El excesivo ruido se está convirtiendo en el peor y más peligroso factor de enfermedad mental
Por: Bernardo Socha AcostaLos psicólogos profundizan cada vez más en la urgente necesidad de cuidar la salud mental de la población, pero por parte de los gobiernos, puede apreciarse que no hay programas ni proyectos enfocados al bienestar mental, mientras una gran parte de la sociedad sufre graves trastornos que comienzan con la salud auditiva, patologías que bien pueden prevenirse.
Esos estudios alertan que, si no se comienza por la salud auditiva, las enfermedades mentales de una persona se agudizan, porque esto causa graves problemas emocionales, físicos y conductuales.
Los especialistas insisten en la necesidad de mantener una sociedad enfocada a explorar una conexión, entre la forma en que pensamos, hacemos las cosas y lo más importante, cómo dormimos. El sueño es quizás uno de los mejores aliados de una buena salud. El sueño es una terapia-medicina, para mantener una salud mental aceptable.
La mayoría de los medios de comunicación se limita a informar sobre graves tragedias que ocurren a menudo causadas por personas enfermas mentales y cada vez más se agudizan, exactamente por el desequilibrio mental de muchas personas agobiadas por problemáticas personales y familiares, factores que se suman a las contrariedades y contratiempo que se presentan en el diario vivir. Y son pocos los medios de comunicación los que presentan información y propuestas para ayudar a mejorar la salud mental, en este caso, de los colombianos.
Los gobiernos, tanto nacional, departamentales y municipales, son sordos al clamor de la sociedad cuando pide medidas para que se reduzcan los elevadísimos decibeles de ruido que producen especialmente, algunas motocicletas y unos cuantos vehículos de 4 y más ruedas que tienen unos medios de escape deteriorados y otros adecuados especialmente para que generen espantosos sonidos, a los cuales, ni las autoridades civiles, de tránsito y policivas, hacen nada, mientras los niveles de salud mental se agravan y deterioran, como una mina de alto riesgo a punto de explotar.
Pero ojo, señores del gobierno. Estas GRAVES TRAUMAS mentales que producen estos escabrosos ruidos, de un momento a otro generarán atentados violentos contra sus actores. Como autor de esta columna, he tenido la oportunidad de conversar con muchas personas víctimas de estos malsanos ambientes generados por el ruido, y no han dudado en buscar una solución por las vías de hecho, ante la incapacidad de las autoridades de poner orden.
Una EPIDEMIA de salud mental podría ser tan grave y peor que las que han azotado al mundo, entre ellas el recientemente coronavirus, la viruela, la fiebre amarilla y otras. De tal manera que los gobiernos y entes encargadas de este tema, no deben jugar con FUEGO y poner la suficiente atención con programas de prevención y no tener que invertir cuantiosas sumas de dinero cuando la epidemia mental explote. Qué haría un país con una sociedad de locos. Pero, qué haría un gobierno para tratar de controlarlos.
El excesivo ruido se está convirtiendo en el peor y más peligroso factor de enfermedad mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar, para que los individuos hagan las cosas bien, pero… qué se está haciendo para mantener esa salud mental… Hasta ahora la respuesta es…NADA y cundo lo intenten podría ser tarde, como muchas cosas que ocurren por la ineptitud de los gobernantes.
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