sábado, 19 de febrero de 2022
De Piedad a la sin piedad
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Bernardo Socha Acosta
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jueves, 17 de febrero de 2022
Democracia sin autoridad no es democracia
Carlos Ibáñez Muñoz |
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Bernardo Socha Acosta
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sábado, 12 de febrero de 2022
Amenazas y sombras en las elecciones
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Bernardo Socha Acosta
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4:21 p.m.
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domingo, 6 de febrero de 2022
Aflora el resentimiento por el éxito de los demás
Los tratadistas
de la sicología afirman que la antipatía (resentimiento) es un sentimiento que
no busca que a uno le vaya mejor, sino que al otro le vaya peor.
Eso fue lo
que todos pudimos observar la semana pasada cuando un aspirante a la
presidencia de Colombia se entrevistó con el Papa Francisco en el Vaticano. No
se demoró en publicarse la noticia cuando cada uno de los críticos y fuentes de la envidia salieran con
su insidia mordaz para expresar el
resentimiento y hasta decir que, ‘ojala no se le olvidara confesar sus pecados,?
olvidando el pasaje bíblico que, “el que NO los tenga que arroje la primera
piedra”. Nos preguntamos, quién de los
que ha venido ocupando cargos públicos, no tiene faltas. No creo que haya uno
solo que no los tenga y muy graves, o gravísimas. Porque, no estén pagando
culpas en una cárcel, no significa que sean unos santos inocentes.
Pero este es uno de tantos casos que los colombianos hemos podido vivir, escuchando a nuestos jerarcas de la vida pública rasgándose las vestiduras y sollosando de resentimiento por la vida de los demás.
Y, podemos entender
así que, el resentimiento que aflora
en cada momento entre quienes tienen importantes obligaciones de estado, no los
deja tranquilos y por ende no los deja hacer las cosas como debiera ser, y los
que pagan los platos rotos son los colombianos.
Y de esta
peste del resentimiento no escapa la
mayoría de los que aspiran a gobernar al país. Da grima ver a la mayoría de quienes se dicen dirigentes
con aspiraciones presidenciales, o al
Congreso de la república y otros entes, que se les ve en su actitud y pronunciamientos,
cómo el resentimiento, la envidia, el odio por sus rivales y el deseo de
venganza afloran a cada momento. Con qué espíritu creativo llega una persona de
estas a formar parte de órganos del estado, o a ocupar cargos de las tres ramas
del poder público, si están consumidos por sendos factores negativos.
Cuando se
hace este tipo de análisis, llegamos a concluir de que, sería muy saludable que
quienes ocupan cargos públicos o aspiran a ocuparlos, hagan un examen, en qué
falta capital están incurriendo, para que tengamos unos verdaderos apóstoles
del servicio que represente a un pueblo habido de mejores días. Veamos en qué
incurrimos: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula,
la pereza... y quien sabe en qué más.
bersoa@hotmail.com
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Bernardo Socha Acosta
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Unidad en la diversidad democrática
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Bernardo Socha Acosta
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12:09 p.m.
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lunes, 31 de enero de 2022
Que, ¿Colombia amenazada por el hambre?
El gobierno recorre
el país haciéndole creer inútilmente a los colombianos y al mundo que estamos
en el paraíso terrenal. Claro que ese paraíso si existe para una reducida
franja de colombianos que usufructúa de los grandes privilegios que les ofrece
la clase trabajadora.
Pero, en un
país como el nuestro, es una verdadera cobardía de los que manejan el estado y
su riqueza, que la calamidad del hambre
se convierta en otro factor de miseria y zozobra de la mayoría del conglomerado
social, solo porque a los funcionarios que integran la cúpula del estado niegan
la amenaza de hambre que se está cerniendo entre más de 20 millones de
compatriotas que están sumidos en la pobreza.
Esos
funcionarios desmienten lo que está ocurriendo y que advierte la FAO, solo
porque en la mesa de ellos por fortuna con el sudor del pueblo nada les falta y
todo les sobra.
Colombia
para fortuna de la burocracia y desdicha de las mayorías urbanas y rurales, es
un país privilegiado por la diversidad de tierras, montañas, fauna, minas, ríos
y quebradas, país ubicado en la franja ecuatorial con distintos climas y donde
por naturaleza y esfuerzo se produce toda
clase de alimentos necesarios para abastecer a los 50 millones de habitantes y
quedaría para exportar a los países donde no tienen ese privilegio de clima, si
los gobernantes dieran esa oportunidad.
Y que, no
podamos darnos esos lujos de producir más riqueza, es también una desgracia que
originan los gobiernos y su congreso de
la república, porque son incapaces de presentar iniciativas y legislar para
facilitar e incentivar que la poca
población rural que queda, se interese en aumentar la producción de alimentos.
Tras la
advertencia que hizo la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) la Sociedad de Agricultores de Colombia
respaldó esa amonestación y denunció que han sido reiterativas las solicitudes
al gobierno para que frene ese abuso de quienes producen fertilizantes o
abonos, pesticidas, herramientas y demás elementos que se requieren en el
campo, porque sus costos impiden que los agricultores produzcan, pero el
gobierno es sordo y ciego.
Pero
hablando de todos estos factores negativos que le ponen talanquera a la
producción, surge otro factor de ataque,
desde el Banco de la república donde
sus directivos no hallan cómo cerrarle el camino a quienes necesitan créditos
para producir bienes y servicios, subiendo los intereses de forma abusiva, como
una demostración de cómo el capitalismo le pone el YUGO infame y esclavista a
quienes quieren trabajar y producir. Y
ante ese abuso de los que manejan el Banco de la república, que han dicho el
gobierno y el congreso. Nada porque es
así como Colombia sigue concentrando el capital en unas pocas manos y
sometiendo al pueblo a la desigualdad y al hambre.
En qué mente perversa le cabe una medida como
la que toma el Banco de la república de subir las tasas de interés, medida que
de inmediato frena cualquier esfuerzo que hagan los industriales, pequeños
empresarios y los campesinos con miras a obtener créditos para generar
producción. A Colombia le hace más daño frenar la recuperación económica, tras
el estancamiento generado por la pandemia de covid, que el síndrome imaginario de la inflación
que se apodera de la mente ruin de los burócratas que no conocen las necesidades del país y
toman decisiones desde la cómoda silla
detrás de un escritorio. Estos son, funcionarios que tienen al país como todos sabemos: con hambre y
violencia.
Por eso es
que a la fronda burocrática y a los politiqueros que viven exprimiendo y
sometiendo al pueblo al hambre miserable, les da temor un cambio de las castas
políticas que han gobernado y siguen
dirigiendo al país.
El estallido
social ocurrido recientemente y que todavía quedan residuos y secuelas, es una
muestra de las amenazas que han creado los gobernantes.
Por eso es
que una gran mayoría de colombianos pide con urgencia un gobierno que ajuste
las estructuras del manejo estatal y se frene el robo descarado de bienes que
realizan los ladrones de cuello blanco.
(Redacción bersoahoy.co)
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Bernardo Socha Acosta
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11:51 a.m.
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Horror, dolor y miedos
Carlos Ibañez |
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Bernardo Socha Acosta
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9:45 a.m.
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sábado, 29 de enero de 2022
Un posible escenario electoral
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Bernardo Socha Acosta
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4:00 p.m.
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sábado, 22 de enero de 2022
Evitar el peor de los destinos
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Bernardo Socha Acosta
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5:23 p.m.
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viernes, 21 de enero de 2022
Defender la prevención del covid es civilización
Hay muchas
disposiciones sobre la materia, pero tal vez se sintetice en “el derecho a la salud” que consagra la
OMS.
La
Constitución de la Organización Mundial de la Salud encabeza su tratado diciendo: 'La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades'.
Y para
referirnos, no del exterior, sino de nuestro país, Colombia, la Constitución de
nuestra Patria en su artículo 49 reseña: “Toda persona tiene el deber de procurar el cuidado integral
de su salud y la de su comunidad”.
En ese
sentido las autoridades de salud están en la sagrada obligación de tomar todas las medidas que estén al alcance
para impedir al máximo que las personas se enfermen y mueran de alguna
patología y con mayor, cuando se trata de una pandemia como la que está
viviendo el mundo con el coronavirus.
Velar porque
la comunidad no se contagie del virus Covid 19 o cualquier otra epidemia, debe
estar por encima de cualquier consideración, dogma o creencia. Obligar a las
personas para que no sean un medio de transmisión de contagio, no es ninguna violación de los derechos humanos o del
libre albedrío. Quién dijo esa mentira que raya con la hipocresía y llega hasta
el fondo de la peor ignorancia, retrocediendo seguramente a la era de las cavernas.
Obligar a una
comunidad a irradiar la buena salud, y repeler el mortal contagio, es un acto de
civilización social y es un hecho de perfección humana. No hacerlo sería
retroceder.
Por eso la
mejor forma de impedir la transmisión de un virus mortal es la prevención y
dentro de la prevención está la serie de medidas que incluye la vacunación como la mejor herramienta para
ser inmunes, quizás no para sellarnos definitivamente, pero si para bajarle la
agresividad, debilitando el virus para que nos lleve a la postración, no nos deje
tantas secuelas, o finalmente lo más triste, que no nos lleva a la muerte
anticipada.
Podemos
pensar entonces, que no vacunarnos es un desafío a la muerte y recordemos que
la vida es una sola. Cuántas personas anti-vacuna han sido atacadas por la
mortal enfermedad y al encontrarse en grave riesgo, piden que las vacunen, pero
infortunadamente ya es tarde…
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Bernardo Socha Acosta
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4:51 p.m.
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domingo, 16 de enero de 2022
¿Seguridad: impotencia y complicidad?
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Bernardo Socha Acosta
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4:39 p.m.
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sábado, 8 de enero de 2022
Desafíos a la paz
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Bernardo Socha Acosta
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3:16 p.m.
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