En el mango se aplica el Derecho Humanitario
Camilo González Posso
Las noticias parecen
surrealistas. Los habitantes de un
pequeño corregimiento del municipio de Argelia (Cauca), obligaron a irse
del poblado a un destacamento de la policía allí atrincherado en espera de
combates. Treinta y ocho policías
armados hasta los dientes fueron rodeados por unas señoras con niños en los
brazos mientras una retro excavadora manejada por un vecino desmontó las
toneladas de bultos de arena que rodeaban el cuartel ubicado en medio de la
población. Los dormitorios de los uniformados fueron incendiados ante varios
centenares de campesinos que aplaudían. Al rato los policías vestidos para
cualquier emergencia antiguerrilla se subieron
en unos camiones y salieron por donde vinieron. Comunicados van y
vienen. El General les dice que son unos cobardes y los desalojados declaran
por radio que gracias a la gente que los sacó de ese hueco todavía están vivos.
“Nos abandonaron. Vivíamos como animales. Si estuviéramos muertos nos diría
héroes”, musitaron algunos.
Para completar el guión los vecinos dicen que el Frente 60 de las FARC les
advirtió que si no desocupaban el cuartel el inminente ataque no solo acabaría
con la humanidad de los 38 uniformados sino con lo que se atravesara a la punto
30 y a los tatucos. Y allí no termina la escena pues ante el anuncio del
gobierno y del alto mando de enviar un batallón para cubrir cada
centímetro del caserío de 150 viviendas,
sus habitantes advierten que se verán obligados a dejar el lugar para no quedar
atrapados entre fuegos.
Basta ver las fotos para
entender de que se trata. El Mango queda entre montañas; allí no hay ningún
punto o camino estratégico a defender pero en cambio el cuartel es blanco fácil
para francotiradores o para un ataque de demolición.. La situación es tan frágil que una demanda cursada ante el Tribunal de
Bogotá llevó en octubre de 2014 a
una sentencia que le ordena al gobierno el traslado de ese
puesto o cuartel a El Plateado, que queda cerca y es realmente clave en la
guerra anti insurgente y en contra de los Urabeños. (ver nota en El Tiempo, 25
de junio/2015).
Estos antecedentes explican el
agradecimiento de los policías, incluido su jefe local, por la expulsión
humanitaria. Salieron contentos de escapar de una muerte segura y solo
temerosos de los juicios disciplinarios.
Ahora los líderes de El Mango
están amenazados de ser judicializados por asonada y complicidad con las
FARC, cuando lo que en verdad hicieron
fue actuar en concordancia con las normas humanitarias. Los convenios y protocolos
de Ginebra para situaciones de conflicto armado, firmados y ratificados por
Colombia, obligan al Estado a proteger a la población civil y prohíben ubicar
unidades de combate o cuarteles antisubversivos o antiterroristas en medio de la población;
prohíben también ocupar con tropa escuelas, centros recreativos, bienes
culturales o de la misión médica. Eso es el ABC del Derecho Internacional
Humanitario.
En este capitulo del irrespeto
a las normas del DIH lo ocurrido en El Mango (Argelia) debería aprovecharse
para que las partes implicadas en el
conflicto armado en todo el país reafirmen la estricta sujeción a lo que manda
el Protocolo II de los Convenios de Ginebra. Elementales compromisos
incondicionales y unilaterales de aplicación de esos mandatos ayudarían mucho a
desmontar la escalada de muerte y destrucción que esta ensombreciendo a todos
en Colombia. Esas normas humanitarias prohíben por ejemplo ejecutar civiles en
los retenes militares como ha ocurrido en San Andrés de Pisimbala, en Inza y en
tantas partes; proscriben el uso de minas antipersona y las ordenes de
aniquilamiento total con bombardeos o de otra forma; el fusilamiento de
combatientes en situación de indefensión; el uso de químicos o tóxicos como
armas de guerra; la toma de rehenes y secuestros; la destrucción de infraestructura
y bienes civiles. Otros convenios y tratados internacionales prohíben emplazar unidades militares en la propiedad
de particulares o en los territorios colectivos. La lista de prohibiciones
sigue y es conocida por la guerrilla y por las agencias y fuerzas del Estado.
Bastaría con que tomaran medidas estrictas para el cumplimiento por parte de
sus propios efectivos y mucho se ganaría en vidas y en ánimo de la gente para
rodear las negociones de paz.
camilogonzalezposso@gmail.com
Bogotá D.C. 27 de junio de 2015
Reenviado por Jorge Castellanos Pulido (Centro de memoria, paz y reconciliación)
Reenviado por Jorge Castellanos Pulido (Centro de memoria, paz y reconciliación)
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