domingo, 31 de julio de 2022
Una Policía para la vida y la paz
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 11:02 a.m. 0 comentarios
Editorial tomado de, El Espectador
El vil asesinato de policías es una tragedia nacional
En 54 ciudades se hicieron homenajes a los policías caídos. 27 escuelas de formación llevaron a cabo solmenes y sobrios homenajes. Dijo el presidente Iván Duque: “Estos bandidos han siempre tratado de asesinar a la Fuerza Pública: el año pasado fueron más de 80 policías (...) el país quiere a su Fuerza Pública, la admira, la lleva en el corazón y nosotros a la policía la seguimos defendiendo a ultranza”. Roy Barreras, líder del Pacto Histórico y presidente del Congreso, dijo que “la Policía está siendo sacrificada de manera vil y cobarde por el Clan del Golfo, lo que merece una contundente respuesta del Ejército. El Clan se equivoca si cree que la intención de hacer la paz completa los autoriza para asesinar cobardemente a los policías de Colombia”. Así debe ser. Ante la violencia irracional, las autoridades tienen que hacerse sentir. Ya han aumentado las recompensas, ya se han enviado más operativos a las zonas de conflicto.
Aun así, queda el sinsabor de que los eslabones más débiles de la cadena siempre son colombianos de escasos recursos cuyas muertes son tomadas como bajas en combate. Nos ha insensibilizado a tal punto la violencia, que la muerte sistemática de miembros de la Fuerza Pública no se asume como una tragedia nacional. Escuchamos el eco del plan pistola de Pablo Escobar, cuando durante un año mandó a matar a más de 400 policías, y la atención del país parece estar en otra parte. No hay paz sin los policías y militares que están en las calles jugándose la vida por la democracia colombiana. Merecen respeto, merecen protección, merecen acompañamiento.
Nos unimos al duelo de las familias de los policías caídos. También abrazamos a todos aquellos miembros de la Fuerza Pública que insisten en su labor a pesar del temor, de las amenazas. Ellos son, no podemos olvidarlo, la línea de contención de la violencia irracional, la pesadilla de quienes creen que pueden hacer con el país lo que se les antoje. Hoy los honramos.
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Publicado por Bernardo Socha Acosta en 10:57 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: asesinato, bachilleres, bombas, Francotiradores, jóvenes, nacional, Policías, tragedia
sábado, 23 de julio de 2022
En el umbral de un cambio incierto
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 3:06 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Congreso, Instalación, república
sábado, 9 de julio de 2022
Anestesia para el cambio
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 11:37 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: cargo, experiencias, Pecualiares, responsabilidades
domingo, 3 de julio de 2022
Por un gobierno y una oposición en democracia
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 8:27 a.m. 0 comentarios
Etiquetas: Adhesiones, instantaneas, nuevo-gobierno
viernes, 1 de julio de 2022
Inesperada cuenta de cobro para algunos motociclistas
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 3:58 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: alto-costo, locura, Motociclistas, motor, osados, pagarán, Salud
domingo, 26 de junio de 2022
De cambios y utopías
domingo, 19 de junio de 2022
Se cumplieron los deseos de muchos colombianos
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 6:14 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Campaña, colombianos, Cumplidos, deseos, Nuevo-presidente
sábado, 18 de junio de 2022
Castiguemos la degradación de la política
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 3:49 p.m. 0 comentarios
sábado, 11 de junio de 2022
El cambio vs el Petrogate
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 4:00 p.m. 0 comentarios
martes, 7 de junio de 2022
¿Volverán a gobernarnos los gamonales de la vieja política?
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 5:18 p.m. 0 comentarios
Etiquetas: Colombia, Colverán?, expresidentes, gamonales, gobernarnos, plna-A, vieja-política
domingo, 5 de junio de 2022
El Cambio se llama Rodolfo
Mario González Vargas
El mensaje del domingo fue
contundente y no da espacio para interpretaciones acomodaticias. Los
colombianos están hastiados de una clase política cada vez más mediocre, pero
simultáneamente más voraz, que ha logrado degradar el sistema político hasta
convertirlo en un remedo de democracia. Consumida en el frenético reparto de
prebendas y privilegios, no reparó en la creciente deslegitimación de las
instituciones, ni percibió las señales del desapego e inconformidad de los
ciudadanos, ni se enteró del empobrecimiento de vastos sectores de la
población. Vanas fueron las advertencias de los que alzaron su voz, sujetos a
toda clase de estigmatizaciones. Hoy, nadie puede extrañarse por el afán de cambio
que anima a los colombianos y que exige respuesta inmediata y creíble, que nos
devuelva confianza y esperanza en nuestro futuro.
Los dos candidatos triunfantes
en la primera vuelta se presentan naturalmente como los arquitectos del cambio,
distantes entre sí, no solamente por sus historias de vida, sino también por
los arquetipos que caracterizan sus visiones para una sociedad libre de
ataduras pasadas y expectante de nuevos pilares del cambio prometido. Petro se
formó en el evangelio de la lucha de clases, en los manuales de la dictadura
del proletariado y del centralismo burocrático que legitimaron la combinación
de todas las formas de lucha, y que hoy presenta preñada de futuro, sin reparar
en la carga sistemática de esperanzas fallidas a lo largo del siglo pasado y de
lo que va corrido del presente. Es el adalid del Estado proveedor de todos los
bienes y servicios, administrador de sueños incumplibles, pero también rector
vigilante de toda actividad del ciudadano, compelido al silencioso
obedecimiento a riesgo de perder hasta la vida, lo que explica su sinuosa
retórica en la que aflora la sospecha del engaño. En este siglo, la aceptación
de semejante servidumbre debe más a la ignorancia que al halo promisorio que
pretende toda utopía por incierta que sea. Prohíbe hasta los ensueños y la
esperanza que constituyen los nutrientes indispensables de la vida.
Rodolfo se forjó en la dura
disciplina del esfuerzo que le permitió superar cada uno de los obstáculos que
las rigideces de todas las épocas sembraron en su camino. Se dotó de una
voluntad inquebrantable y de un espíritu luchador que le permitieron elevarse a
la cima de una sociedad que hoy reclama por ejemplos como el suyo, para
transitar por iguales senderos y hacer cierta y real la promesa de un país de
oportunidades, accesible a todos los que se hallen dispuestos a construirlo y
resguardarlo. Ello explica su vertiginoso ascenso en la consideración de los
colombianos que perciben las potencialidades de su patria, la riqueza de su
diversidad y de sus culturas, los dones que le prodiga su exuberante naturaleza
y las promesas que ofrece una democracia renovada y conducida por quien conoce
mejor que nadie como alcanzar los premios que el esfuerzo permite en una
sociedad que sepa ofrecer las mismas herramientas a todos sus miembros.
Si se trata de cambio, Rodolfo
lo encarna mejor que nadie. Confirmémoslo el 19 de junio.
Publicado por Bernardo Socha Acosta en 8:34 a.m. 0 comentarios