domingo, 4 de octubre de 2015

De políticos hablando

           Trafugario
Por: José Oscar Fajardo
A las 11 de la noche del viernes anterior yo no hallaba qué hacer para no tener que escribir de política, de elecciones, ni mucho menos de candidatos, primero porque ya lo he hecho en oportunidades anteriores, y segundo, porque, quién lo va a creer, la gente común y corriente ya está mamada  con esta cantaleta que a ojos vistas no produce buenos resultados. Para efectos de escribir esta columna con argumentos sólidos y convincentes, consulté a modo de encuesta, por decir algo Gallup o Napoleón Franco, da igual, con un curioso cuestionario que me inventé, a un no menos curioso líder que conseguí, y miren lo que me respondió el doctor fulano de tal.
Doctor fulano de tal ¿usted qué opina de la política?
Respuesta: Pues que como la política goza de toda la legalidad que un Estado democrático le puede otorgar a cualquier negocio o transacción comercial dentro de la ley, pues la política es un negocio más donde se invierten grandes cantidades de dinero para obtener el poder de todas las instituciones nacionales con el fin de volver a recuperar el dinero invertido pero multiplicado de una manera fantástica.
¿Y a usted no le da culillo hacer semejante afirmación contra los políticos? ¿No teme represalias?
Respuesta: Y por qué me va a dar culillo si es que estoy diciendo la verdad por que yo fui candidato a la Cámara de Representantes varias veces y en una salí elegido y en efecto fui Representante legalmente. Lo que pasó fue que gané dos turnos y perdí otros dos y como quedó limpia la ñonga, entonces me tocó quedarme de comentarista político como hacen todos los futbolistas viejos o fracasados que se dedican a comentaristas.  O usted, periodista ¿sí cree en un político “mondao”? Porque eso es como uno creer en un Parasicólogo que le hace milagros a todo el mundo pero no se los hace a él mismo.  O como el vendedor de lotería que le vende a uno el premio mayor pero no se le ocurre comprarlo él.
Pero dígame con sinceridad ¿Usted que opina de la política?
Respuesta: Hermano, que como la gripa, la pecueca, o las paperas, es un mal necesario.
Cómo así; explíqueme
Respuesta: Pues mire hermano. Uno necesita que le dé gripa porque por medio de ella elimina toxinas.  Uno necesita que le dé pecueca para que la gente  sepa que uno patea con ambas.  Y uno necesita que le dé paperas, o parotiditis, que llaman, para que el organismo se autoinmunice y no le vuelva a repetir ¿me entiende? Lo mismo pasa con la política.  En la política, más que con títulos universitarios y posgrados de prestigiosas universidades, usted aprende a ser abeja, avión, abejorro, divino y adivino, prestidigitador, intérprete de sueños y creador de ensueños, ilusionista, malabarista, billarista con efecto triple al chorizo y especialista en carambolas a cinco bandas y de tas tas, rezandero, sobandero, enderezador de matrimonios, brujo barboseño, abogado saltimbanquis y hasta escritor y periodista.
Pero yo soy periodista profesional y usted me está ofendiendo.            
Pues eso hágase el pendejo y no se ofenda de a mucho hermanito que de abogados profesionales, médicos profesionales, ingenieros y arquitectos profesionales, etcéteras profesionales, incluso hasta de magos profesionales y de doctores en cualquier “güevonada”, es que está llena la fauna de la política.  Pero es que es tan bacana.
Pero usted por qué compara los brujos (parasicólogos, metafísicos, mentalistas, etc) con los políticos.
Respuesta: Pues es que eso es claro hermanito; no ve que se las saben todas y además el saludo, sobre todo en estos tiempos de elecciones, es idéntico y dice así: Qué tal, como te va; he pensado mucho en ti; te quiero mucho; cuéntame tu problema. Y enseguida, tenga el garrotazo por los riñones.
Pero Doctor X, usted hace afirmaciones muy ofensivas y tendenciosas contra los políticos.
Respuesta: Qué va hombre; no sea ingenuo que ellos leen esta vaina y se mueren de la risa. O es que usted, siendo periodista ¿no los conoce? Y sepa usted que la mayoría de ellos son rebacanos. Porque es que así es la política en todo el mundo y qué problema tan arrecho no estar metido en ella.
Amigos lectores. Ustedes crean o no, ésta fue en realidad una entrevista, eso sí, con un personaje demasiado sicodélico y descrestador.

jueves, 1 de octubre de 2015

CATEGÓRICO TRIUNFO DE LA INTELIGENCIA

                              Por Gerardo Delgado Silva
Colombia y el Gobierno Nacional que ha regentado Juan Manuel Santos, han entendido que los difíciles caminos de la paz debían ser transitados con denuedo y decisión imperturbables.
Es decir, que la violencia es todo atentado o ataque promovido por los hombres contra sus semejantes que se expresa con características más anti-humanas, más perversas, más protervas, sádicas y repugnantes en la acción.
Para comenzar, la conquista fue una masacre del Diablo en nombre de Dios.  Nos pisotearon, vistieron, y enseñaron a pecar: El robo y la vergüenza.  Debemos destacar la personalidad psicopática de los conquistadores.
En Enero de 1492, se puso fin en Granada a una guerra de 700 años con los árabes.  La guerra regresa al hombre a niveles primitivos superados a duras penas, que en el fondo siguen actuando en la conducta del hombre civilizado.
La civilización ha privado al hombre de placeres atávicos como el crimen, el incendio, el pillaje y la destrucción.  La guerra le devuelve ese placer.  La guerra invirtió los valores de la Nación Española, llamando hidalgos a sus  asociales y villanos a los hombres simples que amaban la paz.
España invadió en el Siglo XVI, a las tierras indígenas, los sometió por la fuerza o el engaño, aniquiló poblaciones enteras, destruyó tesoros artísticos y culturales,  expropió a los nativos de sus tierras y posesiones, y redujo a los sobrevivientes a una condición de servidumbre y esclavitud.
Los teóricos de la metrópoli, sentaron dos doctrinas para explicar y justificar la Conquista.  El Clérigo Juan Ginés de Sepúlveda, estigmatizó a los indígenas considerándolos de una raza innatamente inferior.  Y escribió un tratado sobre las Justas Causas de la Guerra contra los Indios.  El sufrimiento infligido por la Conquista debía interpretarse, - sostenía- , como el Justo Castigo de Dios a esos idólatras que cometían pecados desde mucho tiempo atrás, y también para que más fácilmente pudieran ser adoctrinados.
Francisco de Vitoria, desde su Cátedra en la Universidad de Salamanca, tuvo que rechazar, en 1539, el argumento de quienes decían que Dios había condenado a los indios a la perdición por sus abominaciones y que los había entregado en manos de los españoles, como entregó a los Cananeos, en mano de los Judíos.
En igual sentido, se pronunció,  Bartolomé de las Casas, haciendo la condena apocalíptica de la codicia española sin omitir la valorización de la humanidad de los indígenas.  El Dominico Antón de Montesinos,  emprendió una decidida “lucha por la justicia”.  Fray Toribio de Benavente,  vio en el hallazgo de las minas de oro mexicanas una obra de Satanás para despertar la codicia de los españoles.
Así pues, es lícito, admitir que las huestes de los conquistadores estaban sobrecargadas psicopáticamente,  por el solo hecho de ser  emigrantes. 
Esto nos permite conjeturar la incidencia en unos colombianos que han asumido actitudes políticas rencorosas, delictuales, la maldad misma, simplemente.
Los protagonistas, los guerrilleros de antes y de ahora, que surgieron por la violencia y el odio fratricida liberal – conservador.  Y no pareciera tener límites el repertorio de atrocidades solo posibles en una sociedad enferma.
Esas atrocidades a que nos han venido acostumbrando las Farc, las han cometido en nombre de una muy desdibujada – por no decir que inexistente – lucha por la justicia, la igualdad y la democracia.  La guerrilla produjo hecho que bastarían para conmover a una Nación por generaciones.
Empero, el holocausto de la Patria, no ha sido obra solamente de las Farc, ahí están los desalmados paramilitares, un monstruo de insignificancia y de odios que ha dado muerte horrenda a tanta gente que produce escalofrío.
Están en casi la mitad de los Municipios, con la siniestra política de masacrar campesinos y sindicalistas acusándolos de ser “auxiliadores de la guerrilla”.  Cuenta con jefes conocidos y un discurso en el cual mezclan el reconocimiento de crímenes de lesa humanidad con justificaciones de extrema derecha.  Como las Farc, se han financiado con el narcotráfico.
En este orden de ideas, el acuerdo entre el Gobierno y las Farc, acerca de la creación de una “Jurisdicción Especial para la Paz”,  acogiendo la idea “del Grupo de Nueva York”, está entonando un Canto de Esperanza a la Vida, en consonancia con las obligaciones del Derecho Internacional Humanitario.  Revela una intensa preocupación por las cuestiones permanentes del Hombre, pero no visto de modo abstracto, sino en relación con los problemas de Nuestra Patria en este tiempo.
Este gran paso, es la inauguración de una nueva era de convivencia y progreso, para esta martirizada y querida Colombia.  Es hacer la luz en lo oculto de la violencia que la ha rodeado.
Todo es posible voluntad, realismo y decisión.  Esto es producto de la credibilidad política que ha logrado construir el Presidente Santos.
Poco despliegue recibieron esos abominables genocidios en el gobierno del Señor Uribe, que contó con electores como Santiago Uribe y su grupo paramilitar bautizado abominablemente como “los doce apóstoles” ; Jorge 40 y sus secuaces.   Genocidios llamados eufemísticamente “Falsos Positivos”.   
Fue el período en que se destruyó la democracia, se sofocó la libertad y se pisotearon los Derechos Humanos.
Ahora, se ha entendido el agotamiento de la guerra y existe en el Gobierno de Santos el coraje y buena voluntad para ensayar otro camino.
Los enemigos de la Paz como los integrantes del mal llamado Centro Democrático, que cuenta con personajes como el primo y asesor, del más grande narcotraficante de  Colombia, Pablo Escobar Gaviria, el parlamentario José Obdulio Gaviria.  Esos enemigos de la paz son plenamente conocidos en el País, algunos en altos cargos, solo creen en la bomba y el fusil y se niegan a abandonar la violencia y aún creen que las armas son el único instrumento para lograr cambios políticos.
La guerra, como la quieren los enemigos políticos, revela a las personalidades psicopáticas un mundo a su medida; de ahí que sea imposible o muy difícil, que vuelvan con agrado al mundo de la paz.  Que Dios los ilumine. 
(Para bersoahoy.co  sección de opinión)

domingo, 27 de septiembre de 2015

Mientras el mundo aplaude la paz, unos pocos se atraviesan

La democracia, y la libertad de opinión, no pueden ser cómplices de la guerra
                        Por: Bernardo Socha Acosta
La opinión generalizada, que cualquier persona recoge en estos momentos,  en relación con el proceso de paz que el gobierno colombiano trata de librar contra viento y marea, es que la antropofagia colombiana quiere atravesarse a como dé lugar para impedir que el país goce algún día de ese clima de tranquilidad que existía antes de aparecer esos falsos redentores, y esos hace bastante, porque la violencia en Colombia lleva más de 50 años.
Algunos de quienes apoyan a los que se enseñorean erróneamente torpedeando la paz y atizando la guerra, se atreven a decir que esa es la democracia y que esa es la libertad de opinión.  
Pero  dónde está escrito que la democracia, y la libertad de opinión, sean sinónimos  de sometimiento de un pueblo que quiere la paz. Es erróneo  e increíble que unos mínimos colombianos,  que se precian de liderar masas,  quieran con argumentos por  fuera de contexto de los procesos de paz del mundo, pretender  que los colombianos vivamos otras cuantas décadas  azarosos de las matanzas que tanto unos como otros han causado.  Esa posición de quienes se atraviesan, pareciera  intencional, creyendo  temerosos que la paz haga descubrimientos que los comprometa con posibles oscuros hechos, y la posibilidad de comparecer por algo por fuera de la legalidad.
Pero, por qué tanta oposición de algunos al proceso de paz. Es que mientras los verdaderos líderes del mundo aplauden y se regocijan que los diálogos de La Habana  hayan avanzado significativamente y que tanto gobierno y guerrilla quieran hacer realidad ese deseo de la mayoría de colombianos, unos pocos quieran que el país siga con la devastadora guerra que baña en sangre y dolor a centenares de familias.
E interpretando el sentimiento de  las mayorías que quieren la paz, vemos que mientras el líderes de la cristiandad mundial, el Papa Francisco, y los gobiernos de las mayores potencias del mundo  entre ellas los Estados Unidos y Europa;  e individualmente los  gobiernos de  los países de Sur América  y de otros continentes, quieren y aplauden  que los avances de la búsqueda de paz para Colombia estén llegando felizmente a su final,  existan solo en Colombia, unos “poquitos” que quieran la guerra y que seguramente pretendan que el pueblo sometido a la violencia, los aclame como los defensores.  Que falta de respeto de esas personas  contra la mayoría de los colombianos deseosos  de  disfrutar de esa tranquilidad tan deseada que ofrece la paz, y que ya ni nos imaginamos cómo será vivir en paz, por tantos años de guerra, que han querido esconder algunos gobiernos.
Quienes deseamos paz en Colombia, para que crezca la riqueza y haya menos pobres pobres, queremos y nos gustan todas las manifestaciones de respaldo a una buena causa y rechazamos todo lo que pretenda sembrar más guerra. Solo vasta leer otros ejemplos de procesos de paz en el mundo. Ya lo explicó una máximo representante de la Corte penal Internacional. Pero es que algunos quieren ser más 'papistas' que el Papa.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Encuentro nacional de escritores

                                                        Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
Hasta hoy domingo que usted está bacano leyendo esta misiva periodística aunque en realidad no es una misiva, pero sí una razón y de ninguna  manera una perorata, mejor dicho como usted lo quiera interpretar, yo me encuentro en la ciudad de Chiquinquirá, cuna del poeta Julio Flórez, entre tantos otros, asistiendo al Encuentro Internacional de Escritores número 36, único en el mundo de este tamaño y que se ha celebrado durante ese lapso ininterrumpidamente. Son 36 años dándole a la Cultura de las Bellas Artes en la modalidad de Literatura y Poesía, casi siempre con un ensamble espectacular de música, filosofía, pintura y danza. Hay poetas, escritores, músicos, pintores, filósofos y hasta periodistas que, como en El Sueño de las Escalinatas, ese portentosog poema de Jorge Zalamea, a cada instante crece la audiencia. Solo que esta vez tenemos un enorme vacío creado por la gran ausencia de nuestro querido amigo y colega, Luis Fernando Soto Aparicio, un escritor que con su prosa florida nos ha dado a conocer en muchas universidades y en variadas organizaciones intelectuales de todo el país y del mundo.
En todos esos ires y venires estuve perorando con un poeta argentino, Pedro Echavarren, que aunque de él fluye una poesía muy cálida y versátil, tiene más pinta de futbolista profesional que de cultor de las letras y cantares del alma. Yo le veo algo de parecido a Pablito Aimar, le dije, pero él insiste en que es poeta. Nos reímos  mucho de esa charada. Después le conté que yo  era fuerte hincha de su selección, la argentina, y que veía en Messi no solo el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, sino el de mayor impacto social y cultural el día de hoy, máxime si se tiene en cuenta que, casi todos los niños del planeta y que les gusta el fútbol, quieren ser como él. Le estuve mamando gallo con lo de la petulancia de los argentinos contándole chistes al respecto y él me reforzó con uno de antología. “Si quieres ganar mucha plata en los negocios, me dijo, compra un argentino por lo que es, y véndelo por lo que él cree que es”. Tuvimos para largo rato de carcajadas. Un poeta cubano, Yero Torres Kriuder se llama, grande y mamonudo como Teófilo Stevenson, el boxeador cubano de la talla y de la época de Cassius Clay, me recalcó muy elocuente que estaba abrumado con el  buen humor y el afecto de los colombianos. “Es la primera vez que vengo pero tengo que volver porque Colombia es muy bello”, comentó.

Luego seguí dando trancos y volteretas hasta que me encontré con un tipo de raza negra pero más indio que cualquieras de nosotros. Aclaro: indio de la india. O hindú. O Indostán. Nació en el pueblito de Poindichervy, antigua colonia francesa, de padre Indostán y madre colombiana.  Se llama Alexandre Sochandamandau y es filósofo con unos conocimientos de Historia tan portentosos que duro más de dos horas votando corriente sobre el origen del Liberalismo y el Conservatismo a partir “De Thomas Hobbes a John Locke”. Y no menos verraco, y de los superverracos, Raúl  Ospina, presidente de la Fundación “Jetón Ferro” que durante esos 36 años que cumple la Fundación, y que es la que organiza el evento, jamás ha mostrado cansancio y año tras año realiza este evento que, repito, es único de ese tamaño en Colombia y segundo en el mundo. Fernando Celi es un poeta bogotano mamador de gallo como él solo, y el poeta español Manuel Boix, no se le queda atrás en ninguna de las manifestaciones del arte de succionar ave de corto vuelo. Esplendoroso estuvo José Luis Díaz Granados. Hay mucha más gente pero hoy nos vamos y hasta dentro de un año.     

viernes, 11 de septiembre de 2015

La Ruindad de Trump

                        Por Gerardo Delgado Silva
Su ignorancia, hace que sintamos nostalgia por el hombre de Cro - magnon, que no tuvo pensamientos de segunda intención.  Escuchando a Trump, se siente nostalgia por los primates.  Dizque es diplomático, un oficio de vanidad, que le ha permitido fingir que ignora el mal y asume así la responsabilidad de él.
Él sabe, que para conseguir la alienación de las masas bastará con controlar sus necesidades y sus motivaciones, bastará con fomentar y controlar su conciencia consumidora.  Es la brutalidad burocráticos del Fascismo, un mundo masificado en el que la corrupción del lenguaje y la evidencia puede conseguirse por el terror.
Es imposible frente a este monstruo Trump, no recordar a George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, que después de haberla liberado, dio a su nación las pautas democráticas por las que ésta se rigió entre las más poderosas del mundo.
Debemos evocar que, Inglaterra había dado el ejemplo y señalado el camino institucional de la libertad por medio de sus Declaraciones de Derechos.
Primero, la Carta Magna, concedida por el Rey ante la exigencia de los señores feudales (1215).  Después, la Petición de Derechos (1628), emanada del Parlamento, que era una ratificación de la anterior, conservando todavía las antiguas formas contractuales de “Carta Medieval”.  Luego, el Habeas Corpus  y el Bill de Derechos, (1869), ya con formas modernas de Ley, en las que el Parlamento afirma su carácter de poder legislativo; y por último, el Acta de Establecimiento(1701), en la que se consolida la soberanía parlamentaria, señala la trayectoria de la Evolución Constitucional  Inglesa en esa materia.
Los emigrantes ingleses llevaron consigo a América del Norte, el espíritu de estas instituciones y el impulso transformador y evolucionista, de tal manera que cuando ese impulso se detuvo en Europa, continuó desarrollándose en América. 
Ya los padres peregrinos, que llegaron a Nueva Inglaterra en 1620 en el Barco May Flower, empezaron por acordar, durante el viaje, algunos de los principios fundamentales de la dignidad y de la libertad individual.  Entonces se llevó a cabo, sin dificultad, la Declaración completa y definitiva de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Virginia, en el año de 1776.
Francia que había aportado a esta evolución institucional sajona, el estímulo de sus inquietudes culturales y la audacia innovadora de sus pensadores políticos, filósofos y economistas, adoptó el sistema anglosajón, y mediante su célebre Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, dio universalidad y comunicó fervor revolucionario a los principios de la Declaración de Virginia.
La Declaración Francesa planteó al mundo el problema jurídico de la libertad de un modo definitivo.  Lo incorporó a la vida institucional de todos los países civilizados y  cultos, y pasando sobre todas las vicisitudes, lo impuso como el triunfo del espíritu contemporáneo.
Todas las constituciones  del Siglo XIX, están impregnadas de ese espíritu.  Es el saldo que deja la evolución de la cultura europea, encaminada desde los albores del Renacimiento, a exaltar la personalidad humana y asegurarle sus derechos.
Todo esto lo ignora el Señor Trump. 
Ahora bien, este Señor Trump, conspira abiertamente contra los latinoamericanos, con escandalosas manifestaciones que no entiende, ni quiere entender, ni tiene, tampoco, porque entender.
Aboga por instituciones drásticas, rápidas y rígidas para deportar latinoamericanos de Estados Unidos, dizque por traficantes, pretendiendo insensata y estólidamente que se puede juzgar a los hombres sin leyes.  Somos precisamente los latinoamericanos quienes hemos padecido la insolencia de algunos narcotraficantes, fundidos en abrazo fraterno con algunos norteamericanos.
Y en otra actitud pedestre, resolvió con infinita ruindad, ultrajar a América Latina, refiriéndose a los inmigrantes mexicanos como “criminales”, y “narcotraficantes”.  Sus frases en sí, envuelven la intención injuriosa y calumniosa, esto es, que vulneran o lesionan la integridad o el patrimonio moral de esas personas, y constituyen una aguda injusticia, que invita por el solo enunciado al más franco rechazo, un despertar del alma colectiva, un revelarnos contra la infamia.
Tenemos la sensación de que el Señor Trump, no conoce a Colombia, como tampoco a México y repitamos a América Latina, pues los primeros en advertir los peligros que vituperablemente nos amenazan, los abismos insondables que estamos orillando, somos indubitablemente nosotros.  Como dijo Maritain: “… Vale más cansarse por el bien, que ser abatido por el mal…”.
Para terminar, evidentemente, y no se necesita ser psiquiatra, no hay duda alguna de la psicopatía, ignorancia y brutalidad de Trump, pues ante la denuncia de su esposa, por acceso carnal violento, se limitó a decir: “… en el matrimonio no existe ese delito…”.

¿ Estados Unidos no ha advertido el abismo insondable en que caería el mundo y concretamente el pueblo latino con su gente de bien que es infinita mayoría, si el candidato Trump es elegido presidente?.  Para todos sus habitantes ha llegado el momento de combatir y la pusilanimidad de ese monstruoso candidato, de mostrar como pueblo norteamericano su valor o cobardía, su dignidad o su vileza, su grandeza o su miseria.

sábado, 5 de septiembre de 2015

De las pelotas y los políticos

Trafugario
Por: José Óscar Fajardo
Hasta no hace mucho tiempo el fútbol y la política eran un verdadero dolor de cabeza para la mayoría de mujeres, casadas, solteras y en concubinato. Ahora que empieza la eliminatoria para el próximo mundial y que no hace mucho pasó la Copa América, uno se da cuenta que las cosas han cambiado un poco respecto a este entuerto sociológico deportivo, pero que de todas maneras el problema aún subsiste. Es cierto que los éxitos últimos del seleccionado colombiano han contribuido a que nuestras mujeres se adapten a la situación y quieran un poco más este deporte que, no lo sabe nadie, qué diablos contiene para emparrandar a la gente. Con la política pasa lo mismo. Hay mujeres que se quejan que su marido se metió a la política, con la misma desesperanza y desilusión que si este se hubiera muerto, o que en su defecto, el urólogo le hubiese informado que tiene la próstata corronchosa y más grande que una mogolla de 50 mil pesos. “Ahora ese hombre no hace sino hablarme de chismes y componendas políticas y de triunfos y fracasos y ya no se le ocurre ni siquiera darme un beso por solo mamar gallo. Y si de ñanga ñanga hablamos, tiene el mismo apetito que el de un eunuco porque ya ni se le da por acariciarle siquiera una oreja a nuestra perrita Tilsia que él adora”, me comentó una amiga esposa de un candidato.
“Qué obsesión tan arrecha por la política y el fútbol, señor mío Jesucristo”, dice totalmente abatida como al final  de un entierro. Y ahora no se le dio sino por invitar a todos los amigos, una manada de vagorretos igual a él que no hacen un culombio, a ver cualquier partido en la casa y eso hacen una gritería que parece el manicomio más grande del mundo y la humareda y el olor a humo de cigarrillo es como en un amanecedero. El viernes por la tarde por poco me desbaratan los muebles de la sala en protesta porque según ellos, aupados por mi marido, esa pichurria de candidato del doctor fulano de tal, es tan chambón que más parece un candidato a la presidencia de las damas rosadas que un aspirante al concejo municipal de Bucaramanga. Y lo verraco es que hablando  en serio, la señora de la cual estoy hablando, no doy su nombre por razones humanitarias dado que es la legítima esposa de un amigo mío, abogado él, exdiputado de Santander, tiene toda la razón. Un fanático es un paranoico obseso-compulsivo, que dice ser enviado de Alá y poseer toda la razón y la verdad absoluta de todas las cosas.
Entonces calculen carísimos lectores y amigos míos, si la dama que ocupa nuestro relato, no tiene la razón. ¿Ustedes se pueden imaginar, por esta nefanda época, qué es un fanático godo o cachiporro, rezandero o comunista, judío del monte de Sión o musulmán de la Meca, o fundamentalista del Estado Islámico, enfermo por el fútbol y la política y fuera de eso con tres litros de aguardiente y un kilo de maracachafa en la cabeza? Yo no estoy diciendo que  mi amigo abogado exdiputado esposo de la señora a la cual hago mención, sea así. No, señores. Pero sí tiene una similitud brutal. De tal manera que cada vez que hay una fecha de fútbol o elecciones, la desdichada señora entra en estado de conmoción y no creo yo que sea por simple hipocondría. Según me dice ella, uno de los episodios más aterradores se da cuando ya es hora de dormir, él exige que sea a las nueve de la noche, y son las seis AM y el tipo no ha parado  de hablar imbecilidades y darle codazos para que le ponga atención.

jueves, 3 de septiembre de 2015

VERDADERA ANTITESIS

Por Gerardo Delgado Silva
El comportamiento del Señor Presidente de la hermana República de Venezuela, Nicolás Maduro, cerrando puntos de la frontera con Colombia y deportando colombianos; funge como una antítesis con los postulados del Partido Socialista en el que está inmerso. Se presume, que no haya capitulado en su conducta hasta dirigirla conscientemente hacia un fin ilícito por conseguir o que haya obrado negligente o imprudentemente.  Y desde luego, se irgue el afrentoso dolor y amargura de los niños, las mujeres y los ancianos; por las execrables conductas de la Fuerza Pública, desdeñando la misericordia, la justicia y el derecho internacional humanitario Y de los paramilitares qué?
Un vilipendio a los grandes principios que han enriquecido la historia espiritual del mundo, olvidándose de los reales destinos de la dignidad, mancillando la piel transparente de nuestra Patria.
No obstante, en medio de la aridez del desierto le surgen a Colombia, algunos oasis que pueden contribuir, y obviamente contribuyen – como el Proceso de Paz en Cuba- a darnos una visión distinta de lo que en realidad es el continente, sus perspectivas humanas y sus sentimientos.  No se trata de evasiones, o de puntos de escape, sino de un comportamiento de las personas de bien, con anhelos de paz, que hunde sus raíces en los valores del espíritu y enlaza a las generaciones actuales con una tradición intelectual que nos honra y enaltece.
Tenemos urgencia de más esperanza, aunque parezca absurdo y locura.  No se puede justificar como lo hicieron en el pasado Cioran y Fernando González en Nuestra Tierra, entre otros, y ahora el paranoico Senador Uribe “vivir a la enemiga”; pues olvida que vivir a la enemiga es estar contra sí mismo y sobretodo.
Ahora bien.  No obstante, e independientemente de la causa, son horripilantes los acontecimientos que desdeñaron como ya dijimos a colombianos al ser deportados de la Hermana República de Venezuela, la patria de nuestro libertador, Simón Bolívar.
El traslado del Senador Uribe a Cúcuta, es la más clara demostración de demagogia, con miras puestas en las próximas elecciones, y el fomento de la turbulencia, cuando debía saber que por ese camino no va a obtener sus propósitos, ni a torcer el destino de Colombia.
¿Se trasladó este Señor Senador, a las innumerables regiones colombianas, donde los desalmados paramilitares dieron muerte horrenda a tanta gente, que produce escalofrío para solidarizarse con las familias de las víctimas?
Eso no ocurrió porque no le servía para acrecer su electorado, y su extrema derecha.  Don Jorge 40- esto no es un secreto – que conformó los llamados por él “distritos electorales”, para apoyar a Uribe, los cuales hubiesen fenecido  inmediatamente.
Ese Estado de Venezuela, como organización política de la sociedad de ese país, es el titular de todo el poder social o poder público – en singular - , que nace de la soberanía que jamás es absoluta.  Es el pueblo la sede donde reside la soberanía, pero dejando atrás el nihilismo, superando el absurdo,  y la violación de derechos humanos.
La evolución histórica de la soberanía, nos demuestra que esto significó la negación de toda subordinación o limitación del Estado, por cualquier otro poder.
Esta última nota se manifiesta predominantemente en su vida exterior; esto es, en la relación del estado soberano con otros poderes, en tanto que la primera cualidad se ha de advertir singularmente, considerando su vida interior, en relación con las personas que encierra dentro de sí.  Ambas notas van inseparablemente enlazadas por la dignidad humana.
En esa forma, la soberanía es la capacidad para determinarse de un modo autónomo jurídicamente hablando.  De ahí que el Estado Soberano es el único que puede, dentro de las limitaciones jurídicas ordenar, de una manera plenamente libre, el campo de su actividad.  Es una cualidad inherente al Estado y solo a Él.
Se infiere, que la realización de las deportaciones y el cierre de puntos fronterizos desde Venezuela, están ligados a su autonomía pero sin renunciamiento de la Constitución, y mediante el debido proceso.
Sin embargo, se presenta un espejo donde algunas contradicciones del hombre se reflejan con acusadora precisión.
Aparece un vórtice dantesco.  Por un lado, está el intenso e inenarrable sufrimiento como ya lo expresé, de niños, mujeres, y ancianos. Por el otro, la repudiable y atroz presencia, como se ha afirmado, de paramilitares colombianos, un verdadero desafío que encarna el pánico.  Se infiere también, que el Gobierno Venezolano y los órganos competentes han tenido una persuasión racional de la verdad; es decir, certeza acerca de la presencia en ese país hermano de los desalmados referidos, procedentes de nuestra patria colombiana.
Sin entrar en el debate de su cuestionable origen, en concordancia con las noticias, se presume que aparecieron en el hermano país, y hoy cuentan, como aquí, con base social.

Ante estas vicisitudes, el único sendero es el diplomático, que está inmerso en el patriotismo, el derecho, la paz y la justicia, y que hay que transitarlo con denuedo y decisión imperturbables, en sintonía con la comunidad internacional.  Sigue siendo la única salida.

miércoles, 26 de agosto de 2015

La suerte de los colombianos en Venezuela

Por: Bernardo Socha Acosta
Jamás nuestros connacionales se imaginaron la crisis por la que iban a pasar en algún momento de sus vidas, por habitar en un país al que llegaron hace largos años cautivados por algunos beneficios que a largo plazo se convirtieron en su peor enemigo.
Lo que hoy estamos viendo que sin duda se traduce en violación de los derechos humanos, es el fruto de muchos factores de los que, tanto autoridades colombianas  como venezolanas  son responsables y hoy cuando esa bomba que se construyó de hace décadas, explota, entonces nos rasgamos las vestiduras, unos, y otros pretenden sacar provecho haciendo politiquería con el dolor de los demás y se atreven casi a insinuar tácitamente que los dos gobiernos solucionen el problema con el sonar de los fusiles. Pero,  qué se puede esperar.
Y es coincidencia,  que el detonante para esta crisis, fueran las bandas criminales que han ingresado a ese país, a las que las autoridades han llamado “paramilitares”. Ellos fueron los que atizaron y prendieron la mecha que propició la explosión de deportaciones inhumanas que se ha visto en los últimos días.
Si bien es cierto que las autoridades venezolanas han sido despiadadas  y que por unos pagan todos, como dice el adagio, cualquier ciudadano con tres dedos de frente y sensato, vería que la realidad que se le avecinaba a ese país, es otra, porque comienza a escasear de todo lo que podía adquirir con la bonanza del petróleo. Hoy la realidad es otra y quien no lo entienda así está desactualizado y no espera sino que los colombianos nos enfrentemos con otro país. Nos pasamos la vida criticando aprovechando los medios de comunicación, pero no hacemos  ninguna acción creativa, por lo menos la de no instigar.  
Es lamentable la suerte que les ha tocado a esos colombianos que alguna vez avizoraron erróneamente y vieron con displicencia a su patria; viajaron ilusionados de que jamás volverían a un país donde para sobrevivir hay que tener suerte, frente a la cascada de impuestos y muchas injusticias más que se cometen contra   cualquiera que medio trate de sobrevivir y ganarse el sustento honradamente.  
Y la suerte de los colombianos en otro país (distinto a Venezuela) no parece ser diferente. Ya conocimos por las noticias lo que ocurrió en Estados Unidos con un candidato presidencial que ordenó sacar a un periodista de una conferencia de prensa, porque insistió en preguntarle cuál irá a ser el tratamiento para los extranjeros ilegales en ese país.  Esto nos indica lo peor. 

martes, 11 de agosto de 2015

RÁBULAS DE LA POLITICA

                                    Por Gerardo Delgado Silva
No había habido en la historia de Colombia fenómeno igual o siquiera parecido, al que estamos presenciando.  Evidentemente,  el mundo entero supo del fenómeno vergonzoso de la parapolítica, que tiene varios parlamentarios sentenciados.
Nunca, jamás, ningún partido había depuesto uno a uno los principios jurídicos que tutelan la existencia del Estado.
El signo de descomposición moral, está constituido por los avales a tantos candidatos que tienen su alma dentro del código penal.  Es un señuelo para comprometer el presente y el futuro de Colombia, corromper la conciencia colectiva de la Nación y torcer el rumbo histórico de un pueblo que siempre ha dado ejemplos enaltecedores de dignidad y de grandeza.
Es el momento en que el país debe reaccionar, asumir la personería de su destino histórico y rescatar junto con el derecho los valores éticos que están siendo pisoteados, en una monstruosa perversión de valores, similar a la que señalamos de los parapolíticos.
Una extraña complicidad de una parte de nuestros dirigentes con los paramilitares, que están entregando a Colombia, maniatada a sus peores enemigos.
Se requiere un frente unido de la Nación, de los colombianos de bien, contra la dictadura de la delincuencia.  Y estamos en el instante preciso de iniciar esa gran cruzada patriótica.
El ideal político aristotélico coincide enteramente con el de Platón en lo que se refiere a señalar como finalidad principal del Estado un propósito ético.
Se da el nombre de Política, al saber humano que se ocupa de los problemas de la organización de la sociedad, del Estado, de los órganos, de las relaciones del individuo con el Estado y todos los aspectos doctrinarios y técnicos relativos al Gobierno y a su funcionamiento.  A todo eso se le ha llamado también Ciencia Política, o Derecho Político.  Desde que se empezó a examinar el problema de las Constituciones escritas, y desde que aparecieron éstas, se habló también de Derecho Constitucional, de suerte que todas las denominaciones se refieren a la Política como disciplina científica,  jurídica y filosófica al mismo tiempo, vinculada siempre con la sociología.
En su acepción corriente se llama Política  a toda actividad de grupos humanos organizados, o de individuos aislados como finalidad es el ejercicio del Derecho y el cumplimiento de deberes relativos al Gobierno, a su formación , a su orientación, y a sus diversas manifestaciones,, y cuando se dice de alguien que es un “político”  o que se dedica a la política, se quiere decir que se trata de una persona que interviene directamente en la acción desarrollada por los partidos políticos, unas veces, para obtener el Gobierno, otras para conservarlo y otras para vigilar su funcionamiento desde el ejercicio de un cargo público representativo.
Los individuos que están o estuvieron inmersos en hechos punibles y han sido avalados para cargos públicos, en vez de aspirar al bien común, buscan su beneficio particular, enormemente perjudicial para la Patria.
Muchos de los individuos que han recibido el aval de los partidos, repetimos, no tienen la conducta irreprochable del ciudadano que sobre pone patrióticamente los intereses generales a los intereses particulares.  Aún dentro de un mismo partido y en la línea de un mismo programa  ideológico,  puede estar toda la gradación que va desde la austeridad hasta la falta de escrúpulos o la inmoralidad, y los hechos punibles.
Estos avales los definen a dedo las directivas de los partidos.  Unos partidos políticos aniquilados, convertidos en tiendas de campaña electorales y nada más.  Agencias del poder individual, por corrupción del orden político.
Queremos ver a la inteligencia colombiana contribuyendo al rescate del País, como ha sido el propósito del Presidente.  País que está perdido por esa ineptitud de los partidos políticos, la corrupción moral, los nuevos gajes del poder económico contaminado, la inseguridad, el crimen, los desequilibrios económicos y la pauperización creciente de la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.
Que la inteligencia colombiana alumbre al País, en medio de tantos apagones de ideas, como en el llamado eufemísticamente Centro Democrático.
Nadie puede negar de buena fe, que este grupo político contradice el ideal de cualquier sociedad política.  Son enemigos de la Paz, al igual que algunos cavernícolas funcionarios públicos.  Y clamamos a la inteligencia colombiana, porque bien sabemos que no está contaminada ni por el dolo, ni por la corrupción, ni por la ineptitud que desangra al País.
No fueron ciertamente las armas las que impusieron la resistencia en Francia y en los países ocupados por el Nazismo – el corazón del Centro Democrático -, sino el rigor patriótico de sus intelectuales.
Lo que hace falta hoy a Colombia es una política de la inteligencia, como lo están evidenciando los diálogos de la Habana.
La Nación toda, está en la obligación de tener conciencia de que sin Dios, Ley y Moral, no puede tener progreso.

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