viernes, 8 de enero de 2016

La frustrada resolución del Ministerio del Transporte que reevaluaba escandalosamente los vehículos en Colombia

El “judas” que filtró a los medios, contenido de la propuesta para Reforma Tributaria
Por: Bernardo Socha Acosta
El revuelo que causó en todos los sectores, una resolución del Ministerio del transporte que aumentaba el avalúo de los vehículos en Colombia, de manera considerable, o mejor, descomunal y abusiva, llevó al parecer, al presidente de la república, Juan Manuel Santos, a llamar al orden a los funcionarios de esa dependencia (Ministerio) que con esa actuación,  llevó a pensar de momento a los colombianos dueños de vehículos, de haber llegado a una época de un estado arbitrario y absurdo, sin el menor respeto por los bienes privados.
Esa medida que fue intervenida oportunamente, gracias a que nadie se quedó callado, llevó a pensar que habíamos llegado a un gobierno despótico, que dictaba resoluciones  de un momento a otro  sin medir consecuencias  e irrespetando los bienes privados, solo con el objetivo de captar impuestos, no de porcentajes mesurados, sino arbitrarios y extravagantes, porque según las múltiples denuncias, ese reajuste de impuestos, llamados de rodamiento, equivalía  en el mayor de los casos al 300%.  Que perla del Ministerio del Transporte.
El presidente de Asopartes, (una de tantas voces de protesta) Tulio Zuloaga, dijo dentro de sus apreciaciones frente al fracasado intento, que lo correcto es que el precio de los carros bajara con el paso de los años y no lo que pretendía hacer el Ministerio del transporte, avaluando vehículos que tienen un valor de 20 millones, subirlo a 40. Y agregó el vocero de Asopartes, que es completamente absurdo subirle de precios a los vehículos cuando estos día a día  siguen depreciándose, de modo que cada año valen menos y por supuesto el impuesto tiene que ser menor y es así como tan pronto un vehículo sale de la vitrina de un concesionario, pierde un 20 %” de su valor, debe ser la lógica de los impuestos.  
Si es cierto que hubo una confusión, como se argumentó tras las airadas y prevenidos anuncios de diversos sectores sociales y económicos del país, de quién fue la confusión, entonces.
Lo cierto es que esa “confusión” nos lleva a pensar muchas cosas…
Entre los pensamientos que nos asaltaron, están, el de creer que   haya funcionarios de alto nivel en el gabinete, interesados en crearle la peor imagen al gobierno para hacerle fracasar  el Referendo de acuerdos por la paz, como ocurrió con el filtrado estudio que adelantó una comisión de notables  (Sabios…) para realizar la próxima Reforma Tributaria, filtración a los medios, que creó otro de los peores conceptos del gobierno en momentos que se habla de justicia y paz. Pero en la Comisión de notables, puede haber un “judas”, de lo contrario no se habría filtrado a los medios, la propuesta hecha  al gobierno para buscar más ingresos al erario.
Por fortuna, sobre esta filtración ya habló el mismo presidente Santos, para desautorizar a quien llevó el “chisme” a los medios, sin ser una cosa oficial, pero lo de la resolución del Ministerio del Transporte, si fue un intento con doble sentido y cuando se vieron descubiertos, dijeron que era una CONFUSIÓN.

Severidad del actual fenómeno del Niño

Tomado de la Revista Semana
La alarmante agonía del Magdalena y el Cauca
por GERMÁN MANGA
Al tiempo con la descomunal parranda navideña que paraliza el país desde diciembre avanza en Colombia una de las peores crisis ambientales de todos los tiempos: se secan el Magdalena y el Cauca, nuestros grandes ríos.
Esta semana se puede atravesar a pie el río Grande a la altura de Barrancabermeja, donde tiene una profundidad de escasos 32 centímetros, mientras el Cauca tiene apenas 23 centímetros de profundidad desde Candelaria, en Valle, hasta La Virginia, en Risaralda.
Llegamos a esta calamidad en las últimas semanas por la severidad del actual fenómeno del Niño que tiene muchas regiones en grave peligro de desabastecimiento de agua. Pero la destrucción de los ríos es una antigua obra colectiva, mezcla de irresponsabilidad, incompetencia, corrupción, frivolidad, ineficiencia, criminalidad e insensatez de individuos y organizaciones, tanto del Estado como del sector privado. Leer más

jueves, 7 de enero de 2016

La junta del Área, ¿quería acabar con Metrolinea?

                         Por: Bernardo Socha Acosta
Todavía nadie ha podido entender por qué la junta del Área Metropolitana de Bucaramanga, al finalizar 2015, tomó la decisión de hacerle el reajuste más pernicioso que haya tenido el sistema de transporte masivo METROLINEA.
Pero, qué trataron de hacer. Pues por simple lógica, hicieron lo que hace todo capitalista arcaico, que desaforadamente, sin medir consecuencias, buscan solo hacer  dinero a como dé lugar, así sea contra el derecho de los demás. Pero aquí lo que la Junta del Área metropolitana le hizo a Metrolínea, fue hacerle el peor ataque, como para acabarlo.
Y por qué. Sencillamente los ciudadanos también buscan cómo defender su ya desbarajustado, asaltado y burlado presupuesto familiar que dejó el ofensivo y abusivo reajuste del salario mínimo.
Un rastreo por las estaciones muestra la
considerable reducción de pasajeros
Los usuarios de Metrolínea que ya se estaban acomodando al sistema, en un alto porcentaje emigró ahora a buscar alternativas de transporte, como: comprar su motocicleta que ya las venden hasta sin cuota inicial; armar paquetes  y pagar carreras de  taxi, utilizar las busetas que aun cuando son lentas, llegan a su destino sin tanta congestión; y en el mayor de los casos utilizar el transporte informal, ya sea en  automotores de cuatro ruedas o en moto-taxi, pero lo que tratan los consumidores del servicio, es ahorrarse cualquier centavito que sumado en la semana o el mes, ya deja para comprar el pan y la sal por lo menos para el sustento de la familia.
Es que la situación para muchos no es fácil y el reajuste del pasaje en Metrolinea fue desproporcionado; y hagamos cuentas; para un padre de familia que debe pagar cuatro pasajes de él solo diarios y cuatro de dos hijos que estudien, se convierte en otro asalto de su bolsillo, que ya no aguanta. Esto sumado por encima representa $420.000 mensuales en solo pasajes de tres personas, dos de ellas solo con recorrido de dos pasajes porque son estudiantes.
La vocera de la Junta metropolitana justificó ese reajuste de pasaje para este año, argumentando como base el estudio de la canasta del transporte. Que argumento tan débil por no decir que infantil. Los estudios sobre costos  siempre arrojan cifras astronómicas, pero no es para tomarlas al pie de la letra como hicieron los integrantes de la Junta metropolitana.  Pero, cómo no se tienen en cuenta estos estudios para los reajustes en el salario mínimo. O, es que los estudios de costos solo se aplican para unas cosas y no se tienen en cuenta para cuando se toman determinaciones que influyen en el pueblo.
En estos momentos Metrolinea está con una reducción de la demanda preocupante, por las decisiones de la junta Metropolitana al fijar costo de pasajes. Es que el reajuste fue desproporcionado. En qué estarían pensando los integrantes de la junta Metropolitana…

viernes, 1 de enero de 2016

Ningún compromiso con la paz y ni con Colombia

El salario mínimo Vs trabajadores 2016
                              Por: Bernardo Socha Acosta
Los empresarios colombianos demostraron una vez más al país y al mundo, el poco compromiso por la paz y con Colombia. A ellos solo les interesa, ellos y nadie más.  Y lo demostraron en la mesa de negociaciones donde se buscaba concertar el salario mínimo para esos compatriotas que son unos héroes para sobrevivir junto con su familia con un irrisorio salario mínimo. Por algo Colombia ha sido calificada como uno de los países más estresantes para vivir, por los irrisorios salarios (bloomberg) y aún más, si analizamos por qué la OIT ha calificado a Colombia como el territorio con peores sueldos (kienyke.com) 
Es que la oferta que hicieron los gremios en la mesa de concertación, fue una vergüenza frente a quienes trabajan y hacen posible la riqueza de las empresas. Se nota que los encopetados ejecutivos de las Empresas, no se detienen a pensar, que si no fuera por la mano laboriosa de sus trabajadores, no sería posible que ellos devenguen  los más elevados y jugosos sueldos de un país como el nuestro y que sus empresas año tras año atesoren las más increíbles ganancias que no cumplen una función social por lo menos.  Pero a los empresarios nada les concierne, a pesar del momento que vive Colombia a la espera de  la firma de un proceso de paz, entre quienes  se cansaron de vivir la formalidad e informalidad y una comisión de representantes del gobierno.  Esos rebeldes que hoy negocian la pacificación del país, prefirieron en su momento provocar la violencia contra el estado y los grupos de poder, en busca de una liberación de las tremendas desigualdades e injusticias que se vieven, entre ellas el salario mínimo.
En esa franja de la población que devenga un salario mínimo en Colombia, está la más palpable demostración de diferencias sociales y de injusticia, y donde comienzan en buena parte los problemas del país. Esa franja de la población colombiana donde las diferencias sociales y económicas son tan marcadas, es donde se germinan, la violencia, la prostitución, el micro-tráfico, el terrorismo  y una serie más de los males que tiene Colombia, porque es que un salario mínimo no alcanza para sobrevivir.  Y a esta franja de la población, se suma la  que ni siquiera recibe un salario mínimo y debe a través de la informalidad e incluso con el delito conseguirse la supervivencia. Es así como se mantiene un espacio poblacional en alto riesgo, en el que el estado y los sectores privados debieran poner más atención para impedir la germinación de amenazas de distinta índole.
Pero de nada le sirve al estado tratar de rebajar los riesgos de esa gran franja poblacional representada en 12.5 millones de colombianos, entre quienes reciben el salario mínimo y quienes están por debajo de esa línea, si los que tienen el poder económico   no hacen nada, ni lo intentan, para bajar esos altos índices de   riesgo que son cada día peores.
Todos estos factores demuestran el negativo compromiso que tiene el poder económico en Colombia por que haya paz. Pues si no quieren que haya justicia social, (con sus acciones) cómo es posible que haya paz.
El salario mínimo para este año 2016, es de $689.455,  hubo un reajuste de 45.105 pesos, mes (1.503 pesos diarios), pero ya comenzaron a regir alzas en todos los factores de vida diaria, entre ellos los servicios públicos, los impuestos, el pago de salud, educación, la canasta familiar, etc, etc y en consecuencia dónde queda el reajuste de salario mínimo. Pues en nada absoluto. ¿Esa es la justicia social? Qué ironía. Colombia es el país donde los ricos son cada vez más poderosos con el sudor de los trabajadores y los pobres cada día más desarrapados por la acción del poder económico y la complacencia del estado.

A propósito de la consulta popular por la paz

OPINIÓN | 2015/12/28 (Tomado de Semana)
Un extraño cuento navideño

                por JOAQUÍN ROBLES ZABALA*
No debería sorprendernos que Colombia sea el único país del mundo donde se convoque una consulta popular para preguntarles a los ciudadanos si desean vivir en paz o prefieren seguir echándose plomo.
Me parece un chiste de mal gusto asegurar que la paz del país debe pasar por Álvaro Uribe, como lo ha venido pregonando un amplio abanico de sus seguidores. Un señor con 1.227 procesos abiertos en la desprestigiada Comisión de Acusaciones de la Cámara, dudo muchísimo que tenga la estatura ética y moral para decidir sobre un tema que involucra a todos los colombianos.
El problema con un país profundamente conservador como el nuestro es que nos hemos tragado enterita la paja de unos imaginarios populares que nos dicen que nuestra democracia es una de las más antiguas y sólidas del continente. Nos hemos tragado enterita la carreta de que aquí hablamos el mejor español del mundo y Bogotá es la Atenas suramericana.
Resulta imposible olvidar la propaganda sistemática de unos medios de comunicación que no vacilaron un segundo en realizar encuestas para concluir que Álvaro Uribe Vélez ha sido el mejor presidente de Colombia en toda su historia republicana.  Leer más

sábado, 26 de diciembre de 2015

Le amargaron la Navidad a los colombainos

No son buenos los mensajes del gobierno sobre nuevos impuestos frente a un camino con buenos propósitos de pacificación
Por: Bernardo Socha Acosta
Todos sin excepción seguramente tenemos ese anhelo de paz en Colombia, pero hay anuncios del gobierno que no son los mejores mensajes para un país agobiado por los excesivos impuestos, las injusticias, el hambre y la pobreza.
Para cualquier ciudadano común y corriente que mira con agrado el devenir de la paz en Colombia, se le bajan los ánimos cuando escucha que la flamante “Comisión de notables”  le pide al gobierno que reajuste los impuestos de una forma escandalosa.
Algunos defensores dirán que ese es apenas un anuncio. Pero del anuncio al hecho no  hay distancia que haga prever un rechazo a ese estudio y recomendación de los ‘sabios’ que solo ven como mecanismo crear cada día nuevos impuestos, sobre los impuestos. Cuál podrá ser la respuesta de los congresistas al proyecto de ley que ya se ve venir... y que desde ya le está haciendo pasar tragos amargos a los colombianos más pobres. Esa recomendación de los señores (comisión de notables) le amergó la Navidad a los colombianos.
Y los integrantes de la comisión negociadora gubernamental, están preocupados por el lenguaje de las Farc y eso son síntomas de desconfianza  de lo que pueda pasar luego de firmada la paz.  En un título de alguna Red social, los negociadores del gobierno hablan de una paz sin pobres. Pero con excesos en la cascada tributaria de un país como el nuestro, cómo puede ser esa fórmula.
Es que el estudio de la famosa comisión de notables, recomienda precisamente impuestos que afectan a los más pobres, porque son impuestos como el IVA, entre otros,  que grava extravagantemente la canasta familiar.    En esta forma, cómo puede bajar la pobreza, si lo que están los notables es recomendando aplicar  más impuestos a los pobres, porque aumentar el IVA, es atacar a los pobres para que menos puedan comprar alimentos.
Dónde dice el estudio que  incrementen los impuestos a los grandes capitales, que son los que empobrecen  cada día a los núcleos sociales menos favorecidos.
Esos anuncios que le producen más angustia a los pobres, no son un buen mensaje cuando se busca la paz. Si bien sabemos que buena parte de la violencia tiene como caldo de cultivo las injusticias que originan las cascadas de impuestos, entonces, qué está haciendo el gobierno.
Con los nuevos impuestos que se anuncian, los colombianos pasan nuevamente a ser incrédulos de la paz. Es que la paz  no puede ser un pretexto para saquearle aún más el bolsillo de los colombianos  que ya estamos asfixiados. Es que los impuestos ya no dejan a un colombiano comerse un pan con tranquilidad. Se pagan impuestos municipales, se pagan impuestos departamentales y se pagan impuestos nacionales   y no son impuestos simbólicos; son impuestos que privan a los colombianos de alimentarse mejor, por cumplir con esa obligación.  Muchos colombianos para medio ahorrarse algunos impuestos, optan por la informalidad. De lo contrario somos una nueva fracción de colombianos víctima de nuestro propio orgullo de decir que no somos informales.
Para resumir, la Comisión de notables, le 'aguó la fiesta a los colombianos'

jueves, 17 de diciembre de 2015

Los personajes del Apocalipsis en contra de la paz

                           Por: Bernardo Socha Acosta
Cuando cualquier desprevenido ciudadano escucha que Colombia tiene cerca los días para vivir en paz y eso por su puesto causa enorme satisfacción, especialmente a quienes   han tenido que vivir la zozobra de la violencia  en los campos y en las pequeñas poblaciones del país, llega la estrella negra  de unos personajes que bien pudieran ser los anticristos  que anuncian el apocalipsis.
Nadie entiende cómo esos personajes que se nutren tras los escritorios,  con los impuestos  que pagan esos colombianos amedrentados   de la violencia, quieren que en este país nunca haya convivencia.  Es que pareciera que para ellos,  la guerra fuera la mejor opción.  Pero nadie entiende esa posición. Si bien es cierto que esa posición “apocalíptica” es el fruto de la democracia, tampoco entendemos por qué esos señores juegan y ponen en peligro un derecho al que tienen todos los colombianos de bien, como es el de vivir en Paz.  Y, si la paz es un derecho como lo consagra la Constitución nuestra, tampoco entendemos por qué esos personajes juegan con el derecho de los ciudadanos, tratando de confundirlos, peor de lo que, lo han estado por más de 60 años  de violencia.
Los observadores dicen que la forma como actúan esos personajes que devengan jugosas dietas y sueldos del estado colombiano, no es de ciudadanos honestos, sino de personajes que le estarían jugando una traición a la Patria, como es entorpecer el derecho constitucional a la paz.  Otros interpretan que esos personajes, actúan de esta forma porque  ven su futuro político en riesgo.  
Otras opiniones indican que quienes quieren atravesarse a la paz en Colombia, pareciera que no quisieran desprenderse de un flagelo  (la violencia) que ellos mismo ayudaron a crear con sus no muy salomónicas actuaciones desde los distintos puestos que han ocupado en la vida pública nacional.
Si el país logra salir adelante con el proceso de paz, a pesar de los acérrimos enemigos, Colombia y su gobierno,  merecerán  todos los elogios que se merecen los héroes,  y los enemigos merecerán los más severos reproches de los colombianos y de la clase política y económica internacional.
Es que no hay justificación para que unos encopetados que disfrutan de altas posiciones en el país, quieran violarle ese derecho a los colombianos, como es la posibilidad de vivir en un ambiente  de concordia nacional.
Por fortuna, esos personajes de la Apocalipsis  son muy pocos y cada día lo serán menos, porque los colombianos se dan cuenta del rencor entre  compatriotas que quieren crear.

viernes, 20 de noviembre de 2015

CONDUCTAS ACIAGAS

                      Por Gerardo Delgado Silva
De acuerdo con el elevadísimo criterio de Norberto Bobbio,  la conquista más importante del Siglo XX, fue el reconocimiento universal de los Derechos Humanos, como Derechos del individuo.
Inglaterra había dado el ejemplo y señalado el camino institucional de la libertad por medio de sus declaraciones de derechos.
Francia, que había aportado a esta evolución sajona el estímulo de sus inquietudes culturales y la audacia innovadora de sus pensadores políticos, filósofos y economistas, adoptó el sistema anglosajón, y mediante su célebre “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, en 1789, dio universalidad y comunicó fervor revolucionario a los principios de la Declaración de Virginia.
La Declaración Francesa planteó al mundo el problema jurídico de la libertad de un modo definitivo.  Lo incorporó a la vida institucional de todos los países civilizados y cultos, y pasando por sobre todas las vicisitudes, lo impuso como el triunfo del espíritu contemporáneo.
Todas las Constituciones del Siglo XX, están impregnadas de ese espíritu.
Es el salto que deja la evolución de la cultura europea, encaminada desde los albores del Renacimiento a exaltar la personalidad humana y asegurarle sus derechos.  Es la exaltación de las instituciones democráticas.
Fue esa declaración, más que la Revolución Francesa, lo que contribuyó a propagar y afianzar en el mundo el ideal del Liberalismo, entendido el término en su acepción amplia y universal, como la toma de conciencia por parte del individuo de sus derechos frente al Estado, y, sobretodo, de su derecho a la libertad.
Por ello no cabe duda de que la Declaración Francesa de 1789, constituye la más trascendental Declaración de Derechos y libertades públicas de cuantas se hayan proclamado en la historia, y de que a ella habrá de remitirse forzosamente cualquier catálogo de libertades fundamentales, como fuente de inspiración.
Así las cosas, el ataque terrorista islámico, de la semana pasada, contra ciudadanos indefensos en Francia, símbolo de la cultura occidental, es sin lugar a duda una colosal tragedia, que además constituye un deplorable ejemplo de la peligrosa disparidad entre el progreso de esa cultura y el envilecimiento de los valores humanos, que marcan a los islamistas bárbaros.  Los terroristas de esta secta el año pasado, atacaron también en Francia la sede de la Revista Charlie Hebdó queriendo con ese genocidio, acabar con el arte occidental. 
Mahoma usó su poder material con el fin de imponer la conformidad con la religión que había fundado- El Islamismo- , antes de su retiro de la Meca a Medina.  Pero jamás los subsumió en el terror.
Siempre ha tenido el Islam, esa impresión de fanatismo vesánico, más dogmático y cruel , en una mezcla insidiosa por intencionada y malévola.
Es paradojal, pero se infiere lógicamente que los sujetos islamistas co-autores de los genocidios horripilantes, en diversos sitios de París, ignoran que la palabra Islam, significa conformidad, tolerancia, y paciencia en las adversidades.  El acto fundamental de la Fe Musulmana, por lo cual afirmaba Mahoma, la predestinación del hombre.
La doctrina de Mahoma, reposaba sobre la creencia en un solo Dios.  El Corán decía:     “La Tierra es de Dios, quien concede su gobierno a los musulmanes”.
Los árabes se sintieron movidos por las palabras de Mahoma,  a luchar contra sus vecinos infieles.  La lucha además, no era difícil, porque los Estados que rodeaban al mundo árabe - El Imperio Bizantino y El Imperio Persa - no parecían por entonces capaces de ofrecer gran resistencia a unos guerreros consumados y malévolos.
A esta caterva de desalmados, pertenecen dos corrientes: los sumnitas y los chiitas, inmersos en la siniestra conducta de masacrar gente inocente, en contra de los principios básicos de la civilización e incluso contra los más elementales de toda convivencia que merezca llamarse humana.
Las características particulares de los atentados en París, no son desconocidas.  Además de esa herencia psicopática, se trata de una manifestación de terrorismo urbano, deliberadamente concebido para producir víctimas inocentes y generar por lo tanto pánico colectivo.
Quienes fomentan un clima de terror en cualquier parte del mundo, deben saber que por ese camino no van a obtener sus propósitos, ni a torcer el destino de la libertad, y la democracia.
Quiera Dios, conducir a éstos anti-sociales, de extrema derecha, enemigos de la paz, como los de nuestra Patria, a una conducta civilizada, como quería Mahoma temperamentalmente  místico, cuya doctrina reposaba en la creencia de un solo Dios.
En palabras de Albert Camus: “El terrorista renuncia a la complejidad del hombre y se introduce en el territorio de lo inhumano”.  Porque las tendencias aniquiladoras como los islamistas en París, llevarían al mundo al borde de una catástrofe total.

viernes, 13 de noviembre de 2015

INCREIBLE DISLATE JURIDICO

                        Por Gerardo Delgado Silva
Con la República democrática, el Gobierno dejó de ser autoridad personal.  En teoría, el Soberano rey fue suplantado por el soberano pueblo, cuya representación, como comandante, es ejercida por mandatarios o servidores de la voluntad popular.
Desde entonces, Gobierno es función pública.  Más aún: Servicio público.
De manera que los diversos aspectos de esta función o servicio constituyeron también poderes del Gobierno o ramas o departamentos de la función gubernativa.
El Régimen Presidencial es un sistema en el cual la Rama Ejecutiva se convierte en el centro de toda la actividad estatal.
Las funciones presidencial meramente ejecutivas, tienden al cumplimiento de la Ley y la guarda del orden público.  El presidente es elegido, no por circunscripciones del pueblo fraccionado, sino por la totalidad de ese pueblo, casi plebiscitariamente, lo cual le da a su representación un carácter nacional. El Presidente es elegido por votación popular directa.  Es decir, que aquí también se aplica el Principio de la Representación,  con un fundamento democrático.
El Señor Presidente Santos, está comprometido con la paz y sus difíciles caminos los está transitando con denuedo y decisión imperturbables.
El Art. 22 de nuestra Constitución, que es el orden jurídico fundamental, integral y estable, impuesto a todos los miembros de la sociedad, lo mismo a los gobernados que a los gobernantes, consagra el “Derecho a la Paz” , diciendo simplemente: “ La Paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.
Algunos connotados colombianos, dentro y fuera del gobierno creen errónea e insensatamente que se exalta a las instituciones democráticas, acudiendo torticeramente al plebiscito o al referéndum,  que implicaría un altísimo costo para el presupuesto de la Nación,  y así someter a la consideración del pueblo el Acuerdo de Paz.  Las FARC, abogan por una Constituyente.  Es un exhabrupto jurídico, en ambos eventos, pues la soberanía popular no es activa sino pasiva.  El acuerdo de paz no requiere ser refrendado o sometido a ratificación popular, pues en puridad de verdad, repito, con el debido respeto: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. 
Ahora bien, cuando Colombia se emancipó, al mismo tiempo que las demás colonias españolas en América, surgió la Nueva Organización institucional con la creación de la República de Colombia o “Gran Colombia” en 1819, un Estado Nacional integrado con la unión de Venezuela, Cundinamarca y Quito.
Jamás se pensó en esa época acudir al plebiscito,  para que el pueblo opinara sobre el bienaventurado, magno y esplendoroso grupo de la paz en su sagrada misión.
Y bien.  Desde que nació nuestro país ha vivido en medio de guerras.  Es larga la lista de conflictos y rivales: Conquistadores y aborígenes, españoles y criollos, federalistas y centralistas, conservadores y liberales, rebeldes de distintos colores e inspiraciones contra el gobierno legítimo, y, a veces, casi todos contra casi todos.  El Ex – presidente Jorge Holguín esbozó un inventario de enfrentamientos violentos entre 1824 y 1908, que incluía 8 guerras civiles generales, 2 internacionales, 3 cuartelazos, y, fuera de concurso, la Guerra de los Mil Días.  Esta última fue toda una carnicería.
Hubo batallas, como la de Palonegro, en donde según afirmó en 1954, el historiador Gabriel Camargo Pérez, “sucumbieron 4.000 ciudadanos en la más cruenta batalla de América Latina hasta fines de la pasada centuria”.  En una Nación que en 1900 tenía 4.350.000 habitantes, la guerra dejó más de cien mil muertos.
La población bajó de 4.262.000 ciudadanos en 1898, a 4.144.000 en 1905.  Si fuera dable una discutible extrapolación, equivaldría a que en Colombia actual, muriera un millón de personas en menos de tres años, rata cien veces mayor que la que padecemos.
Los acuerdos pusieron fin a la guerra que se llamó como lo habíamos expresado, de Mil Días, y solo suscribieron tres tratados de paz como lo demostraron liberales y conservadores, sin tener que recurrir al plebiscito  o al referéndum.  Lo trascendente es el Tratado para acabar con la guerra.  Por ello he evocado la Guerra de los Mil Días, pues son interesantes algunas semejanzas de entre los métodos de lucha y los de ahora.  En aquel conflicto, tuvo papel importante la Guerra de guerrillas, belicosa herramienta conocida desde los tiempos de la independencia. En esa guerra,  se firmó un Tratado de Paz en una hacienda bananera de Magdalena; otro en una finca de Chinácota y un tercero en un acorazado estadounidense en Panamá, el Wisconsin.  Los acuerdos referidos ponían fin a la guerra, como lo será ahora, y por el beneplácito de Dios, en Cuba, al suscribirse en su totalidad el Tratado que es el rostro de la paz.  Decisión que separa el bien del mal, para encontrar significación y sentido de responsabilidad en la propia existencia de todos los colombianos. En puridad de verdad, los derechos fundamentales, el perdón, la dignidad humana, la paz, y el amor al prójimo, son la meta última y más alta a que puede aspirar el hombre.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...