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martes, 31 de mayo de 2022

Tomado de El Espectador (La Pulla)

¿Rodolfo Hernández ya es el presidente? Esto nos dejó la primera vuelta...

lunes, 30 de mayo de 2022

La voluntad popular demostró grado de civilización

Por: Bernardo Socha Acosta
Somos algo más de 14 millones 400 mil colombianos que tenemos claridad de, qué necesitamos en este país para lograr cambiar las viejas estructuras políticas que nos han gobernado y engañado en los últimos años.

Y conocimos también en estas elecciones, que hay más de 4 millones 780 mil ciudadanos que lamentablemente son víctimas de las patrañas y mentiras de las alianzas politiqueras que pretendían monopolizar la primera vuelta, y fracasaron;  pues habría sido una grave amenaza para el futuro de Colombia. Por fortuna no fue así y el pueblo fue superior a los intereses politiqueros, principalmente de 3 expresidentes que no pudieron impresionar la voluntad popular. Se reafirma una vez más que el pueblo es la voz de Dios y es superior a sus gobernantes.

Ahora son dos cadistas de las más altas calidades morales y humanas que se disputarán el primer cargo de esa Colombia que venía anhelando nuevas figuras alejadas del arraigo engañoso que imponían sus criterios en contra de los menos favorecidos que ya son muchos en el país.

Ahora Colombia comienza a enderezar sus columnas torcidas que auguraban un destino amargo, peor al que estuvo sometido el país en la década del 40, por causas políticas económicas y sociales, algo parecidas a las que se vienen gestando  en la actualidad por ese abandono estatal.

Desgraciadamente hay todavía ciudadanos que no miden las consecuencias futuras de sus familias e intentan seguirse dejando manipular por las viejas estructuras que no han podido erradicar uno de los peores males como es la corrupción en la que se ROBAN  los dineros que pagamos los contribuyentes. Pero lo más grave es que los últimos gobiernos para subsanar los saqueos que cometen los LADRONES  imponen reformas tributarias arbitrarias generalizadas para conseguir anualmente más de 30 BILLONES de pesos a costa del atropello del valor alimentario de la población, mientras la burocracia aumenta cada vez más con grandes prebendas.

Gustavo Petro   Rodolfo Hernández
Ahora tenemos la confianza que con los dos nuevos candidatos que por fortuna escogimos los ciudadanos que estamos cansados de los engaños, uno de ellos llegará al poder a la Casa de Nariño, para comenzar a corregir los entuertos que quedan. Claro que eso no será de la noche a la mañana, pero es el comienzo de una esperanzadora etapa porque el país queda financieramente en las peores condiciones.

Y es una esperanzadora etapa porque cualquiera de los candidatos (Petro o Rodolfo) no se van a dejar manipular de los que se han pretendido autoerigir como los poderosos manda callar de Colombia.

Habiendo cumplido los objetivos, este 29 de mayo, con el apoyo de algo más de 14 millones de electores que sufragaron por varios candidatos, diferentes al de las alianzas de las viejas maquinarias, nos queda solo prepararnos para la segunda vuelta el 19 de junio, demostrando nuevamente el grado de civilización al que hemos llegado. Ojalá que lo hagamos bien para tener la satisfacción de no haber sido cómplices de la catástrofe que se veía venir, si no hubiéramos actuado con esa ejemplar sabiduría.

bersoa@hotmail.com

sábado, 28 de mayo de 2022

Opciones mañana, si el registrador lo permite

Mario González Vargas
Llegamos a la primera vuelta de la elección presidencial en circunstancias que el país no había experimentado en décadas pasadas. No solamente nos vimos afectados por una pandemia de letales características que ningún colombiano había conocido a lo largo de su vida, sino que también se exacerbaron viejos males que terminaron agotando la paciencia y las esperanzas de los compatriotas. Corrupción, pobreza e inseguridad se convirtieron en cánceres invasivos y alimentaron sentimientos de rabia y frustración que hoy trastornan la vida de todos.

Las terapias han resultado insuficientes y alimentan más la virulencia que la disposición a concertar que permita enderezar esfuerzos y faciliten nuevos caminos y alcanzar metas esperadas y posibles. No basta hoy con constatar que la América Latina y Colombia lograron, en lo corrido del siglo XXI, la mayor reducción de pobreza y desigualdad, sin reparar en el incremento de la corrupción y de la inseguridad que desalientan todo esfuerzo y destrozan la confianza ciudadana. No fueron suficientes la duplicación de la clase media, ni la reducción de la desigualdad, porque se vieron constreñidas y desalentadas por la descomposición moral de la política, de la justicia y de la administración, y por la impunidad y frustración que naturalmente ella genera. La paz sigue siendo esquiva, atormentada por la perseverancia de viejos grupos subversivos y de crecientes carteles y organizaciones narcotraficantes con dominio territorial, que la incapacidad del Estado les dispensa. Así, la inseguridad cunde por toda la geografía nacional y se ensaña con macabro énfasis en los más desvalidos.

Nadie entonces puede extrañarse de que la aspiración al cambio sea el anhelo que convoque al ciudadano y haya afectado la credibilidad y confianza de los colombianos en la capacidad de los estamentos institucionales para alentarlo y concretarlo. Asoma el peligro de que transitemos hacia la búsqueda frenética de soluciones que socaven los pilares de la democracia. Los ejemplos de Venezuela, Perú y Chile deberían servir de advertencia de los riesgos que se confrontan y que auspician soluciones inocuas que socaven las libertades y promuevan el populismo autocrático del que difícilmente se regresa, e imponen la carga de inmensos costos sociales, políticos y económicos, cuya mitigación condena a varias generaciones. Todo parece indicar que el prometido cambio este domingo se condensa en la escogencia entre tres opciones: la del candidato de la izquierda paleolítica, que pretende hacer de la tierra arrasada el germen de una nueva sociedad; la del optimista reformador, obligado a aconductar los cómplices del desastre; y la del bravío capitán, compelido a innovar, en búsqueda de necesaria ayuda, para cuya convocatoria y éxito solo por ahora dispone de la linterna de Diógenes. El primero cuenta con las hordas necesarias para su cometido, propias o reclutadas con el ofrecimiento de perdón social; el segundo, confía en el poder didáctico que despliega, y el tercero en el halo asombroso que despierta. Cualquiera que sea el incierto desenlace, la suerte está echada para en la segunda vuelta preservar democracia y libertades. Si el registrador lo permite.

domingo, 22 de mayo de 2022

Los peligros de la ingenuidad

Mario González Vargas
A ocho días de la primera vuelta nada se ha hecho para disipar las inmensas sospechas que rondan al registrador y afectan la transparencia del certamen electoral y la legitimidad de sus resultados. Alexander Vega no ha disipado las irregularidades que se observaron en la designación de jurados, su capacitación y la sindicación de haber sufragado dos veces, ni esclarecido lo ocurrido con los 1.500.000 votos aparecidos después del pre conteo, ni aclarado el origen del ataque cibernético a las páginas de la Registraduría, denunciado por él, el 13 de marzo, ni despejado la sombra de inhabilidad que cubre al alto funcionario que laboró en la firma INDRA proveedora del software para conteo y consolidación de la votación, ni esclarecido la contratación de la auditoría internacional de los softwares que se utilizarán el 29 de mayo. Ha sido unánime el reclamo ciudadano y partidista, hasta el punto de sumar al Pacto Histórico, único beneficiario de lo acontecido el 13 de marzo.

Esa malhadada conducta provocó la presentación de tutelas y la apertura de indagación por la Fiscalía, diligencias que difícilmente arrojarán resultados antes de 29 de mayo. Las sospechas contra Vega incluyen el alquiler en vez de la compra del software, que le permite a INDRA amparar el secreto que ha rodeado su capacidad de trazabilidad, desde la mesa de votación hasta el escrutinio final, y que pueden explicar las irregularidades ya detectadas Esa opacidad se ve ahora fortalecida por dos circunstancias imprevistas, pero con repercusiones susceptibles de impactar el proceso electoral.

La presencia en el país de Rodríguez Zapatero, expresidente español, embajador oficioso de Maduro, con retribución económica conocida y con vínculos políticos y solidaridades ideológicas con Petro, genera preocupación por su ascendiente sobre dos altos funcionarios de INDRA, creadora del software que contabilizará los votos y que probablemente no será auditado con la minucia requerida, si es que el tiempo permite su examen.

Por otra parte, sus preocupaciones electorales indujeron al presidente Biden a un inesperado cambio en sus relaciones con Cuba y Venezuela, con efectos imprevistos sobre las elecciones en Colombia. El saltar intempestivamente de la férrea defensa de la democracia a un acomodamiento con regímenes totalitarios, nos recuerda que los estados se mueven de acuerdo con sus intereses, y se origina en la eventualidad de perder mayorías en el Congreso y en la amenaza de boicot de la Cumbre de las Américas propiciado por el presidente mejicano. El reversar sanciones a las dictaduras cubana y venezolana en momentos de mayor represión y más intensa violación de los DDHH, tiene alcances insospechados en el hemisferio, que no solo aportan alivio a los sátrapas de la Habana y Caracas, sino que estimularían pasar de la condena al acomodamiento que propicia el apaciguamiento. Su primera consecuencia se percibe en el mutismo actual de los Estados Unidos sobre la alerta formulada por ellos consistente en la posibilidad de ataque cibernético desde Venezuela, ejecutado por Rusia.

La suspensión urgente era la del registrador. Hoy, voceros de Petro y el Mininterior la descartan. ¿Quién peca de ingenuo?

jueves, 19 de mayo de 2022

Colombiano, escoja, entre el infierno y el sortilegio

Por: Bernardo Socha Acosta
El potencial de ciudadanos colombianos por fortuna cuenta con tres opciones presidenciales para votar y salvar a Colombia de las fuerzas malignas que tanto daño le han causado a la gran mayoría de la población. Este 29 de mayo es definitivo para que, si los electores así lo quieren, se deshagan de las viejas castas políticas que le han arrebatado la dicha a los colombianos de una sana convivencia y unos niveles dignos de hábitat.

Los intentos por reforzar la cascada de impuestos y otras insanas medidas, regresará, si es que así lo quieren los colombianos al escoger una fórmula presidencial que esté plagada de esa voracidad impositiva. Esa fórmula que está marcada por las viejas mañas, es el peor peligro para Colombia.

La opinión generalizada sostiene con énfasis que, nadie garantiza que quien se encuentra bajo la sombra tenebrosa de quien en su gobierno estableció los Tratados de Libre Comercio sin una regulación adecuada, (medida que data tres década, causó la peor de las ruinas  a Colombia) no vuelva a ordenarle al súbdito  medidas similares y peores;  y nadie está seguro, que quien intentó imponerle el yugo del régimen ULTRAFISCALISTA  a Colombia el año pasado, no le ordene a quien lo represente en el poder, apropiarse de un nuevo intento por recaudar los dineros que le faltan al estado para seguir entregándoselos a las bandas de delincuentes  de la corrupción, que tras aparentar procesos judiciales para pagar sus culpas, son enviados a sus casas (casa por cárcel) a pagar sus penas y engañar así a los ciudadanos.    

Hay que recordar que no hay sino tres opciones fuertes y reales de candidatos presidenciales que tienen independencia de las fuerzas oscuras. Un cuarto candidato (de los llamados fuertes) lastimosamente fue víctima de la manipulación, de lo que los colombianos han rechazado por su pasado y que los ciudadanos conocen muy bien de los escalofriantes escándalos... Si los electores quieren que las no gratas y recordadas historias de Colombia se repitan, pues apoyen equivocadamente ese candidato que no representa sino el peligroso pasado de la política.  

Y si los colombianos quieren verdaderos cambios, ahí tienen las tres más destacadas opciones, de las cuales, DOS son las que se pueden apropiar y preferirse frente a los electores colombianos para que disputen una segunda vuelta, si es que no hay un final feliz en la primera.

El domingo 29 de mayo escogeremos entre, el camino del tártaro (espinas, fuego infierno y suplicio) y el sendero del sortilegio (encanto)

No podemos olvidar que las peligrosas sombras del viejo pasado políticos se han convertido en el simbolo de la muerte. bersoa@hotmail.com

lunes, 16 de mayo de 2022

Pobreza y literalidad de las letras de las canciones

Sobre lo que hacemos con el lenguajes

Por: Manuela Vera (Tomado de, 'Artezblai'
Podría decirse que una de las maneras de usar el lenguaje, que nos deja la posmodernidad del siglo XXI, es el de implementar metáforas deshumanizantes a la hora de expresarnos en una conversación. Y este acontecimiento se ha venido diseminando de una manera virulenta, hasta el punto de su “naturalización”. Realmente desconozco cuántos de nosotros repararemos en este asunto con extrañamiento, incluso cuando, como en mi caso, he de reconocer que, yo también he repartido a diestra y siniestra ese tipo de metáfora.

Así que decidí tomarme un momento para meditar sobre el asunto intentado comprender por qué, últimamente, me genera desgarbo pues me parece falto de poesía y hasta cómodo. Y me pregunto si acaso esto tendrá que ver con la ya señalada pobreza y literalidad de las letras de las canciones de los nuevos ídolos musicales, cuando se comparan con las letras compuestas por los músicos de otros decenios, por ejemplo cualquier grupo representativo del rock de los años sesenta y setenta, cuyas composiciones a veces resultan “encriptadas” debido a la implementación de metáforas y alegorías, aunque no por eso sean menos bellas y conmovedoras.

Una frase como esta: “tienes que cambiar el chip para que podamos conectarnos mejor”, propone una metáfora en la que se deshumaniza a una persona, cambiamos la idea de una mente o de un cerebro para reemplazarlo por una pequeña pieza electrónica, y valoramos del mismo modo las palabras “chip” y “mentalidad” como si fueran cosas semejantes, aun cuando la diferencia es la que hay entre la vida y la muerte. Y ni qué decir de la palabra “conexión” o de la idea de “conectarnos”… Ya no sé si al usarla se alude al vínculo emocional o existencial que un ser vivo puede tener con otro, o a la idea de navegar por internet. En fin, creo que los casos abundan y si uno se pone al acecho mientras conversa con otros, seguramente encontrará este tipo de metáforas y por montones.

Y bueno, como una se ha declarado en miles de ocasiones humanista, pues no es de sorprender que esta tendencia hacia la idea de un ser humano que cada vez es menos humano y más ciborg, más máquina, genere repelús porque, después de todo, las máquinas no se conmueven, ni sienten la compasión o la empatía que suele provocar el arte. Y en un mundo sin humanos, en un mundo gobernado por robots, el teatro y el arte ¿qué pitos tocan?

Viernes 13 de mayo 2022

domingo, 15 de mayo de 2022

Sordos, mudos y ciegos ante el desastre anunciado

Mario González Vargas
A escasos días de la primera vuelta presidencial se acumulan las amenazas sobre nuestra democracia, sin que ellas despierten la necesidad de conjurarlas con acciones apropiadas a su naturaleza y peligrosidad.

Desde el 14 de marzo, no se han resuelto las irregularidades electorales. Solo se cuenta con la tutela presentada ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en la que se solicita recontar la totalidad de la votación de Congreso que, de ser aceptada, permitiría subsanar los monumentales errores de la Registraduría, que han multiplicado las sospechas de falta de transparencia y hubiesen merecido la suspensión del registrador. Además, sorpresivamente miembros del Pacto histórico reconocieron la ominosa infiltración de la campaña del candidato Gutiérrez y las siniestras conspiraciones para demoler las candidaturas rivales de Fajardo y Gutiérrez, delitos que no han ameritado apertura de las indagaciones judiciales pertinentes.

A la prevención ciudadana por la maltrecha transparencia electoral, se han sumado la perpetración de agresiones en el debate, y la irrupción de la violencia del Clan del Golfo, con su poder criminal en vastas regiones, facilitada por la incapacidad del Estado en el control del territorio, y alimentada por los que quieren valerse de ella para acceder al poder. Álvaro Leyva, instigador de todos los procesos de paz, es el encargado de promover uno más, que califica de “integral”, con todos los grupos armados, y que Petro acoge incluyendo a los corruptos y caracterizándolo como la segunda oportunidad para todos los violentos, sean carteles de la droga, disidencias de las Farc o “paracos” de toda estirpe y denominación, generosamente invitados a un “gran pacto por la convivencia”. Un proceso similar al adelantado con las Farc, que incorporaría los protocolos firmados para esa ocasión, y que abarcaría el sometimiento colectivo a la justicia a cambio del abandono del narcotráfico, bajo el manto de una nueva JEP, y complementada con la revisión de la extradición. Configura así su propuesta de “perdón social”, que busca valerse del activismo electoral de violentos, corruptos y solicitados en extradición, o candidatos a serlo, para que sirvan de pilar de una nación que renuncie al valor supremo que encarna la justicia en una sociedad de libertades y garante de los derechos fundamentales de los ciudadanos. El precio de la nueva paz implicaría la capitulación de los valores democráticos y el sometimiento de la población a la voluntad de autoridades sin control, que harían de la legalización de la droga el nuevo instrumento de dominio social.

Petro, en arranque de paroxismo ególatra, viene anunciado lo que se propone hacer. Ya no se trata solamente de privarnos de fuentes de energía, de confiscar las pensiones y expropiar propiedades, de prometer la ilusión de empleo para todos y de emitir dinero para cubrir los gastos del Estado, sino también de instalar una oclocracia totalitaria sin final. Se ha percatado que permanecemos sordos, mudos y ciegos, y sabe que el sistema de libertades puede derrumbarse por culpa de sus propios errores. Se nos agota el tiempo para rescatar el destino que nos quieren enajenar.

sábado, 7 de mayo de 2022

Construcción de un proyecto de Nación

Mario González Vargas
En medio de las dificultades que nos aquejan pensábamos que después de conocer los candidatos presidenciales el debate se concentraría en los temas fundamentales que nos atañen como nación. Los tiempos que vivimos son propios de las incertidumbres que caracterizan los cambios de épocas, que siempre entrañan nuevas realidades culturales y políticas que modifican los equilibrios orbitales y favorecen ascensos y descensos en los poderes y civilizaciones prevalecientes.

No constituyen situaciones difíciles de percibir y reservadas a la comprensión de minorías iluminadas, porque modifican las relaciones de las personas con sus entornos de vida, extienden los instrumentos del saber, transforman las relaciones sociales y obviamente impactan las aspiraciones de vida, y con ellas los escenarios de poder y las formas e instrumentos de las rivalidades resultantes. Ningún país puede sustraerse a la comprensión de esas realidades, si quiere tener futuro.

Pertenecemos los latinoamericanos al mundo de la diversidad cultural y racial, cuya conjunción pareciera ser la sustancia del universo que emerge y en el que somos los adelantados en un escenario aún constreñido por los conflictos suscitados por su incomprensión. Colombia es quizás la más rica en diversidad, seguramente favorecida por su ubicación geográfica, puente de unión de las Américas, y que alberga todas las expresiones culturales que se encuentran diseminadas en las demás naciones de nuestro continente latinoamericano.

Sin embargo, los candidatos parecen ajenos a la realidad que los circunda, pese a las primeras expresiones en la mirada a las regiones y en la escogencia mayoritaria de candidatos vicepresidenciales afrocolombianos, que señalan las exigencias de integración de la diversidad en la impronta de los destinos de Colombia. Asistimos a una refriega entre la copia del fracasado modelo estatista, revestida de seductores mensajes engañosos, y la desestimación del cansancio que han producido políticas que no lograron consolidarse como proyecto de país. La consecuencia ha sido reducir el debate a invectivas y descalificaciones, que se tiñen de intolerancia, en el que proliferan las acusaciones, pero languidecen las propuestas. Petro es maestro en esas lides, con un libreto en el que se permite pactos hasta con el Diablo al tiempo que reclama estándares de ética en sus contendores, o pillado en conductas punibles acude a cortinas de humo como la de amenaza recurrente de supuestos atentados, señalando como presuntos responsables a quienes serían los beneficiarios de su mentado perdón social. Una farsa siempre provoca otra, como la de buscar fortalecer su esquema de seguridad, para hacerlo más robusto y lisonjero para su ego, o la de anticipar fraude electoral, a sabiendas de que las irregularidades conocidas engrosaron impunemente su caudal electoral y sus bancadas en el Congreso. Las prioridades de los colombianos son bien distintas a las que hasta hoy se les ofrecen. Los candidatos deben estar a la altura de las responsabilidades a las que pretenden, procurar elevar al país en los índices de desarrollo humano que merecemos, y perseverar en la construcción de un proyecto de nación en un universo que se abre a nuevas realidades. Es el reto de nuestro presente.

sábado, 30 de abril de 2022

Enseñanzas del programa ‘el país de los jóvenes’

Por: Bernardo Socha Acosta
Los universitarios y candidatos presidenciales que participaron en 4 horas del programa ‘el país de los jóvenes’ dejaron al descubierto una grave grieta por la que Colombia se está desquebrajando paulatinamente, pero cada cuatrienio con más velocidad, y si no hay un freno a ese fenómeno o causas, las consecuencias irremediablemente serán catastróficas.

El preámbulo o campanazo de esa catástrofe la experimentamos hace un año con el llamado estallido social y nadie puede imaginarse lo que podría sobrevenir en el futuro, si no hay una solución a la vista.

Sin querer hacer el papel de las aves de mal agüero, lo que nos demostró el programa, ‘el país de los jóvenes’ de la cadena Caracol tv, nos deja al descubierto el despeñadero al que se precipita Colombia, si no hay medidas a tiempo.  

Esas medidas están en manos de los colombianos y el gobierno que sea elegido el próximo 29 de mayo. Y si no reaccionamos por nuestro bienestar y el futuro de las nuevas generaciones, tendremos otros cuatro años perdidos y el país avanzando hacia el desastre in-imaginado.

Acabamos de conocer cifras escalofriantes de cómo nuestro país se precipita hacia el naufragio, porque cada presidente lo que le interesa es salvar su gestión para tratar de llevar a sus fichas CAMUFLADAS nuevamente al poder del siguiente cuatrienio, mientras la sociedad y Colombia se debaten en una tragedia.

Quienes seguimos con atención el programa ‘El país de los jóvenes’, pudimos conocer la preocupación de ejemplares estudiantes universitarios que piensan en su futuro, y de paso conocimos datos conmovedores entregados por los candidatos presidenciales, para responder a los sentidos interrogantes de los estudiantes.

En este programa de 4 horas de análisis se dedujo que, de los cuatro candidatos que intervinieron (los más posibles elegibles) la realidad es que no hay sino 2 que tienen realmente peso idóneo de conocimientos claros de la problemática nacional. Los otros participantes (candidatos) demostraron fragilidad e inseguridad en las respuestas formuladas por los estudiantes. Hay candidatos que no tiene sino el apoyo del retrovisor para lanzar toda clase de improperios contra sus rivales. Tienen publicidad que no producen atracción, sino asco.

Esos candidatos que tienen claro, qué se podría hacer como jefes de estado, son Rodolfo Hernández y Gustavo Petro quienes tienen una real concepción de las amenazas que tiene el país y sus perspectivas, sobre las posibles alternativas para gobernar en pro de una sociedad vulnerada por los malos gobiernos. Son dos candidatos con ideologías distintas y hasta opuestas, pero con objetivos comunes que son los salvavidas que podrían comenzar a enderezar la inclinación que lleva Colombia hacia el irremediable abismo.  

La afirmación que hizo el ingeniero Rodolfo Hernández, en el sentido de que Colombia no necesita exprimir más a los contribuyentes con impuestos, sino ponerle freno al descarado robo de los dineros públicos, evidencia la realidad de ese flagelo que tiene en la pobreza a Colombia y la respuesta que reclaman los ciudadanos, pidiendo que no haya más cascadas de impuestos. Al respecto afirmó Rodolfo Hernández, que los politiqueros se roban anualmente el equivalente a SIETE REFORMAS TRIBUTARIAS y que Colombia se precipita al despeñadero, no por falta de plata, sino porque está gobernado por ladrones, que no saben administrar.

Y las afirmaciones del candidato parecen temerarias, pero investigamos para ver qué datos tienen los entes de control sobre el particular y encontramos que la Contraloría general confirma que los corruptos se apoderan cada año en Colombia, de $50 BILLONES, sería una cifra baja, pero tiene razón el candidato.

Otra coincidencia que tiene el candidato Rodolfo Hernández con Gustavo Petro, se relaciona con la necesidad urgente de abordar la transición energética, abandonando paulatinamente las fuentes fósiles (petróleo), para pasar  a la energía solar o eólica, si no queremos que la contaminación acabe por destruir los pocos recursos naturales que nos quedan.

Finalmente nos resta decir que las soluciones están en manos de los colombianos el 29 de mayo, cuando elijamos nuevo gobernante.

(bersoa@hotmail.com)

Petro y Francia y el odio en la política

Mario González Vargas
Gustavo Petro terminó colonizado por Francia Márquez, su candidata a la vicepresidencia. Sus últimas intervenciones indican su adhesión al wokismo con el que se pretende imponer un totalitarismo de Estado que, al tiempo que apunta a la deconstrucción de tradiciones e instituciones, se abroga la potestad de definir la verdad para el conglomerado social. La calificación arbitraria de grupos sociales como agresores y opresores, imprime a la política agresividad y un carácter punitivo que induce a una perniciosa lucha de identidades, amén de estigmatizar el desacuerdo con visiones racialistas y sexistas, e imponer una inquisición permanente que excluya al disidente del acceso a la institucionalidad y lo condene al silencio. Es un sistema que ignora la compasión para protegerse de eventuales y futuras derrotas. Cercena las libertades, sanciona la crítica y dogmatiza el pensamiento, sometiéndolos a la verdad oficial. Constituye la versión contemporánea del totalitarismo.

El wokismo es un reto también en otras latitudes, pero entre nosotros se ha valido del espíritu parroquial que nos ha caracterizado como sociedad y que nos mantiene en una burbuja que nos aísla e inexplicable en un mundo hiperconectado en tiempo real. Ello ha permitido un contagio selectivo en el escenario político, su avance imperceptible en los claustros universitarios y en los medios de comunicación, que han facilitado su difusión en narrativas de aparente inocencia para consumo de la opinión pública. Hoy, hace parte de los contenidos del pensamiento político correcto y es materia prima para el ascenso de proyectos totalitarios que se observan en el mundo occidental a pesar de ser el principal cultor del régimen democrático. Ello explica entre nosotros la paradoja de que el racialismo, pueda pregonarse en una sociedad caracterizada por la mayoría prevalente del mestizaje entre las distintas razas que conviven en su seno.

El wokismo constituye la expresión política de la escuela de la deconstrucción, elaborada por filósofos franceses en el siglo pasado, que encuentra naturalmente en el cultivo y expresión del odio la mejor herramienta para la consecución de sus objetivos sociales y políticos. Así lo entiende Francia Márquez y así lo practica Gustavo Petro, con la desmesura que se requiere para sepultar los valores esenciales de la civilización que pretenden suplantar. Ello explica sus invectivas, descalificaciones y estigmatizaciones, dirigidas a las instituciones que pretenden arrasar y a sus defensores, que incrementarán sin descanso cobijados por el desasosiego ciudadano y la impunidad que han sabido fraguar en Cortes nacionales e internacionales. La patria les incomoda porque les es ajena. Su meta es un mundo subyugado por sus ansias de poder, en el que se materialicen los privilegios de sus apóstoles que, pretendiendo priorizar la vida, entronizarán la muerte como instrumento de gestión social y política. Curiosa manera de alcanzar la igualdad. Es una experiencia que otros en el continente ya están sufriendo y que estamos a punto de padecer. Los colombianos nos jugamos el destino el 29 de mayo y el 19 de junio, y de nosotros depende que la noche más oscura anuncie siempre el nuevo amanecer.

miércoles, 27 de abril de 2022

El desespero de un jefe político por salvar su partido

Por: Bernardo Socha Acosta
Las luchas liberales por devolverle al pueblo colombiano los derechos imprescriptibles que habían arrebatado sus opositores por el afán de dominio y poder, quedaron este 26 de abril sepultadas con la decisión del llamado jefe del partido, de adherir a un movimiento en extinción para, seguramente sobrevivir.

Las luchas y buenas intenciones de esos patriarcas del partido, entre ellos de los más recientes, Rafael Uribe y Alfonso López Pumarejo quedaron sepultados para el liberalismo.

Pero afortunadamente que dentro de ese partido hay todavía verdaderos dirigentes con mentes abiertas y progresistas que no se dejan llevar como sumisos ejemplares al matadero, sino que se independizan y no se arrodillan, demostrando la verdadera filosofía liberal para velar por sus simpatizantes.

Hoy el llamado jefe del liberalismo quedó reducido y absorto por un movimiento que va en retroceso por sus mismas acciones equivocadas del pasado, de sus jerarcas, pero que, en una de sus “jagaditas”, puso de estandarte a un dirigente que al parecer se avergonzó de presentar su nombre de pila a consideración del pueblo y propaga sus propuestas bajo seudónimo. Eso no está muy claro y no es sino retornar a los actos de corrupción que tienen a  Colombia en la ruina.  Que tristeza a donde se quiere hacer llevar a un país y a su pueblo solo por el apetito de poder, o por el desespero equivocado de salvar un partido. Por eso y muchas cosas más el pueblo está ,asqueado de esos políticos. 

Con razón hoy tras hacer un sondeo con algunos cuidadnos que han militado en el liberalismo, no dudaron en rechazar la actitud del que pensaban –equivocados- que era un verdadero jefe del partido y no dudaron en señalar    que serán independientes a la hora de sufragar el próximo domingo 29 de mayo, seguros de tomar la mejor decisión, pero no por el que piensa el señor que acaba de traicionar el partido.

En ese ambiente, el liberalismo se sumaría a la historia (si logran el poder aliado) de los viejos fracasos que han llevado a Colombia a la concentración del poder y de la riqueza, con unos efectos simbióticos que se sumarían a las amenazas de hambre que se pronostican por las imprevisiones estatales administrativas, agregadas a la reciente pandemia. Sería mortal…  

Si esa alianza que el jefe del MORIBUNDO partido liberal tiene los resultados que esperan, Colombia infortunadamente seguirá avanzando hacia el desastre y qué será de esta sociedad.

Seguramente  los colombianos no nos hemos detenido hasta el momento a pensar, qué sería de un país con las desastrosas políticas de unos “jefes” que se disputarían el poder y la habilidad de manejar sus marionetas.  Pero bueno, la confianza que nos queda, es que los colombianos ya hemos despertado y asumiremos la responsabilidad de elegir bien el 29 de mayo. Así sea. (bersoa@hotmail.com)

sábado, 23 de abril de 2022

Conjurar un desastre anunciado

Mario González Vargas
Un mes largo después del desastre de la Registraduría en el manejo de los procesos de votación, de preconteo y de escrutinio del 13 de marzo, se pretende convertir la debacle en comedia con epilogo que borre las huellas de incompetencia del registrador Vega y tranquilice una ciudadanía atribulada por un sentimiento de aguda desconfianza en el proceso electoral en curso. Nunca antes habíamos vivido una situación tan angustiosa, que ha impedido que al día de hoy conozcamos la composición del Congreso, todavía pendiente de escrutar más de un millón y medio de votos no registrados en el preconteo, perturbada por la inocua designación y capacitación de jurados, dificultada por los diseños imperfectos de los formularios que muestran los resultados, y oscurecida por los misterios que rodean la solvencia técnica de los softwares contratados para la escogencia de los jurados y la transmisión, contabilización y consolidación de la votación. Como no, entonces, considerar desvergonzada la aparición tardía del sigiloso registrador con un paquete de medidas principalmente cosméticas, que en nada corrigen la deficiente capacitación de nuevos jurados, ni aportan idoneidad y transparencia en la recolección, transmisión y consolidación de los resultados, porque son carencias irreversibles originadas en la monumental incompetencia del funcionario

Muchas voces han advertido los inmensos riesgos que amenazan la elección presidencial que podría verse cuestionada y deslegitimada en una espiral de violencia, azuzada por la inmensa desconfianza que suscita la figura de Alexander Vega desde los prolegómenos de su designación, y confirmada por sus silencios y errático desempeño. Se monta un repudiable tinglado de farsa que se crece ante el atónito silencio de los partidos políticos y de una institucionalidad que no se convence de la inutilidad de las medidas anunciadas por Vega y aparece indiferente ante la tragedia anunciada. Mal augurio para la democracia que no necesita sumar a la suspicacia creciente que ronda al registrador y su gestión, la impotencia de quienes tienen mandato de conservarla, perfeccionarla, e impedir el naufragio que asoma.

Petro, desde el primer debate entre candidatos presidenciales, convocado por Semana y El Tiempo, advirtió que no respetaría un fallo ciudadano que no le fuera favorable, considerándolo un desenlace fraudulento que sería resistido desde las calles en toda Colombia. Delineó una estrategia de deslegitimación del sistema electoral, ya perfilada desde el día de su derrota en junio de 2018, y que hoy incluye hasta la instrucción a sus testigos electorales de ordenar en las mesas de votación llenar todo con asteriscos, como lo confesó el propio Vega en reciente entrevista con RCN. Existen los serios motivos de reincidencia de las faltas disciplinarias del registrador que contempla el estatuto disciplinario para autorizar medida cautelar de suspensión por la Procuraduría, única herramienta preventiva disponible hoy por el ordenamiento jurídico para la recuperación de la confianza ciudadana en el resultado electoral. La procuradora tiene el conocimiento y el carácter para tomar esa decisión y garantizar credibilidad en la elección presidencial. La institucionalidad y los partidos deben secundarla. Es lo mínimo que se espera de todos ellos.

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