren la tranquilidad, lejos del bochinche y el ruido que está en plena recuperación. 
No soy un enemigo de la cultura, porque llevo gozándomela 50 años desde que tengo uso de razón y participé en mis años mozos de ese desarrollo, diferente al de los niños y jóvenes de ahora que piensan en otra cultura: El ruido, el chat, como lo menciona el Nobel, Mario Vargas Llosa: “Civilización del espectáculo”. Cultura de masas. Una frivolización de lo banal.  Una enseñanza con reflexión: “el necio aprende de los hechos”. 
Qué bueno que empezáramos, con lo propuesto por el señor Alcalde Lucho Bohórquez sobre las escuelas de Cultura Ciudadana, para recuperar la Ciudad Bonita y sus gentes, dentro de la Visión Colombia II Centenario: “Fomentar la Cultura Ciudadana” Documento de la Dirección Nacional de Planeación. Y no la “Cultura del atajo”.  …Te veo mal Pacho.
*Poeta y escritor

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