miércoles, 24 de agosto de 2011
ÉPOCA ELECTORAL
Por: Pedro Gerardo Tabares C
Una situación especial se presenta en la época preelectoral. Los
políticos en general recurren al ataque a sus contrincantes, pero solamente
hacen señalamientos que las autoridades penales no tienen en cuenta para abrir
las investigaciones y llamarlos para que ratifiquen sus asertos, pues todas las personas pueden poner en
conocimiento de las autoridades la consumación de delitos. Se dice teóricamente
por quien necesita obrar de ésta manera
cuando se atropella un derecho, sufre un llamado viacrucis porque las
autoridades no lo atienden y si se trata de la pérdida de un celular o de la
cartera con valores mínimos la respuesta en todas partes es que no hay razón
para recibir la información y si se trata de un mayor de 60 años está exonerado
de pena, lo cual deja en la impunidad estas situaciones que no por lo nimias
dejan de poner en entredicho la seguridades ciudadanas por desconocimiento de
normas.
Pasadas las elecciones se olvidan los cargos que se hacen con
excepciones muy contadas, pues no es extraño que algún funcionario con
incompetencia, con espíritu inquisidor inicie investigaciones prescritas y las
adelante con acuciosidad hasta el momento en que establece que no había lugar a
tal investigación porque un anónimo que le dio origen, no tenía consistencia en
la realidad y todos los esfuerzos quedaron sin efecto porque de todas maneras
se administre justicia.
Estas situaciones hacen reflexionar sobre tópicos muy importantes, cómo
al cambiar el procedimiento penal hay amplitud en las llamadas casas por las
cárceles y estas quedaron para tener en su seno a los autores de graves
delitos, lo cual puede catalogarse de loable, en donde no tengamos las
costumbres que acompañan los pensamientos del raponero, el vendedor de estupefacientes en mínima cantidad, y
otros que finalicen yendo a la cárcel en forma múltiple, con el agravante que
quien haya arrendado un inmueble y quien lo usufructúa permitirá esas
actividades, con el llamado a la expropiación del inmueble del titular de los
derechos, que debe acudir a la defensa cuando lo notifican por tal hecho y el
regreso del bien después de varios años, le dejan sinsabor, porque el cúmulo de
trabajo impide la agilización en estos casos.
Como son situaciones que se van dando en el tiempo, se va creando en el
tejido social una forma diferente a lo consagrado en las leyes y es probable
que si no se alienta la educación para mantener ciertos valores morales mínimos,
estos comportamientos que parecen inocuos se tornan en el común comportamiento
de ciertas personas que transforman en una moral media que finalmente atenta
contra las instituciones de una manera imperceptible.
Acaso
quienes se lanzan a representar al pueblo no son personas en general de
reconocidas cualidades como para que le pongan la seriedad necesaria a todo
aquello que dicen, para que no se cambie la credibilidad popular. Creemos que
tienen esos atributos y por eso no se debe usar el descrédito al otro para que
crean en la persona que hace la afirmación, pues se deben cumplir primero los
deberes ciudadanos y luego entrar a pormenorizar todo aquello que se conoce
como defecto social y que se debe proteger sin tratar de sacar ventaja de esa
protección.
Publicado por
Bernardo Socha Acosta
en
6:20 a.m.
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Etiquetas: contrincantes, electoral, Época, políticos
lunes, 22 de agosto de 2011
LA CRISIS ENTRE VIVOS Y BOBOS
Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)
Los profesionales de la psicología saben que
cuando se normalizan conductas anormales, al final, éstas se vuelven
patológicas. Cuando se incrementa el maltrato del compañero que insulta o
menosprecia a su compañera, al final, la violencia de género se instala. Cuando
se deja que el adolescente grite a su madre, no estudie, ni trabaje, consiga
dinero para salir toda la noche, vuelva bebido, etc., al final se convierte en –desadaptado-
psicópata. Cuando los organismos de orden público y seguridad: Policía y
militares –algunos confabulan con la delincuencia- se pierde la confianza y se
está a merced del delito y el crimen. ¿Qué puede hacer el ciudadano que es
respetuoso, cumplidor del deber y la ley y pide protección de la
delincuencia?
Lo que está sucediendo con la actual crisis de la
familia, los organismos del estado y la economía, en nuestra sociedad globalizada y con troneras de la
apertura que llevamos muchos años dando por buenas situaciones totalmente
inmorales, ilógicas e intolerables desde cualquier pensamiento normal y,
finalmente, con la crisis, sin soluciones. Durante estos tiempos estamos
asistiendo pasivamente, a los pequeños estallidos de minorías, y un sinfín de
despropósitos totalmente inviables, que se han normalizado y que al final se
han vuelto patológicos también. Y, como dice el refrán, “quien siembra vientos,
recoge tempestades” o “cría cuervos y te sacaran los ojos”
Dentro de todas las inmoralidades hay una que es
la peor: la premeditación y alevosía. No se puede creer que personas
importantes, ejecutivos y directivos de grandes empresas financieras, bancos y
agencias, dirigentes políticos, grandes empresarios, economistas, letrados e
intelectuales, policías, cuerpos investigativos y varios, supieran lo que la gente normal y corriente
sabe; muchos desde el más pobre hasta el
más rico, sabe que tener dinero más de lo que se tiene es meterse en el lumpen
de la sociedad de los vivos, -y los bobos pagando los platos rotos- un espacio
para el delincuente.
Es evidente
que lo que pasa tiene que pasar. Es impajaritable. La situación es
insostenible. Pero casi nadie dice nada. ¿Por qué? porque los que tienen la
responsabilidad de decirlo y tienen estudios o proyecciones callan a medias.
Saben que pasaría, pero también saben que a “ellos” no les afectará: todos los
que se enriquecieron a partir de la indecencia y la inmoralidad, tienen sus
ganancias a buen recaudo, sus sueldos asegurados y sus contratos blindados.
Saben también, y esto es lo más terrible, que quien los afecta o pagan la
crisis, casi siempre son los pobres y desgraciados que van a ser mucho más
pobres y mucho más desgraciados. ¿Esto importa? Una vez aceptada la inmoralidad
de los últimos años, en la que los sueldos de ejecutivos, banqueros,
empresarios, políticos y militares, son indecentemente superiores a los de los
trabajadores y trabajadoras, ¿qué importaba la indecencia? ¿Y el resto de los
mortales? ¿Por qué se consigue tapar la boca a la justicia e investigadores,
todos los que no se beneficiaron de esta gran estafa y ahora van a pagar los
platos rotos con los escándalos? ¿Cómo pueden silenciar las voces críticas?
¿Cuál es la anestesia que utilizan para poder seguir con esta farsa? ¿Por qué
se acepta un crecimiento económico subterráneo impresionante –tráfico de
drogas, contrabando, estafas, robo al Estado- al mismo tiempo que un
estancamiento de los salarios y la calidad de vida de los trabajadores? ¿Cómo
se piensa vivir si la canasta familiar todos los meses sube y con bajos
salarios y un consumo desenfrenado?
Como nadie
coloca el grito en el cielo porque no existen sindicatos comprometidos, todo
con el paso del tiempo va en aumento desorbitado, esto sin mencionar servicios
públicos y vivienda. ¿Cómo se asiste impertérrito ante la destrucción de los
ecosistemas que nos dan una vida digna? ¿Cómo dejamos que se de trabajo a los desplazados,
pero se les niega su derecho a su territoriedad? ¿Cómo se puede criticar la
falta de trabajo, la privatización de la educación, cuando los empresarios
brindan trabajos precarios a los universitarios y trabajos rasos a los jóvenes
sin preparación? ¿Cómo permitir que la política, de derechas, de centro y de
izquierdas, se convierta en un gran negocio, en donde lo único que les importa
es el beneficio personal? ¿Nadie dice
nada ante la abdicación de sus obligaciones y principios más sagrados en la
Constitución - violentada, remendada- y los sindicatos y partidos democráticos
callan? ¿Asistimos al aumento imparable de violencia infantil y juvenil sin
reclamar atención y reinserción? ¿Cómo pensamos que podríamos vivir con unos
horarios laborales imposibles de conciliar con una vida afectiva y el cuidado
de los hijos e hijas? ¿Cómo estamos aceptando unas reformas educativas cuyo
único fin es la escuela domesticadora y domesticada? ¿Quién cambiará el
país, si en ningún lugar enseñamos a
hacerlo?
El problema
de nuestra crisis, está en que unos pocos son los que están causando el daño y
la mayoría nos quedamos callados. Señor Presidente esperamos su voz de aliento.
*Poeta y
Escritor
Publicado por
Bernardo Socha Acosta
en
7:25 p.m.
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miércoles, 17 de agosto de 2011
Alfonso Cano, hágale a la paz
Por Horacio Serpa Uribe
El país debe estudiar
la propuesta de Alfonso Cano, el comandante de las Farc, cuando manifiesta la
disposición de ese grupo de iniciar acercamientos en búsqueda de la esquiva paz
en Colombia.
A través de un video enviado al Encuentro
por la paz de Barrancabermeja, realizado el pasado fin de semana, el dirigente
guerrillero planteó que el “diálogo es la ruta” y que sigue creyendo que la
solución política es la alternativa más expedita para cesar el enfrentamiento
armado con el Estado colombiano.
Cano dijo que espera encontrar las
condiciones necesarias para sentarse a negociar con la institucionalidad
colombiana y abandonar, de manera definitiva, el camino de la violencia.
Pareciera que las Farc están entendiendo
que su lucha armada no tiene futuro, no solo porque el Estado está en capacidad
de cerrarles todos los espacios y golpearlos con fuerza hasta obligarlos a
dialogar, sino también porque las condiciones del país y del mundo han cambiado
dramáticamente. Nadie hoy cree, sinceramente, en el triunfo de la lucha armada,
en la vigencia de sus ideas, ni en la justicia de sus luchas. La guerra de
guerrillas es un esquema valetudinario al que nadie le rinde tributo.
Los últimos años dejaron la huella de la guerra
en Colombia. Ahora se ha vuelto a hablar de paz. La puerta de la reconciliación
no está cerrada, como anunció en su posesión el mandatario, sino que además se
está abriendo y un nuevo aire de entendimiento ha ido entrando a la nación,
trayendo la esperanza de la pronta liberación de los secuestrados, la
eliminación del reclutamiento de menores, el compromiso de la guerrilla de no
seguir sembrando minas antipersonales ni usar el plagio de personas como arma
de guerra.
Alfonso Cano tiene que pasar de los
anuncios a la concreción de sus promesas. Si deja pasar el impulso que está
tomando la nación para apoyar la decisión del Presidente Santos, podríamos
perder este momento histórico. Cano debe pensar en escuchar al Presidente
cuando pide la libertad de los secuestrados. Los halcones acechan.
En 1992, en Tlaxcala, se perdió una
oportunidad. Pasaron seis años para volverse a sentar a hablar de paz, en el
gobierno Pastrana, y las Farc cometieron el peor error de su historia: burlarse
del país, aprovechar el Caguán para envalentonarse y fortalecerse militarmente.
De esa frustración colectiva nació la victoria electoral de Uribe, quien durante
ocho años, con evidentes éxitos, hizo lo posible para derrotarlos militarmente.
Han pasado 19 años desde Tlaxcala. Cada día se pierden
más vidas, se apagan más esperanzas. Los paramilitares se multiplican. No sé
cuántas muertes han ocurrido. Ojala el jefe guerrillero avance en su decisión
de negociar la paz. De parar cincuenta años de inútil sacrificio de vidas. Los
demócratas haremos cuánto esté a nuestro alcance para que en una mesa
escribamos la más bella página de nuestra historia. Y al final nos abracemos
como compatriotas.
-- Cortesía: Mónika María Leal Abril
Directora de Comunicaciones
GOBERNACIÓN DE SANTANDER
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Bernardo Socha Acosta
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6:36 a.m.
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martes, 16 de agosto de 2011
La compleja situación de acceder a los bienes del Estado
Por: Pedro Gerardo Tabares C
Son
ideas elementales las que permiten auscultar en la sociedad las
situaciones que permiten la utilización de los bienes públicos bajo el
determinante de corrupción.
El tejido social comprende a todas las
personas que viven en Colombia. El
trabajador raso no tiene posibilidades de llegar a licitar obras de
importancia, porque la facultad de sus presupuestos escasamente le permiten
sobrevivir con la esperanza que a nivel
de Estado se hace de la creación de empleo y con base en esto no puede acceder
a licitar pues solo presentar las pólizas de garantía se lo impiden. Por
eso la necesidad de que existan empresas
que puedan realizar las obras públicas con solvencia que puedan reunir
requisitos para acceder a la contratación pública, que de otra parte exige
conocimientos que van más allá del simple empleo por parte de quienes elaboran
los pliegos para evitar inconsistencias que devienen en sanciones, como lo
señalábamos en una época anterior y cuyas consecuencias se observan. En este
campo surge la creación de empresas con objeto, exclusivo para determinada
licitación, que no obstante, exigir
existencia de empresas con trayectoria en trabajos de la naturaleza de
los que se licitan, la antigüedad no se explica como aparece.
Esas grandes empresas por tener la
confianza con base en el capital que manejan, mas no del que constan en su
constitución, pueden efectuar el giro de negocios a nivel internacional y por
ello se pueden consignar en el exterior los valores que reciben de anticipos,
que después del tiempo se pretende evitar sin que se tengan mecanismos para
recuperar.
Haciendo la reminiscencia histórica con base
en documentos hoy en desuso, en el pasado, ---cuando la maquinaria no era de
exigencia- le entregaba el Estado a personas capaces y que por ejemplo, en
obras públicas asumían las labores con unos obreros a quienes les entregaban
dineros con períodos de semanas, porque había un director de obras públicas calificado y
reconocido en el entorno como buen maestro y trabajador con obreros que lo
acompañaban, y pago de jornales. Así se construyeron obras que hoy se
determinan como monumentos nacionales. El desarrollo trajo otras costumbres y
por ello, es necesario actualizar la legislación, para que dentro de la
transparencia, se evite la falsedad de documentos y el monopolio de los bienes
estatales. La situación es difícil, pero se pagan muchos dineros por estudios
que hacen eruditos, fuera de la realidad nacional.
lunes, 15 de agosto de 2011
¿SE REFORMARÁ LA JUSTICIA?
Por Luis Eduardo Jaimes Bautista (J.B.)*
La nueva reforma
a la Justicia que el Presidente Santos y su Ministro Vargas Lleras tienen
preparado para los correspondientes debates en el Congreso, tiene muchos pros
como sus contras. Desde mi humilde punto de vista sociológico, donde me devané
los sesos estudiando los diferentes métodos científicos. Las nuevas normas
vienen trabajándose a nivel latinoamericano. Leyendo un estudio de la
Universidad de los Andes, del doctor Andrés Ucrós (2004) titulado: “La Reforma
a la Justicia en Colombia: Un Movimiento Amplio de globalizaciones Hegemónicas,
plantea los intereses reformistas de la justicia global”. Los recientes intentos desde el 2008 de la Reforma
a la Justicia en Colombia, que empezará hacer trámite por los órganos
legislativos, pueden enmarcarse dentro de este fenómeno.
Será un trabajo
que realizarán, dejando ver lo común y silvestre que el pueblo conoce de la
justicia por los medios de comunicación. Porque lo demás está en la palabra
clave: “Globalización, reforma Judicial, desarrollo económico, mercado,
derechos fundamentales”.
Todo esto me
hace recordar los titulares de prensa: “choque de trenes”. Donde la Corte
Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, EL Consejo de Estado, El Consejo
Superior de la Judicatura, la Fiscalía General de la Nación, los Tribunales y
los jueces, administración de justicia y la Justicia Penal militar como reza en
la Constitución en el Art. 116 se convierte en una torre de babel, en caso de dirimirla
se les confunde la lengua. Pero la
justicia basada en el derecho, la gran mayoría de los colombianos se extraña de
que las Altas Cortes de Justicia desconozcan mutuamente los fallos que cada una
de ellas dicta. Es el espectáculo más grave por los nocivos efectos que han
generado, perdiendo la confianza en los ciudadanos por no tener en sus jueces
credibilidad, pero, paradójicamente, es un fenómeno perfectamente comprensible
a los intereses económicos que se mueven en este país.
Colombia
funciona simultáneamente con tres sistemas jurídicos, cada uno de los cuales
tiene tras de sí unos supuestos teóricos serios, que conducen a considerar a
los que son partidarios de cada uno de ellos, que están actuando correctamente,
y que los demás están gravemente equivocados, o están actuando “con sesgo
ideológico”. El tema es largo y académico, para explicar en qué consiste cada
uno de estos sistemas relacionados sería meternos en la hermenéutica. Pero
dónde está el meollo de esta situación y no quieren el consenso, porque prefieren
tener un statu quo que los hace poderosos con influencias. No sólo por las
funciones electorales que les dio la Constitución del 91, sino por el sistema
de administración en cabeza del Consejo Superior de la Judicatura,
burocratizado, clientelista y de presupuestos elevados. Con la reforma
propuesta, las Cortes perderían su capacidad de cruzarse favores con los otros
órganos de control. Y los magistrados la posibilidad de saltar a la política
con las sentencias en la mano, como en su momento intentaron algunos y que su
nombres son muy populares. Tendrían también que abandonar la práctica maluca de
salir a litigar frente a quienes antes eran sus colegas. El régimen de
inhabilidades propuesto es muchísimo más severo que el muy laxo que hoy existe.
La reforma de la
justicia tiene 26 artículos modificatorios de la Constitución del 91, por lo
cual debe surtir ocho debates en el Congreso y apunta a que el Contralor
General lo elija el Congreso en pleno, entre quienes se inscriban como aspirantes.
También para la elección de Contralor se eliminan las funciones nominadoras de
las Altas Cortes.
Igualmente pretende
eliminar el Consejo Superior de la Judicatura, en cuyo caso se crearía el
consejo nacional judicial, con la participación de los presidentes de las Altas
Cortes (Corte Constitucional, Corte Suprema de Justicia y Consejo de Estado),
delegados no magistrados de las Altas Cortes expertos en administración o
finanzas públicas, y el delegado de jueces y magistrados. Allí estarán con voz,
pero sin voto, el Ministro de Justicia, la Fiscal General de la Nación y el
Gerente de la Rama Judicial. El proyecto busca que se vuelva al sistema de
cooptación, para que sean las propias cortes las que elijan a sus integrantes.
También se aumenta de 65 a 70 años la edad de retiro forzoso de los magistrados
de las altas cortes y se requieren de 10 a 20 años, para ser magistrado de
estos tribunales.
A las Cortes no
les gusta la propuesta. Ni podrá gustarles. El presidente de la Corte Suprema
dijo que el proyecto "pone en peligro la institucionalidad". El del
Consejo de Estado fue más lejos y sostuvo que la reforma "afecta
seriamente la existencia del régimen democrático en Colombia". Será porque
allí también existe el nido de la corruptela.
*Poeta y Escritor
Publicado por
Bernardo Socha Acosta
en
12:34 p.m.
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Etiquetas: Colombia, concejo, justicia, Presidente, Reforma
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