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lunes, 18 de agosto de 2014

Nada de carreta. Víctimas en Cuba significa paz

                                 Horacio Serpa
Me parece increíble. Que las farc hayan recibido en el marco del proceso de paz a víctimas de su accionar armado es francamente una novedad. A nadie se le hubiera ocurrido hace dos años, menos a quienes por una u otra circunstancia estuvimos trajinando directamente en actividades para buscar la paz. Eso hay que registrarlo con mayúsculas. Nunca ocurrió. Era imposible pensarlo.
Por eso hay que elogiar a la Mesa de negociaciones. Y ponerlo como ejemplo de que en la Isla las conversaciones se adelantan  por buen camino. Los que critican solo lo hacen para estorbar, muy mortificados, por supuesto, por la idea de que el empeño del Presidente Santos salga bien. Es decir, que farc y gobierno logren acuerdos satisfactorios y la guerrilla renuncie a la lucha armada. Eso los conturba, los deprime, los ofusca, los hace poco  objetivos. Por supuesto, me refiero a Centro Democrático, el partido político del cual el expresidente Senador es jefe único y absoluto.
Molestan porque no todos los que viajaron fueron víctimas de las farc. Eso en nada demerita el encuentro.  El conflicto es uno solo. Además, la mayoría de las víctimas que fueron a Cuba son de esta guerrilla. El solo hecho de que hubiera estado Constanza Turbay es diciente, pues el exterminio de su familia es uno de los mayores crímenes, de las más grandes perversidades, atribuidas a ese grupo subversivo.
El mensaje de las víctimas fue contundente. “Si nosotros lo hicimos, por qué no lo hacen los demás”. Eso sí es patriotismo, una contribución grande a la reconciliación; eso sí es coraje. Criticar por criticar no vale la pena, no es trascendente, es cháchara, es atravesarse sin razón, es carreta de esa que causa daño a todos los colombianos.
Esta semana el uribismo dará lata con el anuncio presidencial de que militares activos de alto rango se entrevistarán con gente de las farc para empezar a hablar sobre la terminación del conflicto, la dejación de las armas, la reinserción.  Les parecerá inconveniente, criminal, traición a la Patria. No hay tal. Será motivo de satisfacción, porque eso sí será, de verdad, “el fin del fin”. No se acabará el país, como se apresurarán a decirlo. Al contrario, es para que no se acabe.
Con ocasión de la posesión del Presidente Santos, estuvo en Colombia el Presidente de la República de Guatemala Otto Perez. Nos habló de paz. De ello sabe bastante, porque hace más de 20 años fue miembro de la Comisión de Paz del gobierno, en conversaciones con la guerrilla. Lo conocí personalmente y lo recuerdo porque era una persona seria, discreta, positiva, un participante clave, y porque se destacaba entre los negociadores por su uniforme de General activo del Ejército guatemalteco.  Ni más, ni menos.
Por encima de la politiquería y del sectarismo, todas y todos los colombianos debemos apoyar el proceso de paz. Hoy es lo único que nos sirve. 
Bogotá D.C., 17 Agosto del 2014

sábado, 23 de abril de 2011

Cartas del lector

AMIGO BERNARDO:

La guerra en Libia en nombre de la democracia

EN LIBIA, ESTAMOS VIVIENDO LA CLASICA GUERRA DE DESPOJO QUE, EN NOMBRE DE LA RELIGION, LA DEMOCRACIA, LA LIBERTAD O CUALQUIER OTRA EXCUSA, DESDE SIEMPRE HAN PRACTICADO LAS POTENCIAS IMPERIALISTAS PARA SOMETER A LOS PAISES DEBILES Y APODERARSE DE SUS RIQUEZAS.

EN COLOMBIA, LA GUERRA DE LOS MIL DIAS, AUSPICIADA Y FINANCIADA POR ESTADOS UNIDOS, PAIS QUE ATISO LA DIVISION INTERNA, ARMO A AMBOS BANDOS Y CORROMPIO LAS AUTORIDADES COLOMBIANAS EN EN ESTADO DE PANAMA, FUE LA ANTESALA PARA QUE ESE PAIS QUE, PRECISAMENTE HABIA SUSCRITO CON NUESTRA NACION UN TRATADO DE AMISTAD Y SE HABIA COMPROMETIDO A DEFENDER LA SOBERANIA DE COLOMBIA EN EL ISTMO DE PANAMA, DESMEMBRARA NUESTRO TERRITORIO Y SE APODERARA DE PANAMA.

LIBIA ES UN PAIS CON SOLO CINCO MILLONES DE HABITANTES QUE DURANTE EL GOBIERNO DE GADAFI RECUPERO PARA SU PUEBLO LA EXPLOTACION DE SUS RECURSOS NATURALES, EN ESPECIAL, EL PETROLEO; GRACIAS A LAS POLITICAS SOCIALES DE SU GOBIERNO LOS CIUDADANOS DE ESE PAIS DISFRUTAN DEL MEJOR NIVEL DE VIDA DE AFRICA, PRACTICAMENTE, AL NIVEL DE LOS PAISES DEL PRIMER MUNDO.

RESULTA VERDADERAMENTE CRUEL QUE LA AGRESION MILITAR Y LAS GUERRAS DE DESPOJO DE LOS PAISES DEBILES SE REALICEN CON LA COMPLICIDAD Y EL APOYO A LOS AGRESORES DE LAS NACIONES  QUE, COMO COLOMBIA, SON VICTIMAS O HA SIDO VICTIMAS DE LAS MISMAS AGRESIONES.

ATENTO SALUDO,
REINALDO RAMIREZ

VER ALGUNAS GRAFICAS  



El mundo debe conocer el sufrimiento del pueblo libio que esta siendo asesinado en nombre de la democracia y la libertad, por las armas de los gobiernos europeos y de Estados Unidos que quieren apoderarse de su petroleo.

jueves, 20 de enero de 2011

Oposición al estado excepcional del país

¿Quién se opone al estado de emergencia por el invierno?
Fuente: Revista SEMANA.COM

EMERGENCIA La declaración de emergencia parecía ser un tema de auténtica unidad nacional. Sin embargo, dos senadores se opusieron a ese estado excepcional. Dicen que hay aspectos que violan la Constitución. Jorge Robledo, uno de ellos, explica su posición. Miércoles 19 Enero 2011

El pasado lunes, el Congreso en pleno aprobó de forma casi unánime el primer decreto con el que el Gobierno declaró el estado excepcional de emergencia, como medida para enfrentar las consecuencias de la ola invernal. Y fue casi unánime porque, al menos en el Senado, de los 94 asistentes sólo dos congresistas se opusieron a ese respaldo.

Fueron dos senadores del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo y Alexánder López, quienes en un tema en el que parecía haber unanimismo -pues hasta había una decisión del partido de sumarse a ese respaldo- tuvieron la convicción de dejar por escrito, y de forma pública, su oposición a la decisión que adoptó el presidente Juan Manuel Santos el 7 de diciembre del 2010.

“Ya sé, van a decir que Robledo es un enemigo del país”, dice el senador del Polo al admitir su postura, y le dijo a Semana.com por qué tomó esa decisión.

"Emergencia anunciada"

Robledo dice que la declaración de emergencia es inconstitucional, al señalar que no cumple los requisitos básicos contemplados en el artículo 215 de la Carta Política.

Ese artículo dice que debe ser declarado el estado de emergencia cuando sobrevengan hechos que amenacen perturbar los órdenes económico, social y ecológico. Para Robledo, el desastre generado por la ola invernal no constituye hechos sobrevinientes ni sorpresivos, “todo lo contrario, se trata de hechos anunciados”.

“El Gobierno ha sido lerdo a la hora de actuar”, dice, al registrar artículos de prensa en los que desde el 2009 se advertían tragedias como la del Canal del Dique en Atlántico, en la que sólo se actuó el 6 de diciembre, cuando se expidió el decreto. “¿Las inundaciones en La Mojana son nuevas? (...) En su primer acto de Gobierno, el presidente Santos visitó a las víctimas del invierno en esa región (...) Ni el gobierno de Uribe ni el de Santos hicieron lo que les correspondía”.

“Dictadura constitucional”

El senador del Polo dice que la emergencia social es un estado de excepción que le arrebata al Congreso su principal función, al suplir con decretos con fuerza de ley la facultad legisladora de Senado y Cámara de Representantes. leer más EN REVISTASEMANA.COM

miércoles, 15 de septiembre de 2010

GLORIA A DIOS

-------------------------Por Gerardo Delgado Silva

Lo que caracteriza el Estado de Derecho – al que aspira toda organización política de tipo constitucional, y muy especialmente la republicanodemocrática - , es la sujeción de toda actividad gubernativa al imperio inexcusable de un determinado orden jurídico.

Y es que los principios constitucionales son, ante todo, contornos éticos dentro de los cuales deben encausarse los poderes ordinarios del Estado. ¿No fue acaso fraudulenta e inconstitucional la reelección de Uribe?

Con la “Seguridad Democrática” creó un vicioso ambiente de apaciguamiento, encaminado a hacer creer en la conciencia pública artificiosamente, que se estaba cumpliendo con el reencuentro de la paz total, las formas civilizadas de vida y el desarrollo del pueblo. Como el problema lo consideró personal, extinguió la institucionalidad y olvidó escandalosamente, que el Estado debe asegurar la intangibilidad de la vida y la dignidad humana consagradas como un fin y valor supremo por la Constitución Nacional.

Ahora bien. El mecanismo inconstitucional del pago de recompensas por el resultado, implicó los crímenes de lesa humanidad, insólitamente señalados como “falsos positivos”, en más de dos mil humildes jóvenes inocentes de la patria.

Uribe, paralelamente, sacó a la luz sus marcados rasgos policiales, e instauró por medio del DAS, la modalidad malsana y criminal de interceptar a un sinnúmero de personajes, entre ellos nada menos que a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Y persistió en vilipendiarla, con el sabor de enojo, por administrar justicia a los “parapolíticos”, sus electores, comprometidos en genocidios que representan los más inhumanos actos, similares a los de la guerrilla, que se hayan cometido en la patria, a la cual dizque querían “refundar”, en acuerdo con los paramilitares.

No le importó al presidente, cuánto representa y significa la justicia en la vida social de una nación.

En esta sentina del gobierno de Uribe, el campo se vio más desprotegido que nunca, ante la apropiación ilegítima, de más de cinco millones de hectáreas, ganadas a sangre y fuego por los paramilitares, que convirtieron masivamente a millones de campesinos honestos y trabajadores en parias desplazados, cuando no asesinados o desaparecidos. Comportamientos de cuya exacta dimensión no tiene pleno conocimiento el país, por estar sumergido de repente en el averno de la ceguera colectiva.

La fementida “Ley de justicia y paz”, no es un símbolo de ésta, sino de escarnio y befa al orden jurídico y a la verdad, con el impacto tenebroso que ha cortado en dos la historia nacional.

Los paramilitares sabían a ciencia cierta que no serían sujetos de sentencias ejemplarizantes, que seguirían en su vasto imperio criminal, edificado en concierto con los narcotraficantes. Se les forjó la gran ola de impunidad, para la gravedad de sus crímenes. Las extradiciones fungen como privilegios para los jefes paramilitares que diluye la reparación justísima de las víctimas. Es decir, apeló Uribe a la filosofía de Tariq Alí, citado en otro escrito mío: “vamos a castigar los crímenes de nuestros enemigos y recompensar los crímenes de nuestros amigos” (El país, 20-9-01).

Desmovilizados y legitimados, llegaron a tal punto de incrustarse dentro del Estado, pues se sepultaron en ese gobierno los atributos y virtudes que creíamos imperecederos. Podemos afirmar que es una nueva forma de insultar a las víctimas silenciadas en su desolación, y por tanto, una manera absurda y cobarde de colaborar con los verdugos.

Entre tanto, se consolidaron los paramilitares como empresarios de plantaciones de palma africana, verbi gratia en Cuvaradó y Jiguamiandó, con ostensible violación de los derechos fundamentales de los territorios afrocolombianos.

Y, ¿Qué decir de los oprobiosos hechos punibles llevados a cabo por el facineroso exministro Arias, en el gran valse de “Agro Ingreso Seguro”; del depravado atropello a las víctimas desplazadas cometido en Carimagua; de la impúdica “Zona Franca”, montada por los hijos del presidente, con desafecto a la ley y a la moral; del olvido completo de que el Estado tiene que velar incansablemente, insomnemente, para que haya trabajo para todos, pues la dignidad de la persona lo requiere; del desconocimiento de las precarias perspectivas de acceso a la educación, las asimetrías acentuadas, la exacerbación de desigualdades, el fomento de marginaciones; de la inmisericordia con los millones de seres que se confunden con la basura; de la concentración escandalosa de la riqueza; del alud del clientelismo corrompido, como en algunas notarias; de la violación de la soberanía hincada en el acuerdo de las bases con Estados Unidos, naturalmente inconstitucional.

El poder ha demostrado siempre su podredumbre, pero nunca como en los ocho años de gobierno de Uribe, había revelado con tanto cinismo su perversión. Desposeyó en fin a Colombia, del solio de “potencia moral”, con que tantas generaciones virtuosas la honraron durante muchos años.

Ante esta honda dislocación que sufre la sociedad colombiana, ante las sentidas razones de queja, ¿Cómo no darle gracias a Dios por permitirnos un estado espiritual nuevo, con un gobernante que se rodeó de esclarecidos ministros, exceptuando al undívago de defensa; que nos muestra horizontes distintos; que se ha comprometido ante la patria y el mundo entero a desempeñar eficazmente su función dirigida al bien común de todo el pueblo? Aun cuando Santos proviene de las huestes de Uribe, -que nos permite experimentar reservas-, la diferencia alucinante ya se nota. Nos encontramos ante la asunción consciente del inmenso reto que le han planteado los ocho años de oprobioso olvido y desprecio del Estado de Derecho.

Ha llegado el momento de combatir el mal, y nadie con buena voluntad pueden negarse a colaborar, sea cual sea el sitio en la comunidad. Es el instante preciso de iniciar esa gran cruzada, para cumplir la enorme tarea de reconstruir a Colombia, moral y materialmente.

Cuenta el Presidente, con el faro de dignidad de su tío abuelo Eduardo Santos, que se confunde con la imagen de la patria, por sus virtudes que representan el gobierno más completo, benéfico y creador que se registra desde el general Santander.

Nuestra esperanza, que no cejamos en alimentar, es la de que el nuevo gobierno no resulte inferior a la inmensa misión que le ha señalado la historia. Solo de brazo con los principios éticos y jurídicos, viejos de siglos, milenarios mejor se puede lograr una sociedad prospera. Ya probamos lo contrario y sus desastrosas consecuencias están a la vista.

viernes, 7 de mayo de 2010

Carta del lector...

ESTIMADO AMIGO BERNARDO:

COLOMBIA COMO LOS DEMAS PAISES DEL LLAMADO TERCER MUNDO SON VICTIMAS DE LAS NEGOCIACIONES TRAMPOSAS DE SUS GOBERNANTES CON LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES DE CREDITO.

LOS GOBERNANTES CONTRAEN DEUDAS EN SU PROPIO BENEFICIO A CAMBIO DE ENTREGAR LOS RECURSOS DE SU PAIS Y ARRUINAR Y ESCLAVIZAR A LOS CIUDADANOS.

LA DEUDA EXTERNA DE COLOMBIA SUPERA LOS CUARENTA MIL MILLONES DE DOLARES ($40.000.000.000); SI ESE DINERO HUBIERA ENTRADO A  NUESTRA ECONOMIA HABRIAMOS PODIDO CONSTRUIR UNA RED DE AUTOPISTAS  QUE ATRAVESARIAN TODO EL PAIS Y PODRIAMOS HABER CONSTRUIDO CUATRO  VECES EL TUNEL QUE ATRAVIESA E CANAL DE LA MANCHA.

VALE PREGUNTARNOS QUE SE HIZO ESA FABULOSA CANTIDAD DE DINERO QUE LOS COLOMBIANOS DEBEMOS A LOS BANCOS INTERNACIONALES Y  ESTAREMOS OBLIGADOS A PAGAR DURANTE CUATRO O CINCO GENERACIONES  FUTURAS DESPUES DE HABER ENTREGADO A LAS TRANSNACIONALES, POR LAS  PRESIONES DE LOS ORGANISMOS DE CREDITO INTERNACIONAL, NUESTROS RECURSOS ENERGETICOS, LA SALUD, LA EDUCACION Y LOS SERVICIOS PUBLICOS FUNDAMENTALES.

EL ASESINATO DE ROLDOS EN EL ECUADOR Y DE OMAR TORRIJOS EN PANAMA SON APENAS LA PUNTA DEL TEMPANO DE HIELO QUE MUESTRA LOS INDICES DE CORRUPCION Y DE VIOLENCIA QUE SOMETE Y OPRIME A LOS GOBERNANTES QUE RECHAZAN LA CORRUPCION Y OSAN OPONER RESISTENCIA A LOS DICTADOS DE LA MAFIA ECONOMICA QUE DOMINA NUESTROS PAISES CON EL CONCURSO Y LA COMPLICIDAD DE SUS GOBERNANTES COMPLICES.



ESTA ES UNA DE LAS RAZONES POR LAS CUALES GOBERNANTES COMO CHAVEZ, EVO MORALES Y CORREA SON TAN INCOMODOS PARA ESTADOS UNIDOS QUE FUNDA SU PROSPERIDAD Y SU DOMINACION EN LA MISERIA Y LA EXPLOTACION DE LOS DEMAS PUEBLOS DEL MUNDO.

ATENTO SALUDO,
REINALDO RAMIREZ

miércoles, 15 de octubre de 2008

El Estado sí es responsable

Colombia, miércoles 15 de octubre de 2008 - Fuente: elnuevosiglo.com
POR: HORACIO SERPA

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Hace 20 años era gravísimo decir que algunos integrantes de la Fuerza Pública cometían fechorías, violaban los derechos humanos y perseguían a los disidentes políticos. Como en el cuento, "eran calumnias de la oposición". O acusaciones de los "idiotas útiles" que utilizaba la guerrilla para desprestigiar el establecimiento.

Corrían los tiempos en los que la "solidaridad de cuerpo" se imponía sobre cualquier clase de planteamiento. Contra ese proceder no había prueba que valiera. Los mandos negaban toda posibilidad de que sus subalternos hubieran cometido arbitrariedades, violado la ley, o lesionado en materia grave a algún ciudadano. Era la política del encubrimiento, dizque para evitar el desprestigio de las Instituciones.

Cundía por esa época el principio irreductible de la "obediencia debida". A ultranza se practicaba aquello de que "las órdenes se cumplen o la milicia se acaba".

Con el tiempo se comprobó la comisión de muchos crímenes "para defender la democracia, maestro". Gente con uniforme, o valiéndose de su condición de representante del Estado ---Ejército, Policía, DAS---, mataron, desaparecieron, torturaron, detuvieron o allanaron injustamente, en la idea equivocada de que al enemigo interno había que eliminarlo o neutralizarlo, valiéndose de cualquier procedimiento, fuera vedado o ilegal, pues si se le dejaba vivo o libre, serían demasiados los inconvenientes para la sociedad o el gobierno. Muchas veces no cometieron directamente los atropellos, pero dejaron que otros lo hicieran.

Cuando predominó el absurdo criterio de que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", surgió el paramilitarismo con sus perversidades y desafueros. Lo importante era que a la guerrilla, a los revoltosos, a los inconformes, a los que denunciaban y reclamaban, se les diera por la cabeza desde todos los lados, legales o ilegales. Lo que no era reprochable, porque el fin justificaba ampliamente el medio. Y, además, nadie lo iba a saber.

Pero se supo. Al descubierto fue puesta esa época bochornosa, de la que se avergüenzan las propias fuerzas militares y policiales, hoy muy en la onda de respetar los derechos humanos, hacer cumplir la ley con procedimientos transparentes, combatir la subversión y la delincuencia severamente pero con legitimidad, y propiciar que se juzgue y sancione a quienes dentro de sus filas atropellen o afecten los atributos ciudadanos, por lo que se ganaron el respeto y el afecto social.

Si recuerdo estos episodios ahora, cuando existe responsabilidad democrática en las jerarquías armadas, salvo excepciones que confirman la regla, es porque se discute un proyecto de ley sobre reparación a las víctimas de la violencia, y es importante incluir las de los atropellos ejecutados por representantes del Estado.

Es procedente hablar de delitos, muchos atroces y de lesa humanidad, cometidos por miembros del Estado, que no pueden quedar impunes, ni sin indemnizar a las víctimas. La oportunidad está en el proyecto de ley aprobado en el Senado y ahora estudiado en la Cámara de Representantes. Ojalá la oportunidad no pase en blanco.
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