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miércoles, 30 de julio de 2008

GOLES A LA INTOLERANCIA

Tomado del Nuevo Siglo

Por Horacio Serpa

El fútbol en Colombia se ha convertido en un deporte de bárbaros. Y los estadios en catedrales de culto a pasiones desbordadas. Por lo menos esa es la imagen que se esta imponiendo en la conciencia colectiva ante los exabruptos de unos pocos desadaptados que logran atraer los titulares de los medios con sus actos demenciales.
Las noticias son dramáticas después de cada jornada futbolera. Jóvenes apuñaleados, tiroteados, muertos. Padres adoloridos, hijos enterrados o en las cárceles. La muchachada está yendo a desahogar sus pasiones a los estadios, pero unos pocos destilan odio por los colores de los oncenos contrarios. Intolerancia que lleva a la locura de acuchillar a los seguidores de los equipos oponentes.

Tales actos están manchando de sangre la práctica deportiva. Y de miedo a una sociedad que asiste estupefacta a ese delirio esquizoide de unos fanáticos que volvieron al fútbol un deporte extremo.

El país esta asistiendo a una cultura de gamberros disfrazados de barras bravas, que han importado de los hoolligan europeos el deseo de atacar, destruir y arrasar a quienes visten camisetas diferentes. A quienes tienen otro credo deportivo y apoyan otras estrellas. Al estadio van a vivir la orgia de la fascinación y el delirio. A acariciar la fantasía de la sangre en el asfalto.

Las barras bravas son un fenómeno que toma diariamente mas fuerza y parece un virus incurable. En las grandes ciudades y en las pequeñas ocurre lo mismo. Los jóvenes están siendo despojados de su inocencia a las patadas. Vestir una camiseta es una amenaza o una locura que se puede pagar hasta con la muerte.

Nadie parece hallar la cura a este mal. Ni los equipos, ni los gobiernos locales, ni las organizaciones sociales. Los esfuerzos colectivos se diluyen con el siguiente muerto. Los dementes no aprenden. Y el drama colectivo crece.

Que hacer? El tema es de autoridad, cierto, pero también de mucha pedagogía.

Los legisladores están tratando de apagar el incendio con leyes sicodélicas, como prohibir que los muchachos vistan las camisetas de sus equipos fuera de los estadios. Una medida que demostraría la incapacidad de las autoridades por imponer la ley y hacer respetar los derechos de los hinchas a vestir como se les antoje.

No se trata de vender el sofá, sino de sembrar tolerancia y construir una cultura de respeto a la vida y a la diferencia. Tenemos que impedir que unos pocos sigan convirtiendo los estadios en circos romanos, donde solo hay diversión si hay sangre.

Los gobiernos locales y departamentales tenemos que jugarnos la imaginación para detener ese fenómeno e impedir que los adolescentes sigan siendo victimizados y el fútbol estigmatizado. Hay que generar procesos culturales con campañas impactantes que inviten a la reflexión sobre el respeto a la vida y el derecho a la diferencia. El fútbol no puede seguir siendo una excusa para que los adolescentes se sigan atacando. Metámosle goles a la intolerancia.

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sábado, 26 de julio de 2008

ESCUELA Y DERECHOS HUMANOS

ALVARO VECINO PICO
http://alvecip.blogspot.com/

La democracia, como sistema político y como forma de vida, está soportada en valores como la dignidad, la libertad y la solidaridad, que no son teleológicos sino vivenciales; lo que indica que la construcción de una cultura de Paz y de Derechos Humanos, desde el ámbito escolar se inscribe tanto en las dinámicas de aprendizaje como de formación. Dicho con otras palabras, el tema de los Derechos Humanos y la necesidad de consolidar una cultura democrática desde los procesos educativos requiere, no solo la definición de un currículo que contenga las teorías y conceptos apropiados sobre el tema sino, un cambio de actitud por parte del docente en los procesos de enseñanza – aprendizaje, y la adecuación de las estructuras en la organización escolar que garanticen la participación real de todos los actores que conforman la comunidad educativa.

La solidaridad --por ejemplo-- fundada en el reconocimiento del otro como sujeto con quien se comparte la existencia y con quien es posible establecer acuerdos para desarrollar acciones de beneficio común, por encima de las propias diferencias, no es meramente un concepto abstracto que se aprende apelando a su definición; la solidaridad se construye haciendo parte de experiencias donde el reconocimiento de la propia perspectividad, y la de los otros, expresan modelos de vida que marcan una huella en la conciencia y posteriormente se externalizan como parte integral de la personalidad. En ese sentido, la democracia en la escuela debe entenderse como un atributo inmanente a la relación entre docentes y estudiantes, a los usos de lenguajes y a las formas de organización interna de la comunidad educativa.

La formación para una vida democrática, en la relación pedagógica, parte del reconocimiento mutuo entre Docente y Estudiantes, como interlocutores válidos en el proceso de enseñanza – aprendizaje. El estatus que mantiene el docente le otorga el poder para establecer las reglas de juego del proceso educativo; sin embargo, ese poder debe traducirse en Autoridad, frente a sus estudiantes, demostrando su capacidad en el saber y la superioridad de juicio, para adelantar planes de acción coordinados en relación con los requerimientos específicos de un grado escolar y las responsabilidades de grupo. De igual manera, la organización interna de las instituciones educativas debe permitir la toma de posturas y el desarrollo de acciones, que fomenten el debate en torno a los conflictos e intereses de la comunidad educativa y el desarrollo de liderazgos democráticos.

En ese sentido, los compromisos que se generen desde los procesos educativos deben ser acciones que respondan a la necesidad de transformar una situación conflictiva, o de violencia, y sobre las cuales se pueda ejercer un control directo y realizar un seguimiento continuo. La importancia de los compromisos radica en la necesidad de afectar, de forma positiva, las estructuras donde se definen los planes de acción de las comunidades educativas, que en el caso de la escuela son los Proyectos Educativos Institucionales (PEI).

Si no se desarrollan estos compromisos, asociados a deberes, el tema de los Derechos Humanos y la Cultura de Paz, sería solamente un discurso suspendido en el vacío sin un aporte real a la construcción de nuevos sentidos en la convivencia cotidiana. Volver a Inicio > Titulares >

jueves, 24 de julio de 2008

LA CONSTITUCION NEOLIBERAL


POR: REINALDO RAMIREZ

Durante el Gobierno de Ronald Reagan, en la década de los años ochenta, Estados Unidos impone a sus países satélites el llamado “Consenso de Washington” para someter las economías latinoamericanas a los dictados y los intereses del imperio.

Mediante este instrumento comienzan a gestarse en nuestro hemisferio grandes transformaciones económicas y políticas que se reflejan en la adopción de nuevas constituciones y gobiernos autoritarios para adaptar la legislación de las naciones sometidas a las exigencias de los monopolios norteamericanos, disminuidos y asediados por las economías emergentes de Japón y el sureste asiático, mucho más dinámicas y emprendedoras; la prosperidad capitalista de Korea, China, India y Japón amenazaba con despojar a los Estados Unidos del comercio mundial; durante la posguerra las economías emergentes del sureste asiático desarrollaron y adaptaron las nuevas tecnologías de producción, además, han contado con materias primas abundantes y la mano de obra barata y disciplinada que les proporcionaban y les proporcionan los estados y las costumbres autoritarias que les legaron las antiguas metrópolis y que hoy, todavía, mantienen en el sometimiento y la miseria a sus propios pueblos.

En el caso colombiano, el Gobierno de Cesar Gaviria, hábil político y áulico y obsecuente servidor de los Estados Unidos cambió la constitución vigente para adoptar, en el año 1991, una nueva carta política que eliminó de un tajo los mandatos intervencionistas y proteccionistas del Estado en la economía para legalizar el paraíso neoliberal impuesto por el imperio; el sistema neoliberal somete nuestra economía a los intereses extranjeros, privilegia las ganancias desmedidas de los monopolios económicos y convierte las necesidades y angustias de los ciudadanos en objetos de especulación financiera, fuente fácil para satisfacer el afán de lucro capitalista.

Del Estado democrático liberal que tenía como objetivo “racionalizar y planificar la economía a fin de lograr el desarrollo integral”, “la justicia social y el mejoramiento armónico e integrado de la comunidad y de las clases proletarias en particular” (C.P. art. 32) se pasó al Estado neoliberal que concede prerrogativas desmesuradas al capital nacional y extranjero para explotar, dominar, empobrecer y despojar a los ciudadanos y apropiarse a su antojo de los recursos naturales y los bienes públicos mediante las privatizaciones.

En menos de veinte años de vigencia de la Constitución de 1991 se han incrementado en Colombia la violencia política, los desplazamientos forzados y la corrupción oficial y privada a niveles que alarman y avergüenzan a las sociedades democráticas; como consecuencia de esta situación que se desarrolla como espuma bajo la mirada complaciente del Estado colombiano los ciudadanos hemos perdido el derecho al empleo justamente remunerado y a los servicios públicos fundamentales, como los son la educación, la salud y la vivienda digna, bienes sociales que se han convertido en simples mercancías que sólo puede adquirir quien tenga dinero para comprarlos al precio que imponen los monopolios.

Así, mientras el desempleo aumenta y el salario envilecido se disminuye a valores irrisorios, los servicios públicos fundamentales entregados por el Estado como presa fácil a la avaricia del capital, en manos de los monopolios, se han convertido en eficientes mecanismos de enriquecimiento y expoliación que empobrecen y despojan del pan a la mayoría de la población colombiana, dejando a su paso sólo violencia, muerte y desolación.

Mientras en Colombia la violencia, el desplazamiento y la pobreza crecen, cada día se privatiza un servicio público y se entregan los bienes de la sociedad para el disfrute y la explotación de los privilegiados de un régimen corrupto e injusto; las privatizaciones no son otra cosa que la entrega de los recursos y bienes de toda la sociedad para el disfrute y la explotación de unos pocos.

Con el T.L.C la situación económica empeorará, por cuanto este tratado concede mayores ventajas para los monopolios extranjeros que podrán ingresar sus productos al mercado colombiano con menos gravámenes mientras se mantienen trabas a las mercancías nacionales.
Bucaramanga, Julio de 2008 > Volver a Inicio > Titulares >

jueves, 17 de julio de 2008

Todos y todas haremos el florero del Llorente Contribuyente Nacional.

Colaboración de Alvaro Vecino Pico
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Bucaramanga. Colombia
Lleve un mensaje de rechazo al secuestro, una proclama por la libertad, una planilla única y una copla para colgarla en el mono de la PILA, una canta, un torbellino; no deje el humor en casa. Este país debemos convertirlo en un mar de risas y sacarlo del mar de lágrimas. cada cual hará una flor (asesorado por un artista origamista o por su propia inventiva) y la dispondrá en el florero.
LES ESPERAMOS… 2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son 8 y 8 16
20 DE JULIO PARQUE SANTANDER – BUCARAMANGA 9:00 AM
CONVOCANTES: GABRIEL LATORRE CARVAJAL, PEDRO PABLO RINCÓN SANTOS Y RED DE AMIGOS(AS) Y ORGANIZACIONES PARA DESPEREZAR LA LIBERTAD > Regresara Inicio >

martes, 15 de julio de 2008

EL 20-JULIO, TODOS POR LA LIBERTAD

Tomado del nuevo Siglo

Por Horacio Serpa

El próximo domingo 20 de Julio el país saldrá en masa a las calles a celebrar la liberación de Ingrid Betancourt, tres norteamericanos y once miembros de la Fuerza Publica en poder de las FARC, algunos desde hace más de una década. Las imágenes inolvidables y conmovedoras de esos compatriotas volviendo del infierno del secuestro le han dado la vuelta al mundo y han ratificado que el secuestro es un delito de lesa humanidad, repudiado internacionalmente, que se ha convertido en el principal deslegitimador de las FARC y el ELN.

Gracias al secuestro de los llamados canjeables, las FARC son hoy consideradas la organización guerrillera más cruel del globo, y un cartel del narcotráfico que amenaza la democracia. Una especie de anti Midas que quema todo lo que tocan o a todos los que se les acercan.
Por eso, la marcha del 20 de Julio, o el 20-J, tiene que ser una jornada para exigir la liberación de todos los secuestrados, pero sobre todo, el fin del secuestro como instrumento de lucha política y de extorsion.

El secuestro es la principal arma de autodestrucción de las FARC y el ELN. Nada los ha deslegitimado tanto, ni evidenciado tanto la falta de una estrategia política que les permita conectarse con la Colombia moderna, que reclama reconciliación para seguir progresando y alcanzar la felicidad.
La marcha del 20 de Julio tiene que convertirse en un nuevo grito de independencia frente a los violentos de todas las calañas. Porque lo que reclama la nación es paz y no mas guerra. Una paz definitiva.

Las FARC y el ELN tienen que escuchar el clamor nacional e internacional. En la selva deberían estar pensando en sentar las bases de un nuevo proceso de paz, sincero, claro y contundente, que le permita a Colombia concentrar todos los esfuerzos en la construcción de un país de igualdad, solidaridad y democracia.

Mientras existan secuestrados, de la guerrilla, paramilitares, narcotráfico o delincuencia común, Colombia seguirá siendo un país inseguro.

Por eso hay que derrotar el secuestro y exigir que mientras llega la paz, las guerrillas respeten las normas del derecho internacional humanitario. Tienen que liberar a todos los secuestrados. Tienen que dar por terminada su estrategia de financiación y chantaje a la nación. Tienen que demostrar con hechos que tienen sentido común y visión de futuro.

En Santander saldré a marchar con mi familia y mi equipo de gobierno por la libertad de todos los plagiados, por el fin del secuestro, la paz negociada y el derecho a vivir en paz.

Colombia le ha dado un mandato contundente a la reconciliación. De las guerrillas depende que esta se consiga sin derramamiento de sangre y sin destrucción. Es en el escenario político en donde se hacen hoy las revoluciones, en la boca de las urnas, no en las bocas de los fusiles. La democracia es el futuro. Regresara Inicio > Titulares >

viernes, 11 de julio de 2008

LOS OTROS


Por: ALVARO VECINO PICO http://alvecip.blogspot.com

¿Quién es el otro?... Aquel que no soy yo, o no es de mi círculo íntimo, o de amigos, o siquiera conocidos. El otro es aquel ajeno, anónimo, sin rostro, que se mueven entre sombras.

La relación con el otro no existe, es indiferente. El otro es donde no llega mi mirada, por eso no importa lo que sucede con él, es un ser lejano, sin contexto, sin historia, sin alma.

Como en la película de Alejandro Amenábar, "los otros", transitan en realidades o dimensiones paralelas, en un mundo difícilmente definible, en un tiempo y espacio que han perdido su carácter referencial, en algún lugar fuera del mundo.

Con la supremacía de la razón en el mundo moderno y la economía como árbitro de las relaciones humanas; el otro no es un sujeto, es simplemente un consumidor o una simple mercancía; es solo el medio para alcanzar el fin utilitarista que la sociedad de consumo ha definido como Bien-Estar.

Sin embargo la buena nueva evangelizadora del cristianismo, el desarrollo de la filosofía moderna y el giro racional posmoderno, nos recuerda que el otro también es un ser biográfico, con sentimientos, afectos, recuerdos, emociones y razones; nos movemos en esa lucha constante entre lo que dicta la razón y lo que aflora del instinto.

¿A qué viene todo esto? A la simple razón de que con la liberación de Ingrid Betancourt, los tres norteamericanos y los policías y soldados, que tuvieron la fortuna de estar en ese grupo, se corre el riesgo que a los colombianos se nos olviden aquellos que no son importantes en el escenario de la política nacional o internacional; los que son solo ellos y el dolor de sus familias: lo otros.

Y no me refiero tan solo a quienes son considerados canjeables, sino a los más de setecientos que dicen tener las FARC, y otro tanto el ELN, y otro tanto la delincuencia común.

En el principio del amor, es decir en esa condición óntica que nos hace lo que somos, el otro es nuestro complemento, es nuestra razón de Ser, pues no hay un Yo sin un Tú y un Nosotros sin Ellos.
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martes, 1 de julio de 2008

EL PALO NO ESTA PARA CUCHARAS

Tomado del Nuevo Siglo

Por: Horacio Serpa

Me han preguntado si estoy dispuesto a participar en las supuestas elecciones que se convocarían para legalizar los comicios presidenciales de 2006, según la propuesta del Presidente Uribe. De ninguna manera.

Los santandereanos me dieron un mandato que atenderé en forma debida. Mi actual tarea de Gobernador terminará el próximo 31 de diciembre de 2011. Estoy contento realizándola y nada me interesa más que cumplirle bien a mis paisanos. Se que obrando así también le cumplo al país, ávido como está de que desde la actividad política se obre con seriedad, responsabilidad, transparencia y eficacia, como procuro hacerlo.

No obstante, es mi deber decir que las elecciones de 2006 no están cuestionadas. No, por lo menos, que yo sepa. Su legalidad no ha sido discutida. El Presidente Uribe ganó de acuerdo a las reglas vigentes al momento de su verificación. Por mi parte, como candidato que fui del Partido Liberal, nada tengo para reclamar al respecto.

En lo personal, de esas elecciones me quedaron dos inquietudes, sin que nada tengan que ver con la discusión actual, relativa a la aprobación del Acto Legislativo que permitió la reelección presidencial.

Una se refiere a la procedencia de la reelección, en cuanto es materialmente imposible competir, con posibilidades de éxito, cuando uno de los contendores es el Presidente de la República. Temprano o tarde los legisladores tendrán que examinar detenidamente si en este caso se quiebra el derecho a la igualdad, como creo.

La otra es para que la estudie mi Partido, a propósito de la Consulta Interna , que no vale la pena realizar si no hay conciencia en la militancia y compromiso en la dirigencia acerca de que, una vez verificada, todos los que participaron deben respaldar al ganador.

Considero, pues, innecesario repetir la elección comentada. Lo que debemos esperar todos es la respuesta de la Honorable Corte Constitucional a la Suprema, y que termine el agarrón entre los poderes públicos.

El momento es álgido y son muchas las cosas que están en juego: el próximo gobierno, la estabilidad económica, la convivencia, las relaciones internacionales, la cuestión social. La estabilidad democrática. Por eso es preciso que haya coherencia en las conductas. El palo no está para cucharas.

Sin pretender que ninguno de los poderes deje de cumplir sus obligaciones, el país debe intentar reconciliarse alrededor de puntos básicos que permitan recuperar su normal funcionamiento. Porque lo que ahora vemos y sentimos, es anormal. Tenemos un legislativo diezmado y sin autoridad; un Ejecutivo defendiéndose "a capa y espada", como dijo el ministro del Interior; y un Justicia con muchas papas calientes en las manos, con bastante gente pesada pendiente de que se queme.

Ese entendimiento debe partir de la política y de sus protagonistas, sin exclusiones, so pena de que sigamos "de tumbo en tumbo", hasta que la crisis haga crisis -porque así estamos- lo cual impediría una solución institucional. Pero..., "quién le pone el cascabel al gato"?

Bucaramanga, 2º de Julio de 2008 > Regresar a Inicio > Titulares >

sábado, 21 de junio de 2008

Terminar con la hipocresía


Enviado para Opinión Idónea, por FUNDACIÓN ATLAS 1853
Por Gerardo Gallo Candolo (x)
Contacto de Prensa:
155 013 4664
candolo@fibertel.com.ar

Hay que terminar con la hipocresía, dijo el ex­-presidente es su primer conferencia de prensa.
En eso estamos de acuerdo todos los argentinos. Empecemos desde las coincidencias para arribar a la verdad de este conflicto.

Cuando uno analiza objetivamente los montos de las retenciones y llega a la conclusión que al productor, logrando una cosecha exitosa, le quedan 60 dólares por tonelada, y al estado 200 de la misma moneda, el argentino informado se pregunta ¿Qué hay detrás de las maniobras de este gobierno?

Pero sigamos analizando, con esos 60 dólares que obtiene el agricultor, su familia tiene que vivir todo el año e invertir en caso que le sobre algo. Como ejemplo, deduzcamos que un productor de 200 hectáreas de la mejor zona agrícola del país obtendría unos 100.000 $ para vivir todo el año e invertir.
¿Cuál es entonces la “renta extraordinaria”?.

El objetivo mismo del estado parece ser que no va en busca de la una supuesta renta sino del propio capital.
Hay otro dato que no podemos desconocer: los gastos e inversiones de esos miles de productores quedan en sus pueblos, dando trabajo a comercios, industrias y servicios. Patrimonio que inicia un circuito virtuoso de crecimiento y bienestar para ese interior del país. Esa es la economía real, no la de escritorio, producto del trabajo y del esfuerzo.
Trabajo, valor que traído desde Europa por nuestros abuelos, permanece con mucha fuerza en ese interior productivo que se antepone al agio de unos pocos.
Es más, esas simples ingresos hacen que los chacareros paguen impuestos a las ganancias, tributo coparticipable con las provincias que se deberían traducir en obras en sus propios distritos.

Caso contrario, esos fondos terminan como “retenciones” manejadas por el poder kirchnerista para doblegar voluntades.
El envío del ejecutivo al congreso no es más que una nueva estratagema, que todo el pueblo, no solo los agricultores, debe desenmascarar.

Primero: Si la presidente apuntara a la pacificación de los ánimos, lo correcto sería dejar sin efecto la medida que originó el conflicto hasta que el Congreso, quien legalmente debe fijar los impuestos, se expida al respecto. Eso liberaría inmediatamente el comercio interno y externo.
Segundo: Al Congreso debería enviársele una propuesta amplia, para debatir desde la misma legitimidad de los derechos de exportación, sus tasas, su aplicación y destino de esos fondos, en caso que los representantes así lo determinen.

El Congreso no debería ser una oficina para avalar o no una decisión arbitraria del ejecutivo que pone en juego la paz social.
Tercero: Si la verdadera intención es dar más “democracia a la democracia”, no es al Congreso Nacional a quien se le debe solicitar un referéndum, sino al mismo pueblo, ya que las modificaciones a la Carta magna instituidas en 1994 establecen como mecanismo posible el de consulta popular.
Cuarto: El ardid del matrimonio presidencial es enviar la decisión del 9 de Junio, que habla sobre el “excedente del 35% de la soja”, pero nada habla del aumento en trigo, maíz y girasol. Fondos que, ilegítimamente, parece considerarlos propios y fuera de toda discusión.
Quinto: El ejecutivo inició un sondeo previo entre los congresales, especulando tener una mayoría de votos favorables a sus designios, haciendo uso de innumerables presiones a cada uno de ellos.
¿Acaso tantas decisiones en contra de los intereses nacionales no salieron de esta misma institución?
Cada persona tiene su precio, parecen razonar, sumado a la disciplina partidaria deberían ser los pilares para su respaldo.
Sexta : Si la propuesta fuese honesta, y no producto de la presión de las cacerolas ciudadanas, y de las encuestas de imagen de la presidenta que ya perforaron el piso del 20%, tendría que estar acompañada de gestos de conciliación y no de rencores acumulados en la contienda.
Designar al campo como extorsionador, autoritario, desabastecedor, desestabilizador, incendiario y otras maldades, no solo pone en el contrincante adjetivos que los mismos chacareros se cuidan de no utilizar contra el poder central, (cuando tendrían pruebas y mayor razón para utilizarlos), también explica el rencor que guarda el matrimonio a un sector que aunó a toda la ciudadanía para frenar oscuros designios.
Séptima: Por la magnitud e importancia del pleito, la discusión tendría que ser ampliada a la pública intervención de los sectores involucrados. Además las decisiones adoptadas deberían ser aprobadas por dos tercios de ambas cámaras, y no transformarse en un simple respaldo con manos levantadas en esas sesiones trasnochadas con debates al límite del quórum.

El Congreso de la Nación, órgano primordial creado por nuestra Constitución, nació después de décadas de guerras civiles, y dentro de sus substanciales responsabilidades fue la de fijar los impuestos que se cobraban en la aduana de Buenos Aires y la distribución equitativa entre las provincias de la joven Nación Argentina.
Este dato histórico no es menor, se ponía en forma una discusión que se alejaba de las armas para enmarcarla dentro de una cuestión de ideas y reflexión entre las provincias y el poder central. Es increíble que en pleno siglo XXI volvamos a debatir con los mismos peligros acechando nuestras familias.
El hombre de campo, protagonista en esta contienda, no conoce de imagen ni encuestas, para él esos temas se rinden todos los días: mientras los vecinos lo saluden con afecto significa que lo aprecian, y sirve como suficiente prueba.
Su lucha por los pueblos provincianos, no es más ni menos, que la lucha por la libertad; valor enquistado en lo más profundo del hombre del interior.
Los argentinos de las grandes ciudades desconociendo cuestiones técnicas, percibieron en los representantes del campo honestidad, sinceridad, trabajo, y en el poder ejecutivo las apreciaciones opuestas.
La ciudad también decidió.
Esperemos que esta vez, nuestros representantes reunidos por “voluntad y elección de las provincias que la componen... con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior…promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad…: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia” cumplan su mandato.

(x) Ingeniero agrónomo, asesor de empresas agropecuarias y analista del sector en medios periodísticos. Volver a Inicio >

miércoles, 18 de junio de 2008

¿REVALUACION? FALTAN FRANQUEZA Y VERRAQUERA

Tomado del Nuevo Siglo.com

Por Horacio Serpa

La economía Colombia está adolorida. Todo conspira para disminuir los ingresos del fisco y mantener en ascuas a los exportadores, industriales, campesinos y ciudadanos. La revaluación, la caída de las remesas, el aumento del desempleo, los altos precios de la gasolina son síntomas permanentes de una situación que amenaza el crecimiento del país, aumenta la incertidumbre y prende las alarmas.

La caída del dólar, cuya cotización alcanza niveles registrados hace nueve años, está destruyendo la industria de las flores. Los productores están arrendando sus tierras y en Miami se cierran las empresas importadoras. Ahora miles de mujeres forman parte de las cadenas de desocupadas, lo que golpea con fuerza la economía.

Los exportadores reciben cada vez menos por sus productos y sus plantillas disminuyen porque ya no necesitan tanta mano de obra, aumentándose el desempleo; renegocian sus deudas, y están cerrando las empresas a la espera de nuevas oportunidades.

Sucede igual con muchas empresas exportadoras de productos como el calzado, los textiles y el cuero. Los empresarios e industriales están padeciendo los estragos de la situación económica. Nada para la crisis revaluacionista. Los productos colombianos se han vuelto poco competitivos por sus altos costos de producción y la avalancha de productos chinos, hindúes y coreanos. Caras largas se ven por todas partes.

En Estados Unidos se siente con fuerza el huracán de la recesión. Como en cualquier país tercermundista crece el desempleo, los precios del petróleo aumentan, la gente cambia los hábitos de consumo y se baja de la cultura del carro, para darle paso a la bicicleta y al transporte público.

Además, los estragos de la guerra en Irak y la crisis de las hipotecas, tienen a ese país en graves dificultades, cuyos efectos estremecen las bolsas de valores del planeta. En Colombia se sienten con fuerza. La caída de las remesas es un golpe contundente a nuestras finanzas. Los compatriotas envían menos dólares, que valen menos, dejando un roto enorme en los bolsillos de todos.

¿Por qué nuestro peso se ha convertido en una de las monedas más duras del mundo? Si no hay industrias gigantes, si la construcción está en retroceso, si no somos grandes exportadores de crudo, ni de productos terminados, ¿por qué nuestra moneda vale cada día más? En buena parte, porque la bonanza cocalera no para de irrigar sus grandes ganancias verdes en la economía.

La narcoeconomía sigue voyante e incentiva una cultura traqueta del lujo y la ostentación, que permite una economía en ciertos aspectos mentirosa. El dinero ilícito nos ha convertido en un paraíso para los mafiosos. El dólar sigue cayendo y puede alcanzar los 1.500 pesos. Nadie sabe hasta dónde llegará el problema, que puede superarse si aceptamos todas sus causas reales.

Señores economistas, sean sinceros. Los miles de millones de dólares del narcotráfico inciden notablemente en la revaluación. Si no lo reconocen no se encontrará la solución y seguirán siendo cómplices de la crisis. Falta franqueza, falta verraquera.
Bucaramanga, 17 de Junio de 2008 > Regresar a Inicio >

viernes, 13 de junio de 2008

LA BASE DE MANTA, UN ENCLAVE DE DOMINACION


POR: REINALDO RAMIREZ

La base aérea de Manta, Ecuador, es junto con las bases militares que mantiene Estados Unidos en Guantámano, El Salvador y Curazao, un eslabón fundamental de la infraestructura bélica imperialista que le permite acantonar y movilizar sus fuerzas militares de intervención a cualquier lugar de Latinoamérica; en suma, estas bases militares son el garrote del imperio para perpetuar la sumisión política de los estados, la explotación y apropiación de nuestros recursos naturales y la dependencia económica y cultural de nuestros pueblos; la base de Manta es una espina en el corazón de América Latina, un enclave militar de una potencia extranjera agresiva que humilla y somete a nuestros pueblos, una fuerza de ocupación para impedir la liberación y la autonomía que reclaman las naciones originarias de Hispanoamérica cansadas de más de quinientos años de servidumbre.

Insinuar siquiera el traslado de la base militar norteamericana de Manta, Ecuador, a territorio colombiano muestra una sumisión indebida e innecesaria del gobierno de Alvaro Uribe a la política imperial; el solo anuncio de su posible ubicación en territorio colombiano será tenido como un gesto inamistoso hacia la República Bolivariana de Venezuela y los demás países del subcontinente suramericano que rechazan el tutelaje norteamericano.

Sabido es que Venezuela mantiene unas relaciones tensas con Estados Unidos por ejercer su autonomía, por desafiar los dictados imperialistas respecto de la explotación de sus recursos naturales; en el plano internacional, en ejercicio de su soberanía, Venezuela tiene su propia agenda exterior, mantiene relaciones diplomáticas y comerciales con otros Estados en todo el mundo sin pedir el beneplácito ni la autorización de Washington; frente a sus desavenencias con Estados Unidos Venezuela merece nuestra solidaridad por ser nuestro vecino y el principal socio comercial de Colombia en Latinoamérica; compartimos con Venezuela más de dos mil kilómetros de frontera, una cultura y una historia comunes.

Pretender hacernos cómplices de los planes de agresión de los Estados Unidos a Venezuela resulta verdaderamente absurdo y contraproducente; prestar nuestro territorio para el acantonamiento del aparato militar que amenaza a nuestros vecinos es una aptitud inamistosa; a un elevado costo para nuestra soberanía y la paz de la región, el Gobierno de Alvaro Uribe acorralado y debilitado por sus nexos con el paramilitarismo, atado al brete de la derecha fundamentalista y al descrédito mundial del imperialismo norteamericano, busca afianzarse en el poder convirtiendo el territorio colombiano en una plataforma de las fuerzas armadas de intervención de Estados Unidos para amenazar la independencia de los países hermanos de América Latina.

Permitir la construcción de bases militares extranjeras en nuestro territorio para satisfacer los intereses y las designios de dominación norteamericanos es un delito de lesa patria por menoscabar la soberanía nacional, por convertirnos en enemigos y virtuales agresores de nuestros vecinos y por apartarnos del destino común que forjaron los héroes y patriotas que hace doscientos años derrotaron y expulsaron el dominio español para crear naciones libres y soberanas.
Bucaramanga, Junio de 2008
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Uribe tiene en su conciencia las muertes de 10.586 colombianos»

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Remitido desde España
Hernando Calvo Ospina, periodista y escritor colombiano«
Juan Carlos Guillén

Qué Pasa

Sobre el trabajo que este colega colombiano viene realizando a lo largo de cuatro lustros, y muy particularmente sobre el último que lo trajo a Venezuela en un apretado periplo por nuestras principales ciudades, que incluyeron Barinas, Caracas y Maracaibo, Ignacio Ramonet afirma que «no cabe duda que apenas comienza el forcejeo. ¿Quién sabe si las importantes revelaciones hechas en este libro por Hernando Calvo Ospina, no serán a corto o mediano plazo confirmadas por los propios implicados? Por tanto este trabajo es sumadamente valioso. Más aún, su atenta lectura —refiriéndose al libro 'El Terrorismo de Estado en Colombia'— es indispensable para entender la tragedia del pueblo colombiano».

Ese terrorismo, agregamos nosotros tomando la palabra de Hernando Calvo Ospina, entre agosto del 2002 y junio del 2004, en la época de Uribe, ha costado 10 mil 586 asesinatos y desapariciones políticas; muchos más que las sumas de los crímenes de lesa humanidad de las dictaduras de Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Chile en todos sus años.
Buscando un espacio para el encuentro programado para dos horas, encontramos el camino para que los 120 minutos reglamentarios de la formalidad periodística se transformaran sosegadamente en 72 horas de recuerdos, conversaciones, solidaridades y el afianzamiento de los lazos de amistad entre hombres de pueblos hermanos, separados por la intolerancia primigenia de Francisco de Paula Santander.

- El periodismo ha venido cultivando esa especie de cultura de la violencia. Hace algunos años un reportero neogranadino me comentó que cuando se iniciaba la era del sicariato exacerbado, se hicieron algunos llamados para no darle aires al fenónemo que ya se trasladó a Venezuela y que tiene mucha responsabilidad en la cotidianidad de la muerte en Colombia, ¿qué opinión tiene al respecto?- El sicariato sirvió para endosarle toda la culpa de acciones atribuibles al propio gobierno, al estado colombiano y el periodismo no ha querido dar luces en ese sentido. Fíjate, y como lo escribo en mi libro, en noviembre de 1988 la gran prensa informó que la justicia colombiana «sí» castigaba a las autoridades que cometían delitos contra la ciudadanía. Contaba, por ejemplo, que unos policías habían sido suspendidos durante un mes por haber torturado y asesinado a un hombre. Unos días después, el 20 de noviembre de ese año, el periodista Antonio Caballero escribía sobre ello en El Espectador de Bogotá: «Lo más grave de todo es que la prensa —por oficialista que sea, por militarista que sea— aplauda esa parodia de justicia como si se tratara de una cosa seria.
No puede ser que a un periodista en pleno uso de sus facultades morales y mentales le parezca adecuada y ejemplar la pena de un día de suspensión de sueldo por cada patada en los testículos, y otro día por un culatazo en las encías, y otro más por cada colgamiento, y todavía otro por cada ahogamiento en excrementos, y así hasta veintinueve, y en total treinta si el torturado acaba de morirse a fuerza de patadas y ahogamientos. No puede ser. Debe de tratarse una vez más de un error tipográfico. Da un poco de risa. Da un poco de miedo. Da un poco de asco».

Este fenómeno exclusivo en principio del narcotráfico, fue adoptado y utilizado amplia y abiertamente por el estado.Hernando reside en Francia porque lo llevaron para allá, según su propia palabra, se hizo escritor y periodista y hoy es colaborador permanente de Le Monde Diplomatique. Ha participado en documentales de la cadena británica BBC de Londres y la franco alemana ARTE.

«¿Disidentes o Mercenarios?» y «Ron Bacardi, la Guerra Oculta», son algunos de sus trabajos donde ofrece importantes revelaciones sobre las ruecas que tuercen los destinos de los hombres avasallados por el terrorismo de estado en Colombia.
- Muchos colegas, historiadores y analistas manifiestan que la tragedia colombiana se inició con el asesinato de Gaitán, sin embargo, usted va mucho más atrás y afirma que todo se inició con Francisco de Paula Santander, ¿por qué?- Francisco de Paula Santander vio en el asesinato de Simón Bolívar la sola posibilidad de desmembrar a la Gran Colombia. Su codicia de poder y de la naciente oligarquía criolla que lo apoyaba, lo llevó a planificar varios atentados contra el Libertador, el más recordado fue aquel en que a los sediciosos enviados por el «hombre de las leyes», se encontraron con una dama vestida en camisón espada en mano, enfrentando a los sicarios y dando tiempo para que Bolívar escapara. Esta afrenta, jamás le sería perdonada por el estado colombiano naciente y comenzó una política de terror, que al morir el Libertador, y Santander regresar, el país lo llenó de honores, le fueron restituidos todos sus cargos. Siendo nombrado presidente, firmó el decreto que desterraba a Manuelita que termina muriendo en la costa peruana de difteria y muy pobre.

Sentado con olores de carne asada invadiendo la atmósfera que nos rodeaba, Calvo Ospina recordó los sabores parisinos y las interminables comidas en la que los galos introducían a los hijos del Caribe; comidas que en la urgencia del hambre eran consumidas casi en minutos cuando el resto de los comensales aún no habían terminado, ni siquiera el primer plato.

Francia lo recogió y tras pasar sus primeros cuatro años con un pie en ese país y el resto del cuerpo en América Latina, tomó la decisión de desprenderse de sus afectos patrios y asumir la trinchera de lucha y de denuncia que lo trajo a predios maracaiberos; pues Hernando todavía sueña con ver casas de chocolates en donde vivan todos los niños de su querida Colombia.Bajo los horcones de una casa saladillera seguimos conversando.
-América Latina ha tenido un repunte de esperanzas. Vemos el caso Venezuela con su revolución bolivariana, tenemos a la Bolivia Aymara de Evo Morales, también llegó el momento del brillante Correa en Ecuador y así podemos enumerar a Nicaragua, Brasil, Argentina, Uruguay y la Paraguay del obispo rebelde. ¿No te parece que Colombia es una especie de isla?

Un respingo casi imperceptible brilló en sus ojos caribeños y soltó:-No, Colombia no es una isla. Allí se han gestado desde hace muchos años movimientos revolucionarios que siempre han pugnado por reivindicar los derechos civiles, los derechos ciudadanos y las reivindicaciones de un pueblo que se ha negado a morir ante la quirúrgica y sistemática acción del terrorismo de estado. Tenemos que recordar que es el estado colombiano y no su pueblo el que se ha aislado a expensas de los Estados Unidos de Norteamérica. Es ese estado quien acompañó a los estadounidenses, enviando tropas, en la guerra de Corea en la década del cincuenta. Fue el estado colombiano quien erigiéndose como el Caín de América, apoyó la invasión de la Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Británico, a las islas Malvinas, después de que el gobierno de facto izara la albiceleste en el frío islote austral.

Desde hace mucho los movimientos sociales han tenido su aporte de sangre en la Patria de Nariño y tal como lo refleja Hernando Calvo en su libro, y como la ratifica con la convicción de la palabra frente a este interlocutor «cuando llega la década de los veinte, Colombia vive un considerable aumento de las exportaciones de café. Esta bonanza produce unas desaforadas ansias de lucro en las clases dominantes, que mayoritariamente seguían concentrando sus intereses en la explotación del campo. Este hecho —comenta Hernando— generó la agresión contra campesinos, colonos e indígenas, quienes deben escoger entre vender sus tierras o abandonarlas. Fue así como la violencia y la explotación produjo movilizaciones y confrontaciones que dieron pie a la lenta disolución de las relaciones serviles en el campo. Los indígenas del suroeste del país, acaudillados por Manuel Quintín Lame, muchas veces acompañados por campesinos organizaron movimientos de resistencia que se extendieron por varias regiones del país. Estas fueron acalladas a fuego y sangre, pero sólo después de varios años de luchas».

Del campo a las ciudades y al Frente NacionalEl terrorismo de estado en una Colombia que cada vez se va configurando como una cuña sionista e israelita en el corazón de América Latina, va prefigurando el propósito imperial de hacer la guerra para evitar la administración propia de los recursos que le son necesarios a los gobiernos estadounidenses.Al respecto el periodista subraya que «con tal panorama se va forjando la organización y combatividad de los trabajadores y fue en Barrancabermeja, en 1924 donde la lucha obrera puso en el tapete la nacionalización del petróleo y la defensa de la soberanía, todo en contra de la Tropical Oil Co».
- ¿Qué sucedió?- La «Tropical» se negó a dialogar, obteniendo el aval del gobierno para despedir a cien trabajadores. Entonces 3.000 se fueron a huelga, la cual fue inmediatamente declarada como subversiva, la región fue militarizada, otros 1.200 trabajadores fueron despedidos y deportados a varias ciudades, mientras los principales dirigentes fueron llevados a la distante Medellín para ser encarcelados por 17 meses.
Concebido como una especie de Pacto de Punto Fijo colombiano con un corolario de sangre, el Frente Nacional institucionaliza y sacraliza el terrorismo de estado en el hermano país. Al respecto Hernando Calvo Ospina comenta que todo se fue decantando hacia un frente autocalificado como nacional en donde la oligarquía colombiana se auto amnistió de tantos miles de crímenes.

«Se cree —asegura— que entre 1946 y 1958 fueron asesinados unos 300 mil colombianos, casi todos campesinos. Casi todos anónimos. Hasta donde se conoce, ninguno de la clase alta. Caídos en una guerra civil no declarada, porque nadie la declaró, aunque sí se sabe quienes la fomentaron: el Frente Nacional».Hernando Calvo Ospina fue detenido, torturado, declarado desaparecido, exiliado de su país, de sus amigos y casi hasta de su historicidad por el terrorismo de estado colombiano, sin embargo y sin melancolía refiere: «Con los gobiernos de Virgilio Barco Vargas y César Gaviria Trujillo, se desencadenó el terrorismo de estado en Colombia. La Comisión Intercongrecional de Justicia y Paz realizó comparación de desapariciones y asesinatos políticos en esos ocho años de gobiernos democráticos en mi país de origen, con las más represivas dictaduras que tuvo América del Sur y los resultados son incontrastables».
- Cuéntanos…- En los ocho años de dictadura Argentina fueron aniquilados 9 mil seres humanos, Brasil en 15, defenestró a 125; Uruguay en 16 años, desaparecieron o fueron asesinados 220 personas; en los 17 años de dictadura boliviana y chilena, fueron asesinados (aunque creemos que son muchos más), respectivamente 2 mil 21 y 2 mil 666 personas.
- ¿Qué sucedió en la Colombia democrática de Barco y Gaviria?-Mataron o desaparecieron a 31 mil 491 ciudadanos.
-¿Y Uribe?- Él está batiendo el récord pues en apenas dos años tiene en su conciencia asesinatos y desapariciones de 10 mil 586 colombianos.
Juan Francisco Remolina Caviedes Regresar a Inicio >

martes, 10 de junio de 2008

CHÁVEZ PIDE FIN DE LAS FARC


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Por Horacio Serpa
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Chávez no está loco, ni está desvariando frente a las FARC. Su posición de pedirles abandonar la guerra de guerrillas es la misma desde hace muchos años. Solo que su intromisión en los campos minados del acuerdo humanitario, para lograr la liberación de los secuestrados, lo convirtió en un aliado mediático de las FARC y en un pugnaz contradictor de Colombia.

Los computadores mágicos de Reyes, que más bien parecen de Superman y venidos de otro planeta, porque resisten bombardeos y tienen una memoria no inventada aún por Bill Gates, han servido para enredar más aún al Presidente venezolano y presentarlo ante el mundo como aliado de la guerrilla más vieja del mundo.

Chávez sorprendió el pasado domingo, en su programa Aló Presidente, cuando dijo: "Creo que llegó la hora de que las Farc liberen a los que están en la montaña, sería un gran gesto humanitario. Y eso pudiera ser el primer paso desde lo que aquí anhelamos que es que se acabe la guerra interna en Colombia".
"¡Vamos, suelten a esa gente! Allí hay ancianos y soldados que tienen allí más de diez años. Llegó la hora, Cano. Yo lo creo. Así que quiero enviar este mensaje: la guerra de guerrillas pasó a la historia. Y ustedes en las Farc deben saber que se han convertido en una excusa del Imperio para amenazarnos a todos nosotros".

Para mi no hay nada de nuevo en ese concepto. Se lo escuché personalmente un día que lo visite en Caracas, en mi condición de vicepresidente de la Internacional Socialista.

Cuando le pregunté por qué le interesaba tanto el tema de la paz en Colombia, me respondió en voz baja y meditabunda: "Quiero contribuir a la paz de Colombia. Estoy dispuesto a reunirme con Marulanda. Ir a las selvas de su país y mirar a los ojos al comandante de las FARC para decirle que la guerra de guerrillas hoy no tiene sentido, ni futuro, porque las revoluciones ya no se hacen con tiros sino con votos".

Guardé en mi memoria esas palabras y las recuerdo cada vez que se le va la lengua al presidente venezolano y los rayos caen desde el lado colombiano contra el mandatario vecino. Me alegra que él las haya sacado a la luz pública para reiterar su compromiso con la reconciliación nacional.

Creo que lo mejor que le puede pasar a Colombia es el logro de la paz negociada con las FARC y el ELN. Cano sí que entiende la política. Por eso ojalá esté pensando en cómo ahorrarle a Colombia más muertos y cómo subirse a un proceso que permita que el país vuelva a escuchar de las FARC palabras de paz y no ese tableteo insensato de arengas pasadas de moda.

Hay que negociar. Hay que liberar a los secuestrados. Las palabras de Chávez son un buen comienzo. ¿Va Cano hacia ese mismo puerto? Solo él lo sabe. Por lo pronto Chávez ya habló. Ojalá las FARC lo escuchen. Volvera Inicio >

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