Mario González Vargas
El llamado reciente a la
conformación de una amplia baraja de precandidatos a la presidencia de la
república ilustra bien las incertidumbres y desafíos que marcarán un proceso
inédito, muy diferente a los que se vivieron en pasadas coyunturas. Hoy, no solamente
se exige respuesta certera a la imprevisible y costosa pandemia que afecta a
toda la humanidad, sino que también se confrontan pesadas herencias que
dificultan las respuestas transformadoras que demandan sociedades impacientes
en la procura de nuevos horizontes.
Todo ello demanda nuevas
visiones y estrategias que apenas se perciben, pero que determinarán para bien
o para mal el futuro del país, y explican la elaboración de nuevos temarios y
la configuración de las etapas del proceso y de las reagrupaciones de las
fuerzas sociales y políticas y sus expresiones partidistas. La confrontación se
dará, no solamente en los temas de urgencia manifiesta, como la vacunación y
reactivación económica, o el flagelo de la corrupción, o las amenazas
crecientes a la seguridad ciudadana y nacional, o la ausencia de control del
Estado de todo el territorio y su monopolio de la fuerza legítima, o el
desarrollo regional y las autonomías requeridas, sino que también estará
inscrita en un tinglado global de choques de culturas y civilizaciones a las
que parece imposible escapar.
Difícil será reducir el
escenario a conceptos de un pasado que expira, como los de izquierda, centro y
derecha, o a personalizaciones en nombres de líderes políticos, por importante
que sean, porque hoy dificultan los acuerdos para dar solución a las urgencias
presentes y con ello debilitan la identificación y comprensión de los cambios
que asoman.
Esta parece ser la tendencia
que prevalece en la nómina y propósitos de los que asoman a candidatos a la
primera magistratura, con excepción de Colombia Humana que insiste en
caudillismo y populismo como instrumentos de campaña y de gobierno. El
Conservatismo acaba de sumar cinco nombres a la lista ya conocida del Centro
Democrático, a la de importantes exgobernadores y exalcaldes voceros de
regiones del país, al nombre de la directora del partido de la U, elenco que
podría verse acrecentado por otras postulaciones que reforzarían el carácter
nacional de su presentación y enriquecerían la calidad de la oferta
programática que resulte de su proceso de escogencia. Por su parte, la Alianza
Verde, sectores disidentes del liberalismo y el excandidato Sergio Fajardo,
exploran mecanismo de escogencia de su candidato y trabajan en la elaboración
de una plataforma común.
Estas circunstancias indican
el acertado comienzo de un proceso democrático de escogencia de candidatos, representantes
de vastos sectores de opinión, que aporta legitimidad y libertad al certamen
electoral, que tendrá que confrontar y superar las amenazas que se ciernen por
la intromisión disruptiva por parte de organizaciones políticas internacionales
como de estados hemisféricos, unidos por intereses ideológicos que pretenden
universalizar. Es la amenaza naciente de un Estado Global con una ideología
global y un gobierno de igual naturaleza que responde a una utopía en el pasado
derrotada, pero no extinta.
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