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miércoles, 11 de julio de 2012

¿Reforma judicial o complicidad con la parapolítica?

------------------------------------Por Gerardo Delgado Silva
Si un pueblo se abandona de la justicia, habrá perdido uno de los grandes soportes que le dan sentido a su existencia.
Radbruch la clasifica entre los valores absolutos, como el bien, la verdad y la belleza, y Cicerón expresó de ella, que era “inclinación del alma que da a cada uno lo suyo”. Por eso, la vieja filosofía griega nos ha legado una leyenda según la cual “cuando los hombres quisieron fundar la ciudad, los dioses para hacer posible que la ciudad perdurase, le dieron como regalo inapreciable la justicia”.
Y bien. Nunca la opinión de los Congresistas se han formado realmente un serio propósito, consistente y perdurable en torno a nuestra administración de justicia. Se cree ingenua o malintencionadamente que con afrentar a Magistrados y jueces, como lo hizo el anterior Presidente, o con elaborar estatutos deficientes se soluciona el problema. Lo ocurrido con esta ominosa “reforma”, fue un ostensible repudio a todos los principios que soportan la excelsitud de la justicia, mancillando la propia piel transparente de la patria, pues evidentemente, como sostuvo Platón, la justicia es la razón de ser del Estado, su piedra angular.
Este panorama de destrucción institucional que estamos viviendo como legado del Señor Uribe, no es un designio divino de obligatorio cumplimiento: es la consecuencia de políticas abyectas que hay que remediar. Los Congresistas no son guardianes, como debieran serlo, de la moral pública, tampoco intrépidos defensores de los intereses nacionales en todos los aspectos de la vida republicana.  No entienden cual es su misión y en que consisten sus responsabilidades, ni para que son sus funciones dentro del contexto jurídico de la Carta, con la cual contamos.
Ningún colombiano ignora que el complejo proceso de males se recrudeció, por desgracia, por la poca atención que el anterior Presidente y el Congreso le pusieron a las prácticas vitandas, impulsadas por los parapolíticos y núcleos importantes de ese Gobierno, a despecho de la tradición jurídica y ética universal cambiándola por la sola y siniestra voluntad de unos paramilitares que le impusieron su propia ley al Estado. Ese Gobierno al que nos hemos referido se comprometió en una tarea de apaciguamiento que confundió con la entrega del orden jurídico y moral de la República. Evidentes ataduras con la delincuencia común.
La política torció su rumbo de servicio público, para convertirse en un negocio de trastienda venal que ha acomodado por el atajo de torcidas intenciones, la legislación a los intereses de los delincuentes.  En las horas de tinieblas del Congreso, por ejemplo, se ha conspirado abiertamente contra la institución democrática, al eliminar el régimen de inhabilidades; la detención preventiva establecida por 36 horas, para evitar obstrucción de la justicia; se legisló con estulticia en causa propia blindando a los Congresistas contra los hechos punibles de la parapolítica; aberrantemente se descorrió el velo de la intención proditoria de implantar la abominable impunidad; se suprimió a la Comisión de Investigación de la Corte Suprema, que sobresalientemente ha desempeñado su función, como una autentica cruzada  para ponerle valladar infranqueable a los hampones de la parapolítica; los presos en la hora fatídica saldrían libres, sin que la justicia pudiera abrirse paso en su sagrada misión, sin poder conservarse el orden jurídico. Es el olvido de los reales destinos de la dignidad y eficacia de la justicia.  Sencillamente porque el delito con la actitud permisiva del Congreso fue elevado oficialmente como fuente del derecho. Y, al propio tiempo se bendice con la aquiescencia oficial un pasado atroz manchado por los más horrendos crímenes de los paramilitares.  Todo esto vergonzosamente nos indica que el orden político, se convirtió en agencia del poder individual. Tiendas de campañas electorales, y no más.
No se puede montar un escándalo de las proporciones del que fuera montado, con pruebas concretas de desafecto a la Ley y a la Moral. Es un desprecio por el País que pueda exhibir cuerpo alguno deliberante.  En esta comedia de equivocaciones constitucionales y morales, intervino el Gobierno Nacional, consagrando la reforma con aguas bautismales. Y causa horror que las Cortes, dedicadas a hacer la luz en el desorden que nos rodea, a la labor de sanidad espiritual, hubiesen transigido con el engendro de reforma, desluciendo la toga, hecho que les está vedado.
En medio de la tempestad, en un acto plausible afortunadamente,  asumió el Presidente una posición de arrepentimiento, de enmienda y sobrepuso - en forma no ortodoxa - el interés Nacional a los acontecimientos adversos que socavarían para siempre la justicia y el Estado de Derecho, deteniendo los intereses de los depredadores legales.
La historia ha demostrado que la peor desgracia que puede acontecerle a un pueblo, es la de destruir, desarticular o vejar a su justicia.
Es el “Suplicio de Tántalo”, por ignorar el don de la justicia que lleva a los hombres a ignorar los límites de la ética. Por allá en la época de los romanos se sentenció: “Corruptio Óptima, Pésima”, la corrupción es lo mejor de lo peor. Sentencia que subsume el aberrante conciliábulo de la comisión de conciliación prevaricadora.
Estamos en el instante preciso de que la inteligencia colombiana asuma la personería del destino histórico de Colombia. Han hecho los Congresistas, la mala historia, que deja sin piso la razón de ser del organismo. Porque la buena se hace con visión y grandeza.

lunes, 11 de junio de 2012

Cartas del lector

Amigo Bernardo Socha: 
La caricatura es el arte de expresar con unos pocos  trazos, muy pocas palabras y mucho humor, la filosofía  y los conceptos fundamentales que en el leguaje normal requerían abultados y profusos tomos de difícil comprensión.   
Concuerdo con la primera caricatura y tal vez parezca  una concepción un tanto anarquista: "El Estado es el  problema"; dolorosamente, como abogado, tengo  que admitir que la corrupción empieza y tiene sus  bases sólidamente ancladas en la Constitución y la Ley.
La Constitución colombiana, como muchas otras de los paises latinoamericanos y las de otras naciones del denominado eufemísticamente "Tercer Mundo, Mundo subdesarrollado o patio trasero de los Estados Unidos", tiene su origen en el llamado Consenso de Washington.
En aras del Consenso de Washington la Constitución de 1886 que era mala, fue reemplazada por otra peor; con la Constitución de 1991 se dio vía libre, se le quitaron las talanqueras y las barreras que durante más de cien  años se habían diseñado desde la visión cristiana y liberal para morigerar los abusos y la barbarie propios e inherentes a la naturaleza y a la razón de ser del capitalismo.
Con la Constitución de 1886 a los lobos capitalistas, como en la naturaleza salvaje, les asistía el "derecho" a comerse las ovejas, pero tenían que cazarlas; además, las ovejas eran protegidas por el pastor que las administraba y de paso se lucraba de ellas: el Estado; con la Constitución de 1991 el pastor cambió de bando y se asoció con el lobo para  ahorrarle a éste el esfuerzo de tener que cazar  a su presa; ahora, el pastor acorrala las ovejas  y le permite al lobo entrar al redil con las fauces abiertas a satisfacer sus instintos: esa es la filosofía  predilecta del neoliberalismo, obtener el máximo rendimiento del capital con el menor esfuerzo.
En el actual Estado neoliberal las ovejas son sometidas y dominadas con los instrumentos bélicos y la represión de la "seguridad democrática" para garantizarle al lobo la "confianza inversionista".
Con el predominio del neoliberalismo, como política de Estado, los bienes y recursos públicos, léase bienes bienes y patrimonio de la sociedad, fueron privatizados; minas, petróleo, gas, electricidad, carreteras, vías fluviales, comunicaciones, salud, educación, servicios públicos,  entre otros bienes de la sociedad fueron entregados al sector privado, léase capitalismo, para su explotacion.

Queda mucho por explicar para llegar a las fuentes  prístinas, que desde la Constitución y la Ley, auspician y protegen a la corrupción y la criminalidad que agobia a nuestra sociedad.
Atento saludo, 
Reinaldo Ramírez  

Ver aquí caricatura

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El Congreso Liberal

Colombia, miércoles 9 de diciembre de 2009



HORACIO SERPA

Asistí a la primera Convención Liberal en 1973, cuando se escogió como candidato presidencial al doctor Alfonso López Michelsen. Fue emocionante. Desde entonces solo dejé de participar en la de 1988, que se hizo en Cartagena, celebre porque en ella se reintegro al Partido Luis Carlos Galán, y a la del año 2004. En las dos ocasiones desempeñaba funciones públicas, como Procurador General y Embajador ante la OEA.

Este fin de semana se reúne el Partido en un Congreso que promete entusiasmo y grandes decisiones. Extraño tener que seguirlo a lo lejos, desde mi condición de militante, porque a quienes desempeñamos funciones gubernamentales, políticas que son por excelencia, nos es prohibido participar en la vida del Partido al que pertenecemos, por el cual llegamos al gobierno, y en cuyo nombre actuamos. Increíble, pero es así y toca respetar la ley.

No obstante, ninguna norma me impide desear que las deliberaciones liberales sean gratas y exitosas. Lo necesita el Partido y lo requiere el País. Colombia, en esta época de contradicciones y dificultades, necesita colectividades partidistas fuertes, coherentes, responsables, capaces de hacer frente a los retos de la crisis económica, de la violencia, de la impunidad, de la corrupción, de la desigualdad que sigue creciendo. El liberalismo tiene mucho que ofrecer, mucho que dar.

Los Congresos partidistas son espacios para la reflexión y para las decisiones. El liberalismo debe darse la oportunidad de pensar a fondo sobre lo que está ocurriendo y asumir unas actitudes que correspondan a la época y a los anhelos nacionales. Por supuesto que la seguridad y la convivencia son prioridades en el liberalismo. También la guarda de la Constitución, que no puede seguir sometida a los vaivenes de la coyuntura política. La Justicia, su operatividad, su independencia, a buen seguro que será analizada y respaldada. Y lo social, que es lo de la gente: el empleo, la educación, la salud, el campo, seguirán siendo banderas rojas por las cuales debe definirse el Partido de Gaitán.
El Partido Liberal ya tiene candidato presidencial. El País conoce a Rafael Pardo como persona seria, respetable, constructiva, de buena condición. Los Partidos se unen para abrazar a su candidato y luchan para que todos los miembros de la Colectividad lo apoyen en las elecciones. Llegado el momento, como liberal que soy sabré cumplir lealmente mi deber.

Muchos colombianos esperamos que en esta época de elecciones surjan de los Partidos programas bien estudiados, propuestas serias, planes realizables que nos brinden a todos gratas posibilidades democráticas de desarrollo, inclusión y equidad. Esta semana tiene el Partido Liberal la oportunidad de reencontrarse con su filosofía social, su talante democrático, su capacidad de combate ideológico y su criterio realizador. Enhorabuena.

También se tomarán decisiones en materia de dirección y organización. Suerte y pulso. Y mis sinceras manifestaciones de aprecio, gratitud y elogio para el doctor Cesar Gaviria, quien contestó presente en difíciles momentos y se retira voluntariamente de la Dirección después de haber cumplido positiva labor.

La Paz (Bolivia)7 de Diciembre, 2009

miércoles, 25 de marzo de 2009

POLITICA: GUSANILLO O SERPIENTE VENENOSA?


Por: Martha Clemencia González M

Cuando pasamos por el colegio, recibimos algunas clases de filosofía en las que nos hablan sobre las diferentes teorías y formas de ver la vida, por parte de aquellos que aunque nacidos hace varios siglos, dejaron un legado importante de meditaciones y escritos con los que pretendían explicar, de alguna manera, el papel del ser humano en el mundo.

Quizás una de las que más fácilmente se aprendían, por lo menos en mis tiempos de colegio, era aquella que decía "el hombre es un lobo para el hombre", escrita por el filósofo THOMAS HOBBES (1588 - 1679).

Este pensador decía: "el hombre vive una guerra de todos contra todos. Pero al mismo tiempo este mismo hombre sigue siendo un ser racional y tiende a superar el desorden y la inseguirdad. Con el fin de lograr su seguridad y superar el peligro, los individuos ceden sus derechos en favor de un tercero".

Haciendo de nuevo el ejercicio escolar de llevar esta meditación a la actualidad, veo que HOBBES logró, en un acto, absolutamente visionario y muy certero, que su frase permaneciera vigente siglo tras siglo. Y para la muestra: "un botón"..la política.

Frases de descalificación, de desaliento, de desaprobación, de queja, de lamento..de ataque, todas disfrazadas de pretendido entendimiento del querer general y de la necesidad del pueblo...esa es la actitud que asumen muchos políticos..obviamente y de manera especial los que no están gozando de "las mieles del poder". Estas vanas reacciones convertidas en aseveraciones difundidas como pólvora a través de los medios de comunicación, parecieran ser el eje fundamental de las formas de hacer política en muchos países.

El ser contrario a lo que diga, haga o proponga el partido político de turno en el gobierno, es lo primordial para hacerse notar y permanecer en el recuerdo de la gente. Y algunos dirán: "pero si ahí es donde está la verdadera democracia...en el derecho a estar en desacuerdo..en el derecho a opinar". Esto es verdad. Pero ojalá realmente ésta fuera la intención de muchos políticos cuando hacen oposición. Con toda seguridad, de ese sano ejercicio de la democracia, saldría la solución para tantos y tantos problemas de la sociedad actual...digamos que si así fuera, realmente no tendríamos tantos "deberes" pendientes en el mundo y tantos problemas acumulados de años y años de democracia mal entendida y aplicada.

Infortunadamente a cambio de lo anterior, muchos políticos hacen gala de su capacidad oratoria para manipular a las masas al acomodo de sus conveniencias políticas y hasta personales y siempre, obviamente, orientan sus discursos hacia el desprestigio de quienes les son contrarios en estos devenires públicos. Algunos son sorprendentemente expertos en el manejo de la sentimentalidad popular y con ello logran sembrar y cultivar rencores cuya "cosecha" pretenden y esperan recoger luego en las urnas.

Una de las definiciones más sencillas de "política" puede ser la siguiente: "es la actividad humana a través de la cual se gobierna o se dirige la acción del estado en beneficio de la sociedad".

La pregunta es: es una buena política la que se hace cuando quien se dedica a esta actividad se caracteriza sólo por criticar (no siempre constructivamente..de hecho, casi nunca), juzgar, opinar siempre y a toda costa en contra e intentar permanecer en la palestra pública a través de la ironía y el sarcasmo? Qué beneficio recibe la sociedad de este tipo de "política"? Se soluciona algo con este tipo de actitudes?

Sinceramente creo que no hay beneficio ni solución a nada y comparto a plenitud la opinión de quienes afirman que a los políticos hoy por hoy no se les admira...sólo se les aguanta y muy a disgusto, por cierto; ya que lamentablemente algunos medios de comunicación deciden entrar en este círculo vicioso y prefieren dar cada vez más cabida a discursos plagados de verborrea, como es el de una inmensa mayoría de políticos.

Está claro que la política, en muchas partes del mundo carece, de manera alarmante, de verdaderos intelectuales que sean capaces de olvidarse del egocentrismo y de la vanidad del poder. Faltan políticos que sepan trabajar y promover dicho trabajo con argumentos inteligentes, respetuosos no sólo con sus contrarios, sino principalmente con el pueblo, concienzudos, responsables, serios y de proyección en favor de la sociedad.

Para finalizar y tal como lo hice en uno de mis anteriores artículos, debo señalar que los políticos que no se sientan identificados con este escrito, no deben tampoco sentirse atacados. Por otra parte, quienes en el fondo de su corazón acepten que algo de lo que aquí se ha dicho es verdad, recuerden que siempre se está a tiempo de cambiar y que es de sabios rectificar
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martes, 27 de enero de 2009

INSTANCIAS EN LA CORTE


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Por: Pedro Gerardo Tabares C

En la Corte Suprema de Justicia, al observar que sus investigaciones se convertían en única instancia cuando deben investigar y sancionar a los Congresistas, frente a la filosofía de la Constitución Política, que dada la regla general de la doble instancia, y que solamente la única instancia está creada para dejar a causas mínimas la única instancia tomó decisiones al respecto. En el derecho penal son mínimas las restricciones para que haya primera instancia, segunda instancia y finalmente casación, que dista de esos medios de defensa en el derecho civil, más restringidos.
Siguiendo patrones que se cumplen en materia penal optó asignar a un grupo de magistrados la investigación y a otro la decisión de fondo, pero por considerar seguramente que los investidos con calidad de Congresistas no se les da el tratamiento en las investigaciones, en verdad delicadas por la connivencia con personas al margen de la ley ofrecieron apoyos para llegar al Legislativo.
Se requiere que haya mesura en las investigaciones, y que se observen los principios generales del derecho penal para las mismas y no sea solamente la orientación de una decisión que por referirse a connotados ciudadanos a quienes el pueblo les entrega su representación, se les juzgue con el mínimo de garantías frente a los demás ciudadanos, so pretexto de tener investidura y de ser el máximo tribunal el que conozca de sus causas.

Probablemente la falta de la segunda instancia, para estos casos, refleja en la ley una posición antagónica frente al artículo 29 de la Constitución Política, que consagra el debido proceso. No es que el debido proceso no se cumpla, sino que esos principios generales constitucionales se desvanecen precisamente en el juzgamiento de los integrantes del poder legislativo, como si se tratara de delitos mínimos, porque la segunda instancia, no es un mecanismo que pueda tener discriminación, como si puede tenerlo lo relativo a la cuantía, que no puede trascender para distanciar el derecho a la igualdad, de la persona que en últimas tiene protección constitucional. Esta reglamentación es necesaria y probablemente al publicarse la reforma al estatuto de la justicia habrá claridad en el concepto. Volver a Inicio >

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