Por: Bernardo Socha Acosta
Quizás no hubo otro momento
más oportuno para que el gobierno hiciera semejante osada demostración, de cómo
se quiere ultrajar a un pueblo que se ahoga entra las grandes diferencias
sociales y económicas, sumado a una pandemia.
Es que mientras a una millonésima
parte de colombianos (congresistas y cúpula del gobierno) se les aumenta el
5.12%, a la gran franja de colombianos luchadores por la vida se les aumenta un
3.5%. Y eso qué representa. Pues que a los primeros les constituye ese 5.12%,
un incremento mensual, algo así como UN
MILLÓN 650 mil pesos (equivalente a
unos 40 salarios mínimos) y a los segundos (a los trabajadores) se les aumenta
unos 30 mil pesos mes. Cuál es la proporción justa que se halla aquí, entre $1’650.000
a $30.000 mensuales.
Por dios, esto no tiene ni una
sola justificación. Esos actos son los que llenan de tristeza, desánimo, angustia,
ansiedad y zozobra al pueblo, hechos que se traduce en rabia que va minando el
sentir ciudadano, hacia la búsqueda de equidad por las vías de la rebeldía y la
violencia, como respuesta a las injusticias que comete el gobierno y esa parte
de la sociedad que lo tiene todo.
En estas desigualdades que
cada vez son más marcadas, el gobierno y los poderosos que tienen al país en la
sartén, están buscando que haya una sociedad de MENESTEROSOS, para que cada vez
que haya elecciones, el pueblo hambriento se arrodille por una dadiva y los siga manteniendo en el
poder, dominio que finalmente tendrá que caer, a medida que el descontento
popular siga minando las bases sociales.
Para los entendidos en materia
sociológica, Colombia es el país de los contrastes como los que leímos arriba,
donde el gobierno aparentemente dice que hay que reactivar la economía, pero, algunos de los empresarios que dominan
al gremio, al parecer son víctimas de la codicia, la concupiscencia, la voracidad
y la envidia y no permiten que el país progrese dándole capacidad adquisitiva a
los trabajadores. Es la única forma de que el país progrese con justicia.
Es tan elemental pensar que si un trabajador recibe mayor
remuneración, mayor será su capacidad para salir al mercado y aquirir productos y servicios, y ahí es donde
se estará moviendo y fortaleciendo la economía. Pero si el trabajador no tiene cómo comprarles ropa a sus
hijos, pues no lo hará y las fábricas de textiles quebrarán finalmente, porque no hay movimiento de sus productos.
Pero esto no lo han querido entender algunos empresarios, no se sabe por qué
causa, convirtiendo al país en un círculo
viciosos, buscando su reactivación económica y empobreciendo cada vez más a las
familias y arruinando al país, como regalo de fin de año, para comenzar otros
con azaroso futuro.
Por estas y muchas razones
más, los colombianos, tarde o temprano se darán cuenta que si no se cambia el
viejo sistema, donde el estado quiere aumentar la economía con el hambre de los trabajadores, vamos de cola para el peor abismo. Y sucediendo esto, habrá necesidad
de arrumar a esas viejas castas politiqueras que se están apoderando de la
riqueza nacional, a base de mentiras y engaños de falsos redentores, que
mientras aparentan distribuir los impuestos, están montándole la trampa Mortal a los gobernados.
bersoa@hotmail.com
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