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lunes, 30 de mayo de 2022

La voluntad popular demostró grado de civilización

Por: Bernardo Socha Acosta
Somos algo más de 14 millones 400 mil colombianos que tenemos claridad de, qué necesitamos en este país para lograr cambiar las viejas estructuras políticas que nos han gobernado y engañado en los últimos años.

Y conocimos también en estas elecciones, que hay más de 4 millones 780 mil ciudadanos que lamentablemente son víctimas de las patrañas y mentiras de las alianzas politiqueras que pretendían monopolizar la primera vuelta, y fracasaron;  pues habría sido una grave amenaza para el futuro de Colombia. Por fortuna no fue así y el pueblo fue superior a los intereses politiqueros, principalmente de 3 expresidentes que no pudieron impresionar la voluntad popular. Se reafirma una vez más que el pueblo es la voz de Dios y es superior a sus gobernantes.

Ahora son dos cadistas de las más altas calidades morales y humanas que se disputarán el primer cargo de esa Colombia que venía anhelando nuevas figuras alejadas del arraigo engañoso que imponían sus criterios en contra de los menos favorecidos que ya son muchos en el país.

Ahora Colombia comienza a enderezar sus columnas torcidas que auguraban un destino amargo, peor al que estuvo sometido el país en la década del 40, por causas políticas económicas y sociales, algo parecidas a las que se vienen gestando  en la actualidad por ese abandono estatal.

Desgraciadamente hay todavía ciudadanos que no miden las consecuencias futuras de sus familias e intentan seguirse dejando manipular por las viejas estructuras que no han podido erradicar uno de los peores males como es la corrupción en la que se ROBAN  los dineros que pagamos los contribuyentes. Pero lo más grave es que los últimos gobiernos para subsanar los saqueos que cometen los LADRONES  imponen reformas tributarias arbitrarias generalizadas para conseguir anualmente más de 30 BILLONES de pesos a costa del atropello del valor alimentario de la población, mientras la burocracia aumenta cada vez más con grandes prebendas.

Gustavo Petro   Rodolfo Hernández
Ahora tenemos la confianza que con los dos nuevos candidatos que por fortuna escogimos los ciudadanos que estamos cansados de los engaños, uno de ellos llegará al poder a la Casa de Nariño, para comenzar a corregir los entuertos que quedan. Claro que eso no será de la noche a la mañana, pero es el comienzo de una esperanzadora etapa porque el país queda financieramente en las peores condiciones.

Y es una esperanzadora etapa porque cualquiera de los candidatos (Petro o Rodolfo) no se van a dejar manipular de los que se han pretendido autoerigir como los poderosos manda callar de Colombia.

Habiendo cumplido los objetivos, este 29 de mayo, con el apoyo de algo más de 14 millones de electores que sufragaron por varios candidatos, diferentes al de las alianzas de las viejas maquinarias, nos queda solo prepararnos para la segunda vuelta el 19 de junio, demostrando nuevamente el grado de civilización al que hemos llegado. Ojalá que lo hagamos bien para tener la satisfacción de no haber sido cómplices de la catástrofe que se veía venir, si no hubiéramos actuado con esa ejemplar sabiduría.

bersoa@hotmail.com

jueves, 11 de abril de 2013

El fomento del caos

                                         Por Gerardo Delgado Silva 
Cuando se llega a la cúpula de las altas posiciones del Estado, aún en el caso insólito del Señor Pastrana, no se puede ser ligero, ni ingrávido, en el sentido moral del vocablo.  Tanto menos si se procede bajo la presión de voces extrañas, en las que interviene también el Señor Uribe, que sólo ha prohijado la guerra, sepultando también muchos de los valores sobre los que se había construido el sistema general de la vida de la humanidad a lo largo de los siglos: el tejido mismo de la civilización contemporánea.
Ahora, con las críticas acervas del Señor Pastrana a los diálogos de paz, quiere que se desplome el espíritu de fe y confianza que alumbra el país para gozar de convivencia.  Es la consecuencia en ambos señores, de políticas abyectas, que hay que remediar. El mito del futuro les impide vivir.
Los griegos inventaron la noción del destino, que hace de los hombres monigotes ciegos bajo la planta inclemente de los dioses, como si fueran uvas.  Hasta que Esquilo dulcificó la humillación sugiriendo que contribuimos a la tragedia con nuestra soberbia y nuestras codicias.
Pero cuando los pueblos caen en los abismos de desfase moral como acontece ahora en Colombia, es fácil explicar esa clase de asaltos o intentos de asaltos contra las esperanzas de paz.  No es un ánimo patriótico el de los Señores expresidentes, si no una voz que descorre el velo de una intención proditoria una abominación, con la cual avalan los crímenes de lesa humanidad de los paramilitares, que cuentan con justificaciones de la extrema derecha.  Es decir, la ideología nazi.
Están en la mitad de los municipios en territorios de donde desplazaron a las Farc y al Eln con la siniestra política de masacrar campesinos y sindicalistas, acusándolos de ser “auxiliadores” de la guerrilla.  Los paramilitares eran los compinches del general Santoyo el hombre de la seguridad del presidente Uribe.  Quien tuvo el propósito de que se les confiriera estatus político.  Al fin y a la postre con los parapolíticos, fueron sus electores.  Los paramilitares como lo sabe todo el mundo, se tomaron el poder, exhibiendo su influencia no solo militar sino política, social y económica.
Las actitudes en detrimento de la dignidad de las víctimas y de la sociedad de Uribe y Pastrana, definen la decadencia de una clase dirigente y la degradación en que ha caído.  Por eso nos parece, también una falta de respeto con sus partidos y con el país.  Porque lo cierto, es que no oímos ante los genocidios eufemísticamente llamados “falsos positivos”, la voz de Pastrana ni registramos su protesta.
En puridad de verdad, los auténticos líderes nacieron del consenso público después de una confrontación ideológica y ética: Uribe Uribe, Herrera, Alfonso López, Gaitán, los dos Lleras, Álvaro Gómez, surgieron así en medio de la tempestad, demostrando su hombría de bien y nutriendo con la sabia ideológica de su pensamiento el discurrir histórico de la nación.  Lo otro es un calificable acto de audacia personal solo concebible como producto del estado de la corrupción de las costumbres políticas, que está viviendo el país. En el caso del Señor Pastrana como consecuencia también, claro está, de sostener falsas imágenes, la ansiedad, la soberbia, el resentimiento  y el odio por cuanto el proceso del Caguán terminó siendo un estruendoso fracaso.  Entrego una guerrilla militarmente fortificada y deslegitimada en lo político.  La revista Semana  de esa época, comentó: “Cuatro años después de haber encarnado la ilusión colectiva de un país, Andrés Pastrana se va de la Casa de Nariño con la peor imagen que haya tenido un presidente en la historia política del país”.
Estamos en el instante preciso de iniciar una gran cruzada de entereza pública que congregue a la Nación en defensa de los valores morales abolidos, la democracia maltratada, en Derecho Humanitario derruido.
Los Colombianos de hoy no podemos resultar inferiores a la inmensa tarea que nos ha señalado la historia.  Santos recibió un Estado que se estaba extinguiendo porque para algunos dirigentes, “La corrupción es lo mejor de lo peor”, como sentenciaban los romanos.  Al país hay que rehacerlo y este no es solo un ejercicio del Gobierno.  Todo por fortuna, esta siendo replanteado por el Presidente Santos, como el más intrépido defensor de los intereses nacionales en todos los aspectos de nuestra vida republicana.  Ha demostrado ante propios y extraños, que es un guardián insomne de la moral pública. 
Por el prestigio de Colombia Santos si está cerrándoles las puestas al narcotráfico, porque las drogas destruyen ante todo a la juventud y nos ha causado inmensos daños en lo ético, en lo político y en lo económico.  “El Estado recobró dignidad”, nos expresó Bruno Moro coordinador de la ONU en Colombia. 
Suena patético. Lo que contempla María Jimena Duzán, con impecable lucidez, que forma el estilo personalísimo de su valeroso pensamiento, al revelarnos las palabras del diálogo entre el presidente Betancur y el gobernador de Antioquia, Álvaro Villegas, en 1982 y que aparece en la biografía de este, escrita por Germán Jiménez.  Betancur se muestra justamente alarmado cuando dijo: “¿Cómo es posible que tengamos en la Alcaldía de Medellín a una persona de quien me han dicho tiene nexos con los narcotraficantes?”.
Es indispensable que el país contribuya, como lo demostró en las marchas, al empeño del gobierno de garantizar el mandato constitucional que establece para el Estado, el imperativo de la paz.
Esa labor de sanidad espiritual del Presidente Santos con los diálogos de paz, va alcanzar la finalidad redentora de devolvernos a los Colombianos la seguridad de poder vivir y avanzar protegidos en nuestros fueros.
Ante el envilecimiento de los valores humanos con esos denuestos  de Pastrana y Uribe, nos permite afirmar, sin ser psiquiatras, que estos dos ciudadanos comparten ese rincón oscuro de la conciencia que se llama esquizofrenia paranoide, donde duermen las pesadillas de la razón.  De ahí las desmesuras, sus ideas delirantes, sus ambiciones de poder ignorando los límites de la ética y el Derecho Humanitario para la protección de la población civil, obligatorio para Colombia según la Convención de Ginebra.
Se infiere que Uribe y Pastrana están más preocupados por ajustar cuentas, que por contribuir con la justicia.
“No hay victoria sino se pone fin a la guerra”, nos dice Montaigne, que amaba la paz y el reconocimiento de la dignidad humana como la inmensa mayoría de los colombianos de bien.
                                                                              Para       Bersoahoy.com sección opinión

domingo, 14 de octubre de 2012

Eutanasia y civilización

 TRAFUGARIO
------------------------------------Por: JOSE OSCAR FAJARDO                                                  
La mayoría de gente tiene metido en la cabeza el concepto que una sociedad altamente civilizada y que un país punta del lanza del desarrollo económico, científico y tecnológico es aquel que trabaja sobre proyectos nucleares para la medicina, que ha realizado viajes espaciales, que tiene sus propios satélites para las comunicaciones de su región, que algunas de sus universidades producen un alto número de PhD en tecnología, que tiene mínimo un premio nobel en literatura o en ciencias, que tienen un índice de analfabetismo muy cercano al cero de las matemáticas, y muchas otras delicias que caracterizan los conglomerados sociales del primer mundo o de los llamados países potencia.  Y pueda que tengan mucha razón. 
Y que son países en vías de desarrollo aquellos que adquieren, compran o disfrutan de esas delicias propias de los países con un alto  o ponderado nivel económico y eso también parece o debe tenerse como una premisa cierta. Pero hay algunos aspectos que nada o poco tienen que ver con el desarrollo de altas tecnologías y sí mucho con el estado mental, sicológico, emocional y sociológico de sus habitantes, y la gente por lo general no tiene eso en cuenta para observar cuan avanzado o atrasado se encuentra un país. Me explico. Uno o varios perros flacos y de mal aspecto en la vivienda de una familia, son un posible indicador de pobreza. Un carro fino estacionado frente a una vivienda elegante es un buen indicador de poder económico. Yo estoy seguro que una manera de demostrar altos logros en desarrollo humano y social, es con el manejo que la da un Estado y sus gobernantes a la Salud, a la Educación, a la Ciencia, a las expresiones Culturales Artísticas y al Deporte. 
Los anteriores argumentos me dan una base para afirmar que la Eutanasia es un derecho inviolable que tiene cada persona por el solo hecho de poseer inteligencia lógica y racional y que un país civilizado debe aceptarla. ¿O no tendrá derecho a morir cuando lo quiera y lo sienta necesario, una persona como mi padre quien tenía un enfisema pulmonar que duró matándolo más de la mitad de su desgraciada vida? Y que no solo sufría él terriblemente ahogándose a todo momento, manoteando y pidiendo auxilio sin ninguna posibilidad de alivio, sino que nos hacía sufrir peor a nosotros sus hijos que con el dolor del alma, nada podíamos hacer por él. Porque sería aceptable que no se le aplicara la Eutanasia a un enfermo terminal que no sufre. Que está en un estado de coma eterno. 
Pero es justo y necesario, humano y democrático, desde todos los criterios de la Ciencia y la Filosofía, aplicársela a un paciente que lleva varios meses, o si se quiere varios años, con un cáncer terrible en los huesos donde ya ni el analgésico de más alto poder les sirve para un carajo. ¿No es más humano dejarlo ir realmente a descansar? Porque es que los argumentos que anteponen los enemigos de la Eutanasia son tan inconsistentes y a última hora tan pueriles, que en realidad reflejan, con todos mis respetos, un concepto de la Ciencia y de la Filosofía indudablemente equivocado y cavernícola. Porque ¿Qué culpa tiene un bebesito inocente, indefenso, con su mirada tierna y pura, que nació con cáncer o con sida? ¿Qué culpa tiene ese bebesito y de qué? Por qué ese castigo a él y ese sufrimiento, si él no debe nada ni ha hecho nada sino que su única desgracia fue nacer. Entonces lo que se debe hacer, según esos preceptos y demostrando un alto grado de “inteligencia” es ¿mantenerlo vivo para que sufra más? ¿Hasta ahí llega la “inteligencia de los médicos y científicos”, de tenerlo a uno vivo para que padezca más? Yo a veces pienso que eso es más bien buscándole rentabilidad al negocio de la vida en la tierra y a los vendedores de vidas eternas. Hombre: la eutanasia presupone un alto grado de civilización y de inteligencia lógica, la misma que se utiliza para resolver problemas de Cálculo Integral o de Física Cuántica. Esa inteligencia que  Sí es LOGICA.    

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