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miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA PUERTA DE LA PAZ SIGUE ABIERTA

Por Horacio Serpa Uribe

El Presidente Juan Manuel Santos ha sido coherente con su anuncio en el acto de posesión: ha abierto la puerta de la paz y actuado con seriedad para que los grupos armados ilegales pasen por ella y el país entre en una nueva  era de reconciliación.
Su anuncio de darle luz verde al proyecto de acto legislativo de justicia transicional, que tiene como fin superar las falencias de la Ley de Justicia y Paz, es un nuevo paso hacia la construcción de una institucionalidad para la convivencia.
Según el ponente de la ley, el senador Roy Barreras, “se inicia la construcción del marco constitucional de la justicia transicional en Colombia, que permitirá corregir errores de desmovilizaciones pasadas y abrirá la puerta para que sean posibles nuevas desmovilizaciones masivas futuras que permitan terminar el conflicto en Colombia”.
Según los promotores se trata de enmendar las fallas de las desmovilizaciones pasadas, presentes y futuras a favor de la verdad, pensando en las víctimas. Desmovilizaciones como las de miles de paramilitares en la administración Uribe y las que se esperan en el actual mandato.
Hace bien el Presidente Santos en poner al país a pensar nuevamente en el tema de la reconciliación, que pasa por la justicia transicional, que ha permitido avanzar en la verdad de graves hechos de violaciones de derechos humanos, como masacres, asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, pero no ha conseguido aún avanzar en la aplicación de la justicia, pues solo ha habido cuatro sentencias en seis años, como lo denunció la Fiscal General de la Nación.
Y no ha habido justicia por las trabas que se han encontrado en el camino. Lo importante es que el primer mandatario tendrá nuevos instrumentos jurídicos y legales para seguir apostándole a la paz.
Luego de los contundentes golpes militares que han recibido las Farc en los últimos años, en los que perdieron la mayoría de su cúpula militar y política, y tras el repudio generalizado a sus métodos de guerra, es hora de que esa organización escuche el clamor nacional por la reconciliación.
Ha pasado más de un año desde que el Presidente le abrió la puerta y ellos siguen reacios a cruzarla amparados en un discurso que ya nadie entiende porque suena anacrónico. Su respuesta a la acción oficial ha sido el retorno a la guerra de guerrillas, utilizando armas no convencionales, afectando a la población civil, destruyendo la riqueza nacional y la tranquilidad de un país que quiere más acciones de paz y el fin de la barbarie.
Las Farc y el ELN tienen una nueva oportunidad para la paz. El país sigue esperándolos en una mesa de negociaciones, para que se comprometan con el derecho internacional humanitario, digan que quieren para su desmovilización y asuman un compromiso con la democracia y un nuevo futuro para Colombia. Nada está escrito para ese momento. Todo está por construirse. Las guerrillas deben entender que a la paz se le apareció un Santos y que es hora de negociar

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